Editorial / ¡Viva la devaluación, carajo!

El "plan" de Milei y Caputo no existe y no tuvieron más remedio que pedir ayuda al FMI. Ahora se abre un mar de incertidumbre. Los dieciséis meses de gestión libertaria podrían no ser la peor parte de la película.

¿De qué se ríen? Georgieva y Milei, artífices de otro acuerdo espurio.
12 ABR 2025 - 14:49 | Actualizado 12 ABR 2025 - 21:30

Se acabó la farsa. La inflación no está contenida; el tipo de cambio era una fantasía y no les quedó otra que devaluar, como pedían los mismos sectores económicos que lo apoyan y le exigía el FMI; ni “todo marcha acorde al plan” (“TMAP”), como fanfarronea la frase de cabecera del presidente Javier Milei que el público libertario viene repitiendo y consumiendo como si fueran pochoclos en la butaca del cine.

Es más, no hay plan. Nunca lo hubo. Sólo un recorte bestial del gasto que ni siquiera les alcanzó para evitar terminar en el Fondo, mansitos, prometiendo más reformas. El resto fue una monumental motosierra contra los trabajadores, los jubilados y la industria nacional.

La prueba más cabal de que todo era una gran estafa fue el vergonzoso discurso del ministro de Economía, Luis Caputo, quien el viernes cuando los mercados cerraban anunció una salida acelerada del cepo cambiario, la “flotación del dólar entre bandas” y una sarta de mentiras con tono rebuscado que no hizo más que confirmar que está prendido fuego y se quedó sin agua para apagar las llamas.

Por qué pensar que esta vez un acuerdo con el FMI va a funcionar es una pregunta que empieza a contestarse desde los datos. Desde la creación del Fondo, en 1944, Argentina ha firmado 23 acuerdos con el organismo, más otros siete “acuerdos contingentes”. El primero lo firmó en 1956 la “Revolución Libertadora” que había derrocado un año antes a Juan Domingo Perón, que -por supuesto- nunca le pidió un peso a ese organismo durante sus dos primeros mandatos.

No hace falta recordar que ninguno de todos esos acuerdos funcionó a lo largo de los años. Salvo la única vez que se hizo un camino inverso, en 2004, cuando Néstor Kirchner se negó a refinanciar el acuerdo que había firmado un año antes Eduardo Duhalde y, dos años después, con la economía local recuperada y expandiéndose, literalmente echó al FMI de la Argentina: fue el 3 de enero de 2006, cuando canceló 9.810 millones de dólares en efectivo.

No volvimos a saber del Fondo ni de sus directores ni funcionarios apretadores sino hasta doce años después, en 2018, cuando gobernaba Mauricio Macri.

No hay otro país en el mundo que haya tenido tantos acuerdos y haya incumplido todos. Ni que tenga tanta deuda con el Fondo.
Aunque la casta periodística de turno se encargue a cada minuto de disfrazar la realizad que muchos incautos repiten como loros, no hay dudas: Milei fue al Fondo porque se le empezaron a chamuscar los pies y sus mensajes mesiánicos y violentos, y sus predicciones económicas ya no se pueden sostener.

Para que quede claro, un país va al Fondo cuando está en la lona, quebrado y ya nadie le quiere prestar ni un dólar.

A partir de mañana

El primer desembolso de 12.000 millones de dólares (de un total de 20.000 millones de dólares) entrará a las arcas del Banco Central el próximo martes. Pero desde este mismo lunes, Milei y Caputo prometieron liberar el cepo cambiario. Es decir, liberar el precio del dólar a una banda de flotación de entre $ 1.000 y $ 1.400. Es obvio que el lunes los mercados van a abrir más cerca del techo que del piso propuesto por el Gobierno y la esperanza la depositan en que el mercado los ayude y los dólares que ingresarán al Banco Central alcancen para contener la demanda minorista de divisas.

De cualquier modo, la devaluación de entre 20% y 40% ya está en marcha desde el viernes y eso siempre es una mala noticia, sobre todo para los menos recursos.

La tasa de inflación de 3,7% en marzo conocida el mismo viernes, muy por encima de la de los últimos meses, enciende las luces amarillas porque es obvio que van a seguir aumentando los precios y esto redundará en una nueva caída del poder adquisitivo, de los salarios y de las jubilaciones. Y si estas tres variables no crecen, seguirá cayendo la actividad económica, que no traerá otra cosa que más recesión.

¿Podrán Milei y Caputo frenar la corrida cambiaria con estos primeros 12.000 millones de dólares? Es la pregunta del millón. Toda la movida se presume muy arriesgada, sobre todo en un año electoral en el que el Gobierno tiene que refrendar en las urnas ese presunto apoyo de la mayoría.
Hacer coincidir sus discursos plenos de confianza con la realidad que devuelvan los mercados será vital para el Presidente porque, se sabe, la confianza lo es todo en términos económicos. El problema es cuando esa confianza se evapora porque los problemas ya no son sólo económicos sino políticos y sociales.

Fernando de la Rúa yéndose en helicóptero de la Casa Rosada en 2001 y Mauricio Macri siendo el primer presidente de la historia que no logra ser reelegido en 2019, son dos claros ejemplos de esto.

La letra chica del acuerdo

Tras el discurso de Caputo y la Cadena Nacional de Milei, el Fondo Monetario Internacional divulgó un comunicado en el que destacó los logros del programa económico argentino. Dijo que el apoyo de 20.000 millones de dólares apunta a respaldar los “impresionantes beneficios” de las medidas adoptadas.

Firmado por la titular del organismo, Kristalina Georgieva, el parte oficial del Fondo agregó que se trata de “un voto de confianza en la determinación del Gobierno argentino de impulsar reformas, impulsar el crecimiento y brindar una mejor calidad de vida a los argentinos”.

Pero sin mencionarlo en el comunicado, lo que el Fondo le exigirá ahora a Milei es que profundice el ajuste. O sea, muy linda la motosierra pero no fue suficiente.

Sólo hace falta leer los términos de la “Solicitud de un Acuerdo Ampliado en el Marco del Fondo Ampliado”, tal el título del documento divulgado por el propio FMI para darse cuenta que lo que pasó en estos diecisés meses de gestión libertaria podría ser la parte menos mala de la película.

“Se espera que las reformas del mercado laboral ya implementadas faciliten negociaciones salariales más flexibles y la simplificación de los procesos de despido”, dice el texto del acuerdo firmado por Argentina. “Al permitir una mayor flexibilidad para negociar salarios y el régimen de indemnización por despido a nivel sectorial, se seguirán impulsando los esfuerzos para fomentar la adhesión al nuevo marco, al tiempo que se considera una reforma más amplia de los mercados laborales. En términos más generales, estas reformas del mercado deberán complementarse con una reforma del sistema tributario, así como con políticas activas del mercado laboral para apoyar la movilidad de los trabajadores hacia sectores con mayor potencial y mayor ventaja comparativa, especialmente a medida que se eliminan las restricciones a la importación”.

Más recortes a las Provincias

El acuerdo contiene un párrafo extenso sobre las metas que deberá cumplir Milei si quiere recibir todos los fondos comprometidos. Una de esas metas tiene que ver con los gobierno provinciales, esos que en su mayoría han venido aportando votos en el Senado y la Cámara de Diputados para que el Presidente le ponga combustible todos los días a su motosierra.

“Para fortalecer la disciplina fiscal y una adecuada distribución de la carga entre los niveles de gobierno, seguiremos colaborando con las provincias y municipios para alentarlos a reducir su fuerte dependencia de impuestos distorsionadores y a optimizar sus operaciones. En este sentido, se considerará la reforma del sistema de coparticipación de ingresos y la mejora de los incentivos para la disciplina fiscal de los gobiernos subnacionales, en consonancia con los compromisos del Pacto de Mayo firmado el año pasado. Como primer paso, trabajaremos para mejorar la información fiscal de las provincias”, les advierten el Fondo y Milei a los gobernadores.

Y prometen “una reforma destinada a mejorar la competencia en el mercado mayorista de electricidad (para finales de noviembre de 2025)” y “una reforma integral del sistema de jubilaciones y pensiones, centrada en mejorar tanto su equidad como su sostenibilidad (para finales de diciembre de 2026).”

Agárrense fuerte y ajústense los cinturones, porque lo peor todavía no pasó.

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
¿De qué se ríen? Georgieva y Milei, artífices de otro acuerdo espurio.
12 ABR 2025 - 14:49

Se acabó la farsa. La inflación no está contenida; el tipo de cambio era una fantasía y no les quedó otra que devaluar, como pedían los mismos sectores económicos que lo apoyan y le exigía el FMI; ni “todo marcha acorde al plan” (“TMAP”), como fanfarronea la frase de cabecera del presidente Javier Milei que el público libertario viene repitiendo y consumiendo como si fueran pochoclos en la butaca del cine.

Es más, no hay plan. Nunca lo hubo. Sólo un recorte bestial del gasto que ni siquiera les alcanzó para evitar terminar en el Fondo, mansitos, prometiendo más reformas. El resto fue una monumental motosierra contra los trabajadores, los jubilados y la industria nacional.

La prueba más cabal de que todo era una gran estafa fue el vergonzoso discurso del ministro de Economía, Luis Caputo, quien el viernes cuando los mercados cerraban anunció una salida acelerada del cepo cambiario, la “flotación del dólar entre bandas” y una sarta de mentiras con tono rebuscado que no hizo más que confirmar que está prendido fuego y se quedó sin agua para apagar las llamas.

Por qué pensar que esta vez un acuerdo con el FMI va a funcionar es una pregunta que empieza a contestarse desde los datos. Desde la creación del Fondo, en 1944, Argentina ha firmado 23 acuerdos con el organismo, más otros siete “acuerdos contingentes”. El primero lo firmó en 1956 la “Revolución Libertadora” que había derrocado un año antes a Juan Domingo Perón, que -por supuesto- nunca le pidió un peso a ese organismo durante sus dos primeros mandatos.

No hace falta recordar que ninguno de todos esos acuerdos funcionó a lo largo de los años. Salvo la única vez que se hizo un camino inverso, en 2004, cuando Néstor Kirchner se negó a refinanciar el acuerdo que había firmado un año antes Eduardo Duhalde y, dos años después, con la economía local recuperada y expandiéndose, literalmente echó al FMI de la Argentina: fue el 3 de enero de 2006, cuando canceló 9.810 millones de dólares en efectivo.

No volvimos a saber del Fondo ni de sus directores ni funcionarios apretadores sino hasta doce años después, en 2018, cuando gobernaba Mauricio Macri.

No hay otro país en el mundo que haya tenido tantos acuerdos y haya incumplido todos. Ni que tenga tanta deuda con el Fondo.
Aunque la casta periodística de turno se encargue a cada minuto de disfrazar la realizad que muchos incautos repiten como loros, no hay dudas: Milei fue al Fondo porque se le empezaron a chamuscar los pies y sus mensajes mesiánicos y violentos, y sus predicciones económicas ya no se pueden sostener.

Para que quede claro, un país va al Fondo cuando está en la lona, quebrado y ya nadie le quiere prestar ni un dólar.

A partir de mañana

El primer desembolso de 12.000 millones de dólares (de un total de 20.000 millones de dólares) entrará a las arcas del Banco Central el próximo martes. Pero desde este mismo lunes, Milei y Caputo prometieron liberar el cepo cambiario. Es decir, liberar el precio del dólar a una banda de flotación de entre $ 1.000 y $ 1.400. Es obvio que el lunes los mercados van a abrir más cerca del techo que del piso propuesto por el Gobierno y la esperanza la depositan en que el mercado los ayude y los dólares que ingresarán al Banco Central alcancen para contener la demanda minorista de divisas.

De cualquier modo, la devaluación de entre 20% y 40% ya está en marcha desde el viernes y eso siempre es una mala noticia, sobre todo para los menos recursos.

La tasa de inflación de 3,7% en marzo conocida el mismo viernes, muy por encima de la de los últimos meses, enciende las luces amarillas porque es obvio que van a seguir aumentando los precios y esto redundará en una nueva caída del poder adquisitivo, de los salarios y de las jubilaciones. Y si estas tres variables no crecen, seguirá cayendo la actividad económica, que no traerá otra cosa que más recesión.

¿Podrán Milei y Caputo frenar la corrida cambiaria con estos primeros 12.000 millones de dólares? Es la pregunta del millón. Toda la movida se presume muy arriesgada, sobre todo en un año electoral en el que el Gobierno tiene que refrendar en las urnas ese presunto apoyo de la mayoría.
Hacer coincidir sus discursos plenos de confianza con la realidad que devuelvan los mercados será vital para el Presidente porque, se sabe, la confianza lo es todo en términos económicos. El problema es cuando esa confianza se evapora porque los problemas ya no son sólo económicos sino políticos y sociales.

Fernando de la Rúa yéndose en helicóptero de la Casa Rosada en 2001 y Mauricio Macri siendo el primer presidente de la historia que no logra ser reelegido en 2019, son dos claros ejemplos de esto.

La letra chica del acuerdo

Tras el discurso de Caputo y la Cadena Nacional de Milei, el Fondo Monetario Internacional divulgó un comunicado en el que destacó los logros del programa económico argentino. Dijo que el apoyo de 20.000 millones de dólares apunta a respaldar los “impresionantes beneficios” de las medidas adoptadas.

Firmado por la titular del organismo, Kristalina Georgieva, el parte oficial del Fondo agregó que se trata de “un voto de confianza en la determinación del Gobierno argentino de impulsar reformas, impulsar el crecimiento y brindar una mejor calidad de vida a los argentinos”.

Pero sin mencionarlo en el comunicado, lo que el Fondo le exigirá ahora a Milei es que profundice el ajuste. O sea, muy linda la motosierra pero no fue suficiente.

Sólo hace falta leer los términos de la “Solicitud de un Acuerdo Ampliado en el Marco del Fondo Ampliado”, tal el título del documento divulgado por el propio FMI para darse cuenta que lo que pasó en estos diecisés meses de gestión libertaria podría ser la parte menos mala de la película.

“Se espera que las reformas del mercado laboral ya implementadas faciliten negociaciones salariales más flexibles y la simplificación de los procesos de despido”, dice el texto del acuerdo firmado por Argentina. “Al permitir una mayor flexibilidad para negociar salarios y el régimen de indemnización por despido a nivel sectorial, se seguirán impulsando los esfuerzos para fomentar la adhesión al nuevo marco, al tiempo que se considera una reforma más amplia de los mercados laborales. En términos más generales, estas reformas del mercado deberán complementarse con una reforma del sistema tributario, así como con políticas activas del mercado laboral para apoyar la movilidad de los trabajadores hacia sectores con mayor potencial y mayor ventaja comparativa, especialmente a medida que se eliminan las restricciones a la importación”.

Más recortes a las Provincias

El acuerdo contiene un párrafo extenso sobre las metas que deberá cumplir Milei si quiere recibir todos los fondos comprometidos. Una de esas metas tiene que ver con los gobierno provinciales, esos que en su mayoría han venido aportando votos en el Senado y la Cámara de Diputados para que el Presidente le ponga combustible todos los días a su motosierra.

“Para fortalecer la disciplina fiscal y una adecuada distribución de la carga entre los niveles de gobierno, seguiremos colaborando con las provincias y municipios para alentarlos a reducir su fuerte dependencia de impuestos distorsionadores y a optimizar sus operaciones. En este sentido, se considerará la reforma del sistema de coparticipación de ingresos y la mejora de los incentivos para la disciplina fiscal de los gobiernos subnacionales, en consonancia con los compromisos del Pacto de Mayo firmado el año pasado. Como primer paso, trabajaremos para mejorar la información fiscal de las provincias”, les advierten el Fondo y Milei a los gobernadores.

Y prometen “una reforma destinada a mejorar la competencia en el mercado mayorista de electricidad (para finales de noviembre de 2025)” y “una reforma integral del sistema de jubilaciones y pensiones, centrada en mejorar tanto su equidad como su sostenibilidad (para finales de diciembre de 2026).”

Agárrense fuerte y ajústense los cinturones, porque lo peor todavía no pasó.


NOTICIAS RELACIONADAS
POLÍTICA
Editorial / Cipayismo al palo
05 ABR 2025 - 21:30
POLÍTICA
Editorial / Pelucas para todos y todas
22 MAR 2025 - 21:30
POLÍTICA
Editorial / Barrabravas
15 MAR 2025 - 21:30
POLÍTICA
Editorial / El último que apague la luz
08 MAR 2025 - 21:30