Por Esteban Gallo / Especial para Jornada
En consonancia con el artículo 41 de la ordenanza 304/07 de Reglamento interno del Concejo Deliberante de Puerto Pirámides, los ediles de esa localidad se reunieron en la Comisión especial de Gobierno para analizar el hecho de violencia protagonizado por el concejal Luis García Trucco contra el ex intendente Alejandro Albaini.
La resolución emitida por los representantes del pueblo de Pirámides sostiene que “luego de evaluar los hechos, el accionar del concejal y las circunstancias que derivaron en este conflicto, la comisión derivó por unanimidad, y con la abstención de García Trucco, no aceptar la renuncia que el concejal puso a disposición”.
Sí se decidió aplicar una sanción disciplinaria contra el concejal violento que deberá donar su sueldo por el término de tres meses a distintas instituciones y causas de la localidad.
El sueldo correspondiente al mes de diciembre será donado a la Biblioteca Popular Asunción Cobo, el salario de enero a la vecina Malvina Trespailhie para su labor de castración y alimentación de mascotas abandonadas y los emolumentos de febrero a la Cooperadora de la Escuela 87 Comodoro Py.
Los encargados de tarifar la violencia en Pirámides (la frase pertenece a Alejandro Albaini), fueron la presidenta del Concejo Deliberante, Gabriela Bellazzi, y los concejales Luis Petite, Julieta Elis, Orlando Quintero, Ana Fernández y Hernán Vargas.
La culpabilidad de García Trucco quedó fuera de toda discusión. Primero, porque al presentar la renuncia ante el cuerpo al que pertenece el implicado se mandó al frente solo. Y segundo, porque la aplicación de una sanción pecuniaria por parte de sus compañeros de cuerpo, certifica la existencia del hecho de violencia denunciado por Albaini.
Lo que hicieron los concejales, manejados por Gabriela Bellazzi fue establecer una suerte de tarifaria a la violencia, cuya pena subirá o bajará de acuerdo a la gravedad de los hechos cometidos por los ediles que en el futuro arreglen sus problemas personales a las piñas. Claro, siempre, según la mirada de los concejales que integran el órgano deliberativo.
Entendiendo que, con esta decisión, lo que hacen es alentar a cometer más hechos de violencia, no hay que ser adivino para darse cuenta que acciones como las de Garcia Trucco se van a repetir.
Por lo tanto, propongo, con todo respeto, y siguiendo la regla establecida por “la Gaby” y sus laderos que se establezcan las siguientes sanciones, para ir ganando tiempo y evitar que se tengan que reunir cada vez que un edil se manda una cagada.
Los hechos de violencia que provoquen en la víctima la rotura de un diente será castigado con la quita de un día de sueldo;dos dientes, dos días; y así sucesivamente hasta llegar a 32, que es la cantidad de incisivos, caninos, premolares y molares que tiene una persona mayor. En esos casos extraordinarios, la víctima deberá presentar un informe o fotografía que demuestre que contaba con la dentadura completa antes del incidente. Y no se aplicará sanción en caso de que como consecuencia de una trompada la víctima pierda la muela del juicio, que en algún momento de la vida hay que sacarla.
Por cada costilla rota el victimario pagará un mes de sueldo y por el costillar completo un año. Con las costillas averiadas no se respira bien y en Pirámides privar del aire puro de la aldea a cualquier vecino es un pecado grave.
Si como consecuencia de una paliza, al caerse, la víctima sufre la luxación de un hombro, alguna fractura expuesta o una lesión ligamentaria, el agresor será sancionado con una pena menor, por tratarse de daños colaterales. Cuando se da una paliza lo que se pretende es romperle la jeta al adversario, no romperle una pata.
Los piquetes de ojo no se tomarán como hechos de violencia y la doble Nelson tampoco, salvo que, al caer, la víctima se rompa el codo o la muñeca.
El Concejo no aplicará sanciones en caso de lesiones seguidas de muerte. Para eso está la Justicia.
“Tomar para la chacota” lo que pasó en Pirámides no está bien. Lo que ocurre es que la liviandad con la que el Concejo Deliberante abordó un hecho de violencia cometido por un concejal de la localidad parece un chiste de mal gusto.
La violencia engendra violencia y cuando no se la sanciona apropiadamente, engendra más violencia todavía. El mensaje hacia adentro es lamentable y hacia afuera es penoso. Si los hombres que representan a la comunidad tienen permiso para pegar, que queda para los demás.
Isaac Asimov, humanista y escritor, dijo una vez que “acostumbrarse a la violencia no es bueno para nuestra sociedad porque una población insensible es una población peligrosa”. En eso están convirtiendo a Pirámides.
Por Esteban Gallo / Especial para Jornada
En consonancia con el artículo 41 de la ordenanza 304/07 de Reglamento interno del Concejo Deliberante de Puerto Pirámides, los ediles de esa localidad se reunieron en la Comisión especial de Gobierno para analizar el hecho de violencia protagonizado por el concejal Luis García Trucco contra el ex intendente Alejandro Albaini.
La resolución emitida por los representantes del pueblo de Pirámides sostiene que “luego de evaluar los hechos, el accionar del concejal y las circunstancias que derivaron en este conflicto, la comisión derivó por unanimidad, y con la abstención de García Trucco, no aceptar la renuncia que el concejal puso a disposición”.
Sí se decidió aplicar una sanción disciplinaria contra el concejal violento que deberá donar su sueldo por el término de tres meses a distintas instituciones y causas de la localidad.
El sueldo correspondiente al mes de diciembre será donado a la Biblioteca Popular Asunción Cobo, el salario de enero a la vecina Malvina Trespailhie para su labor de castración y alimentación de mascotas abandonadas y los emolumentos de febrero a la Cooperadora de la Escuela 87 Comodoro Py.
Los encargados de tarifar la violencia en Pirámides (la frase pertenece a Alejandro Albaini), fueron la presidenta del Concejo Deliberante, Gabriela Bellazzi, y los concejales Luis Petite, Julieta Elis, Orlando Quintero, Ana Fernández y Hernán Vargas.
La culpabilidad de García Trucco quedó fuera de toda discusión. Primero, porque al presentar la renuncia ante el cuerpo al que pertenece el implicado se mandó al frente solo. Y segundo, porque la aplicación de una sanción pecuniaria por parte de sus compañeros de cuerpo, certifica la existencia del hecho de violencia denunciado por Albaini.
Lo que hicieron los concejales, manejados por Gabriela Bellazzi fue establecer una suerte de tarifaria a la violencia, cuya pena subirá o bajará de acuerdo a la gravedad de los hechos cometidos por los ediles que en el futuro arreglen sus problemas personales a las piñas. Claro, siempre, según la mirada de los concejales que integran el órgano deliberativo.
Entendiendo que, con esta decisión, lo que hacen es alentar a cometer más hechos de violencia, no hay que ser adivino para darse cuenta que acciones como las de Garcia Trucco se van a repetir.
Por lo tanto, propongo, con todo respeto, y siguiendo la regla establecida por “la Gaby” y sus laderos que se establezcan las siguientes sanciones, para ir ganando tiempo y evitar que se tengan que reunir cada vez que un edil se manda una cagada.
Los hechos de violencia que provoquen en la víctima la rotura de un diente será castigado con la quita de un día de sueldo;dos dientes, dos días; y así sucesivamente hasta llegar a 32, que es la cantidad de incisivos, caninos, premolares y molares que tiene una persona mayor. En esos casos extraordinarios, la víctima deberá presentar un informe o fotografía que demuestre que contaba con la dentadura completa antes del incidente. Y no se aplicará sanción en caso de que como consecuencia de una trompada la víctima pierda la muela del juicio, que en algún momento de la vida hay que sacarla.
Por cada costilla rota el victimario pagará un mes de sueldo y por el costillar completo un año. Con las costillas averiadas no se respira bien y en Pirámides privar del aire puro de la aldea a cualquier vecino es un pecado grave.
Si como consecuencia de una paliza, al caerse, la víctima sufre la luxación de un hombro, alguna fractura expuesta o una lesión ligamentaria, el agresor será sancionado con una pena menor, por tratarse de daños colaterales. Cuando se da una paliza lo que se pretende es romperle la jeta al adversario, no romperle una pata.
Los piquetes de ojo no se tomarán como hechos de violencia y la doble Nelson tampoco, salvo que, al caer, la víctima se rompa el codo o la muñeca.
El Concejo no aplicará sanciones en caso de lesiones seguidas de muerte. Para eso está la Justicia.
“Tomar para la chacota” lo que pasó en Pirámides no está bien. Lo que ocurre es que la liviandad con la que el Concejo Deliberante abordó un hecho de violencia cometido por un concejal de la localidad parece un chiste de mal gusto.
La violencia engendra violencia y cuando no se la sanciona apropiadamente, engendra más violencia todavía. El mensaje hacia adentro es lamentable y hacia afuera es penoso. Si los hombres que representan a la comunidad tienen permiso para pegar, que queda para los demás.
Isaac Asimov, humanista y escritor, dijo una vez que “acostumbrarse a la violencia no es bueno para nuestra sociedad porque una población insensible es una población peligrosa”. En eso están convirtiendo a Pirámides.