- Por Esteban Gallo
A Nacho Torres no le tembló la pera y le avisó al presidente Javier Milei que si Nación no envía urgentemente los recursos coparticipables que le pertenecen a Chubut, desde la provincia no se enviará ni un solo barril de petróleo más.
La polémica surgió luego de que el gobierno nacional descontara compulsivamente 13 mil millones de pesos de la coparticipación federal de febrero.
¿Qué dice Nación?
Que esos fondos corresponden a “una deuda que mantiene la provincia de Chubut con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial y que el cobro de dicha deuda se realiza por descuento directo de la Coparticipación”.
Después, todo el versito que ya conocemos, sobre del despilfarro de las provincias, los gastos superfluos, la bendita austeridad, la maldita casta y la mar en coche que los funcionarios del gobierno repiten como loros.
¿Qué dice Chubut?
Que la provincia siempre tuvo voluntad de pagar esa deuda que contrajeron las administraciones anteriores a Torres y que las propuestas presentadas nunca fueron respondidas por Nación.
Asegura que se pidieron refinanciaciones y canje de deuda, incluso, cancelaciones totales, pero que Nación las desoyó, rompiendo los principios constitucionales del federalismo y vulnerando los derechos constitucionales que le asisten a Chubut.
Eso mismo creen los mandatarios de todos los espacios políticos que han salido a apoyar masivamente al gobernador de Chubut.
Hay un dato apodíctico. De 24 gobernadores, 23 se solidarizaron con “Nacho” Torres.
Primero fueron los gobernadores de Juntos por el Cambio, preocupados, no por la suerte de quienes ejercen el poder sino por los 50 millones de argentinos que pagan los platos rotos por las decisiones intempestivas del presidente.
Después, se sumaron los gobernadores de la Patagonia quienes vincularon esta represalia de Nación al fracaso de la Ley Ómnibus.
“Es una acción criminal que persigue el objetivo deliberado de hacer sufrir a sus habitantes para, de este modo, forzar a su gobierno a adoptar determinadas decisiones políticas” dice el más duro de los párrafos del documento.
Los vicegobernadores no se quedaron atrás. “la Argentina es la suma de las provincias que la componen y generan sus riquezas. El mandato democrático no es un aval para arbitrariedades como la que sufre Chubut y que dejan a la gente sin recursos" expresaron en un comunicado.
Según Milei, la postura de Torres no es otra cosa que una amenaza de corte chavista y su ejército de trolls ya se encargaron de publicar montajes fotográficos que muestran al gobernador de Chubut con el uniforme militar del comandante venezolano.
Tras la catarata de adhesiones recibidas por “Nacho”, ahora el problema de Milei es explicar que el país está lleno de gobernadores chavistas y que entre ellos se encuentran personas como Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo, Carlos Sadir o Maximiliano Pullaro, incluso, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, que de chavista tiene lo que yo tengo de rubio.
Acá no hay ningún gobernador bolivariano, lo que hay es un grupo de dirigentes políticos abroquelados y preocupados por el futuro de sus provincias y temerosos de que el mono con tijera que nos gobierna termine lastimando a todos.
Cuando digo a todos, digo a todos y a todas. No solamente a los funcionarios elegidos para gobernar, que no sería lo más importante.
Me refiero a los maestros, los médicos, los enfermeros, el obrero de la construcción, el comerciante, el pequeño empresario, los estudiantes, el jubilado, aquellos que hacemos la Argentina y que somos los principales afectados cuando a un Estado provincial le arrebatan parte de sus ingresos.
Mientras las provincias se unen, y Torres logra el acompañamiento de gobernadores, legisladores, intendentes de todos los signos políticos y sindicatos de Chubut, el presidente se pavonea en Washington entre los conservadores norteamericanos que sueñan con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.
-Es un tipo fabuloso- dice el magnate refiriéndose a Milei.
-Haz grande a la Argentina- le implora más tarde, mientras frunce el rostro y levanta las cejas, haciendo esas morisquetas que tanto le gustan al libertario.
Al presidente argentino se le vuela la peluca, como si el piropo viniera de Nelson Mandela y no del más racista, autoritario y misógino presidente que haya tenido los Estados Unidos.
Claro, el hombre está en su salsa. En medio de la elite conservadora yanqui y lejos de los gobernadores chavistas.
- Por Esteban Gallo
A Nacho Torres no le tembló la pera y le avisó al presidente Javier Milei que si Nación no envía urgentemente los recursos coparticipables que le pertenecen a Chubut, desde la provincia no se enviará ni un solo barril de petróleo más.
La polémica surgió luego de que el gobierno nacional descontara compulsivamente 13 mil millones de pesos de la coparticipación federal de febrero.
¿Qué dice Nación?
Que esos fondos corresponden a “una deuda que mantiene la provincia de Chubut con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial y que el cobro de dicha deuda se realiza por descuento directo de la Coparticipación”.
Después, todo el versito que ya conocemos, sobre del despilfarro de las provincias, los gastos superfluos, la bendita austeridad, la maldita casta y la mar en coche que los funcionarios del gobierno repiten como loros.
¿Qué dice Chubut?
Que la provincia siempre tuvo voluntad de pagar esa deuda que contrajeron las administraciones anteriores a Torres y que las propuestas presentadas nunca fueron respondidas por Nación.
Asegura que se pidieron refinanciaciones y canje de deuda, incluso, cancelaciones totales, pero que Nación las desoyó, rompiendo los principios constitucionales del federalismo y vulnerando los derechos constitucionales que le asisten a Chubut.
Eso mismo creen los mandatarios de todos los espacios políticos que han salido a apoyar masivamente al gobernador de Chubut.
Hay un dato apodíctico. De 24 gobernadores, 23 se solidarizaron con “Nacho” Torres.
Primero fueron los gobernadores de Juntos por el Cambio, preocupados, no por la suerte de quienes ejercen el poder sino por los 50 millones de argentinos que pagan los platos rotos por las decisiones intempestivas del presidente.
Después, se sumaron los gobernadores de la Patagonia quienes vincularon esta represalia de Nación al fracaso de la Ley Ómnibus.
“Es una acción criminal que persigue el objetivo deliberado de hacer sufrir a sus habitantes para, de este modo, forzar a su gobierno a adoptar determinadas decisiones políticas” dice el más duro de los párrafos del documento.
Los vicegobernadores no se quedaron atrás. “la Argentina es la suma de las provincias que la componen y generan sus riquezas. El mandato democrático no es un aval para arbitrariedades como la que sufre Chubut y que dejan a la gente sin recursos" expresaron en un comunicado.
Según Milei, la postura de Torres no es otra cosa que una amenaza de corte chavista y su ejército de trolls ya se encargaron de publicar montajes fotográficos que muestran al gobernador de Chubut con el uniforme militar del comandante venezolano.
Tras la catarata de adhesiones recibidas por “Nacho”, ahora el problema de Milei es explicar que el país está lleno de gobernadores chavistas y que entre ellos se encuentran personas como Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo, Carlos Sadir o Maximiliano Pullaro, incluso, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, que de chavista tiene lo que yo tengo de rubio.
Acá no hay ningún gobernador bolivariano, lo que hay es un grupo de dirigentes políticos abroquelados y preocupados por el futuro de sus provincias y temerosos de que el mono con tijera que nos gobierna termine lastimando a todos.
Cuando digo a todos, digo a todos y a todas. No solamente a los funcionarios elegidos para gobernar, que no sería lo más importante.
Me refiero a los maestros, los médicos, los enfermeros, el obrero de la construcción, el comerciante, el pequeño empresario, los estudiantes, el jubilado, aquellos que hacemos la Argentina y que somos los principales afectados cuando a un Estado provincial le arrebatan parte de sus ingresos.
Mientras las provincias se unen, y Torres logra el acompañamiento de gobernadores, legisladores, intendentes de todos los signos políticos y sindicatos de Chubut, el presidente se pavonea en Washington entre los conservadores norteamericanos que sueñan con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.
-Es un tipo fabuloso- dice el magnate refiriéndose a Milei.
-Haz grande a la Argentina- le implora más tarde, mientras frunce el rostro y levanta las cejas, haciendo esas morisquetas que tanto le gustan al libertario.
Al presidente argentino se le vuela la peluca, como si el piropo viniera de Nelson Mandela y no del más racista, autoritario y misógino presidente que haya tenido los Estados Unidos.
Claro, el hombre está en su salsa. En medio de la elite conservadora yanqui y lejos de los gobernadores chavistas.