Atentas, con fuerzas, con temor pero con la firmeza que obliga a miles de mujeres a tener un ojo clínico para no retroceder en derechos ganados ahí, donde estarán este 8 de marzo, uno más (no cualquiera): en las calles.
Donde a cuerpo y alma se consiguieron legislaciones, respeto y hasta casi casi aproximar a la igualdad, cuya brecha es aún la realidad que viven y la amenaza que se retroceda aún más y a fondo, es tangible.
Es que el Gobierno Nacional plantea un panorama que asusta a todos menos a la casta. Las mujeres están bajo un paraguas de amenazas que no cesan. La Ley del Aborto cumplió 4 años y está en la mira. Lo primero que se hizo fue eliminar la perspectiva de género en el ámbito administrativo, un accionar que apunta a invisibilizar todas las formas de violencia que miles de mujeres sufren por día en el país. Y va por más, por erradicar la figura de “femicidio” que iba de la mano a una justicia acorde a los asesinatos diarios ( 1 cada 23 horas en la Argentina) cometidos por parejas o exparejas contra ellas.
Los bancos rojos que se instalaron en distintos rincones lo gritan: “En memoria de quienes murieron en manos de quienes dijeron amarlas”. Y es así, no es igual que otro asesinato. No es igual crímenes de otra naturaleza porque acá se mezclan historias de vida que estremecen: cientos de denuncias hasta que se llega a lo más extremo: la muerte. Sacar el femicidio (donde se incorporan varios convenios y acuerdos internacionales) sería bajar de un plumazo el oxígeno que obtuvieron (no consuelo) los familiares de las mujeres que dejaron huérfanos a sus hijos, a madres y hermanas solas, familias destruidas. Este 8 de marzo, se marcha por eso también.
Y las estadísticas duelen. Todos los años golpean de lleno, aún con políticas de género en vigencia que recién estaban empezando a aceitarse cuando la motosierra impactó de lleno. En programas, en asistencias, en subsidios para personas en estado de vulnerabilidad.
La Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación informó que durante la feria judicial de enero se atendió a 1761 mujeres. Es un 8% más que en igual período de 2024. En 211 personas el equipo médico constató lesiones. En 26 casos hubo que realizar derivaciones de urgencia.
De acuerdo con el informe elaborado por la OVD, que trabaja las 24 horas, todos los días del año, el 47% de las personas afectadas tenían un vínculo de pareja o expareja con la persona denunciada (34% exparejas y 13% parejas actuales); un 33% tenían vínculo filial con las personas denunciadas (sus progenitores o hijos); 9%, otros vínculos; en el 7% de los casos, las personas denunciadas eran otros familiares hasta 4° grado de parentesco, y en el 4% tenían un vínculo fraternal.
En el 96% de los casos se registró violencia de tipo psicológica, física (48%), simbólica (44%), ambiental (34%), económica patrimonial (26%), sexual (7%), social (6%) y de tipo digital (3%).
El 27% de las personas afectadas estaba en situación de altísimo o alto riesgo; 60% de riesgo medio y moderado, y 13% de riesgo bajo.
Durante enero, la Justicia Nacional en lo Civil ordenó al menos 3482 medidas preventivas urgentes. Las principales fueron prohibición de acercamiento a la persona denunciante (69%), prohibición de todo tipo de contacto (incluye telefónico, por correo, etc.) (65%), otorgamiento de botón antipánico (36%) y cese en los actos de perturbación e intimidación (28%), entre otras.
La fecha es para recordar. Reflexionar. Respetar. Darle valor a aquella huelga de trabajadoras en New York en 1908 y reivindicar y fortalecer la lucha de cada una de las mujeres de todo el mundo. Fue reconocida en 1977 por la ONU en honor a todas aquellas mujeres que lucharon por la igualdad de derechos en todo el mundo.
Este 8 de marzo el puño estará más alto. Las voces más firmes, los mensajes más direccionados. No solamente se reclama por la desigualdad, la violencia y la inclusión, sino que se pondrá el cuerpo como barrera para no perder lo que con sudor, paciencia y tantas pérdidas se logró.
Atentas, con fuerzas, con temor pero con la firmeza que obliga a miles de mujeres a tener un ojo clínico para no retroceder en derechos ganados ahí, donde estarán este 8 de marzo, uno más (no cualquiera): en las calles.
Donde a cuerpo y alma se consiguieron legislaciones, respeto y hasta casi casi aproximar a la igualdad, cuya brecha es aún la realidad que viven y la amenaza que se retroceda aún más y a fondo, es tangible.
Es que el Gobierno Nacional plantea un panorama que asusta a todos menos a la casta. Las mujeres están bajo un paraguas de amenazas que no cesan. La Ley del Aborto cumplió 4 años y está en la mira. Lo primero que se hizo fue eliminar la perspectiva de género en el ámbito administrativo, un accionar que apunta a invisibilizar todas las formas de violencia que miles de mujeres sufren por día en el país. Y va por más, por erradicar la figura de “femicidio” que iba de la mano a una justicia acorde a los asesinatos diarios ( 1 cada 23 horas en la Argentina) cometidos por parejas o exparejas contra ellas.
Los bancos rojos que se instalaron en distintos rincones lo gritan: “En memoria de quienes murieron en manos de quienes dijeron amarlas”. Y es así, no es igual que otro asesinato. No es igual crímenes de otra naturaleza porque acá se mezclan historias de vida que estremecen: cientos de denuncias hasta que se llega a lo más extremo: la muerte. Sacar el femicidio (donde se incorporan varios convenios y acuerdos internacionales) sería bajar de un plumazo el oxígeno que obtuvieron (no consuelo) los familiares de las mujeres que dejaron huérfanos a sus hijos, a madres y hermanas solas, familias destruidas. Este 8 de marzo, se marcha por eso también.
Y las estadísticas duelen. Todos los años golpean de lleno, aún con políticas de género en vigencia que recién estaban empezando a aceitarse cuando la motosierra impactó de lleno. En programas, en asistencias, en subsidios para personas en estado de vulnerabilidad.
La Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación informó que durante la feria judicial de enero se atendió a 1761 mujeres. Es un 8% más que en igual período de 2024. En 211 personas el equipo médico constató lesiones. En 26 casos hubo que realizar derivaciones de urgencia.
De acuerdo con el informe elaborado por la OVD, que trabaja las 24 horas, todos los días del año, el 47% de las personas afectadas tenían un vínculo de pareja o expareja con la persona denunciada (34% exparejas y 13% parejas actuales); un 33% tenían vínculo filial con las personas denunciadas (sus progenitores o hijos); 9%, otros vínculos; en el 7% de los casos, las personas denunciadas eran otros familiares hasta 4° grado de parentesco, y en el 4% tenían un vínculo fraternal.
En el 96% de los casos se registró violencia de tipo psicológica, física (48%), simbólica (44%), ambiental (34%), económica patrimonial (26%), sexual (7%), social (6%) y de tipo digital (3%).
El 27% de las personas afectadas estaba en situación de altísimo o alto riesgo; 60% de riesgo medio y moderado, y 13% de riesgo bajo.
Durante enero, la Justicia Nacional en lo Civil ordenó al menos 3482 medidas preventivas urgentes. Las principales fueron prohibición de acercamiento a la persona denunciante (69%), prohibición de todo tipo de contacto (incluye telefónico, por correo, etc.) (65%), otorgamiento de botón antipánico (36%) y cese en los actos de perturbación e intimidación (28%), entre otras.
La fecha es para recordar. Reflexionar. Respetar. Darle valor a aquella huelga de trabajadoras en New York en 1908 y reivindicar y fortalecer la lucha de cada una de las mujeres de todo el mundo. Fue reconocida en 1977 por la ONU en honor a todas aquellas mujeres que lucharon por la igualdad de derechos en todo el mundo.
Este 8 de marzo el puño estará más alto. Las voces más firmes, los mensajes más direccionados. No solamente se reclama por la desigualdad, la violencia y la inclusión, sino que se pondrá el cuerpo como barrera para no perder lo que con sudor, paciencia y tantas pérdidas se logró.