La vida se abre paso: rebrotan árboles quemados en El Bolsón

Un grupo de investigadores concurrió a buscar semillas de ciprés y maitén, pero observaron con preocupación algunos "rebrotes" de humo también.

22 MAR 2025 - 20:09 | Actualizado 22 MAR 2025 - 20:15

En una jornada de recolección de semillas de ciprés y maitén en la reserva forestal El Guadal, en Mallín del Medio en El Bolsón, se detectaron dos hallazgos. Uno esperanzador; el otro, preocupante. A poco más de un mes del incendio que afectó 3.400 hectáreas, los investigadores observaron rebrotes de algunas especies.



La esperanza del verde en medio del suelo gris cubierto por ceniza. Pero también algunos «rebrotes» de humo que demandó la intervención del Servicio Provincial de Lucha contra los Incendios Forestales (Splif). «Este viernes se organizó una jornada del Conicet Patagonia Norte para buscar semillas de las principales especies que se quemaron en el incendio para llevarlas luego a diferentes viveros a fin de producir plantines que nos permitan reforestar«, explicó Mariano Amoroso, investigador del Conicet y profesor en la carrera Agroecología de la Universidad Nacional de Río Negro en El Bolsón.

En una primera jornada se juntaron 70 mil semillas de lenga en el cerro Otto de Bariloche. En esta ocasión, se reunieron semillas de ciprés y maitén en El Guadal que pertenece al Servicio Forestal Andino. Pese a estar «en el límite de la temporada para juntar semillas», se encontraron muchas en el suelo. «El fuego afectó un tercio de ese sector, pero en las recorridas por el campo, vimos que hay especies que ya están rebrotando.



Tienen esa capacidad. Hay especies que se pueden reproducir por semilla, pero también pueden rebrotar a partir del árbol quemado», contó. Se trata principalmente de arbóreas «de porte más bajo, como el maqui, la laura y el ñire. O especies arbustivas, como el palo piche. «Esto ya lo hemos visto en diferentes lugares que se quemaron. Brotan desde la base y desde algunos centímetros por encima del tronco. Por eso, la recomendación en sitios a los que se acude para aprovechar la madera, es dejar 30 o 50 centímetros del tronco por la capacidad de rebrote de estas especies», aclaró y agregó:

«La mayoría de las yemas que van a generar los nuevos tallos o vástagos que van a formar los árboles se generan en la zona del cuello y los primeros centímetros. Por lo general, la gente corta lo más que puede y deja los árboles lo más bajo posible. No es recomendable». Amoroso comentó que, a través de un proyecto de investigación de una tesis doctoral, se evaluó la regeneración tras el incendio en Cuesta del Ternero en enero del 2021 que arrasó con 3.900 hectáreas.

«Estudiamos la severidad del incendio, hicimos la validación en el campo y en este cuarto año, se relevaron las áreas respecto del grados de intensidad en los bosques de lenga, cipreses y matorrales. Se vio que, en algunos casos donde el grado de severidad es bajo, se van estableciendo las especies por semilla. En áreas de alta severidad, dominan estas especies con mayor capacidad de rebrote«, detalló. Mencionó que en este caso, ya pasaron cuatro años. En Mallín, en cambio, apenas pasó un mes del incendio y «ya se ve una respuesta importante«. «Esta incipiente cobertura genera un mejor arranque para el comienzo de la primavera. Vimos también que ya germinaron especies del sotobosque en menor proporción», dijo.



A la vez, en las recorridas por El Guadal, también se sorprendieron al ver humo brotando de la tierra lo que generó alarma. Dos cuadrillas del Splif concurrieron a ese sector. «Tenemos esta complejidad a pesar de que pasó más de un mes y tuvimos dos o tres chaparrones que nos trajeron tranquilidad. Pero esto es muy común en áreas quemadas: muchas veces, el material combustible que queda por debajo permanece encendido. Basta con que la temperatura empiece a subir para que demuestre que está activo. Hay que tener cuidado», señaló Amoroso.

Por eso, insistió en la importancia de la guardia de cenizas luego del incendio. «Es necesario seguir monitoreando esas condiciones. En este caso, se trata de un bosque de ciprés maduro, un área de fácil acceso donde también hay poco manejo. Fuimos a ese sector porque la idea es colectar semillas de sitios cercanos a fin de reforestar esos mismos sectores, manteniendo la misma genética«, planteó. (El Diario de Río Negro)

22 MAR 2025 - 20:09

En una jornada de recolección de semillas de ciprés y maitén en la reserva forestal El Guadal, en Mallín del Medio en El Bolsón, se detectaron dos hallazgos. Uno esperanzador; el otro, preocupante. A poco más de un mes del incendio que afectó 3.400 hectáreas, los investigadores observaron rebrotes de algunas especies.



La esperanza del verde en medio del suelo gris cubierto por ceniza. Pero también algunos «rebrotes» de humo que demandó la intervención del Servicio Provincial de Lucha contra los Incendios Forestales (Splif). «Este viernes se organizó una jornada del Conicet Patagonia Norte para buscar semillas de las principales especies que se quemaron en el incendio para llevarlas luego a diferentes viveros a fin de producir plantines que nos permitan reforestar«, explicó Mariano Amoroso, investigador del Conicet y profesor en la carrera Agroecología de la Universidad Nacional de Río Negro en El Bolsón.

En una primera jornada se juntaron 70 mil semillas de lenga en el cerro Otto de Bariloche. En esta ocasión, se reunieron semillas de ciprés y maitén en El Guadal que pertenece al Servicio Forestal Andino. Pese a estar «en el límite de la temporada para juntar semillas», se encontraron muchas en el suelo. «El fuego afectó un tercio de ese sector, pero en las recorridas por el campo, vimos que hay especies que ya están rebrotando.



Tienen esa capacidad. Hay especies que se pueden reproducir por semilla, pero también pueden rebrotar a partir del árbol quemado», contó. Se trata principalmente de arbóreas «de porte más bajo, como el maqui, la laura y el ñire. O especies arbustivas, como el palo piche. «Esto ya lo hemos visto en diferentes lugares que se quemaron. Brotan desde la base y desde algunos centímetros por encima del tronco. Por eso, la recomendación en sitios a los que se acude para aprovechar la madera, es dejar 30 o 50 centímetros del tronco por la capacidad de rebrote de estas especies», aclaró y agregó:

«La mayoría de las yemas que van a generar los nuevos tallos o vástagos que van a formar los árboles se generan en la zona del cuello y los primeros centímetros. Por lo general, la gente corta lo más que puede y deja los árboles lo más bajo posible. No es recomendable». Amoroso comentó que, a través de un proyecto de investigación de una tesis doctoral, se evaluó la regeneración tras el incendio en Cuesta del Ternero en enero del 2021 que arrasó con 3.900 hectáreas.

«Estudiamos la severidad del incendio, hicimos la validación en el campo y en este cuarto año, se relevaron las áreas respecto del grados de intensidad en los bosques de lenga, cipreses y matorrales. Se vio que, en algunos casos donde el grado de severidad es bajo, se van estableciendo las especies por semilla. En áreas de alta severidad, dominan estas especies con mayor capacidad de rebrote«, detalló. Mencionó que en este caso, ya pasaron cuatro años. En Mallín, en cambio, apenas pasó un mes del incendio y «ya se ve una respuesta importante«. «Esta incipiente cobertura genera un mejor arranque para el comienzo de la primavera. Vimos también que ya germinaron especies del sotobosque en menor proporción», dijo.



A la vez, en las recorridas por El Guadal, también se sorprendieron al ver humo brotando de la tierra lo que generó alarma. Dos cuadrillas del Splif concurrieron a ese sector. «Tenemos esta complejidad a pesar de que pasó más de un mes y tuvimos dos o tres chaparrones que nos trajeron tranquilidad. Pero esto es muy común en áreas quemadas: muchas veces, el material combustible que queda por debajo permanece encendido. Basta con que la temperatura empiece a subir para que demuestre que está activo. Hay que tener cuidado», señaló Amoroso.

Por eso, insistió en la importancia de la guardia de cenizas luego del incendio. «Es necesario seguir monitoreando esas condiciones. En este caso, se trata de un bosque de ciprés maduro, un área de fácil acceso donde también hay poco manejo. Fuimos a ese sector porque la idea es colectar semillas de sitios cercanos a fin de reforestar esos mismos sectores, manteniendo la misma genética«, planteó. (El Diario de Río Negro)