Este martes se vivió una mañana muy emotiva en el CCT CONICET- CENPAT en general y en el Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET) en particular, ya que se bautizó con el nombre de “Dr. Miguel Haller” a la Sala de Estudios Macro y Microscópicos Geológico-Paleontológicos.
Haller falleció el 11 de febrero de este año y fue investigador del CONICET en el IPGP-CONICET, director del Centro Nacional Patagónico en dos períodos (1988-1989 y 2001-2002) y profesor en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
En el acto estuvieron presentes su esposa, dos de sus hijas, colegas de diversas disciplinas que compartieron parte del recorrido académico de Miguel y compañeros/as de trabajo donde pasó y compartió gran parte de su vida.
“El homenaje se hizo porque, principalmente, Miguel fue una persona emblemática, no solo en el IPGP, sino también del CENPAT por haber sido dos veces director, una de ellas durante una de las peores crisis del país. Tuvo una presencia activa y diaria en el IPGP, no solo en los pasillos y en su oficina, sino también en la sala que hoy lleva su nombre. Miguel fue uno de los precursores de la creación del IPGP, fue una persona que supo dar muy buenos consejos, muy entusiasta con cosas nuevas que traía para hacer. Estuvo siempre, a pesar de la diferencia generacional, él supo integrarse al Instituto y trabajar a la par del resto”, dijo Pablo Bouza, director del IPGP y vicedirector del CENPAT.
A su turno, la directora de la institución, Mirtha Lewis, destacó a Miguel Haller como “un gran consejero durante mi gestión anterior, él siempre estaba con la palabra de racionalidad porque hemos pasado momentos difíciles y momentos buenos y él supo mantener toda la cordura, tanto en los altos como en los bajos. Creo que esta placa es el mejor recuerdo para esta figura, esta oficina ahora tiene un nombre y él va a perdurar por siempre”.
Licenciado en Ciencias Geológicas en 1974 y Doctor en Ciencias Geológicas en 1982, ambos títulos otorgados por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Haller enfocó su trabajo en la geología y estratigrafía de la Patagonia. Con el tiempo, su campo de estudio se amplió hacia la petrología de unidades de origen ígneo y, en los últimos años, se especializó en peligros volcánicos, vulnerabilidad de las poblaciones ante estos fenómenos y la evolución del paisaje a partir de la morfometría de conos piroclásticos.
A nivel institucional, Haller fue presidente de la Asociación Geológica Argentina entre 2003 y 2005 y lideró la Junta Ejecutiva del XV Congreso Geológico Argentino, evento de gran relevancia en la comunidad geológica nacional e internacional. Además, fue distinguido como Miembro Honorario de la Asociación Geológica Argentina. También fue Delegado Zonal en dos oportunidades en la UNPSJB, sede Puerto Madryn y, en reconocimiento a su destacada labor en dicha casa de estudios, recibió la distinción de Profesor Emérito.
Sin dudas, su trabajo dejó una huella imborrable en la geología argentina. Publicó siete libros, 48 artículos científicos en revistas especializadas y fue autor de informes técnicos de gran relevancia para la región.
“Es difícil resumir una carrera tan extensa y prolífica, pero resaltamos que fue uno de los impulsores de la creación del IPGP y, sin dudas, sus aportes al conocimiento de la geología de la Patagonia son obras de inestimable valor para las generaciones futuras. Su espíritu científico, generoso y emprendedor son valores que quedarán por siempre en aquéllas personas que tuvimos la suerte de compartir el día a día con él”, reza la placa que homenajea al científico del IPGP.
Este martes se vivió una mañana muy emotiva en el CCT CONICET- CENPAT en general y en el Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET) en particular, ya que se bautizó con el nombre de “Dr. Miguel Haller” a la Sala de Estudios Macro y Microscópicos Geológico-Paleontológicos.
Haller falleció el 11 de febrero de este año y fue investigador del CONICET en el IPGP-CONICET, director del Centro Nacional Patagónico en dos períodos (1988-1989 y 2001-2002) y profesor en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
En el acto estuvieron presentes su esposa, dos de sus hijas, colegas de diversas disciplinas que compartieron parte del recorrido académico de Miguel y compañeros/as de trabajo donde pasó y compartió gran parte de su vida.
“El homenaje se hizo porque, principalmente, Miguel fue una persona emblemática, no solo en el IPGP, sino también del CENPAT por haber sido dos veces director, una de ellas durante una de las peores crisis del país. Tuvo una presencia activa y diaria en el IPGP, no solo en los pasillos y en su oficina, sino también en la sala que hoy lleva su nombre. Miguel fue uno de los precursores de la creación del IPGP, fue una persona que supo dar muy buenos consejos, muy entusiasta con cosas nuevas que traía para hacer. Estuvo siempre, a pesar de la diferencia generacional, él supo integrarse al Instituto y trabajar a la par del resto”, dijo Pablo Bouza, director del IPGP y vicedirector del CENPAT.
A su turno, la directora de la institución, Mirtha Lewis, destacó a Miguel Haller como “un gran consejero durante mi gestión anterior, él siempre estaba con la palabra de racionalidad porque hemos pasado momentos difíciles y momentos buenos y él supo mantener toda la cordura, tanto en los altos como en los bajos. Creo que esta placa es el mejor recuerdo para esta figura, esta oficina ahora tiene un nombre y él va a perdurar por siempre”.
Licenciado en Ciencias Geológicas en 1974 y Doctor en Ciencias Geológicas en 1982, ambos títulos otorgados por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Haller enfocó su trabajo en la geología y estratigrafía de la Patagonia. Con el tiempo, su campo de estudio se amplió hacia la petrología de unidades de origen ígneo y, en los últimos años, se especializó en peligros volcánicos, vulnerabilidad de las poblaciones ante estos fenómenos y la evolución del paisaje a partir de la morfometría de conos piroclásticos.
A nivel institucional, Haller fue presidente de la Asociación Geológica Argentina entre 2003 y 2005 y lideró la Junta Ejecutiva del XV Congreso Geológico Argentino, evento de gran relevancia en la comunidad geológica nacional e internacional. Además, fue distinguido como Miembro Honorario de la Asociación Geológica Argentina. También fue Delegado Zonal en dos oportunidades en la UNPSJB, sede Puerto Madryn y, en reconocimiento a su destacada labor en dicha casa de estudios, recibió la distinción de Profesor Emérito.
Sin dudas, su trabajo dejó una huella imborrable en la geología argentina. Publicó siete libros, 48 artículos científicos en revistas especializadas y fue autor de informes técnicos de gran relevancia para la región.
“Es difícil resumir una carrera tan extensa y prolífica, pero resaltamos que fue uno de los impulsores de la creación del IPGP y, sin dudas, sus aportes al conocimiento de la geología de la Patagonia son obras de inestimable valor para las generaciones futuras. Su espíritu científico, generoso y emprendedor son valores que quedarán por siempre en aquéllas personas que tuvimos la suerte de compartir el día a día con él”, reza la placa que homenajea al científico del IPGP.