Lo que se espera de Raidan en el Superior Tribunal

08 JUL 2024 - 10:35 | Actualizado 08 JUL 2024 - 10:38

- Por Esteban Gallo

Como lo adelantó este medio, con el apoyo de 23 legisladores de un total de 27, Javier Raidan superó el filtro legislativo y en breve, asumirá como nuevo ministro del Superior Tribunal de Justicia.

Lo aguardan desafíos importantes que tendrá que gestionar junto al resto de los ministros, más algunos conflictos internos que deberá ayudar a resolver, más los reclamos que la sociedad demanda al Poder del Estado que ahora representa.

El abogado bonaerense llega “afilado”, con un grado de autoridad que no tiene ninguno de los otros ministros. Es el primero y el único que arriba a la Corte provincial con el aval del gobernador Nacho Torres, lo que supone que tendrá sintonía fina con el Ejecutivo provincial.

Ese poder conferido desde las más altas esferas, quizá le permita ajustar las clavijas de algún ministro desbocado, especialista en generar peleas internas que afean la imagen del Superior Tribunal.

Además, Raidan podría transformarse en la punta de lanza de un viejo reclamo judicial: la autarquía, que no es otra cosa que la potestad de presupuestar, percibir, disponer y administrar los recursos económicos y financieros. El reclamo se corresponde con su condición de poder independiente, con responsabilidades constitucionales propias.

De lograrlo, ya no dependería del humor de los otros dos poderes, que suelen actuar con recelo, relegando la aprobación del presupuesto judicial y el envío de las partidas correspondientes.

La idoneidad de los funcionarios judiciales que cumplen tareas en la provincia debería ser otro tema que Raidan y sus pares deberían abordar. Se hizo público, recientemente, el caso de una candidata a fiscal general de Rawson, cuyo pliego fue rechazado por los diputados, por el pobrísimo nivel técnico de la abogada. La mujer había superado el filtro del Consejo de la Magistratura, del que también forma parte el Superior Tribunal.

Si lo que se pretende es tener magistrados de calidad, también es inadmisible que aspirantes a jueces que compitieron en los concursos correspondientes, luego, sean nombrados como jueces de refuerzos. Al final, personas que fueron “bochados” por su falta de idoneidad técnica, terminan dictando sentencias.

En estos tiempos de renovación, el otro gran objetivo que debería apuntalar Raidan es el de la reforma de los códigos procesales no penales, que viene impulsando con vehemencia y desde hace tiempo, el Dr. Mario Vivas.

No podemos hablar de verdadera justicia en el campo civil, comercial, laboral y de familia, con la lentitud vergonzosa que caracteriza a los actuales plazos procesales.

Es inaceptable que un juicio laboral dure 4 o 5 años o que la víctima de un accidente de tránsito tenga que penar por los tribunales ese mismo periodo de tiempo, antes de que se establezca el monto de dinero que le corresponde cobrar.

Eso no es justicia. Y será tarea del Poder Judicial, de los diputados provinciales y del Poder Ejecutivo reflotar el proyecto que duerme el sueño de los justos en la Legislatura.

El otro aspecto clave en el que debería enfocarse el nuevo ministro de la Corte provincial es en la relación de los operadores del Poder Judicial con la gente. Con los porcentajes de credibilidad por el piso, es clave que la Justicia reformule sus vínculos con la comunidad.

Coincido con lo señalado por el Dr. Raidan durante su alocución en la Legislatura, en el sentido de que estar del otro lado del mostrador permite tener un contacto permanente con la gente y una mirada distinta a la que tienen los jueces, que a veces pareciera que viven en una realidad virtual. Humanizar al poder judicial para que los ciudadanos vuelvan a creer en quienes los representan es imprescindible.

Hace unos meses, en la búsqueda de soluciones para combatir la inseguridad en Trelew, los jueces fueron los únicos funcionarios judiciales que no participaron de las reuniones. Eso no puede volver a suceder, si la Justicia pretende amigarse con la sociedad para demostrar que un magistrado es un servidor público, y no un ser iluminado con delirios de grandeza.

Es el Superior Tribunal de Justicia, desde arriba, el que debe transmitir ese mensaje hacia abajo del Poder Judicial.

Ojalá Raidan, persuadido por las voces que escuchó en la calle, en sus largos años de litigación, llegue a la más alta magistratura para generar ese cambio drástico que la sociedad reclama a gritos.

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08 JUL 2024 - 10:35

- Por Esteban Gallo

Como lo adelantó este medio, con el apoyo de 23 legisladores de un total de 27, Javier Raidan superó el filtro legislativo y en breve, asumirá como nuevo ministro del Superior Tribunal de Justicia.

Lo aguardan desafíos importantes que tendrá que gestionar junto al resto de los ministros, más algunos conflictos internos que deberá ayudar a resolver, más los reclamos que la sociedad demanda al Poder del Estado que ahora representa.

El abogado bonaerense llega “afilado”, con un grado de autoridad que no tiene ninguno de los otros ministros. Es el primero y el único que arriba a la Corte provincial con el aval del gobernador Nacho Torres, lo que supone que tendrá sintonía fina con el Ejecutivo provincial.

Ese poder conferido desde las más altas esferas, quizá le permita ajustar las clavijas de algún ministro desbocado, especialista en generar peleas internas que afean la imagen del Superior Tribunal.

Además, Raidan podría transformarse en la punta de lanza de un viejo reclamo judicial: la autarquía, que no es otra cosa que la potestad de presupuestar, percibir, disponer y administrar los recursos económicos y financieros. El reclamo se corresponde con su condición de poder independiente, con responsabilidades constitucionales propias.

De lograrlo, ya no dependería del humor de los otros dos poderes, que suelen actuar con recelo, relegando la aprobación del presupuesto judicial y el envío de las partidas correspondientes.

La idoneidad de los funcionarios judiciales que cumplen tareas en la provincia debería ser otro tema que Raidan y sus pares deberían abordar. Se hizo público, recientemente, el caso de una candidata a fiscal general de Rawson, cuyo pliego fue rechazado por los diputados, por el pobrísimo nivel técnico de la abogada. La mujer había superado el filtro del Consejo de la Magistratura, del que también forma parte el Superior Tribunal.

Si lo que se pretende es tener magistrados de calidad, también es inadmisible que aspirantes a jueces que compitieron en los concursos correspondientes, luego, sean nombrados como jueces de refuerzos. Al final, personas que fueron “bochados” por su falta de idoneidad técnica, terminan dictando sentencias.

En estos tiempos de renovación, el otro gran objetivo que debería apuntalar Raidan es el de la reforma de los códigos procesales no penales, que viene impulsando con vehemencia y desde hace tiempo, el Dr. Mario Vivas.

No podemos hablar de verdadera justicia en el campo civil, comercial, laboral y de familia, con la lentitud vergonzosa que caracteriza a los actuales plazos procesales.

Es inaceptable que un juicio laboral dure 4 o 5 años o que la víctima de un accidente de tránsito tenga que penar por los tribunales ese mismo periodo de tiempo, antes de que se establezca el monto de dinero que le corresponde cobrar.

Eso no es justicia. Y será tarea del Poder Judicial, de los diputados provinciales y del Poder Ejecutivo reflotar el proyecto que duerme el sueño de los justos en la Legislatura.

El otro aspecto clave en el que debería enfocarse el nuevo ministro de la Corte provincial es en la relación de los operadores del Poder Judicial con la gente. Con los porcentajes de credibilidad por el piso, es clave que la Justicia reformule sus vínculos con la comunidad.

Coincido con lo señalado por el Dr. Raidan durante su alocución en la Legislatura, en el sentido de que estar del otro lado del mostrador permite tener un contacto permanente con la gente y una mirada distinta a la que tienen los jueces, que a veces pareciera que viven en una realidad virtual. Humanizar al poder judicial para que los ciudadanos vuelvan a creer en quienes los representan es imprescindible.

Hace unos meses, en la búsqueda de soluciones para combatir la inseguridad en Trelew, los jueces fueron los únicos funcionarios judiciales que no participaron de las reuniones. Eso no puede volver a suceder, si la Justicia pretende amigarse con la sociedad para demostrar que un magistrado es un servidor público, y no un ser iluminado con delirios de grandeza.

Es el Superior Tribunal de Justicia, desde arriba, el que debe transmitir ese mensaje hacia abajo del Poder Judicial.

Ojalá Raidan, persuadido por las voces que escuchó en la calle, en sus largos años de litigación, llegue a la más alta magistratura para generar ese cambio drástico que la sociedad reclama a gritos.


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