El temporal de viento que azotó a Comodoro Rivadavia dejó una secuela de daños que todavía se está evaluando. Según informó Sebastián Barrionuevo, referente de Defensa Civil Municipal, el organismo recibió “más de 750 llamados” entre consultas y pedidos concretos de asistencia, de los cuales unos 250 fueron solicitudes directas de ayuda.
“En 126 intervino Defensa Civil puntualmente por voladuras de techo de chapa, entre otras situaciones”, detalló.
Los vecinos buscaron, principalmente, materiales para afrontar las lluvias anunciadas: “En primera instancia, nos pedían nylon porque se esperaban algunas pequeñas precipitaciones el día jueves, y así sucedió”, explicó. El resto de las consultas apuntó a saber si el Estado podía colaborar con la reparación de techos, dadas “la situación económica difícil y los materiales tan caros”.

El relevamiento continúa a cargo de la Secretaría de Desarrollo Humano y Familia, que está “trabajando a full, analizando la situación socioeconómica de cada vecino” para definir qué tipo de ayuda se otorgará.
A diferencia de otros temporales, Barrionuevo remarcó que los daños fueron “generalizados en toda la ciudad”. Y señaló un factor que se repite: “Puntualmente tiene que ver con el tipo de materiales utilizados para la construcción de éstos techos”. Entre los errores más frecuentes mencionó la instalación inadecuada o el uso de elementos poco resistentes.
“En vez de utilizar clavos espiralados utilizaban clavos lisos, que con la vibración se van saliendo. Recomendamos usar materiales más gruesos, alfajías más gruesas, tirantes más fuertes y que estén atados con alambrón”. Además, recordó que es clave que la estructura “esté bien fija al piso”.
Respecto del estado de los materiales que se volaron, advirtió que “en algunos casos no sirven más”, porque quedaron destruídos, y que solo “muy pocos pueden reutilizarse”.
El funcionario sugirió aprovechar los días de buen clima para hacer controles preventivos. “Lo que no voló, tal vez lo aflojó. No está de más revisar los techos, reforzarlos, colocar más tornillos o clavos, o agregar peso”. Aunque para muchos vecinos la magnitud del fenómeno resultó sorprendente, Defensa Civil ya venía monitoreando las alertas. “El Servicio Meteorológico Nacional nos había indicado con anticipación. Pasamos de alerta naranja a roja y se cumplió”.
La ráfaga más intensa alcanzó los 150 km/h, un registro muy similar al temporal de dos años atrás, cuando llegó a 157 km/h. “Es medianamente parecido. Pasa que la memoria deja lo malo en el pasado”, reflexionó.
Con cientos de viviendas afectadas, el municipio todavía recibe consultas y pedidos de asistencia. La recomendación oficial es clara: reparar, reforzar y prevenir para el próximo evento climático, porque —recordó Barrionuevo— “todos sabemos que en algún momento vamos a tener vientos fuertes”.

El temporal de viento que azotó a Comodoro Rivadavia dejó una secuela de daños que todavía se está evaluando. Según informó Sebastián Barrionuevo, referente de Defensa Civil Municipal, el organismo recibió “más de 750 llamados” entre consultas y pedidos concretos de asistencia, de los cuales unos 250 fueron solicitudes directas de ayuda.
“En 126 intervino Defensa Civil puntualmente por voladuras de techo de chapa, entre otras situaciones”, detalló.
Los vecinos buscaron, principalmente, materiales para afrontar las lluvias anunciadas: “En primera instancia, nos pedían nylon porque se esperaban algunas pequeñas precipitaciones el día jueves, y así sucedió”, explicó. El resto de las consultas apuntó a saber si el Estado podía colaborar con la reparación de techos, dadas “la situación económica difícil y los materiales tan caros”.

El relevamiento continúa a cargo de la Secretaría de Desarrollo Humano y Familia, que está “trabajando a full, analizando la situación socioeconómica de cada vecino” para definir qué tipo de ayuda se otorgará.
A diferencia de otros temporales, Barrionuevo remarcó que los daños fueron “generalizados en toda la ciudad”. Y señaló un factor que se repite: “Puntualmente tiene que ver con el tipo de materiales utilizados para la construcción de éstos techos”. Entre los errores más frecuentes mencionó la instalación inadecuada o el uso de elementos poco resistentes.
“En vez de utilizar clavos espiralados utilizaban clavos lisos, que con la vibración se van saliendo. Recomendamos usar materiales más gruesos, alfajías más gruesas, tirantes más fuertes y que estén atados con alambrón”. Además, recordó que es clave que la estructura “esté bien fija al piso”.
Respecto del estado de los materiales que se volaron, advirtió que “en algunos casos no sirven más”, porque quedaron destruídos, y que solo “muy pocos pueden reutilizarse”.
El funcionario sugirió aprovechar los días de buen clima para hacer controles preventivos. “Lo que no voló, tal vez lo aflojó. No está de más revisar los techos, reforzarlos, colocar más tornillos o clavos, o agregar peso”. Aunque para muchos vecinos la magnitud del fenómeno resultó sorprendente, Defensa Civil ya venía monitoreando las alertas. “El Servicio Meteorológico Nacional nos había indicado con anticipación. Pasamos de alerta naranja a roja y se cumplió”.
La ráfaga más intensa alcanzó los 150 km/h, un registro muy similar al temporal de dos años atrás, cuando llegó a 157 km/h. “Es medianamente parecido. Pasa que la memoria deja lo malo en el pasado”, reflexionó.
Con cientos de viviendas afectadas, el municipio todavía recibe consultas y pedidos de asistencia. La recomendación oficial es clara: reparar, reforzar y prevenir para el próximo evento climático, porque —recordó Barrionuevo— “todos sabemos que en algún momento vamos a tener vientos fuertes”.