Horacio Correa, un loco intocable

Lo arrancaron de una pensión y la represión lo siguió a sol y sombra por todo el país. “El Trelewazo le sacó un peso al pueblo argentino”, dice a la distancia.

06 OCT 2022 - 16:18 | Actualizado 06 OCT 2022 - 16:32

Cinco o diez pesos. Horacio Correa no recuerda cuánto pero sí que la plata se la prestó Manuel Del Villar, ese escribano desconocido pero amable encerrado en la celda siguiente. Con ese dinero incentivó al carcelero para que no lo rape. “Así no te pasaban la de acero”,cuenta. Un día antes, el 11 de octubre de 1972, Correa vivía en una pensión deTrelew, pasaje Santiago del Estero 272 (ver foto). De madrugada al menos 10 hombres armados golpearon fortísimo. Les abrió. “Yo estaba con doña Julia, la señora que me alquilaba”. A la mujer la tiraron del colchón y la mandaron a la cocina. La cosa no era con ella. Abrieron un baúl viejo y todo lo que hallaron fue un recorte del diario Noticias.

Horacio estaba semidesnudo. ¿Por qué no dejan vestirse a este hombre?, reclamó Julia. Se puso un pantalón antes de que lo esposen y lo tiren al camión militar. “Me preguntaban de todo y tenían una foto mía, del 2 de mayo del ´69 cuando quisimos tomar la Gobernación. ´Qué hacía ahí´, me preguntaban. Les dije que ese día no se trabajaba, tomé unas copas en un bar y fui a embronar un poco”. Con 32 años, Correa militaba en la Juventud Peronista. Era de Vedia, provincia de Buenos Aires y lo habían detenido un par de veces, por algunas horas. No como ahora. Hacía mucha política en los barrios de Trelew y Rawson. Trabajó para la Comisión de Solidaridad con los presos de la Unidad 6. “Politizábamos los barrios y teníamos una de las movilizaciones más rápidas: en 40 minutos metíamos 80 personas”. En cada Nochebuena y Año Nuevo salían a la calle con tarros, para hacer ruido con los vecinos, una forma de compañía a los presos.

Ahora iba rumbo al aeropuerto viejo pero no sorprendido. “Era esperable–recuerda-. Hasta hicimos la primera Convención de la Alegría, con 600 personas, música y rock frente a la Legislatura, para que los muchachos escucharan que el pueblo estaba”. Los militares le hicieron callar la boca cuando encontró a los otros 15 en la carpa y los saludó con un “hola compañeros”. La incertidumbre le dio miedo. Correa jura que del Operativo Vigilante en Trelew participó Leopoldo Fortunato Galtieri. Que viajó con ellos en el Hércules y se bajó en Bahía Blanca. Y que el piloto del avión le deseó buena suerte.

Llegaron a Devoto. Gustavo Peralta le susurró “nos salvamos”: serían presos registrados y no irían a la Dirección de Investigaciones Políticas Antidemocráticas, célebre por las torturas. Peralta quedó en la celda7, Correa en la 8, Del Villar en la 9. “Gustavo tenía más cancha: a un guardiacárcel le dio diez pesos para que le alcance el diario. Así nos enteramos de la movilización. No lo podíamos creer”.

-¿Cómo fue el regreso? -Habría mil personas en el aeropuerto. Nos llaman a la medianoche y un oficial nos dice que estábamos libres y que nos daba pasajes en colectivo. Le dije “No, a mí me trajeron en avión y me regresan en avión porque en colectivo no voy”. Consultó al Ministerio del Interior y nos cambiaron el pasaje. Uno era un inconsciente, si hoy me decís que salgo, me voy a la Patagonia a pie. Para Correa, el hijo de una familia de 12 hermanos que llegó a 5º grado, la emoción en el Teatro Español fue “demasiado grande”. Nunca olvidará su discurso. “Fueron palabras que sentí en el alma: les dije ´Compañeros, esperemos que haya sido la primera y última vez, pero no lo creo. Igual tengan en cuenta que respirando, yo me salvo´”.

La película del Trelewazo se le grabó. “Era una plaza llena y fue increíble la organización del mismo pueblo para autoabastecerse”. No tenía familia en Chubut. Padres y hermanos supieron su suerte por los diarios. No les extrañó nada. Horacio era constructor sanitario y gasista, pero su vida tenía otro margen.

-¿Por qué te detienen?
-Porque como militantes empezamos a pesar demasiado y nos organizamos. Pertenecí a la comisión de salarios de la provincia como representante de Vialidad Provincial, donde trabajaba cuando me detienen. También en el sindicato de la administración pública. Al volver pedí el traslado a Puerto Madryn. Una madrugada iba a su casa. Eran las 6 y el frío traspasaba. Vio un grupo de 15 mujeres solas en la Plaza San Martín. Se bajó de su Fiat y las señoras se asustaron. Hasta que habló: “Vivo por acá y tengo una cocina grande, vayan y tomen café porque acá se van a morir”.

Eran familiares de presos políticos que hacían tiempo hasta la visita de la tarde en la Unidad 6, sin conocer la ciudad. Las mujeres no olvidaron el gesto y de regreso en Buenos Aires difundieronque había un lugar confiable. “Había personas todos los días, como la hermana maestra de Mario Roberto Santucho. Una noche había tanta gente acostada hasta en la cocina que durmió en la misma cama con doña Julia. Luego conocí a sus dos hermanos abogados”. Correa estuvo
a punto de ser apoderado de Rubén Bonet, luego víctima de la Masacre. Pero antes ocurrió la fuga.

La represión lo buscó y en 1976 fue torturado en la Base Almirante Zar. Otras veces escapó por un pelo ya que se mudaba seguido. Una tarde viajó de Córdoba a Madryn para casarse. Salió a las 19. Ocho horas después el Ejército y Coordinación Federal golpearon su puerta en el norte. “Apenas volví me avisan que habían ido a buscarme. Ni ropa agarré: desaparecí”.

Terminó alojado por un hermano policía. Estuvo tres meses. “Me voy a Córdoba”, dijo una tarde. Mintió: fue al campo de un tío tambero durante casi un año. Eligió bien: un camión militar lo buscó en lo de su hermano. “También me salvé porque si me manotean seguro que hoy no estaría hablando”.

Correa vive en Pergamino. Como para meterse en clima y hacerse conocido, llegó y creó una Comisión de Inundados,por las crecidas de un arroyo cercano. “Eso es para quebrar las barreras imaginarias del sistema capitalista: te invita hasta ahí pero más adelante no te lleva”.

-A 40 años, ¿qué fue el Trelewazo?
-Simbolizó la antesala de una evolución, del despertar de los pueblos. Hoy podemos hacer un ejercicio democrático pero no porque estamos superconcientizados sino porque se dieron varias cosas. Como experiencia, sirvió un montón.
-¿Por ejemplo?
-Para que le sacaran un peso al pueblo argentino. Le dejaron un terreno y un camino tan cortitos que Trelew pensó: “Para vivir así, es mejor morirse”. Llegó a lo más profundo; fue la única ciudad donde se desafió a todo el sistema, que no se atrevió más. Yo me salvé por esas cosas de la vida y porque no salí de Trelew. Cada
vez que salía me buscaban porque estaba clarito que Trelew era intocable.El sistema siente temor cuando se levanta un pueblo. Ya era mucho, ya habían muerto 16.
-¿Por qué te dicen “Loco”?
-Porque es una variedad de pensamiento distinta. Una persona dijo una vez: “A Correa tenés que dejarlo hablar y sacar lo bueno que dice. No lo cortes, siempre dice cosas nuevas. Tenés que escucharlo, nada más”.#

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06 OCT 2022 - 16:18

Cinco o diez pesos. Horacio Correa no recuerda cuánto pero sí que la plata se la prestó Manuel Del Villar, ese escribano desconocido pero amable encerrado en la celda siguiente. Con ese dinero incentivó al carcelero para que no lo rape. “Así no te pasaban la de acero”,cuenta. Un día antes, el 11 de octubre de 1972, Correa vivía en una pensión deTrelew, pasaje Santiago del Estero 272 (ver foto). De madrugada al menos 10 hombres armados golpearon fortísimo. Les abrió. “Yo estaba con doña Julia, la señora que me alquilaba”. A la mujer la tiraron del colchón y la mandaron a la cocina. La cosa no era con ella. Abrieron un baúl viejo y todo lo que hallaron fue un recorte del diario Noticias.

Horacio estaba semidesnudo. ¿Por qué no dejan vestirse a este hombre?, reclamó Julia. Se puso un pantalón antes de que lo esposen y lo tiren al camión militar. “Me preguntaban de todo y tenían una foto mía, del 2 de mayo del ´69 cuando quisimos tomar la Gobernación. ´Qué hacía ahí´, me preguntaban. Les dije que ese día no se trabajaba, tomé unas copas en un bar y fui a embronar un poco”. Con 32 años, Correa militaba en la Juventud Peronista. Era de Vedia, provincia de Buenos Aires y lo habían detenido un par de veces, por algunas horas. No como ahora. Hacía mucha política en los barrios de Trelew y Rawson. Trabajó para la Comisión de Solidaridad con los presos de la Unidad 6. “Politizábamos los barrios y teníamos una de las movilizaciones más rápidas: en 40 minutos metíamos 80 personas”. En cada Nochebuena y Año Nuevo salían a la calle con tarros, para hacer ruido con los vecinos, una forma de compañía a los presos.

Ahora iba rumbo al aeropuerto viejo pero no sorprendido. “Era esperable–recuerda-. Hasta hicimos la primera Convención de la Alegría, con 600 personas, música y rock frente a la Legislatura, para que los muchachos escucharan que el pueblo estaba”. Los militares le hicieron callar la boca cuando encontró a los otros 15 en la carpa y los saludó con un “hola compañeros”. La incertidumbre le dio miedo. Correa jura que del Operativo Vigilante en Trelew participó Leopoldo Fortunato Galtieri. Que viajó con ellos en el Hércules y se bajó en Bahía Blanca. Y que el piloto del avión le deseó buena suerte.

Llegaron a Devoto. Gustavo Peralta le susurró “nos salvamos”: serían presos registrados y no irían a la Dirección de Investigaciones Políticas Antidemocráticas, célebre por las torturas. Peralta quedó en la celda7, Correa en la 8, Del Villar en la 9. “Gustavo tenía más cancha: a un guardiacárcel le dio diez pesos para que le alcance el diario. Así nos enteramos de la movilización. No lo podíamos creer”.

-¿Cómo fue el regreso? -Habría mil personas en el aeropuerto. Nos llaman a la medianoche y un oficial nos dice que estábamos libres y que nos daba pasajes en colectivo. Le dije “No, a mí me trajeron en avión y me regresan en avión porque en colectivo no voy”. Consultó al Ministerio del Interior y nos cambiaron el pasaje. Uno era un inconsciente, si hoy me decís que salgo, me voy a la Patagonia a pie. Para Correa, el hijo de una familia de 12 hermanos que llegó a 5º grado, la emoción en el Teatro Español fue “demasiado grande”. Nunca olvidará su discurso. “Fueron palabras que sentí en el alma: les dije ´Compañeros, esperemos que haya sido la primera y última vez, pero no lo creo. Igual tengan en cuenta que respirando, yo me salvo´”.

La película del Trelewazo se le grabó. “Era una plaza llena y fue increíble la organización del mismo pueblo para autoabastecerse”. No tenía familia en Chubut. Padres y hermanos supieron su suerte por los diarios. No les extrañó nada. Horacio era constructor sanitario y gasista, pero su vida tenía otro margen.

-¿Por qué te detienen?
-Porque como militantes empezamos a pesar demasiado y nos organizamos. Pertenecí a la comisión de salarios de la provincia como representante de Vialidad Provincial, donde trabajaba cuando me detienen. También en el sindicato de la administración pública. Al volver pedí el traslado a Puerto Madryn. Una madrugada iba a su casa. Eran las 6 y el frío traspasaba. Vio un grupo de 15 mujeres solas en la Plaza San Martín. Se bajó de su Fiat y las señoras se asustaron. Hasta que habló: “Vivo por acá y tengo una cocina grande, vayan y tomen café porque acá se van a morir”.

Eran familiares de presos políticos que hacían tiempo hasta la visita de la tarde en la Unidad 6, sin conocer la ciudad. Las mujeres no olvidaron el gesto y de regreso en Buenos Aires difundieronque había un lugar confiable. “Había personas todos los días, como la hermana maestra de Mario Roberto Santucho. Una noche había tanta gente acostada hasta en la cocina que durmió en la misma cama con doña Julia. Luego conocí a sus dos hermanos abogados”. Correa estuvo
a punto de ser apoderado de Rubén Bonet, luego víctima de la Masacre. Pero antes ocurrió la fuga.

La represión lo buscó y en 1976 fue torturado en la Base Almirante Zar. Otras veces escapó por un pelo ya que se mudaba seguido. Una tarde viajó de Córdoba a Madryn para casarse. Salió a las 19. Ocho horas después el Ejército y Coordinación Federal golpearon su puerta en el norte. “Apenas volví me avisan que habían ido a buscarme. Ni ropa agarré: desaparecí”.

Terminó alojado por un hermano policía. Estuvo tres meses. “Me voy a Córdoba”, dijo una tarde. Mintió: fue al campo de un tío tambero durante casi un año. Eligió bien: un camión militar lo buscó en lo de su hermano. “También me salvé porque si me manotean seguro que hoy no estaría hablando”.

Correa vive en Pergamino. Como para meterse en clima y hacerse conocido, llegó y creó una Comisión de Inundados,por las crecidas de un arroyo cercano. “Eso es para quebrar las barreras imaginarias del sistema capitalista: te invita hasta ahí pero más adelante no te lleva”.

-A 40 años, ¿qué fue el Trelewazo?
-Simbolizó la antesala de una evolución, del despertar de los pueblos. Hoy podemos hacer un ejercicio democrático pero no porque estamos superconcientizados sino porque se dieron varias cosas. Como experiencia, sirvió un montón.
-¿Por ejemplo?
-Para que le sacaran un peso al pueblo argentino. Le dejaron un terreno y un camino tan cortitos que Trelew pensó: “Para vivir así, es mejor morirse”. Llegó a lo más profundo; fue la única ciudad donde se desafió a todo el sistema, que no se atrevió más. Yo me salvé por esas cosas de la vida y porque no salí de Trelew. Cada
vez que salía me buscaban porque estaba clarito que Trelew era intocable.El sistema siente temor cuando se levanta un pueblo. Ya era mucho, ya habían muerto 16.
-¿Por qué te dicen “Loco”?
-Porque es una variedad de pensamiento distinta. Una persona dijo una vez: “A Correa tenés que dejarlo hablar y sacar lo bueno que dice. No lo cortes, siempre dice cosas nuevas. Tenés que escucharlo, nada más”.#


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