Negrín, Montalto y un homenaje a los anónimos
Ella es médica y su marido era periodista. Integraron la Comisión de Solidaridad. Rescatada por aquella movilización, pide “el justo homenaje a todos aquellos que llenaron las calles para pedir que nos liberaran”.
Celia Negrín no quiere ser ubicada como protagonista de los hechos de octubre de 1972. “El homenaje más fuerte es al pueblo”, le dice a Jornada desde su casa en Buenos Aires. Por ello rechaza la entrevista pero quiere participar a través de un texto con su reflexión.
“Este aniversario es tan importante como cada uno de los anteriores”, expresa la médica en su carta. En esta oportunidad prefiere pasar la fecha rodeada por sus hijos y nietos. Presos de la solidaridad Celia Negrín ejercía como pediatra del Servicio de Neonatología cuando la detuvieron en aquella vergonzosa madrugada del 11 de octubre de 1972. Se la llevaron junto a su entonces esposo, Luis Montalto, periodista del diario El Chubut.
El operativo militar que los sacó de su casa de Trelew y los obligó a dejar a sus hijas buscaba “garantizar el orden y la tranquilidad pública”, que se veían “perturbados por la acción de elementos vinculados con actividades subversivas”. Para la dictadura la pertenencia a la Comisión de Solidaridad con los presos políticos ya era motivo suficiente para la sospecha y la persecución. Además Celia había aceptado ser médico de parte para verificar el estado de salud de María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, los tres sobrevivientes de la Masacre de la Base Almirante Zar. No llegó a verlos: cuando se hizo presente en la unidad, el 23 de agosto por la tarde, el jefe le comunicó que los militantes ya habían sido trasladados al Hospital Naval de Puerto Belgrano.
La presión popular de octubre rescató a sus vecinos: Luis fue liberado en el primer grupo y esperó a su mujer en la casa de las hermanas que Celia tenía en La Plata. “La represión no buscaba terroristas”, dice Montalto en el libro La pasión según Trelew. “Quería escarmentarnos a nosotros por haber sido solidarios con los presos. Ellos sabían muy bien que aquí jamás hubo bombas ni atentados personales”.
A su regreso, después del 20, el matrimonio alcanzó a participar de la Asamblea del Pueblo. Las fotos en blanco y negro de los diarios los muestran rodeados en el Teatro Español (foto). Y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas publicó un comunicado celebrando el retorno del trabajador de prensa. En ese momento todavía se luchaba por la liberación de Gustavo Peralta, Ángel Bel y Mario Abel Amaya. Después de la acción exitosa del alzamiento popular, la vida volvió a la normalidad. Pero ésta no duraría mucho tiempo. Días antes de cumplirse los tres años del Trelewazo Manuel Negrín, hermano de Celia e integrante del ERP, murió en una emboscada tendida por el Ejército en Tucumán.
En 1976 la pediatra fue despedida del Servicio de Neonatología del hospital zonal, condenada así al “exilio interno”. Estaba embarazada de su tercera hija. Durante nueve años no volvería a ejercer en la medicina pública. Mientras tanto se dedicó a su consultorio particular y a su familia. Montalto y Negrín se separaron en 2000. Él volvió a casarse en febrero de 2007, un año antes de morir. Jubilada desde 1991, Celia alterna su tiempo entre su cotidianeidad construida en Trelew, y su familia radicada en Buenos Aires. Durante estos meses y hasta donde le permitió la sensibilidad, la médica ha presenciado algunas audiencias del juicio por la Masacre de Trelew. No es fácil cuando la historia toca tan de cerca.
El justo homenaje
A 40 años del Trelewazo, Celia Negrín escribió: “Recordar lo vivido la madrugada del 11 de octubre de 1972 es repasar un hecho en mi vida y en la de mi familia. Un hecho que ocurrió hace cuarenta años. Este aniversario es tan importante como cada uno de los anteriores. Durante estos cuarenta años, muchos de los protagonistas pasaron desapercibidos en este Trelew que en el mismo tiempo creció cinco veces. "Todavía no nos hemos ocupado de aquellos que en esos días golpearon nuestras puertas y con la mayor impunidad hoy siguen bien tranquilos. Ni tampoco hemos rendido el justo homenaje a todos aquellos que llenaron las calles de Trelew para pedir que nos liberaran, desafiando ese manto de terror tendido sobre todo nuestro país con la Masacre del 22 de agosto, aún hoy impune". "Reitero mi más entrañable recuerdo a los que llenaron el Teatro Español y recorrieron las calles".
"Algunos aún hoy siguen luchando por causas por las que vale la pena jugarse. En estos cuarenta años vivimos en Trelew rodeados de afectos que nos ayudaron a sobrellevar los sinsabores del exilio interno, de la pérdida del trabajo, que nos acompañaron en el nacimiento de nuestros hijos, en la educación de los mismos. Gracias a cada uno de ellos: amigos, vecinos. Quizás los aniversarios sean esto: obligarnos a repasar nuestros pasos y llenar páginas de agradecimientos a tantos desconocidos que cruzamos en el trajinar cotidiano”.#
Celia Negrín no quiere ser ubicada como protagonista de los hechos de octubre de 1972. “El homenaje más fuerte es al pueblo”, le dice a Jornada desde su casa en Buenos Aires. Por ello rechaza la entrevista pero quiere participar a través de un texto con su reflexión.
“Este aniversario es tan importante como cada uno de los anteriores”, expresa la médica en su carta. En esta oportunidad prefiere pasar la fecha rodeada por sus hijos y nietos. Presos de la solidaridad Celia Negrín ejercía como pediatra del Servicio de Neonatología cuando la detuvieron en aquella vergonzosa madrugada del 11 de octubre de 1972. Se la llevaron junto a su entonces esposo, Luis Montalto, periodista del diario El Chubut.
El operativo militar que los sacó de su casa de Trelew y los obligó a dejar a sus hijas buscaba “garantizar el orden y la tranquilidad pública”, que se veían “perturbados por la acción de elementos vinculados con actividades subversivas”. Para la dictadura la pertenencia a la Comisión de Solidaridad con los presos políticos ya era motivo suficiente para la sospecha y la persecución. Además Celia había aceptado ser médico de parte para verificar el estado de salud de María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, los tres sobrevivientes de la Masacre de la Base Almirante Zar. No llegó a verlos: cuando se hizo presente en la unidad, el 23 de agosto por la tarde, el jefe le comunicó que los militantes ya habían sido trasladados al Hospital Naval de Puerto Belgrano.
La presión popular de octubre rescató a sus vecinos: Luis fue liberado en el primer grupo y esperó a su mujer en la casa de las hermanas que Celia tenía en La Plata. “La represión no buscaba terroristas”, dice Montalto en el libro La pasión según Trelew. “Quería escarmentarnos a nosotros por haber sido solidarios con los presos. Ellos sabían muy bien que aquí jamás hubo bombas ni atentados personales”.
A su regreso, después del 20, el matrimonio alcanzó a participar de la Asamblea del Pueblo. Las fotos en blanco y negro de los diarios los muestran rodeados en el Teatro Español (foto). Y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas publicó un comunicado celebrando el retorno del trabajador de prensa. En ese momento todavía se luchaba por la liberación de Gustavo Peralta, Ángel Bel y Mario Abel Amaya. Después de la acción exitosa del alzamiento popular, la vida volvió a la normalidad. Pero ésta no duraría mucho tiempo. Días antes de cumplirse los tres años del Trelewazo Manuel Negrín, hermano de Celia e integrante del ERP, murió en una emboscada tendida por el Ejército en Tucumán.
En 1976 la pediatra fue despedida del Servicio de Neonatología del hospital zonal, condenada así al “exilio interno”. Estaba embarazada de su tercera hija. Durante nueve años no volvería a ejercer en la medicina pública. Mientras tanto se dedicó a su consultorio particular y a su familia. Montalto y Negrín se separaron en 2000. Él volvió a casarse en febrero de 2007, un año antes de morir. Jubilada desde 1991, Celia alterna su tiempo entre su cotidianeidad construida en Trelew, y su familia radicada en Buenos Aires. Durante estos meses y hasta donde le permitió la sensibilidad, la médica ha presenciado algunas audiencias del juicio por la Masacre de Trelew. No es fácil cuando la historia toca tan de cerca.
El justo homenaje
A 40 años del Trelewazo, Celia Negrín escribió: “Recordar lo vivido la madrugada del 11 de octubre de 1972 es repasar un hecho en mi vida y en la de mi familia. Un hecho que ocurrió hace cuarenta años. Este aniversario es tan importante como cada uno de los anteriores. Durante estos cuarenta años, muchos de los protagonistas pasaron desapercibidos en este Trelew que en el mismo tiempo creció cinco veces. "Todavía no nos hemos ocupado de aquellos que en esos días golpearon nuestras puertas y con la mayor impunidad hoy siguen bien tranquilos. Ni tampoco hemos rendido el justo homenaje a todos aquellos que llenaron las calles de Trelew para pedir que nos liberaran, desafiando ese manto de terror tendido sobre todo nuestro país con la Masacre del 22 de agosto, aún hoy impune". "Reitero mi más entrañable recuerdo a los que llenaron el Teatro Español y recorrieron las calles".
"Algunos aún hoy siguen luchando por causas por las que vale la pena jugarse. En estos cuarenta años vivimos en Trelew rodeados de afectos que nos ayudaron a sobrellevar los sinsabores del exilio interno, de la pérdida del trabajo, que nos acompañaron en el nacimiento de nuestros hijos, en la educación de los mismos. Gracias a cada uno de ellos: amigos, vecinos. Quizás los aniversarios sean esto: obligarnos a repasar nuestros pasos y llenar páginas de agradecimientos a tantos desconocidos que cruzamos en el trajinar cotidiano”.#