Editorial / El enemigo de los trabajadores

La deuda social de Milei crece pero su aceptación electoral gana terreno. Mientras tanto, Chubut firmará un acuerdo de contención laboral para la golpeada industria petrolera. La duda es si los parches alcanzarán a tapar los evidentes agujeros de la crisis.

Milei, el destructor del empleo. (Imagen generada por IA)
24 MAY 2025 - 11:47 | Actualizado 24 MAY 2025 - 21:30

Podrá ganar más elecciones, fagocitarse al PRO y seguir actuando como un energúmeno cada vez que abre la boca o escribe en X, mientras el poder económico, la clase media antiperonista y muchos desposeídos lo aplauden como focas. Pero lo que Javier Milei no podrá nunca es evitar que la masacre laboral que está cometiendo pase inadvertida. Dato mata relato, como les gustaba decir en otras épocas a muchos de los que después terminaron ayudando a Milei a subir a al trono.

Si hay algo que tiene el “plan económico” de Milei y Federico Sturzenegger -porque “Toto” Caputo es un actor central pero más un agente ejecutante de medidas en beneficio del sector financiero más concentrado y, probablemente, ya no esté en el Ministerio de Economía en 2026- es la brutal deuda social que está generando: más desempleo, precarización laboral creciente y contracción permanente del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones. La combinación “perfecta” para esta nueva era de liberales libertarios que advierten que pueden seguir ajustando mientras dure la anestesia social.


Red de contención

Los efectos de las políticas de Milei no tienen fronteras internas, ni mucho menos. En el caso de Chubut, además de detonar rápidamente en el sector de los trabajadores de la construcción, que fueron los primeros perjudicados por el fin de la obra pública, el segundo gran impacto ocurrió en el sector de la industria petrolera, que también se extendió a los trabajadores camioneros y de la construcción que, en menor medida, comen del mismo plato.

La caída del precio del petróleo, combinada con la pérdida de competitividad de la Cuenca del Golfo San Jorge en relación a Vaca Muerta, más la huida de YPF de la región que le dio sentido a su larga historia, causaron un cimbronazo que se potenció en 2024 y siguió en el primer trimestre de 2025 con una fuerte reducción de la fuerza laboral.

El desmoronamiento fue disimulado por los acuerdos de salida firmados en escribanías de Comodoro Rivadavia y sin registros en la Secretaría de Trabajo de Chubut, con la anuencia del líder del Sindicato del Petróleo y Gas Privado, el multifacético Jorge “Loma” Ávila, de habitual verba combativa pero siempre bien predispuesto a sonreír en las fotos con la patronal.

Este domingo por la tarde, tras el acto oficial por el 25 de Mayo que se desarrollará en Comodoro Rivadavia y después de degustar un rico locro, el gobernador Nacho Torres, Ávila, representantes de todas las operadores petroleras y los intendentes de la Cuenca (Comodoro Rivadavia, Sarmiento y Rada Tilly) firmarán en la sede de Petrominera un "acuerdo de competitividad”, una manera elegante de denominar al compromiso de paz social que pretenden sellar al menos hasta fin de año.

Torres intenta poner una red de contención a la Cuenca en un año electoral en donde hay que evitar conflictos laborales que llenen de humo la senda electoral que hay que recorrer hasta el 26 de octubre. Las cuentas económicas y las electorales dan muy justo y nada puede quedar librado al azar.

Los detalles del acuerdo se ajustaron el miércoles pasado en una previa realizada en la Casa del Chubut en Buenos Aires y, aunque no hubo detalles de los puntos del consenso, se descuenta que los gremios ya aceptaron adecuaciones a la baja de las condiciones laborales para sostener el nivel de empleo y hacer más “competitiva” a la zona.

Torres, Ávila y las operadoras, el miércoles en Buenos Aires.

El menú pretende incluir más alivio fiscal y una baja de retenciones para las operadoras, que es algo que Torres viene negociando con el Gobierno nacional. El propio gobernador, sin medias tintas, describió lo que se firmará este domingo: “Tendrá una importancia determinante para poder reactivar la Cuenca, para poder cortar la espiral definitivamente de destrucción de empleo y apostar al potencial no convencional, aprendiendo de los errores del pasado”, dijo.

“Con un barril casi negativo y con un dólar muy planchado, es doblemente meritorio que haya una empresa que quiera invertir en un contexto adverso a nivel internacional. Habla de que ven que a mediano y largo plazo van a tener la seguridad jurídica y fiscal que necesitan para hacer inversiones a quince, veinte o treinta años”, completó Torres.

La seguridad jurídica de los inversores siempre le termina ganando a la estabilidad laboral de los trabajadores. Y más en tiempos de Milei.

“El piso de los despidos”

“Se terminó la etapa de los despidos, creo que ya tocamos el piso. Ahora vamos a pelear cada puesto de trabajo y vamos a discutir con las operadoras cómo reactivar la actividad”, manifestó Ávila. La palabra “ahora” suena a sincericidio inevitable e inocultable. Y “discutir”, fulbito para la tribuna.

Y la completó con frases igual de impactantes: “Tuvimos que tomar decisiones difíciles, hubo que reconvertir y negociar condiciones duras para salvar a los compañeros que se iban”, agregó Ávila, justificando los acuerdos de salida. “Ahora hay que pelear por algo nuevo y entender que los sueldos van a ser más estáticos, tenemos que negociar para sacar la Cuenca adelante”, pidió el sindicalista y diputado nacional que suele votarle casi todo a Milei.

Ávila admitió que habrá cambios en las jornadas laborales y esto generará ruido: “A muchos no les va a gustar y se van a enojar, pero también saben que si tienen más compañeros van a trabajar menos horas y van a pasar más tiempo con sus familias”. Fuerte.

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Milei, el destructor del empleo. (Imagen generada por IA)
24 MAY 2025 - 11:47

Podrá ganar más elecciones, fagocitarse al PRO y seguir actuando como un energúmeno cada vez que abre la boca o escribe en X, mientras el poder económico, la clase media antiperonista y muchos desposeídos lo aplauden como focas. Pero lo que Javier Milei no podrá nunca es evitar que la masacre laboral que está cometiendo pase inadvertida. Dato mata relato, como les gustaba decir en otras épocas a muchos de los que después terminaron ayudando a Milei a subir a al trono.

Si hay algo que tiene el “plan económico” de Milei y Federico Sturzenegger -porque “Toto” Caputo es un actor central pero más un agente ejecutante de medidas en beneficio del sector financiero más concentrado y, probablemente, ya no esté en el Ministerio de Economía en 2026- es la brutal deuda social que está generando: más desempleo, precarización laboral creciente y contracción permanente del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones. La combinación “perfecta” para esta nueva era de liberales libertarios que advierten que pueden seguir ajustando mientras dure la anestesia social.


Red de contención

Los efectos de las políticas de Milei no tienen fronteras internas, ni mucho menos. En el caso de Chubut, además de detonar rápidamente en el sector de los trabajadores de la construcción, que fueron los primeros perjudicados por el fin de la obra pública, el segundo gran impacto ocurrió en el sector de la industria petrolera, que también se extendió a los trabajadores camioneros y de la construcción que, en menor medida, comen del mismo plato.

La caída del precio del petróleo, combinada con la pérdida de competitividad de la Cuenca del Golfo San Jorge en relación a Vaca Muerta, más la huida de YPF de la región que le dio sentido a su larga historia, causaron un cimbronazo que se potenció en 2024 y siguió en el primer trimestre de 2025 con una fuerte reducción de la fuerza laboral.

El desmoronamiento fue disimulado por los acuerdos de salida firmados en escribanías de Comodoro Rivadavia y sin registros en la Secretaría de Trabajo de Chubut, con la anuencia del líder del Sindicato del Petróleo y Gas Privado, el multifacético Jorge “Loma” Ávila, de habitual verba combativa pero siempre bien predispuesto a sonreír en las fotos con la patronal.

Este domingo por la tarde, tras el acto oficial por el 25 de Mayo que se desarrollará en Comodoro Rivadavia y después de degustar un rico locro, el gobernador Nacho Torres, Ávila, representantes de todas las operadores petroleras y los intendentes de la Cuenca (Comodoro Rivadavia, Sarmiento y Rada Tilly) firmarán en la sede de Petrominera un "acuerdo de competitividad”, una manera elegante de denominar al compromiso de paz social que pretenden sellar al menos hasta fin de año.

Torres intenta poner una red de contención a la Cuenca en un año electoral en donde hay que evitar conflictos laborales que llenen de humo la senda electoral que hay que recorrer hasta el 26 de octubre. Las cuentas económicas y las electorales dan muy justo y nada puede quedar librado al azar.

Los detalles del acuerdo se ajustaron el miércoles pasado en una previa realizada en la Casa del Chubut en Buenos Aires y, aunque no hubo detalles de los puntos del consenso, se descuenta que los gremios ya aceptaron adecuaciones a la baja de las condiciones laborales para sostener el nivel de empleo y hacer más “competitiva” a la zona.

Torres, Ávila y las operadoras, el miércoles en Buenos Aires.

El menú pretende incluir más alivio fiscal y una baja de retenciones para las operadoras, que es algo que Torres viene negociando con el Gobierno nacional. El propio gobernador, sin medias tintas, describió lo que se firmará este domingo: “Tendrá una importancia determinante para poder reactivar la Cuenca, para poder cortar la espiral definitivamente de destrucción de empleo y apostar al potencial no convencional, aprendiendo de los errores del pasado”, dijo.

“Con un barril casi negativo y con un dólar muy planchado, es doblemente meritorio que haya una empresa que quiera invertir en un contexto adverso a nivel internacional. Habla de que ven que a mediano y largo plazo van a tener la seguridad jurídica y fiscal que necesitan para hacer inversiones a quince, veinte o treinta años”, completó Torres.

La seguridad jurídica de los inversores siempre le termina ganando a la estabilidad laboral de los trabajadores. Y más en tiempos de Milei.

“El piso de los despidos”

“Se terminó la etapa de los despidos, creo que ya tocamos el piso. Ahora vamos a pelear cada puesto de trabajo y vamos a discutir con las operadoras cómo reactivar la actividad”, manifestó Ávila. La palabra “ahora” suena a sincericidio inevitable e inocultable. Y “discutir”, fulbito para la tribuna.

Y la completó con frases igual de impactantes: “Tuvimos que tomar decisiones difíciles, hubo que reconvertir y negociar condiciones duras para salvar a los compañeros que se iban”, agregó Ávila, justificando los acuerdos de salida. “Ahora hay que pelear por algo nuevo y entender que los sueldos van a ser más estáticos, tenemos que negociar para sacar la Cuenca adelante”, pidió el sindicalista y diputado nacional que suele votarle casi todo a Milei.

Ávila admitió que habrá cambios en las jornadas laborales y esto generará ruido: “A muchos no les va a gustar y se van a enojar, pero también saben que si tienen más compañeros van a trabajar menos horas y van a pasar más tiempo con sus familias”. Fuerte.


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