Tras el fallecimiento del papa Francisco este lunes a los 88 años, se activa rápidamente el ritual del cónclave con el objetivo de elegir a quien estará al frente de la Iglesia Católica. ¿Cómo será el proceso de elección del sucesor del pontífice argentino?
Cuando muere un Papa, la Iglesia Católica inicia el ritual conocido como cónclave, cuyo nombre proviene del latín “cum clave” que significa bajo llave. Para ello, los cardenales menores de 80 años se reunirán en un estricto aislamiento en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa.
Este es un rito centenario caracterizado por la solemnidad y el secreto en el que se desarrolla. La Santa Sede queda en manos del camarlengo, quien este lunes es Kevin Farrell que horas atrás anunció el fallecimiento de Francisco. Farrel convocará a los cardenales a Roma para organizar la sucesión y fijar la fecha del encuentro, que deberá realizarse dentro de los 20 días siguientes.
Cuando los cardenales se reúnan en la Capilla Sixtina, juran confidencialidad y se aíslan del mundo. Incluso se utilizan inhibidores de señal para poder garantizar el aislamiento. De esta manera, comienzan las votaciones secretas y al obtenerse dos tercios de las mismas, un candidato se convierte en el nuevo Papa.
Después de cada ronda, las papeletas se queman y se realiza el anuncio ante el mundo a través de una chimenea: si sale humo negro, significa que no hubo acuerdo. Sin embargo, si sale humo blanco, se sabrá que hay nuevo pontífice. Una vez alcanzado el consenso, el elegido responde si acepta el cargo y qué nombre tomará. Luego de eso, desde el balcón de la basílica de San Pedro, se anuncia “Habemus Papam”.
El paso a paso, entonces, parte del estado de Sede Vacante, cuando la Santa Sede queda a cargo del camarlengo que convocará a los cardenales a Roma. Luego le siguen los funerales y se fija la fecha del cónclave.
Iniciado el ritual se pasa al aislamiento de los cardenales electores en la Capilla Sixtina, quienes juran confidencialidad durante el proceso. De ahí, se inician las votaciones que suelen ser hasta cuatro diarias: por la mañana y dos por la tarde. Llegado el recuento, se queman las papeletas y el humo de la chimenea anuncia si hay o no un acuerdo en la votación: negro, sin acuerdo y humo blanco, nuevo papa.
Tras la votación, se aguarda a que el Papa elegido acepte el cargo y elija su nombre papal. Si la respuesta es positiva, se anuncia el tradicional “Habemus Papam” desde el balcón del Vaticano y luego el nuevo pontífice imparte la primera bendición.
Tras el fallecimiento del papa Francisco este lunes a los 88 años, se activa rápidamente el ritual del cónclave con el objetivo de elegir a quien estará al frente de la Iglesia Católica. ¿Cómo será el proceso de elección del sucesor del pontífice argentino?
Cuando muere un Papa, la Iglesia Católica inicia el ritual conocido como cónclave, cuyo nombre proviene del latín “cum clave” que significa bajo llave. Para ello, los cardenales menores de 80 años se reunirán en un estricto aislamiento en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa.
Este es un rito centenario caracterizado por la solemnidad y el secreto en el que se desarrolla. La Santa Sede queda en manos del camarlengo, quien este lunes es Kevin Farrell que horas atrás anunció el fallecimiento de Francisco. Farrel convocará a los cardenales a Roma para organizar la sucesión y fijar la fecha del encuentro, que deberá realizarse dentro de los 20 días siguientes.
Cuando los cardenales se reúnan en la Capilla Sixtina, juran confidencialidad y se aíslan del mundo. Incluso se utilizan inhibidores de señal para poder garantizar el aislamiento. De esta manera, comienzan las votaciones secretas y al obtenerse dos tercios de las mismas, un candidato se convierte en el nuevo Papa.
Después de cada ronda, las papeletas se queman y se realiza el anuncio ante el mundo a través de una chimenea: si sale humo negro, significa que no hubo acuerdo. Sin embargo, si sale humo blanco, se sabrá que hay nuevo pontífice. Una vez alcanzado el consenso, el elegido responde si acepta el cargo y qué nombre tomará. Luego de eso, desde el balcón de la basílica de San Pedro, se anuncia “Habemus Papam”.
El paso a paso, entonces, parte del estado de Sede Vacante, cuando la Santa Sede queda a cargo del camarlengo que convocará a los cardenales a Roma. Luego le siguen los funerales y se fija la fecha del cónclave.
Iniciado el ritual se pasa al aislamiento de los cardenales electores en la Capilla Sixtina, quienes juran confidencialidad durante el proceso. De ahí, se inician las votaciones que suelen ser hasta cuatro diarias: por la mañana y dos por la tarde. Llegado el recuento, se queman las papeletas y el humo de la chimenea anuncia si hay o no un acuerdo en la votación: negro, sin acuerdo y humo blanco, nuevo papa.
Tras la votación, se aguarda a que el Papa elegido acepte el cargo y elija su nombre papal. Si la respuesta es positiva, se anuncia el tradicional “Habemus Papam” desde el balcón del Vaticano y luego el nuevo pontífice imparte la primera bendición.