La CAFACH y el viejo truco de no hacerse cargo de nada

05 AGO 2024 - 10:19 | Actualizado 05 AGO 2024 - 10:42

- Por Esteban Gallo

El Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo decretó un paro nacional pesquero después de que la Flota Amarilla de Rawson anunciara la cesantía de una veintena de patrones y oficiales.

Según el sindicato, además de los despidos, hubo insultos y maltratos a trabajadores y representantes gremiales, que la organización sindical no está dispuesta a soportar.

Pero no se trata de una acción individual, antojadiza o tirada de los pelos.

La medida cuenta con el apoyo de los gremios pesqueros hermanos que también se suman a la paralización de la actividad, desde el puerto de Mar del Plata hasta Tierra del Fuego. Por ese motivo, el paro afectará a la totalidad de la flota amarilla, pero también a los barcos rojos, factorías, poteros, tangoneros y fresqueros que se encuentren en la marea o que ingresen al puerto.

La noticia tiene una repercusión de altísimo impacto, porque nadie desconoce que en estos mares repletos de langostinos, la paralización de la actividad pesquera perjudica a miles de personas, ocasionando a la provincia pérdidas económicas inconmensurables.

Sin embargo, para llegar a este estado de situación, mucha agua pasó por debajo del muelle.

Lo primero que deben saber los chubutenses es que estamos inmersos en un conflicto que se inició porque la Cámara de la Flota Amarilla de Rawson incumplió un acuerdo que firmó en octubre del año pasado con el Centro de Patrones de Pesca, mediante el cual se estableció una actualización salarial por inflación.

Los incrementos pautados no se respetaron en enero, tampoco se establecieron aumentos con las paritarias de marzo y está en veremos la negociación salarial de julio.

Para que quede claro. En octubre del año pasado, las partes negociadoras se sentaron en una misma mesa. Como es de rigor, los actores estudiaron el contexto económico actual, sacaron cuentas, evaluaron los costos, analizaron los cambios de gobierno que se venían, también el comportamiento de los mercados y la cotización del dólar. Finalmente, arribaron a un acuerdo paritario y lo refrendaron. Nadie les puso a los empresarios un revolver en la cabeza para que firmaran.

Sin embargo, haciendo gala de un atrevimiento ilimitado, Gustavo González, Tato Ceresetto y sus amigos hicieron los que los empresarios que tienen palabra no hacen: decidieron violar el convenio y no cumplirlo.

Y no solo eso. Además, creyeron que podían borrar con el codo lo que habían firmado con la mano sin tener que pagar ninguna consecuencia por esa acción.
¿Son tan inocentes o se creen tan impunes como para pensar que pueden desconocer un acuerdo paritario y que los trabajadores se van a quedar de brazos cruzados?

¿Cómo se les ocurrió pensar que, ante semejante osadía, los otros sindicatos no iban a ser solidarios con el Centro de Patrones?

Los gremios no pueden mirar para otro lado porque el que se sale con la suya una vez, quiere salirse con la suya siempre, algo que el conjunto del sector pesquero no iba a permitir de ninguna manera.

La CAFACH se defiende señalando que el Centro de Patrones de Pesca no es el sindicato autorizado para firmar acuerdos paritarios. Como si fuese un interlocutor desconocido y como si nunca se hubiesen sentado a discutir salarios.

Otro dato que los deja en offside: el 80% de los patrones de pesca que trabajan con González, Cereseto y compañía están afiliados al sindicato que ahora menosprecian.

En los últimos años, el sector pesquero de Chubut ha atravesado por conflictos variopintos, pero que presentan un común denominador: en el medio siempre está metida la CAFACH.

Hace unos meses atrás, un enfrentamiento virulento con el SUPA derivó en un paro de los estibadores y en una serie de imputaciones gravísimas que terminaron en el ámbito judicial.

La misma Cámara mantiene un conflicto de graves proporciones con el SOMU, a cuyos marineros tampoco les quiere pagar el acuerdo paritario firmado en 2023.

La antojadiza idea de quedar ante la sociedad como los chicos buenos de la película no es otra cosa que una pretensión pueril. El viejo truco de la Cámara de victimizarse para embarrar la cancha y no hacerse cargo de nada, es una paparruchada que los chubutenses ya no compran.

Si lo que quieren es cambiar la imagen, la CAFACH debería comenzar con resolver el problema que ellos mismos generaron.

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05 AGO 2024 - 10:19

- Por Esteban Gallo

El Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo decretó un paro nacional pesquero después de que la Flota Amarilla de Rawson anunciara la cesantía de una veintena de patrones y oficiales.

Según el sindicato, además de los despidos, hubo insultos y maltratos a trabajadores y representantes gremiales, que la organización sindical no está dispuesta a soportar.

Pero no se trata de una acción individual, antojadiza o tirada de los pelos.

La medida cuenta con el apoyo de los gremios pesqueros hermanos que también se suman a la paralización de la actividad, desde el puerto de Mar del Plata hasta Tierra del Fuego. Por ese motivo, el paro afectará a la totalidad de la flota amarilla, pero también a los barcos rojos, factorías, poteros, tangoneros y fresqueros que se encuentren en la marea o que ingresen al puerto.

La noticia tiene una repercusión de altísimo impacto, porque nadie desconoce que en estos mares repletos de langostinos, la paralización de la actividad pesquera perjudica a miles de personas, ocasionando a la provincia pérdidas económicas inconmensurables.

Sin embargo, para llegar a este estado de situación, mucha agua pasó por debajo del muelle.

Lo primero que deben saber los chubutenses es que estamos inmersos en un conflicto que se inició porque la Cámara de la Flota Amarilla de Rawson incumplió un acuerdo que firmó en octubre del año pasado con el Centro de Patrones de Pesca, mediante el cual se estableció una actualización salarial por inflación.

Los incrementos pautados no se respetaron en enero, tampoco se establecieron aumentos con las paritarias de marzo y está en veremos la negociación salarial de julio.

Para que quede claro. En octubre del año pasado, las partes negociadoras se sentaron en una misma mesa. Como es de rigor, los actores estudiaron el contexto económico actual, sacaron cuentas, evaluaron los costos, analizaron los cambios de gobierno que se venían, también el comportamiento de los mercados y la cotización del dólar. Finalmente, arribaron a un acuerdo paritario y lo refrendaron. Nadie les puso a los empresarios un revolver en la cabeza para que firmaran.

Sin embargo, haciendo gala de un atrevimiento ilimitado, Gustavo González, Tato Ceresetto y sus amigos hicieron los que los empresarios que tienen palabra no hacen: decidieron violar el convenio y no cumplirlo.

Y no solo eso. Además, creyeron que podían borrar con el codo lo que habían firmado con la mano sin tener que pagar ninguna consecuencia por esa acción.
¿Son tan inocentes o se creen tan impunes como para pensar que pueden desconocer un acuerdo paritario y que los trabajadores se van a quedar de brazos cruzados?

¿Cómo se les ocurrió pensar que, ante semejante osadía, los otros sindicatos no iban a ser solidarios con el Centro de Patrones?

Los gremios no pueden mirar para otro lado porque el que se sale con la suya una vez, quiere salirse con la suya siempre, algo que el conjunto del sector pesquero no iba a permitir de ninguna manera.

La CAFACH se defiende señalando que el Centro de Patrones de Pesca no es el sindicato autorizado para firmar acuerdos paritarios. Como si fuese un interlocutor desconocido y como si nunca se hubiesen sentado a discutir salarios.

Otro dato que los deja en offside: el 80% de los patrones de pesca que trabajan con González, Cereseto y compañía están afiliados al sindicato que ahora menosprecian.

En los últimos años, el sector pesquero de Chubut ha atravesado por conflictos variopintos, pero que presentan un común denominador: en el medio siempre está metida la CAFACH.

Hace unos meses atrás, un enfrentamiento virulento con el SUPA derivó en un paro de los estibadores y en una serie de imputaciones gravísimas que terminaron en el ámbito judicial.

La misma Cámara mantiene un conflicto de graves proporciones con el SOMU, a cuyos marineros tampoco les quiere pagar el acuerdo paritario firmado en 2023.

La antojadiza idea de quedar ante la sociedad como los chicos buenos de la película no es otra cosa que una pretensión pueril. El viejo truco de la Cámara de victimizarse para embarrar la cancha y no hacerse cargo de nada, es una paparruchada que los chubutenses ya no compran.

Si lo que quieren es cambiar la imagen, la CAFACH debería comenzar con resolver el problema que ellos mismos generaron.


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