El domingo 26 de octubre, mientras el país estaba pendiente de las elecciones, una familia de Rawson vivió una pesadilla. Franco Massi contó que su gata cazó un murciélago con rabia que se había metido en su casa. La historia se volvió una advertencia para toda la comunidad.
“Entró un murciélago a casa y la gata saltó enseguida. Lo mordió”, relató Massi en diálogo con Jornada Radio. Conociendo el protocolo, Franco capturó al murciélago con una caja y dio aviso inmediato a Zoonosis. Descubrió un detalle alarmante: su gata, pese a haber sido atendida en una veterinaria, no tenía aplicada la vacuna antirrábica.
“Siempre la llevé a todos los controles, le pusieron las otras vacunas, la castraron, pero nunca le aplicaron la antirrábica”, explicó. Desde el organismo municipal le informaron que en su zona era el primer caso de rabia detectado en murciélagos, lo que habría llevado a algunos profesionales a omitir la aplicación de la vacuna.
La gata, sin síntomas visibles, fue puesta en aislamiento estricto. Por recomendación de Zoonosis, el seguimiento debe mantenerse durante 4 meses, ya que la rabia puede manifestarse mucho tiempo después del contacto con el virus. “Está encerrada, sin contacto con personas ni animales. Es muy duro, porque tenemos un nene chico y el riesgo existe”, lamentó Massi.
El vecino contó que los especialistas realizan controles periódicos, pero que la responsabilidad de mantener al animal aislado recae sobre la familia. “Los organismos no tienen medios para alojar a un animal así, y también sería riesgoso para ellos. Estamos entre la espada y la pared”, dijo.
Ante la falta de infraestructura pública para estos casos, Franco evalúa incluso la eutanasia como última medida. “Es una decisión muy difícil, porque es un animal querido, pero no podemos exponernos”, afirmó con tristeza.
El caso generó preocupación entre los vecinos y encendió la alarma sanitaria. Desde Zoonosis reiteraron la importancia de mantener al día la vacunación antirrábica, obligatoria y gratuita en los operativos municipales. La vacuna debe aplicarse una vez por año en perros y gatos mayores de tres meses.
“Lo que quiero es que sirva de ejemplo —concluyó Massi—. Que nadie dé por sentado que porque lleva a su mascota a una veterinaria privada le ponen todo. Hay que pedir la constancia de la antirrábica, sin excepción”.
Su testimonio se volvió un recordatorio urgente: la prevención sigue siendo la única barrera eficaz frente a una enfermedad mortal, tanto para animales como para humanos.

El domingo 26 de octubre, mientras el país estaba pendiente de las elecciones, una familia de Rawson vivió una pesadilla. Franco Massi contó que su gata cazó un murciélago con rabia que se había metido en su casa. La historia se volvió una advertencia para toda la comunidad.
“Entró un murciélago a casa y la gata saltó enseguida. Lo mordió”, relató Massi en diálogo con Jornada Radio. Conociendo el protocolo, Franco capturó al murciélago con una caja y dio aviso inmediato a Zoonosis. Descubrió un detalle alarmante: su gata, pese a haber sido atendida en una veterinaria, no tenía aplicada la vacuna antirrábica.
“Siempre la llevé a todos los controles, le pusieron las otras vacunas, la castraron, pero nunca le aplicaron la antirrábica”, explicó. Desde el organismo municipal le informaron que en su zona era el primer caso de rabia detectado en murciélagos, lo que habría llevado a algunos profesionales a omitir la aplicación de la vacuna.
La gata, sin síntomas visibles, fue puesta en aislamiento estricto. Por recomendación de Zoonosis, el seguimiento debe mantenerse durante 4 meses, ya que la rabia puede manifestarse mucho tiempo después del contacto con el virus. “Está encerrada, sin contacto con personas ni animales. Es muy duro, porque tenemos un nene chico y el riesgo existe”, lamentó Massi.
El vecino contó que los especialistas realizan controles periódicos, pero que la responsabilidad de mantener al animal aislado recae sobre la familia. “Los organismos no tienen medios para alojar a un animal así, y también sería riesgoso para ellos. Estamos entre la espada y la pared”, dijo.
Ante la falta de infraestructura pública para estos casos, Franco evalúa incluso la eutanasia como última medida. “Es una decisión muy difícil, porque es un animal querido, pero no podemos exponernos”, afirmó con tristeza.
El caso generó preocupación entre los vecinos y encendió la alarma sanitaria. Desde Zoonosis reiteraron la importancia de mantener al día la vacunación antirrábica, obligatoria y gratuita en los operativos municipales. La vacuna debe aplicarse una vez por año en perros y gatos mayores de tres meses.
“Lo que quiero es que sirva de ejemplo —concluyó Massi—. Que nadie dé por sentado que porque lleva a su mascota a una veterinaria privada le ponen todo. Hay que pedir la constancia de la antirrábica, sin excepción”.
Su testimonio se volvió un recordatorio urgente: la prevención sigue siendo la única barrera eficaz frente a una enfermedad mortal, tanto para animales como para humanos.