Un coscorrón para el que incendió la Casa de Gobierno

06 AGO 2024 - 10:48 | Actualizado 06 AGO 2024 - 10:53

- Por Esteban Gallo

En los años 80, el programa humorístico Calabromas ofrecía a los televidentes un sketch muy bien logrado, que protagonizaban Juan Carlos Calabró y Jaimito Cohen.

Jaimito hacía de Borromeo, el hijo insoportable que hacía sufrir al padre las mil y un peripecias en distintas situaciones de la vida cotidiana. La escena terminaba con una persecución descomunal donde nada quedaba en pie y al final, cuando por fin lo atrapaba, Calabró le propinaba al pequeño un coscorrón absurdo.

Lo que pasó el viernes pasado en los tribunales de Rawson, en el marco de la causa que se sigue por el incendio de la Casa de Gobierno ocurrido el 16 de diciembre de 2021, me hace acordar a Borromeo, aunque lo ocurrido no tenga nada de gracioso.

Walter Colarzudo reconoció en juicio abreviado ser el autor del siniestro que destruyó el edificio público durante una manifestación antiminera.

¿Que hizo Colarzudo?

Se paró frente a los funcionarios judiciales, levantó la mano, dijo:
-Mala Mía- y asunto terminado.

Fue tan sincera su demostración de arrepentimiento y aparentemente, para la fiscal, tan superfluo el daño ocasionado por el acusado, que la Dra. Florencia Gómez le puso punto final al asunto con un pedido de tres años de prisión en suspenso y la realización de 70 horas de tareas comunitarias en un comedor solidario de Puerto Madryn.

Un chirlo en la mano, parecido al que recibía Borromeo.

Dicha condena será formalizada la próxima semana por la jueza de garantías Karina Breckle.

Mientras no salimos del asombro por la insólita decisión de la fiscal, que ahora deberá refrendar la jueza Karina Brekle, les recuerdo que el daño provocado por el incendio fue dantesco y que tres años después del grave episodio los chubutenses todavía estamos pagando la barrabasada de Colarzudo y sus compañeros.

La restauración de la Casa de Gobierno implicó tareas de reconstrucción, renovación completa del sistema eléctrico, reparación de la red de gas, servicio sanitario y aberturas. La barbarie provoco daños estructurales en los techos, se rompieron las vigas, se dañaron las correas, todos los pisos fueron retirados por el daño que les provocó el fuego y el agua. Se encomendaron aberturas de carpintería de aluminio a medida, y se solicitó el uso de pintura ignífuga, para renovar todo el interior de la Casa.

La fachada del edificio presentó otro desafío, ya que se tuvo que contratar mano de obra especializada para realizar la restauración del edificio histórico. A eso hay que sumarle la calefacción, la intervención en sala de datos, elementos de seguridad y mobiliario.

El gobierno calcula que, cuando se terminen los trabajos, el incendio de 2021 nos habrá costado a los chubutenses la friolera de mil millones de pesos.
Súmele a esa bestialidad de plata los gastos que realizó el Estado para reacondicionar los inmuebles donde actualmente funciona, y como si eso fuera poco, el costo que significa poner a trabajar a la Justicia en este caso, con sus fiscales, jueces, secretarios, empleados administrativos y peritos.

Mil millones de pesos, mas todo lo que agregamos, para que la historia termine con una prisión en suspenso y 75 horas comunitarias.

Colarzudo nos está tomando el pelo. El Ministerio Publico Fiscal nos toma el pelo y la jueza si convalida este mamarracho también nos tomará el pelo.
La marcha anti minera de diciembre de 2021 fue una manifestación sincera de miles de chubutenses que quisieron decirle al gobierno y a los diputados que estaban abriendo la puerta de la minería a cielo abierto que los chubutenses no estaban de acuerdo con tomar ese camino. Pero una cosa es marchar por un objetivo noble y otra cosa muy distinta es justificar la conducta de un puñado de energúmenos como Colarzudo que creen que bajo el paraguas de un reclamo justo se puede romper un edificio público y poner en riesgo los bienes de la comunidad y la vida de los chubutenses.

¿Cuál es el triste mensaje que la justicia de Chubut le está transmitiendo?

Que en esta provincia el que las hace no las paga. Que los ciudadanos pacíficos y respetuosos de la ley, estamos desprotegidos de los desaforados que se creen que tienen derecho a violar las normas y destruir un edificio público.

Y hay otro mensaje muy triste a favor de los que delinquen.

Con este pronunciamiento laxo, la Justicia les está diciendo:
-Rompan y prendan fuego lo que quieran, pero si van a volver a quemar, que no lo haga el mismo, que haya una rotación, así evitan ir a la cárcel. Eso sí, de las horas comunitarias no van a poder a zafar-

Es verdad cuando el vecino dice que en esta provincia robar una gallina es más gravoso que prender fuego la Casa de Gobierno.

Cualquier parecido con Borromeo es pura casualidad.

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06 AGO 2024 - 10:48

- Por Esteban Gallo

En los años 80, el programa humorístico Calabromas ofrecía a los televidentes un sketch muy bien logrado, que protagonizaban Juan Carlos Calabró y Jaimito Cohen.

Jaimito hacía de Borromeo, el hijo insoportable que hacía sufrir al padre las mil y un peripecias en distintas situaciones de la vida cotidiana. La escena terminaba con una persecución descomunal donde nada quedaba en pie y al final, cuando por fin lo atrapaba, Calabró le propinaba al pequeño un coscorrón absurdo.

Lo que pasó el viernes pasado en los tribunales de Rawson, en el marco de la causa que se sigue por el incendio de la Casa de Gobierno ocurrido el 16 de diciembre de 2021, me hace acordar a Borromeo, aunque lo ocurrido no tenga nada de gracioso.

Walter Colarzudo reconoció en juicio abreviado ser el autor del siniestro que destruyó el edificio público durante una manifestación antiminera.

¿Que hizo Colarzudo?

Se paró frente a los funcionarios judiciales, levantó la mano, dijo:
-Mala Mía- y asunto terminado.

Fue tan sincera su demostración de arrepentimiento y aparentemente, para la fiscal, tan superfluo el daño ocasionado por el acusado, que la Dra. Florencia Gómez le puso punto final al asunto con un pedido de tres años de prisión en suspenso y la realización de 70 horas de tareas comunitarias en un comedor solidario de Puerto Madryn.

Un chirlo en la mano, parecido al que recibía Borromeo.

Dicha condena será formalizada la próxima semana por la jueza de garantías Karina Breckle.

Mientras no salimos del asombro por la insólita decisión de la fiscal, que ahora deberá refrendar la jueza Karina Brekle, les recuerdo que el daño provocado por el incendio fue dantesco y que tres años después del grave episodio los chubutenses todavía estamos pagando la barrabasada de Colarzudo y sus compañeros.

La restauración de la Casa de Gobierno implicó tareas de reconstrucción, renovación completa del sistema eléctrico, reparación de la red de gas, servicio sanitario y aberturas. La barbarie provoco daños estructurales en los techos, se rompieron las vigas, se dañaron las correas, todos los pisos fueron retirados por el daño que les provocó el fuego y el agua. Se encomendaron aberturas de carpintería de aluminio a medida, y se solicitó el uso de pintura ignífuga, para renovar todo el interior de la Casa.

La fachada del edificio presentó otro desafío, ya que se tuvo que contratar mano de obra especializada para realizar la restauración del edificio histórico. A eso hay que sumarle la calefacción, la intervención en sala de datos, elementos de seguridad y mobiliario.

El gobierno calcula que, cuando se terminen los trabajos, el incendio de 2021 nos habrá costado a los chubutenses la friolera de mil millones de pesos.
Súmele a esa bestialidad de plata los gastos que realizó el Estado para reacondicionar los inmuebles donde actualmente funciona, y como si eso fuera poco, el costo que significa poner a trabajar a la Justicia en este caso, con sus fiscales, jueces, secretarios, empleados administrativos y peritos.

Mil millones de pesos, mas todo lo que agregamos, para que la historia termine con una prisión en suspenso y 75 horas comunitarias.

Colarzudo nos está tomando el pelo. El Ministerio Publico Fiscal nos toma el pelo y la jueza si convalida este mamarracho también nos tomará el pelo.
La marcha anti minera de diciembre de 2021 fue una manifestación sincera de miles de chubutenses que quisieron decirle al gobierno y a los diputados que estaban abriendo la puerta de la minería a cielo abierto que los chubutenses no estaban de acuerdo con tomar ese camino. Pero una cosa es marchar por un objetivo noble y otra cosa muy distinta es justificar la conducta de un puñado de energúmenos como Colarzudo que creen que bajo el paraguas de un reclamo justo se puede romper un edificio público y poner en riesgo los bienes de la comunidad y la vida de los chubutenses.

¿Cuál es el triste mensaje que la justicia de Chubut le está transmitiendo?

Que en esta provincia el que las hace no las paga. Que los ciudadanos pacíficos y respetuosos de la ley, estamos desprotegidos de los desaforados que se creen que tienen derecho a violar las normas y destruir un edificio público.

Y hay otro mensaje muy triste a favor de los que delinquen.

Con este pronunciamiento laxo, la Justicia les está diciendo:
-Rompan y prendan fuego lo que quieran, pero si van a volver a quemar, que no lo haga el mismo, que haya una rotación, así evitan ir a la cárcel. Eso sí, de las horas comunitarias no van a poder a zafar-

Es verdad cuando el vecino dice que en esta provincia robar una gallina es más gravoso que prender fuego la Casa de Gobierno.

Cualquier parecido con Borromeo es pura casualidad.


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