Elecciones 2023: la gente no da cheques en blanco

15 AGO 2023 - 10:51 | Actualizado 15 AGO 2023 - 10:58

- Por Esteban Gallo

La palabra democracia proviene de dos palabras griegas. “demos”, que hace referencia a las personas, y “kratos” que significa poder; por lo que puede ser definida como “el poder del pueblo”.

Es decir, la democracia es una forma de organización social y política que atribuye la titularidad del poder, no al individuo que circunstancialmente lo ejerce, sino al conjunto de la ciudadanía que le confiere esa responsabilidad.

En otras palabras: el poder en una democracia no pertenece a un sujeto, por más poderoso que se crea. El poder en una democracia no pertenece a nadie en particular, sino a los ciudadanos.

Los resultados de las elecciones celebradas este año, convalidan el concepto que queremos reafirmar en este espacio. La gente es la que toma decisiones, la que confiere un voto de confianza a un candidato o a una fuerza política y es también la que suprime ese respaldo incluso a quienes se confunden y creen que el apoyo popular no se termina nunca.

Pero se termina. Como lo han demostrado apodícticamente los resultados de los comicios.

Hagamos un breve repaso.

En junio de este año, Claudio Poggi, candidato de Cambia San Luis, con el apoyo de Juntos por el Cambio, ganó la gobernación en la provincia puntana, después de 40 años de hegemonía de los hermanos Rodríguez Sa. ¡Quien iba a imaginar un San Luis gobernado por un dirigente que no tuviera la bendición de Alberto y Adolfo! Fueron años muy fructíferos para San Luis con los beneficios de la promoción industrial, la maquinaria de la obra pública y la construcción de viviendas. Pero en política, el amor no es eterno.

Después vino el batacazo de Marcelo Orrego en San Juan que les ganó a Gioja y a Uñiac, que se suponían invencibles. En ese caso en particular, quedó en evidencia como una interna feroz y una errática elección de candidatos puede enterrar al más capito.

Como no hacer referencia a lo que ocurrió en Neuquén en julio pasado. Rolando Figueroa del partido Comunidad obtuvo el 35 por ciento de los votos y venció al candidato del Movimiento Popular Neuquino, Marcos Koopman. El MPN perdió la gobernación después de 60 años de predominio electoral. Desde el 62 hasta la fecha habían ganado siempre. Ahora, se presentaban en el contexto de una provincia rica y con la bonanza que supone el proyecto de Vaca Muerta, la inversión que va a cambiar la historia del país en materia energética.

Pero cuando la gente va para otro lado, no se salva ni el más calificado, sea del partido que sea.

Los radicales también beben del mismo jarabe.

El domingo pasado, tras casi 40 años en el poder, la familia Posse dejará la intendencia de San Isidro. Macarena Posse, hija del jefe comunal Gustavo Posse perdió la interna de Juntos por el Cambio frente a Ramón Lanús. La familia Posse gobernó San Isidro desde 1958 y desde la vuelta a la democracia en 1983 no pararon de ganar. Hasta ayer. Porque nadie tiene el boleto de la eternidad comprado.

Los pergaminos se revalidan todo el tiempo. En democracia, la gente está muy atenta a todo. A las propuestas, a los mensajes y sobre todas las cosas a las acciones. Un gobernante que vela por los intereses de sus conciudadanos puede quedarse tranquilo, pero un dirigente que se atornilla a los lugares de poder para hacer negocios en beneficio personal no debería esperar que la ciudadanía le ratifique su apoyo.

Un último ejemplo para entender que la sociedad no da cheques en blanco es lo de Santa Cruz. La tierra de Néstor, Cristina y Alicia. El kirchnerismo perdió la provincia después de 32 años. Lo que demuestra que no cualquiera puede ser candidato, aunque tenga padrinazgos importantes.

La contienda la ganó el dirigente petrolero Claudio Vidal, que logró lo que no pudieron conseguir otros candidatos rutilantes, que además contaban con una fuerte presencia mediática.

El batacazo lo dio un sindicalista. Y lo subrayo especialmente, porque vivimos en una sociedad en donde se estigmatiza el sindicalismo, como se estigmatizan otras profesiones y actividades.

Un buen candidato, sea de la extracción que sea, con una trayectoria impecable, una buena propuesta y un mensaje adecuado puede vencer al más pintado. Al final, la gente es la que tiene la sartén por el mango. Esa es la única verdad.

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
15 AGO 2023 - 10:51

- Por Esteban Gallo

La palabra democracia proviene de dos palabras griegas. “demos”, que hace referencia a las personas, y “kratos” que significa poder; por lo que puede ser definida como “el poder del pueblo”.

Es decir, la democracia es una forma de organización social y política que atribuye la titularidad del poder, no al individuo que circunstancialmente lo ejerce, sino al conjunto de la ciudadanía que le confiere esa responsabilidad.

En otras palabras: el poder en una democracia no pertenece a un sujeto, por más poderoso que se crea. El poder en una democracia no pertenece a nadie en particular, sino a los ciudadanos.

Los resultados de las elecciones celebradas este año, convalidan el concepto que queremos reafirmar en este espacio. La gente es la que toma decisiones, la que confiere un voto de confianza a un candidato o a una fuerza política y es también la que suprime ese respaldo incluso a quienes se confunden y creen que el apoyo popular no se termina nunca.

Pero se termina. Como lo han demostrado apodícticamente los resultados de los comicios.

Hagamos un breve repaso.

En junio de este año, Claudio Poggi, candidato de Cambia San Luis, con el apoyo de Juntos por el Cambio, ganó la gobernación en la provincia puntana, después de 40 años de hegemonía de los hermanos Rodríguez Sa. ¡Quien iba a imaginar un San Luis gobernado por un dirigente que no tuviera la bendición de Alberto y Adolfo! Fueron años muy fructíferos para San Luis con los beneficios de la promoción industrial, la maquinaria de la obra pública y la construcción de viviendas. Pero en política, el amor no es eterno.

Después vino el batacazo de Marcelo Orrego en San Juan que les ganó a Gioja y a Uñiac, que se suponían invencibles. En ese caso en particular, quedó en evidencia como una interna feroz y una errática elección de candidatos puede enterrar al más capito.

Como no hacer referencia a lo que ocurrió en Neuquén en julio pasado. Rolando Figueroa del partido Comunidad obtuvo el 35 por ciento de los votos y venció al candidato del Movimiento Popular Neuquino, Marcos Koopman. El MPN perdió la gobernación después de 60 años de predominio electoral. Desde el 62 hasta la fecha habían ganado siempre. Ahora, se presentaban en el contexto de una provincia rica y con la bonanza que supone el proyecto de Vaca Muerta, la inversión que va a cambiar la historia del país en materia energética.

Pero cuando la gente va para otro lado, no se salva ni el más calificado, sea del partido que sea.

Los radicales también beben del mismo jarabe.

El domingo pasado, tras casi 40 años en el poder, la familia Posse dejará la intendencia de San Isidro. Macarena Posse, hija del jefe comunal Gustavo Posse perdió la interna de Juntos por el Cambio frente a Ramón Lanús. La familia Posse gobernó San Isidro desde 1958 y desde la vuelta a la democracia en 1983 no pararon de ganar. Hasta ayer. Porque nadie tiene el boleto de la eternidad comprado.

Los pergaminos se revalidan todo el tiempo. En democracia, la gente está muy atenta a todo. A las propuestas, a los mensajes y sobre todas las cosas a las acciones. Un gobernante que vela por los intereses de sus conciudadanos puede quedarse tranquilo, pero un dirigente que se atornilla a los lugares de poder para hacer negocios en beneficio personal no debería esperar que la ciudadanía le ratifique su apoyo.

Un último ejemplo para entender que la sociedad no da cheques en blanco es lo de Santa Cruz. La tierra de Néstor, Cristina y Alicia. El kirchnerismo perdió la provincia después de 32 años. Lo que demuestra que no cualquiera puede ser candidato, aunque tenga padrinazgos importantes.

La contienda la ganó el dirigente petrolero Claudio Vidal, que logró lo que no pudieron conseguir otros candidatos rutilantes, que además contaban con una fuerte presencia mediática.

El batacazo lo dio un sindicalista. Y lo subrayo especialmente, porque vivimos en una sociedad en donde se estigmatiza el sindicalismo, como se estigmatizan otras profesiones y actividades.

Un buen candidato, sea de la extracción que sea, con una trayectoria impecable, una buena propuesta y un mensaje adecuado puede vencer al más pintado. Al final, la gente es la que tiene la sartén por el mango. Esa es la única verdad.


NOTICIAS RELACIONADAS