Milei y otra extorsión disfrazada de pacto

06 MAR 2024 - 10:46 | Actualizado 06 MAR 2024 - 10:56

- Por Esteban Gallo

El presidente de la Nacion, Javier Milei, convocó a los gobernadores de la provincias argentinas a firmar entre todos un acuerdo político al que denominó "Pacto del 25 de Mayo".

Eso sí, dejó bien claro, que el acuerdo, que incluye la implementación de un nuevo pacto fiscal, está supeditado a la aprobación de la “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, que no es otra cosa que la “Ley Ómnibus” disfrazada con otro nombre.

En líneas generales, el llamamiento fue bien recibido por los mandatarios provinciales, que apuestan al dialogo con el gobierno libertario y saben que una buena relación con el Estado nacional facilitará las cosas en términos de gobernabilidad.


¿Pero que hay detrás de este llamamiento? ¿Existe la intención magnánima de sentar las bases de una nueva Argentina, afianzada en un marco de unidad?

¿Se puede hablar de consenso verdadero, cuando la firma del Pacto está condicionada a la aprobación de las leyes que rechazó el Congreso?

¿O es una treta de Milei para lograr las herramientas que necesita para avanzar con el desguace del Estado, las privatizaciones de las empresas públicas, y el brutal ajuste a la ciencia y a la cultura?

Milei no está celebrando un acuerdo. Le está diciendo a los gobernadores “que sus diputados y senadores cierren los ojos y levanten la mano”. Pero nadie que tenga un poco de responsabilidad con su provincia puede votar un paquete de ley que exige tener los ojos bien abiertos porque definen el modelo de país de los próximos años.

Acordar es otra cosa.

Lograr consensos implica aceptar que un proyecto de ley debe ser discutido en el parlamento, escuchando las voces de todos los sectores políticos y que el resultado final surgirá de las opiniones variopintas que se produzcan en el debate.

Así funciona la democracia.

Decir: “vamos a firmar un pacto fiscal que los va a beneficiar, pero primero fírmenme el proyecto de ley” es una engaña pichanga.

Es también una extorsión, ejercida por un presidente que actúa como un chantajista serial.

Porque castigar a Chubut con la retención de los fondos coparticipables armando un escándalo mediático vergonzoso es propio de un extorsionador.

Suspender el envío de los fondos nacionales a los docentes de Chubut es característico de un patán.

Y decirles a los gobernadores que no acompañaron la Ley Ómnibus que no hay plata para sus provincias es típico de un embaucador.

Después, están los famosos 10 puntos del pacto, que fueron presentados como los 10 mandamientos que Dios le entrego a Moisés en el Monte Sinaí.

Nada que no se conozca. Una serie de enunciados destinados a profundizar el modelo neoliberal y a lograr la institucionalidad que no consiguió hasta ahora.

Hay un punto que llama poderosamente la atención.

Milei propone que las provincias se comprometan a avanzar en la explotación de los recursos naturales del país. Como si el desarrollo de la minería a gran escala dependiera de la firma de un acta entre un presidente y de un gobernador y se pudiera ignorar la opinión de la gente, que en Chubut, ya expresó con claridad palmaria lo que quiere y no quiere para su provincia.

Para cerrar. Entre las barrabasadas que escuché tras el discurso presidencial me llamo la atención el comentario de un reconocido periodista porteño que calificó a Milei como un estadista.

En ese mismo momento, un cronista le preguntaba al Jefe de Estado, porque eligió Córdoba para firmar el Pacto del 25 de mayo.

El presidente contestó: Porque mi perro Conan es cordobés.

Ahí lo tenés al estadista. Dejáme de joder.

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06 MAR 2024 - 10:46

- Por Esteban Gallo

El presidente de la Nacion, Javier Milei, convocó a los gobernadores de la provincias argentinas a firmar entre todos un acuerdo político al que denominó "Pacto del 25 de Mayo".

Eso sí, dejó bien claro, que el acuerdo, que incluye la implementación de un nuevo pacto fiscal, está supeditado a la aprobación de la “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, que no es otra cosa que la “Ley Ómnibus” disfrazada con otro nombre.

En líneas generales, el llamamiento fue bien recibido por los mandatarios provinciales, que apuestan al dialogo con el gobierno libertario y saben que una buena relación con el Estado nacional facilitará las cosas en términos de gobernabilidad.


¿Pero que hay detrás de este llamamiento? ¿Existe la intención magnánima de sentar las bases de una nueva Argentina, afianzada en un marco de unidad?

¿Se puede hablar de consenso verdadero, cuando la firma del Pacto está condicionada a la aprobación de las leyes que rechazó el Congreso?

¿O es una treta de Milei para lograr las herramientas que necesita para avanzar con el desguace del Estado, las privatizaciones de las empresas públicas, y el brutal ajuste a la ciencia y a la cultura?

Milei no está celebrando un acuerdo. Le está diciendo a los gobernadores “que sus diputados y senadores cierren los ojos y levanten la mano”. Pero nadie que tenga un poco de responsabilidad con su provincia puede votar un paquete de ley que exige tener los ojos bien abiertos porque definen el modelo de país de los próximos años.

Acordar es otra cosa.

Lograr consensos implica aceptar que un proyecto de ley debe ser discutido en el parlamento, escuchando las voces de todos los sectores políticos y que el resultado final surgirá de las opiniones variopintas que se produzcan en el debate.

Así funciona la democracia.

Decir: “vamos a firmar un pacto fiscal que los va a beneficiar, pero primero fírmenme el proyecto de ley” es una engaña pichanga.

Es también una extorsión, ejercida por un presidente que actúa como un chantajista serial.

Porque castigar a Chubut con la retención de los fondos coparticipables armando un escándalo mediático vergonzoso es propio de un extorsionador.

Suspender el envío de los fondos nacionales a los docentes de Chubut es característico de un patán.

Y decirles a los gobernadores que no acompañaron la Ley Ómnibus que no hay plata para sus provincias es típico de un embaucador.

Después, están los famosos 10 puntos del pacto, que fueron presentados como los 10 mandamientos que Dios le entrego a Moisés en el Monte Sinaí.

Nada que no se conozca. Una serie de enunciados destinados a profundizar el modelo neoliberal y a lograr la institucionalidad que no consiguió hasta ahora.

Hay un punto que llama poderosamente la atención.

Milei propone que las provincias se comprometan a avanzar en la explotación de los recursos naturales del país. Como si el desarrollo de la minería a gran escala dependiera de la firma de un acta entre un presidente y de un gobernador y se pudiera ignorar la opinión de la gente, que en Chubut, ya expresó con claridad palmaria lo que quiere y no quiere para su provincia.

Para cerrar. Entre las barrabasadas que escuché tras el discurso presidencial me llamo la atención el comentario de un reconocido periodista porteño que calificó a Milei como un estadista.

En ese mismo momento, un cronista le preguntaba al Jefe de Estado, porque eligió Córdoba para firmar el Pacto del 25 de mayo.

El presidente contestó: Porque mi perro Conan es cordobés.

Ahí lo tenés al estadista. Dejáme de joder.


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