El proyecto Tulipanes que desafía al viento

En el Cordón Forestal, donde el viento suele superar los 120 kilómetros por hora, se exhibe una plantación de tulipanes que ser visitada por el público. Hay 12 variedades, 385 bulbos sembrados y 700 proyectados para 2026.

12 OCT 2025 - 17:55 | Actualizado 12 OCT 2025 - 18:16

Por Ismael Tebes / Redacción Jornada

La iniciativa surgió dentro del programa de Brisa, Salud y Bienestar, con la convicción de que el contacto con la tierra y la naturaleza representan un aspecto fundamental de la salud integral. “Queríamos volver a lo que nos enseñaron los abuelos: sembrar, cuidar, ver crecer. En una charla sobre bienestar y alimentación saludable surgió la idea de probar con tulipanes, como los de Trevelin, pero en Comodoro”, explicó Pablo Zárate, referente del proyecto.

Una chacra fue el escenario del experimento. En 2024 comenzaron con 45 bulbos adquiridos a Juan Ledesma, el conocido productor de Trevelin y el resultado superó todas las expectativas ya que contra lo que se prevía, florecieron en su totalidad. “Fue tan bueno el primer año que decidimos redoblar la apuesta. Este año trabajamos con 385 bulbos, de doce variedades distintas, y los resultados fueron sorprendentes”, detalló Pablo Ruiz, coordinador wellness de Brisa.

Contaron con el asesoramiento técnico del ingeniero Sebastián Pérez Munuera y el equipo recreó las condiciones necesarias para que los tulipanes pudieran desarrollarse en un entorno árido. “El tulipán necesita pasar frío antes de florecer, así que lo sometimos a tres semanas de heladera para simular el invierno cordillerano. Luego lo plantamos en mayo, buscando la humedad y exposición al sol adecuadas”.

El resultado fue tan contundente que las flores resistieron incluso los días de alerta naranja por viento en la ciudad. “Tengo videos cuando el viento superó los 120 km/h. Se escucha el ruido del viento y los tulipanes están intactos. Era nuestro temor, pero resistieron todos”, agregó Ruíz.

El tulipán tiene un ciclo breve pero intenso: florece durante 15 a 22 días, ofreciendo un espectáculo de color que este año se extendió desde fines de septiembre hasta mediados de octubre. “Su flor dura poco, pero es un proceso mágico. Cada bulbo da entre dos y tres nuevos, así que el año próximo tendremos más de 700 tulipanes sin necesidad de comprar más”, explicó Zárate. El equipo destaca que el éxito radicó en “mimar al tulipán”, controlando la humedad y el tipo de suelo. “Al tulipán le gusta el agua, necesita mucha energía para sostener la flor, así que lo regamos y cuidamos cada día. Nos adelantamos incluso al clima, porque el calor y la sequedad aceleraron la floración”.

La experiencia de bienestar derivó a proyecto educativo y turístico ya que se avanza hacia una chacra educativa y comunitaria ya que en el lugar también se desarrollan huertas y talleres con escuelas, donde los chicos aprenden a sembrar, regar y consumir lo que producen. Además en el 2026, el equipo planea abrir el campo de tulipanes al público como un nuevo atractivo local, combinando turismo, educación ambiental y salud.

“Queremos que la gente de Comodoro tenga su propio campo de tulipanes, que pueda venir a verlo, sacarse fotos y sentir esa conexión con la naturaleza. Si florecen en este viento, todo puede florecer”, coincidieron.

12 OCT 2025 - 17:55

Por Ismael Tebes / Redacción Jornada

La iniciativa surgió dentro del programa de Brisa, Salud y Bienestar, con la convicción de que el contacto con la tierra y la naturaleza representan un aspecto fundamental de la salud integral. “Queríamos volver a lo que nos enseñaron los abuelos: sembrar, cuidar, ver crecer. En una charla sobre bienestar y alimentación saludable surgió la idea de probar con tulipanes, como los de Trevelin, pero en Comodoro”, explicó Pablo Zárate, referente del proyecto.

Una chacra fue el escenario del experimento. En 2024 comenzaron con 45 bulbos adquiridos a Juan Ledesma, el conocido productor de Trevelin y el resultado superó todas las expectativas ya que contra lo que se prevía, florecieron en su totalidad. “Fue tan bueno el primer año que decidimos redoblar la apuesta. Este año trabajamos con 385 bulbos, de doce variedades distintas, y los resultados fueron sorprendentes”, detalló Pablo Ruiz, coordinador wellness de Brisa.

Contaron con el asesoramiento técnico del ingeniero Sebastián Pérez Munuera y el equipo recreó las condiciones necesarias para que los tulipanes pudieran desarrollarse en un entorno árido. “El tulipán necesita pasar frío antes de florecer, así que lo sometimos a tres semanas de heladera para simular el invierno cordillerano. Luego lo plantamos en mayo, buscando la humedad y exposición al sol adecuadas”.

El resultado fue tan contundente que las flores resistieron incluso los días de alerta naranja por viento en la ciudad. “Tengo videos cuando el viento superó los 120 km/h. Se escucha el ruido del viento y los tulipanes están intactos. Era nuestro temor, pero resistieron todos”, agregó Ruíz.

El tulipán tiene un ciclo breve pero intenso: florece durante 15 a 22 días, ofreciendo un espectáculo de color que este año se extendió desde fines de septiembre hasta mediados de octubre. “Su flor dura poco, pero es un proceso mágico. Cada bulbo da entre dos y tres nuevos, así que el año próximo tendremos más de 700 tulipanes sin necesidad de comprar más”, explicó Zárate. El equipo destaca que el éxito radicó en “mimar al tulipán”, controlando la humedad y el tipo de suelo. “Al tulipán le gusta el agua, necesita mucha energía para sostener la flor, así que lo regamos y cuidamos cada día. Nos adelantamos incluso al clima, porque el calor y la sequedad aceleraron la floración”.

La experiencia de bienestar derivó a proyecto educativo y turístico ya que se avanza hacia una chacra educativa y comunitaria ya que en el lugar también se desarrollan huertas y talleres con escuelas, donde los chicos aprenden a sembrar, regar y consumir lo que producen. Además en el 2026, el equipo planea abrir el campo de tulipanes al público como un nuevo atractivo local, combinando turismo, educación ambiental y salud.

“Queremos que la gente de Comodoro tenga su propio campo de tulipanes, que pueda venir a verlo, sacarse fotos y sentir esa conexión con la naturaleza. Si florecen en este viento, todo puede florecer”, coincidieron.