En las últimas semanas se confirmaron los ingresos a la carrera de investigador del CONICET correspondientes a la convocatoria 2023. Entre los seleccionados se encuentran cuatro profesionales del Instituto Multidisciplinario para la Investigación y el Desarrollo Productivo y Social de la Cuenca Golfo San Jorge.
Entre ellos la profesora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNPSJB, doctora en Economía y magíster en Administración Pública Natalia Usach quien describió un panorama de avances personales atravesado por fuertes limitaciones presupuestarias que afectan al sistema científico.
“No todas las personas que hemos sido aceptadas somos becarios actuales. Muchos nos dedicamos a la docencia universitaria como profesores e investigadores. En mi caso, soy profesora en la Facultad de Ciencias Económicas”, explicó Usach en diálogo con Jornada Radio. La economista detalló que el proceso de ingreso viene sufriendo recortes significativos. “La convocatoria 2023 inicialmente preveía 845 plazas, pero el directorio del CONICET resolvió habilitar solo 400. Es decir, se redujo al 50%”, señaló. En paralelo, la convocatoria 2024 aún no fue abierta y permanece en suspenso. Y recordó que los 845 investigadores seleccionados en 2022 “todavía no tienen ingreso efectivo a la carrera de investigador científico y están en situación de espera, como nosotros ahora”.
La investigadora advirtió que las condiciones laborales y salariales desalientan la permanencia en el sistema científico tecnológico nacional. “Hay un deterioro en cuanto a los ingresos y a la capacidad de retener talento. Se redujeron los financiamientos para becas y proyectos, lo que provoca que equipos de trabajo tiendan a desintegrarse y que muchos profesionales busquen oportunidades en universidades extranjeras”.
Además, remarcó el impacto en las universidades nacionales. “Para poder investigar necesitas dedicación exclusiva, pero si las universidades no pueden remunerar esa tarea, la gente encuentra en otros ámbitos sueldos mucho más interesantes que los que puede pagar el sistema universitario”.
En el marco de la crisis, también se planteó la discusión sobre qué áreas deben priorizarse. Usach recordó que “hubo un director que propuso no seleccionar a ningún postulante de ciencias sociales y humanas. Esa moción perdió, y finalmente se repartieron los 400 ingresos en partes iguales entre biológicas y salud, exactas y naturales, agrarias e ingenierías, y ciencias sociales y humanidades”.
En su caso, proyecta desarrollar tareas en el IDEPIS, un instituto de doble dependencia entre la UNPSJB y el CONICET, con un enfoque multidisciplinario. “Pensar que desde las ciencias sociales no se puede aportar al desarrollo del Golfo San Jorge sería equivocado. Este instituto combina ciencias biológicas, ingenierías y sociales en una mirada integral del desarrollo socio-productivo”. Pese al reconocimiento obtenido, la situación de los nuevos investigadores aún es incierta. “Hasta que no tengamos el alta, no sabemos cuándo vamos a empezar efectivamente. Es imposible decir que estoy trabajando cuando todavía no te pagan. Entramos en un limbo”, resumió Usach.
En las últimas semanas se confirmaron los ingresos a la carrera de investigador del CONICET correspondientes a la convocatoria 2023. Entre los seleccionados se encuentran cuatro profesionales del Instituto Multidisciplinario para la Investigación y el Desarrollo Productivo y Social de la Cuenca Golfo San Jorge.
Entre ellos la profesora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNPSJB, doctora en Economía y magíster en Administración Pública Natalia Usach quien describió un panorama de avances personales atravesado por fuertes limitaciones presupuestarias que afectan al sistema científico.
“No todas las personas que hemos sido aceptadas somos becarios actuales. Muchos nos dedicamos a la docencia universitaria como profesores e investigadores. En mi caso, soy profesora en la Facultad de Ciencias Económicas”, explicó Usach en diálogo con Jornada Radio. La economista detalló que el proceso de ingreso viene sufriendo recortes significativos. “La convocatoria 2023 inicialmente preveía 845 plazas, pero el directorio del CONICET resolvió habilitar solo 400. Es decir, se redujo al 50%”, señaló. En paralelo, la convocatoria 2024 aún no fue abierta y permanece en suspenso. Y recordó que los 845 investigadores seleccionados en 2022 “todavía no tienen ingreso efectivo a la carrera de investigador científico y están en situación de espera, como nosotros ahora”.
La investigadora advirtió que las condiciones laborales y salariales desalientan la permanencia en el sistema científico tecnológico nacional. “Hay un deterioro en cuanto a los ingresos y a la capacidad de retener talento. Se redujeron los financiamientos para becas y proyectos, lo que provoca que equipos de trabajo tiendan a desintegrarse y que muchos profesionales busquen oportunidades en universidades extranjeras”.
Además, remarcó el impacto en las universidades nacionales. “Para poder investigar necesitas dedicación exclusiva, pero si las universidades no pueden remunerar esa tarea, la gente encuentra en otros ámbitos sueldos mucho más interesantes que los que puede pagar el sistema universitario”.
En el marco de la crisis, también se planteó la discusión sobre qué áreas deben priorizarse. Usach recordó que “hubo un director que propuso no seleccionar a ningún postulante de ciencias sociales y humanas. Esa moción perdió, y finalmente se repartieron los 400 ingresos en partes iguales entre biológicas y salud, exactas y naturales, agrarias e ingenierías, y ciencias sociales y humanidades”.
En su caso, proyecta desarrollar tareas en el IDEPIS, un instituto de doble dependencia entre la UNPSJB y el CONICET, con un enfoque multidisciplinario. “Pensar que desde las ciencias sociales no se puede aportar al desarrollo del Golfo San Jorge sería equivocado. Este instituto combina ciencias biológicas, ingenierías y sociales en una mirada integral del desarrollo socio-productivo”. Pese al reconocimiento obtenido, la situación de los nuevos investigadores aún es incierta. “Hasta que no tengamos el alta, no sabemos cuándo vamos a empezar efectivamente. Es imposible decir que estoy trabajando cuando todavía no te pagan. Entramos en un limbo”, resumió Usach.