Lo que esperamos de los futuros diputados provinciales
- Por Esteban Gallo
Tras el recuento definitivo de votos del Tribunal Electoral de la Provincia, quedó definida la integración de la Legislatura Provincial, a partir del 10 de diciembre.
Con el triunfo de “Nacho” Torres, Juntos por el Cambio aportará 16 legisladores, el Partido Justicialista tendrá 7 representantes, el PLICH ocupará tres bancas y el lugar restante será para la Izquierda.
En síntesis, una integración heterogénea, con partidos políticos debutantes e ideologías variopintas, lo que debería elevar la calidad de la tarea legislativa, tan alicaída en los últimos tiempos.
Contar con una Legislatura diversa en términos de representación partidaria debería contribuir a la salud del sistema democrático y a garantizar que las diferentes opiniones y perspectivas estén representadas adecuadamente. Más diversidad= más pensamientos, más enfoques y más debate. Como consecuencia de esa pluralidad deberían conseguirse soluciones más equilibradas. Cuando un sector político acumula un poder excesivo, se toman decisiones unilaterales que no nos conducen por caminos inteligentes.
La integración de la futura Legislatura provincial también pondrá a prueba la capacidad de nuestros dirigentes en la búsqueda de consensos, especialmente del gobierno, que en asuntos que requieran de mayorías especiales, deberá establecer acuerdos con los legisladores de la oposición.
Qué es la política, sino el arte de dialogar.
En relación a las fortalezas y debilidades de los distintos bloques, el partido que gobernará la provincia a partir de diciembre debería llegar en condiciones ideales. En primer lugar, porque viene entonado después de una victoria que le aseguró la primera minoría. Y, además, porque el liderazgo que Ignacio Torres ejerce con total naturalidad, asegura el encuadramiento de los legisladores detrás de su figura.
Deberían empiojarse mucho las relaciones entre el PRO y la UCR para que la salud interna del oficialismo sufra algún contratiempo en el corto o mediano plazo.
En el Justicialismo las cosas son diferentes, por cuestiones de coyuntura y de integración.
En relación al primer punto, todavía estamos en época de pases de factura y la derrota electoral del 30 de julio dejó muchas heridas abiertas. Habrá que ver como se acomodan los melones.
Con respecto a cuestiones de representación, los 7 diputados del sector responden a caciques distintos, y en algunos casos, a sectores gremiales cercanos al peronismo. Emanuel Coliñir responde a la Cámpora, Mariela Williams al Sastrismo, Gustavo Fita a Juan Pablo Luque, Tatiana Goic a Camioneros. El que más diputados afines tiene es Mariano Arcioni: Vanesa Abril y Juan Pais. Y después está Norma Arbilla, que es un caso extraordinario, no solo porque no está claro a que sector del peronismo representa, sino porque nadie entiende todavía porque extraña razón terminó encabezando la lista de diputados provinciales.
De qué manera y bajo qué liderazgos se manejará el bloque del peronismo es un misterio. También, si en la complejidad del momento actual, podrá mantenerse cohesionado.
El General decía que “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” pero una cosa es decirlo y otra cosa es llevarlo a la práctica.
En el análisis del futuro escenario legislativo dejamos un margen para la individualidad, con la ilusión de que los nuevos parlamentarios lleguen al recinto para dejar una impronta personal.
Esto incluye a los legisladores de la Izquierda y el PLICH que tendrán la oportunidad de lucirse en un escenario de gran relevancia. Tendrán la chance de mostrarse, de trascender y de lograr predicamento en la sociedad chubutense.
Hay una provincia que los estará mirando y un sinnúmero de temas para abordar.
A su favor, los actuales diputados y diputadas dejan la vara muy baja. No se necesitan performances espectaculares para mejorar el nivel paupérrimo del actual cuerpo legislativo.
Los actuales, no sesionan desde junio. Como si en la provincia no pasara nada y no existieran temas para tratar ni cuestiones por resolver.
- Por Esteban Gallo
Tras el recuento definitivo de votos del Tribunal Electoral de la Provincia, quedó definida la integración de la Legislatura Provincial, a partir del 10 de diciembre.
Con el triunfo de “Nacho” Torres, Juntos por el Cambio aportará 16 legisladores, el Partido Justicialista tendrá 7 representantes, el PLICH ocupará tres bancas y el lugar restante será para la Izquierda.
En síntesis, una integración heterogénea, con partidos políticos debutantes e ideologías variopintas, lo que debería elevar la calidad de la tarea legislativa, tan alicaída en los últimos tiempos.
Contar con una Legislatura diversa en términos de representación partidaria debería contribuir a la salud del sistema democrático y a garantizar que las diferentes opiniones y perspectivas estén representadas adecuadamente. Más diversidad= más pensamientos, más enfoques y más debate. Como consecuencia de esa pluralidad deberían conseguirse soluciones más equilibradas. Cuando un sector político acumula un poder excesivo, se toman decisiones unilaterales que no nos conducen por caminos inteligentes.
La integración de la futura Legislatura provincial también pondrá a prueba la capacidad de nuestros dirigentes en la búsqueda de consensos, especialmente del gobierno, que en asuntos que requieran de mayorías especiales, deberá establecer acuerdos con los legisladores de la oposición.
Qué es la política, sino el arte de dialogar.
En relación a las fortalezas y debilidades de los distintos bloques, el partido que gobernará la provincia a partir de diciembre debería llegar en condiciones ideales. En primer lugar, porque viene entonado después de una victoria que le aseguró la primera minoría. Y, además, porque el liderazgo que Ignacio Torres ejerce con total naturalidad, asegura el encuadramiento de los legisladores detrás de su figura.
Deberían empiojarse mucho las relaciones entre el PRO y la UCR para que la salud interna del oficialismo sufra algún contratiempo en el corto o mediano plazo.
En el Justicialismo las cosas son diferentes, por cuestiones de coyuntura y de integración.
En relación al primer punto, todavía estamos en época de pases de factura y la derrota electoral del 30 de julio dejó muchas heridas abiertas. Habrá que ver como se acomodan los melones.
Con respecto a cuestiones de representación, los 7 diputados del sector responden a caciques distintos, y en algunos casos, a sectores gremiales cercanos al peronismo. Emanuel Coliñir responde a la Cámpora, Mariela Williams al Sastrismo, Gustavo Fita a Juan Pablo Luque, Tatiana Goic a Camioneros. El que más diputados afines tiene es Mariano Arcioni: Vanesa Abril y Juan Pais. Y después está Norma Arbilla, que es un caso extraordinario, no solo porque no está claro a que sector del peronismo representa, sino porque nadie entiende todavía porque extraña razón terminó encabezando la lista de diputados provinciales.
De qué manera y bajo qué liderazgos se manejará el bloque del peronismo es un misterio. También, si en la complejidad del momento actual, podrá mantenerse cohesionado.
El General decía que “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” pero una cosa es decirlo y otra cosa es llevarlo a la práctica.
En el análisis del futuro escenario legislativo dejamos un margen para la individualidad, con la ilusión de que los nuevos parlamentarios lleguen al recinto para dejar una impronta personal.
Esto incluye a los legisladores de la Izquierda y el PLICH que tendrán la oportunidad de lucirse en un escenario de gran relevancia. Tendrán la chance de mostrarse, de trascender y de lograr predicamento en la sociedad chubutense.
Hay una provincia que los estará mirando y un sinnúmero de temas para abordar.
A su favor, los actuales diputados y diputadas dejan la vara muy baja. No se necesitan performances espectaculares para mejorar el nivel paupérrimo del actual cuerpo legislativo.
Los actuales, no sesionan desde junio. Como si en la provincia no pasara nada y no existieran temas para tratar ni cuestiones por resolver.