Ángel Bel, pedagogía de la lucha

Integró la Comisión de Solidaridad como apoderado de Mario Santucho. Fue uno de los últimos liberados por el Trelewazo. Secuestrado por un grupo de tareas, hoy permanece desaparecido.

06 OCT 2022 - 16:48 | Actualizado 06 OCT 2022 - 16:59

Ángel Bel dejó una marca en todo aquel que lo conoció. De eso da fe Hilda Fredes, con quien el maestro se casó en 1975. “Todavía hoy aparece gente que me dice ‘cómo lo quería’”. En noviembre se cumplirán 36 años de su desaparición. Ángel había llegado a la Patagonia en la década del 60 para cumplir el servicio militar en Comodoro Rivadavia. Recién recibido de maestro rural, tuvo como primer destino la escuela de Sepaucal, una aldea escolar chubutense.

De vuelta en el Valle Bel conoció a Hilda Fredes (foto), quien trabajaba en la organización del gremio textil como empleada de una fábrica. Para ese entonces Ángel ya combinaba su tarea docente con la militancia en el Partido Comunista. “Él venía de un sector cristiano y encuentra en el marxismo la posibilidad de luchar por lo mismo que buscaba con la acción católica: terminar con la miseria, que las riquezas fueran compartidas”.

En 1972 el castigo militar contra la solidaridad de Trelew iba a tener al maestro como uno de sus blancos. Pero la cárcel no era nueva para Ángel: en 1970 pasó uno año en la Unidad 6 por una ley de represión del comunismo. Cuando salió libre se sumó a la Comisión de Solidaridad con los presos políticos, e incluso fue más lejos: a espaldas del Partido Comunista aceptó ser apoderado del dirigente del PRT-ERP, Mario Roberto Santucho.

La represión no le perdonaría ese vínculo. Hilda también fue parte del grupo que recibía a los familiares de los detenidos. Recuerda que grandes y chicos eran alojados en las casas particulares, pero comían juntos en el local del Partido Justicialista, en donde se organizaba la olla popular. “Rescato a esas compañeras anónimas que cocinaban, que atendían a la gente.

Era un Trelew solidario. Posiblemente era ese Trelew de la gesta galesa, porque lo solidario se construye”.

Octubre revolucionario

La madrugada del 11 de octubre el docente fue llevado de la casa de su hermano. En un camión los uniformados del V Cuerpo del Ejército lo trasladaron hasta el aeropuerto, en donde lo reunieron con el resto de los detenidos. “Cuenta Elisa (Martínez) que en el vuelo para Devoto Ángel iba muy nervioso. Como ya había estado preso percibía que a él podía pasarle algo”. Fredes asegura que Bel nunca dijo mucho sobre los días en el penal: “Se lo trató bien. Contó que compartió la celda con Gustavo (Peralta) y que discutía de política todoel día. Prácticamente no tuvieron problemas”.

Mientras tanto se desarrollaban las históricas jornadas en un Teatro Español transformado en “Casa del Pueblo”. “Después de la Masacre estuvimos shockeados un mes y medio, y en octubre la situación reventó”. Fredes asegura: “Había organización política. Si no, no hubiera sido fácil generar esa movilización. Todos los partidos se acercaron, ninguno estuvo ausente, y eso fue importante para conseguir las liberaciones”.

Como testigo de ese octubre históricoHilda resalta la participación de los vecinos de La Laguna. “Las grandes movilizaciones salían y pasaban por los barrios. Recuerdo a Elva Sabachuc de Peralta, una luchadora de base del Partido Justicialista que la pasó mal, y que no tuvo grandes homenajes. Eso también debe rescatarse en estos cuarenta años”.

La presión popular no cedió y la vuelta de los dos últimos detenidos se hizo realidad. En Buenos Aires una hermana de Hilda fue la encargada de darle a Ángel y a Gustavo Peralta un pasaje de avión para el regreso. Los ex compañeros de celda llegaron el 28 a las 11.45 y fueron recibidos por un pueblo victorioso (foto). “La Asamblea del Pueblo, que ahora se ve tan lejana, fue muy cálida pero significó un proceso revolucionario. Ahí se vivió un momento importante de liberación”.

Fredes asegura que después “se habló poco” del tema. “Hacíamos silencio, como que no había pasado nada. Rápidamente habíamos comenzado a armar la personería del partido y estábamos en otra cosa, queriendo olvidar lo de 1972. Recién con la detención de Mario Amaya se empezó a hablar más”.

-¿Cuál es tu reflexión en este aniversario?
-Los setenta fueron un momento histórico importante que combinó, por un lado, la etapa represiva y por otro el cambio, la liberación. Los homenajes tienen que ser por lo que se construyó, porque cada combatiente luchó por un mundo mejor. El aniversario también significa poder haber llegado al juicio (por la Masacre).

El pueblo ya sabe qué hicieron los responsables pero falta aún la otra condena. Queremos que octubre sea un mes de festejo porque llegamos a una meta importante. Y necesitamos que se haga el juicio de Mario Amaya e Hipólito Solari Yrigoyen. También hace a los cuarenta años porque a ellos se los midió con la
misma vara. El sistema capitalista actuó para todos; para secuestrar, para torturar y para matar.

-¿Qué pensaría Ángel a 40 años?
-Seguiría por la misma senda. Ángel hubiese tomado el mismo camino que eligió el pueblo. Él era un hombre de grandes alianzas. Hubiese seguido siendo marxista. Seguiría dando lo mejor de sí, siendo solidario, en la tarea del cambio revolucionario.

En 1975 Bel pudo volver a dar clase después de haber sido despedido. Pablo, su único hijo, nació en febrero del año siguiente. Ángel alcanzó a disfrutarlo sólo ocho meses. El 5 de noviembre de 1976 fue detenido en la zapatería que tenía en el centro de la ciudad. El bebé, que en ese momento estaba a su cuidado, fue devuelto a su madre por una vecina.

Insólitamente, para realizar la denuncia por la desaparición Hilda debió esperar 24 horas. El día de la detención las dos comisarías de Trelew estaban cerradas.#

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06 OCT 2022 - 16:48

Ángel Bel dejó una marca en todo aquel que lo conoció. De eso da fe Hilda Fredes, con quien el maestro se casó en 1975. “Todavía hoy aparece gente que me dice ‘cómo lo quería’”. En noviembre se cumplirán 36 años de su desaparición. Ángel había llegado a la Patagonia en la década del 60 para cumplir el servicio militar en Comodoro Rivadavia. Recién recibido de maestro rural, tuvo como primer destino la escuela de Sepaucal, una aldea escolar chubutense.

De vuelta en el Valle Bel conoció a Hilda Fredes (foto), quien trabajaba en la organización del gremio textil como empleada de una fábrica. Para ese entonces Ángel ya combinaba su tarea docente con la militancia en el Partido Comunista. “Él venía de un sector cristiano y encuentra en el marxismo la posibilidad de luchar por lo mismo que buscaba con la acción católica: terminar con la miseria, que las riquezas fueran compartidas”.

En 1972 el castigo militar contra la solidaridad de Trelew iba a tener al maestro como uno de sus blancos. Pero la cárcel no era nueva para Ángel: en 1970 pasó uno año en la Unidad 6 por una ley de represión del comunismo. Cuando salió libre se sumó a la Comisión de Solidaridad con los presos políticos, e incluso fue más lejos: a espaldas del Partido Comunista aceptó ser apoderado del dirigente del PRT-ERP, Mario Roberto Santucho.

La represión no le perdonaría ese vínculo. Hilda también fue parte del grupo que recibía a los familiares de los detenidos. Recuerda que grandes y chicos eran alojados en las casas particulares, pero comían juntos en el local del Partido Justicialista, en donde se organizaba la olla popular. “Rescato a esas compañeras anónimas que cocinaban, que atendían a la gente.

Era un Trelew solidario. Posiblemente era ese Trelew de la gesta galesa, porque lo solidario se construye”.

Octubre revolucionario

La madrugada del 11 de octubre el docente fue llevado de la casa de su hermano. En un camión los uniformados del V Cuerpo del Ejército lo trasladaron hasta el aeropuerto, en donde lo reunieron con el resto de los detenidos. “Cuenta Elisa (Martínez) que en el vuelo para Devoto Ángel iba muy nervioso. Como ya había estado preso percibía que a él podía pasarle algo”. Fredes asegura que Bel nunca dijo mucho sobre los días en el penal: “Se lo trató bien. Contó que compartió la celda con Gustavo (Peralta) y que discutía de política todoel día. Prácticamente no tuvieron problemas”.

Mientras tanto se desarrollaban las históricas jornadas en un Teatro Español transformado en “Casa del Pueblo”. “Después de la Masacre estuvimos shockeados un mes y medio, y en octubre la situación reventó”. Fredes asegura: “Había organización política. Si no, no hubiera sido fácil generar esa movilización. Todos los partidos se acercaron, ninguno estuvo ausente, y eso fue importante para conseguir las liberaciones”.

Como testigo de ese octubre históricoHilda resalta la participación de los vecinos de La Laguna. “Las grandes movilizaciones salían y pasaban por los barrios. Recuerdo a Elva Sabachuc de Peralta, una luchadora de base del Partido Justicialista que la pasó mal, y que no tuvo grandes homenajes. Eso también debe rescatarse en estos cuarenta años”.

La presión popular no cedió y la vuelta de los dos últimos detenidos se hizo realidad. En Buenos Aires una hermana de Hilda fue la encargada de darle a Ángel y a Gustavo Peralta un pasaje de avión para el regreso. Los ex compañeros de celda llegaron el 28 a las 11.45 y fueron recibidos por un pueblo victorioso (foto). “La Asamblea del Pueblo, que ahora se ve tan lejana, fue muy cálida pero significó un proceso revolucionario. Ahí se vivió un momento importante de liberación”.

Fredes asegura que después “se habló poco” del tema. “Hacíamos silencio, como que no había pasado nada. Rápidamente habíamos comenzado a armar la personería del partido y estábamos en otra cosa, queriendo olvidar lo de 1972. Recién con la detención de Mario Amaya se empezó a hablar más”.

-¿Cuál es tu reflexión en este aniversario?
-Los setenta fueron un momento histórico importante que combinó, por un lado, la etapa represiva y por otro el cambio, la liberación. Los homenajes tienen que ser por lo que se construyó, porque cada combatiente luchó por un mundo mejor. El aniversario también significa poder haber llegado al juicio (por la Masacre).

El pueblo ya sabe qué hicieron los responsables pero falta aún la otra condena. Queremos que octubre sea un mes de festejo porque llegamos a una meta importante. Y necesitamos que se haga el juicio de Mario Amaya e Hipólito Solari Yrigoyen. También hace a los cuarenta años porque a ellos se los midió con la
misma vara. El sistema capitalista actuó para todos; para secuestrar, para torturar y para matar.

-¿Qué pensaría Ángel a 40 años?
-Seguiría por la misma senda. Ángel hubiese tomado el mismo camino que eligió el pueblo. Él era un hombre de grandes alianzas. Hubiese seguido siendo marxista. Seguiría dando lo mejor de sí, siendo solidario, en la tarea del cambio revolucionario.

En 1975 Bel pudo volver a dar clase después de haber sido despedido. Pablo, su único hijo, nació en febrero del año siguiente. Ángel alcanzó a disfrutarlo sólo ocho meses. El 5 de noviembre de 1976 fue detenido en la zapatería que tenía en el centro de la ciudad. El bebé, que en ese momento estaba a su cuidado, fue devuelto a su madre por una vecina.

Insólitamente, para realizar la denuncia por la desaparición Hilda debió esperar 24 horas. El día de la detención las dos comisarías de Trelew estaban cerradas.#


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