Por Esteban Gallo
El intendente de Puerto Pirámides, Fabián Gandón, se reunió en Buenos Aires con el titular del ENOHSA, Néstor Álvarez, para tratar el proyecto de instalación de dos plantas desalinizadoras en la villa balnearia.
La noticia fue planteada desde la oficina de Gandón como un éxito de gestión. Pero, en realidad, está lejos, yo diría, muy lejos, de ser una acción de gobierno palpable y concreta.
La misma gacetilla se encarga de señalar que lo se busca es la realización de un análisis por parte de una consultora calificada, a través del concurso que realizará dicha entidad nacional, a fines de ratificar la viabilidad de la iniciativa.
Es decir, hablamos de análisis, de concursos y de estudios de factibilidad, no de un proyecto finalizado que suponga una solución al problema del agua en Pirámides en el corto o mediano plazo.
Esto no estaría mal, si habláramos del primer año de gestión de Fabián Gandón. El problema es que sucede a 7 meses del final de su mandato como jefe comunal.
Lo cierto es que, en el ocaso de su gestión, Gandón no le encontró nunca la vuelta a la función pública y sus años al frente de la comuna se evaporan entre derrapes y morisquetas.
Volviendo al tema de las plantas desalinizadoras, a ningún funcionario lúcido se le pasaría por la cabeza que el problema del agua en Pirámides lo va a resolver un intendente por su propia cuenta. Estas cosas se resuelven a través del diálogo y el trabajo articulado del Municipio, la Provincia y la Nación. Por una cuestión elemental, el que debe ponerse a la cabeza de la gestión es el intendente de la localidad que necesita la obra.
Coincidiremos en que no es lo mismo para un funcionario nacional recibir a un gobernador y a un intendente, más el apoyo de un presidente o un ministro de peso, que recibir a un señor que llega al encuentro como loco malo. El problema es que Gandón no le caza la onda ni a los acuerdos ni a los consensos. Prefiere las morisquetas.
Es el mismo funcionario que en abril del año pasado fue denunciado por un albañil que trabajaba en una casa contigua a su propiedad. Como el obrero le tocó una planta se armó una discusión que terminó cuando el irascible intendente le habría dicho: “esto se arregla con fierros”.
Otro agregó: -¿No tienen un amigo que les diga que no pasen vergüenza?-
También se recuerdan algunos anuncios rimbombantes de Gandón que nunca cumplió. Un día dijo que para solucionar el problema del agua en Pirámides iba a hacer una venta masiva de lotes. No se lo creyeron ni los Golden Retriever que caminan por la playa. Y por supuesto, no tuvo el apoyo de ningún concejal.
Al final, alguien le festeja sus morisquetas.
Por Esteban Gallo
El intendente de Puerto Pirámides, Fabián Gandón, se reunió en Buenos Aires con el titular del ENOHSA, Néstor Álvarez, para tratar el proyecto de instalación de dos plantas desalinizadoras en la villa balnearia.
La noticia fue planteada desde la oficina de Gandón como un éxito de gestión. Pero, en realidad, está lejos, yo diría, muy lejos, de ser una acción de gobierno palpable y concreta.
La misma gacetilla se encarga de señalar que lo se busca es la realización de un análisis por parte de una consultora calificada, a través del concurso que realizará dicha entidad nacional, a fines de ratificar la viabilidad de la iniciativa.
Es decir, hablamos de análisis, de concursos y de estudios de factibilidad, no de un proyecto finalizado que suponga una solución al problema del agua en Pirámides en el corto o mediano plazo.
Esto no estaría mal, si habláramos del primer año de gestión de Fabián Gandón. El problema es que sucede a 7 meses del final de su mandato como jefe comunal.
Lo cierto es que, en el ocaso de su gestión, Gandón no le encontró nunca la vuelta a la función pública y sus años al frente de la comuna se evaporan entre derrapes y morisquetas.
Volviendo al tema de las plantas desalinizadoras, a ningún funcionario lúcido se le pasaría por la cabeza que el problema del agua en Pirámides lo va a resolver un intendente por su propia cuenta. Estas cosas se resuelven a través del diálogo y el trabajo articulado del Municipio, la Provincia y la Nación. Por una cuestión elemental, el que debe ponerse a la cabeza de la gestión es el intendente de la localidad que necesita la obra.
Coincidiremos en que no es lo mismo para un funcionario nacional recibir a un gobernador y a un intendente, más el apoyo de un presidente o un ministro de peso, que recibir a un señor que llega al encuentro como loco malo. El problema es que Gandón no le caza la onda ni a los acuerdos ni a los consensos. Prefiere las morisquetas.
Es el mismo funcionario que en abril del año pasado fue denunciado por un albañil que trabajaba en una casa contigua a su propiedad. Como el obrero le tocó una planta se armó una discusión que terminó cuando el irascible intendente le habría dicho: “esto se arregla con fierros”.
Otro agregó: -¿No tienen un amigo que les diga que no pasen vergüenza?-
También se recuerdan algunos anuncios rimbombantes de Gandón que nunca cumplió. Un día dijo que para solucionar el problema del agua en Pirámides iba a hacer una venta masiva de lotes. No se lo creyeron ni los Golden Retriever que caminan por la playa. Y por supuesto, no tuvo el apoyo de ningún concejal.
Al final, alguien le festeja sus morisquetas.