Editorial / El show de la desvergüenza

La clase dirigente no debería ignorar que la falta de sentido de responsabilidad siempre termina erosionando la confianza de los ciudadanos. Pero no escarmientan.

Una mujer con discapacidad reclamando a las puertas del Congreso. (Foto: Pilar Camacho / Letra P)
07 JUN 2025 - 12:52 | Actualizado 07 JUN 2025 - 22:10

No es novedoso pero nunca deja de sorprender. Legisladores, funcionarios públicos y magistrados cometiendo actos desvergonzados, impúdicos, insolentes, descarados y siguen los sinónimos.

El miércoles pasado, dos diputados nacionales por Chubut, el libertario César Treffinger y la macrista Ana Clara Romero, votaron en contra de declarar la emergencia en la discapacidad, un reclamo de larga data de un sector que viene sufriendo la motosierra de Javier Milei y su banda descontrolada.

Treffinger y Romero se sumaron a otros 69 legisladores nacionales a los que les pareció más importante defender el ajuste fiscal y el falso “déficit cero” que a millones de personas con distintas discapacidades a los que se las hará muy difícil seguir sobreviviendo a esta brutalidad a la que son sometidos todos los días.

Felices los cuatro. Romero-Macri y Milei-Treffinger.

De todos modos, la media sanción de diputados salió con 149 votos a favor, entre ellos los de los peronistas chubutenses José Glinski y Eugenia Alianiello, con la ausencia sin causa del quinto legislador por Chubut, el sindicalista petrolero Jorge “Loma” Ávila.

Entre los principales puntos del proyecto, se prevé el financiamiento adecuado y sostenible de las pensiones no contributivas por discapacidad; el fortalecimiento de los prestadores de la Ley 24.901, asegurando en forma expeditiva y simplificada el acceso a un régimen de emergencia de regularización de deudas tributarias, condonación de intereses, multas y demás sanciones, refinanciación de planes de pago vigentes y de las deudas emergentes de planes caducos.

A todo eso ese opusieron Treffinger y Romero, que deberían dar explicaciones de sus actos a las decenas de organizaciones que trabajan en favor de la discapacidad en Chubut. “Entendemos que no es adecuado acompañar el dictamen de mayoría del kirchnerismo que aumenta el número de discapacidades en un millón de nuevas pensiones sin tener ninguna previsión y sin tener un mecanismo de transparencia”, dijo la diputada Romero, que suele usar el término “kirchnerismo” para argumentar sus constantes apoyos a las políticas de Javier Milei.

Treffinger también votó en contra en esa misma sesión de darle un aumento de 7,2% a las magras jubilaciones y de llevar el bono para la clase pasiva de $ 70 mil a $ 110 mil. En este caso, Romero se abstuvo. El hambre y las ganas de comer.

Superiores

El escarnio público al que sometieron al Superior Tribunal de Justicia los seis ministros que lo integran en la actualidad salpica también al resto de los poderes del Estado. Todos los ministros supremos que están sentados en las cómodas poltronas del edificio de Roberto Jones 75 de Rawson llegaron ahípropuestos porvarios gobernadores y votados casi por unanimidad por muchos diputados provinciales.

Lo curioso es que después de todoel agua que ha pasado por debajo del puente de la democracia argentina en los últimos tiempos, desde el “que se vayan todos” de hace casi veinticinco años hasta el actual experimento libertario que puso en el poder a un mesiánico que prometió venir a terminar con “la casta”, siga habiendo representantes del poder tomando decisiones que dan vergüenza ajena. El sentido común no se compra ni con los sueldazos de los supremos.

Aumentarse el salario por encima de lo razonable, comprar camionetas de alta gama de 70 mil dólares, autoasignarse viáticos diarios por encima de una jubilación mínima, promover el uso de tarjetas de créditos corporativas, designar a amigos sin el debido concurso públicos o a familiares como secretarias privadas, es un acto de impudicia. Fin, diría el impúdico Manuel Adorni, el vocero demencial.

La mesa servida. Una imagen del Superior Tribunal vale más que mil palabras.


El silencio de los corderos

En medio de este escándalo, una sesión de la Legislatura de Chubut, que debería ser la caja de resonancia de las comunidades a las que representan los diputados que se sientan en sus bancas, casi que ignoró lo que estaba pasando. Sólo el diputado de izquierda Santiago Vasconcelos hizo mención a la situación, lo cual hizo más ruidoso el silencio general.

Por cierto, nadie pretendía que los integrantes de los tres bloques oficialistas (Despierta Chubut, Familia Chubutense y Partido Independiente de Chubut) dijeran algo que incomodara al poder de turno, pero sí fue descarado que el bloque de Arriba Chubut, que se autopercibe “peronista”, no abriera la boca. No es la primera vez que tienen una actitud pasiva, pero se siguen superando día a día.

El bloque "peronista" no tenía nada para decir del Superior Tribunal.

En pocos meses, otra vez la política saldrá a la calle y a los medios a reclamar votos. Muchas veces antes ya han tronado los escarmientos, como decía Perón. La clase dirigente no debería ignorar que la desvergüenza o la falta de sentido de responsabilidad siempre termina erosionando la confianza de los que votan. O, como dice una frase que se le atribuye a varios autores, cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.

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Una mujer con discapacidad reclamando a las puertas del Congreso. (Foto: Pilar Camacho / Letra P)
07 JUN 2025 - 12:52

No es novedoso pero nunca deja de sorprender. Legisladores, funcionarios públicos y magistrados cometiendo actos desvergonzados, impúdicos, insolentes, descarados y siguen los sinónimos.

El miércoles pasado, dos diputados nacionales por Chubut, el libertario César Treffinger y la macrista Ana Clara Romero, votaron en contra de declarar la emergencia en la discapacidad, un reclamo de larga data de un sector que viene sufriendo la motosierra de Javier Milei y su banda descontrolada.

Treffinger y Romero se sumaron a otros 69 legisladores nacionales a los que les pareció más importante defender el ajuste fiscal y el falso “déficit cero” que a millones de personas con distintas discapacidades a los que se las hará muy difícil seguir sobreviviendo a esta brutalidad a la que son sometidos todos los días.

Felices los cuatro. Romero-Macri y Milei-Treffinger.

De todos modos, la media sanción de diputados salió con 149 votos a favor, entre ellos los de los peronistas chubutenses José Glinski y Eugenia Alianiello, con la ausencia sin causa del quinto legislador por Chubut, el sindicalista petrolero Jorge “Loma” Ávila.

Entre los principales puntos del proyecto, se prevé el financiamiento adecuado y sostenible de las pensiones no contributivas por discapacidad; el fortalecimiento de los prestadores de la Ley 24.901, asegurando en forma expeditiva y simplificada el acceso a un régimen de emergencia de regularización de deudas tributarias, condonación de intereses, multas y demás sanciones, refinanciación de planes de pago vigentes y de las deudas emergentes de planes caducos.

A todo eso ese opusieron Treffinger y Romero, que deberían dar explicaciones de sus actos a las decenas de organizaciones que trabajan en favor de la discapacidad en Chubut. “Entendemos que no es adecuado acompañar el dictamen de mayoría del kirchnerismo que aumenta el número de discapacidades en un millón de nuevas pensiones sin tener ninguna previsión y sin tener un mecanismo de transparencia”, dijo la diputada Romero, que suele usar el término “kirchnerismo” para argumentar sus constantes apoyos a las políticas de Javier Milei.

Treffinger también votó en contra en esa misma sesión de darle un aumento de 7,2% a las magras jubilaciones y de llevar el bono para la clase pasiva de $ 70 mil a $ 110 mil. En este caso, Romero se abstuvo. El hambre y las ganas de comer.

Superiores

El escarnio público al que sometieron al Superior Tribunal de Justicia los seis ministros que lo integran en la actualidad salpica también al resto de los poderes del Estado. Todos los ministros supremos que están sentados en las cómodas poltronas del edificio de Roberto Jones 75 de Rawson llegaron ahípropuestos porvarios gobernadores y votados casi por unanimidad por muchos diputados provinciales.

Lo curioso es que después de todoel agua que ha pasado por debajo del puente de la democracia argentina en los últimos tiempos, desde el “que se vayan todos” de hace casi veinticinco años hasta el actual experimento libertario que puso en el poder a un mesiánico que prometió venir a terminar con “la casta”, siga habiendo representantes del poder tomando decisiones que dan vergüenza ajena. El sentido común no se compra ni con los sueldazos de los supremos.

Aumentarse el salario por encima de lo razonable, comprar camionetas de alta gama de 70 mil dólares, autoasignarse viáticos diarios por encima de una jubilación mínima, promover el uso de tarjetas de créditos corporativas, designar a amigos sin el debido concurso públicos o a familiares como secretarias privadas, es un acto de impudicia. Fin, diría el impúdico Manuel Adorni, el vocero demencial.

La mesa servida. Una imagen del Superior Tribunal vale más que mil palabras.


El silencio de los corderos

En medio de este escándalo, una sesión de la Legislatura de Chubut, que debería ser la caja de resonancia de las comunidades a las que representan los diputados que se sientan en sus bancas, casi que ignoró lo que estaba pasando. Sólo el diputado de izquierda Santiago Vasconcelos hizo mención a la situación, lo cual hizo más ruidoso el silencio general.

Por cierto, nadie pretendía que los integrantes de los tres bloques oficialistas (Despierta Chubut, Familia Chubutense y Partido Independiente de Chubut) dijeran algo que incomodara al poder de turno, pero sí fue descarado que el bloque de Arriba Chubut, que se autopercibe “peronista”, no abriera la boca. No es la primera vez que tienen una actitud pasiva, pero se siguen superando día a día.

El bloque "peronista" no tenía nada para decir del Superior Tribunal.

En pocos meses, otra vez la política saldrá a la calle y a los medios a reclamar votos. Muchas veces antes ya han tronado los escarmientos, como decía Perón. La clase dirigente no debería ignorar que la desvergüenza o la falta de sentido de responsabilidad siempre termina erosionando la confianza de los que votan. O, como dice una frase que se le atribuye a varios autores, cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.


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