Jorge Baudés, piensa en voz alta

En una profunda charla con Jornada, el escritor analiza la actualidad de la escritura, el lenguaje, la profesión de escritor y las realidades de la comunicación.

05 ENE 2025 - 19:16 | Actualizado 05 ENE 2025 - 20:57

Por Pedro Méndez
Redacción de Jornada
pedromendez@grupojornada.com

Jorge Baudés es un reconocido poeta y narrador de nuestro medio. Su producción literaria es inmensa. Los estantes de Literatura Infantil, Ciencia Ficción, Poesía y Novela de toda biblioteca preciada, sostienen sus libros que son verdaderos paraísos creados por un espíritu literario comprometido con la naturaleza humana.

Entre los títulos publicados están: “Enigmas”, “Canticuentos”, “El Guardián de la Leyenda”, “Cuento con vos”, “Patagonia donde habitan los duendes y otros cuentos”, “Cien Verdades y una Mentira”, “Vórtice Patagonia”, “Pensando en voz alta” y su última novela “Destino Encriptado”.En 2021 fue ganador de la Medalla de Plata del Eisteddfod del Chubut con su poema “La jaula de oro”.

Durante el año 2024 se ocupó de diversas actividades, fomentando un encuentro federal, como conductor del Grupo Arcoiris, participó en el ámbito de la Feria Internacional del libro de Buenos Aires.

Presentó al Grupo Arcoiris en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, y también su ensayo “La Telesita, mito o leyenda”.
En escuelas de Chubut presentó sus últimos libros para niños: “Atchis, atchís, cosquillas en la nariz” (cuentos y leyendas) y “Patagonia, tierra de gnomos y duendes” (novela infantil).

Este último libro compite por la Faja de Honor de SADE nacional. La Faja de Honor es un premio anual instituido por la SADE, donde se distingue la calidad y los contenidos de las mejores obras literarias presentadas en castellano y otras lenguas habladas por comunidades autóctonas de nuestro territorio nacional.

En edición, se encuentra un audiolibro con textos para jóvenes que incluye su cuento “la Nada”. Y la Editorial Edijambia de la Universidad de Málaga (España) de la que es colaborador permanente, incluyó en su edición de julio - septiembre 2024 el cuento “El atípico”.

Por el gran trabajo realizado a través de los años con el lenguaje, la escritura y la comunicación, buscando llegar al interior del ser de sus lectores con sus reflexiones, fantasías y ficciones, es que era el interlocutor ideal para una profunda entrevista en la que entrelazamos escritura, escritor y realidades de la comunicación.

Estos son los tiempos de la plataforma X, mensajes de textos minimalistas, la presencia del TDAH, la expresión abreviada, llena emoticones, y demás. Estas cosas claramente, afectan el lenguaje, la comunicación y la escritura. ¿Cuál es su reflexión?

La comunicación es el puente que se establece desde siempre entre los individuos para conocerse, entenderse y comprenderse.
Así nacieron los idiomas. El modernismo fue creando elementos tecnológicos que permitían la comunicación entre personas distantes. Sin embargo, eso conspiró contra la comunicación más personal, inmediata y coloquial, que era muy común, hasta antes de la aparición de la tecnología.

Con la tecnología, la comunicación ganó en cantidad, pero perdió en calidad. La resultante es esta realidad en la que la palabra se ha vuelto prescindible y es reemplazada por dibujos e imágenes usadas por unos, pero pensadas por otros.Esas pequeñas imágenes carecen del afecto, la sensibilidad y la emoción que sí tiene la palabra.

Esto implica que no digamos lo que queremos decir en nuestros propios términos, sino que pretendemos que esos símbolos digan lo que podríamos ser capaces de transmitir mejor, a través de la palabra.

Esto que ocurre en este tiempo y este devenir vertiginoso de la tecnología y la comunicación, nos revela que estamos en una crisis. Y toda crisis generalmente, implica una etapa de crecimiento. Y en ese transcurrir, hay una sensación de retroceso.
Probablemente, con el tiempo nos demos cuenta que las herramientas tecnológicas tienen que ser para colaborar en la comunicación y no para sustituir el lenguaje.

Entre los educandos de casi todos los estratos sociales, cíclicamente, aparece una pregunta que impacta en la tarea de los educadores: ¿Para qué sirve la literatura?

Cuando los alumnos transitan las distintas etapas en la escuela buscan los conocimientos necesarios que les permitan una rápida inserción laboral. Eso no está mal, pero dejan de lado la formación integral que, en definitiva, constituye al individuo social.Esa circunstancia se compensaba en el pasado con la lectura.

La lectura nos enriquecía, nos abría el pensamiento y nos proyectaba a otras formas de pensar y de vincular a las personas.
El haber perdido el hábito de la lectura implica que las personas tengan un vocabulario limitado, y también afecta la forma de expresarse, y la capacidad de transmitir lo que se piensa.

La falencia en la lectura, es algo grave en la formación ya que, por la falta de ese interés, la persona no se permite el acercamiento a diferentes libros, escuchar la charla de un escritor, el estar presente en el análisis de un texto, entre otras cosas. La literatura es un compendio, no solo de conocimientos y de hechos, sino que es también el desarrollo de formas de pensar, de sentir y percibir diferentes realidades.

Hace poco escuché a un escritor decir que “cualquiera puede escribir”. Concuerdo en que toda persona tiene la libertad de escribir y expresar su pensamiento a través de la escritura, pero la tarea de escribir, propiamente dicha, no es para cualquiera. ¿Qué piensa al respecto?

Escribir, puede escribir cualquiera. Pero para ser escritor se necesitan dos premisas. La primera es tener la inspiración. Es ese espíritu creativo el que nos lleva a crear y desarrollar una idea a partir de una hoja en blanco.

Para poder escribir necesitamos haber transitado por la lectura en forma amplia. De esa manera podremos desarrollar un estilo propio.
El escritor nace con esa facultad innata. Y también se hace a través del trabajo continuo, en la tarea de taller que uno debe realizar sobre su obra. Es necesaria la crítica constructiva, propia y de otros.

Ser escritor es estar recorriendo un camino largo, muchas veces tedioso, que tiene como fin el éxito de la obra terminada. Esa obra nos permite sentirnos plenos porque hemos logrado sintetizar y plasmar un pensamiento, un sentimiento, una mirada. Todo con la intención de que el lector pueda percibir y transformarse a través de ese escrito.

Escribir constantemente te hace escritor, aunque no publiques. Pero publicar y que alguien te lea completa el propósito. ¿Es así?

Escribir y publicar es el objetivo de todo escritor. Cuando la obra ya está escrita, tenerla en las manos es una sensación muy especial. Es un placer íntimo. Y lo es mucho más cuando uno ve el libro en manos de otra persona. Y es muy significativo para el escritor, cuando las personas que leen la obra se acercan para comentar lo que les pareció el libro. Para dar su opinión de lo que le gustó o no le gustó. Lo que entendió o lo que no entendió. Eso ayuda a crecer a un escritor. La devolución de un lector es tan emocionante como el hecho de tener el libro recién publicado, en las manos.

Has escrito y publicado muchos libros de distintos estilos. A esta altura del tiempo ¿Cómo te sentís al respecto?

Siento que he sembrado mi grano de arena en una playa inmensa, para que la playa siga formándose. La literatura es la que me ha cautivado, me ha formado y me ha motivado.
Por eso digo que, es necesario que todos los escritores no cesen en su tarea. Hay que seguir adelante. La obra en algún momento será leída. Y no importa si nos enteramos o no. Lo importante es que el libro llegue a un lector. Ese es el mejor premio que podamos recibir.

05 ENE 2025 - 19:16

Por Pedro Méndez
Redacción de Jornada
pedromendez@grupojornada.com

Jorge Baudés es un reconocido poeta y narrador de nuestro medio. Su producción literaria es inmensa. Los estantes de Literatura Infantil, Ciencia Ficción, Poesía y Novela de toda biblioteca preciada, sostienen sus libros que son verdaderos paraísos creados por un espíritu literario comprometido con la naturaleza humana.

Entre los títulos publicados están: “Enigmas”, “Canticuentos”, “El Guardián de la Leyenda”, “Cuento con vos”, “Patagonia donde habitan los duendes y otros cuentos”, “Cien Verdades y una Mentira”, “Vórtice Patagonia”, “Pensando en voz alta” y su última novela “Destino Encriptado”.En 2021 fue ganador de la Medalla de Plata del Eisteddfod del Chubut con su poema “La jaula de oro”.

Durante el año 2024 se ocupó de diversas actividades, fomentando un encuentro federal, como conductor del Grupo Arcoiris, participó en el ámbito de la Feria Internacional del libro de Buenos Aires.

Presentó al Grupo Arcoiris en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, y también su ensayo “La Telesita, mito o leyenda”.
En escuelas de Chubut presentó sus últimos libros para niños: “Atchis, atchís, cosquillas en la nariz” (cuentos y leyendas) y “Patagonia, tierra de gnomos y duendes” (novela infantil).

Este último libro compite por la Faja de Honor de SADE nacional. La Faja de Honor es un premio anual instituido por la SADE, donde se distingue la calidad y los contenidos de las mejores obras literarias presentadas en castellano y otras lenguas habladas por comunidades autóctonas de nuestro territorio nacional.

En edición, se encuentra un audiolibro con textos para jóvenes que incluye su cuento “la Nada”. Y la Editorial Edijambia de la Universidad de Málaga (España) de la que es colaborador permanente, incluyó en su edición de julio - septiembre 2024 el cuento “El atípico”.

Por el gran trabajo realizado a través de los años con el lenguaje, la escritura y la comunicación, buscando llegar al interior del ser de sus lectores con sus reflexiones, fantasías y ficciones, es que era el interlocutor ideal para una profunda entrevista en la que entrelazamos escritura, escritor y realidades de la comunicación.

Estos son los tiempos de la plataforma X, mensajes de textos minimalistas, la presencia del TDAH, la expresión abreviada, llena emoticones, y demás. Estas cosas claramente, afectan el lenguaje, la comunicación y la escritura. ¿Cuál es su reflexión?

La comunicación es el puente que se establece desde siempre entre los individuos para conocerse, entenderse y comprenderse.
Así nacieron los idiomas. El modernismo fue creando elementos tecnológicos que permitían la comunicación entre personas distantes. Sin embargo, eso conspiró contra la comunicación más personal, inmediata y coloquial, que era muy común, hasta antes de la aparición de la tecnología.

Con la tecnología, la comunicación ganó en cantidad, pero perdió en calidad. La resultante es esta realidad en la que la palabra se ha vuelto prescindible y es reemplazada por dibujos e imágenes usadas por unos, pero pensadas por otros.Esas pequeñas imágenes carecen del afecto, la sensibilidad y la emoción que sí tiene la palabra.

Esto implica que no digamos lo que queremos decir en nuestros propios términos, sino que pretendemos que esos símbolos digan lo que podríamos ser capaces de transmitir mejor, a través de la palabra.

Esto que ocurre en este tiempo y este devenir vertiginoso de la tecnología y la comunicación, nos revela que estamos en una crisis. Y toda crisis generalmente, implica una etapa de crecimiento. Y en ese transcurrir, hay una sensación de retroceso.
Probablemente, con el tiempo nos demos cuenta que las herramientas tecnológicas tienen que ser para colaborar en la comunicación y no para sustituir el lenguaje.

Entre los educandos de casi todos los estratos sociales, cíclicamente, aparece una pregunta que impacta en la tarea de los educadores: ¿Para qué sirve la literatura?

Cuando los alumnos transitan las distintas etapas en la escuela buscan los conocimientos necesarios que les permitan una rápida inserción laboral. Eso no está mal, pero dejan de lado la formación integral que, en definitiva, constituye al individuo social.Esa circunstancia se compensaba en el pasado con la lectura.

La lectura nos enriquecía, nos abría el pensamiento y nos proyectaba a otras formas de pensar y de vincular a las personas.
El haber perdido el hábito de la lectura implica que las personas tengan un vocabulario limitado, y también afecta la forma de expresarse, y la capacidad de transmitir lo que se piensa.

La falencia en la lectura, es algo grave en la formación ya que, por la falta de ese interés, la persona no se permite el acercamiento a diferentes libros, escuchar la charla de un escritor, el estar presente en el análisis de un texto, entre otras cosas. La literatura es un compendio, no solo de conocimientos y de hechos, sino que es también el desarrollo de formas de pensar, de sentir y percibir diferentes realidades.

Hace poco escuché a un escritor decir que “cualquiera puede escribir”. Concuerdo en que toda persona tiene la libertad de escribir y expresar su pensamiento a través de la escritura, pero la tarea de escribir, propiamente dicha, no es para cualquiera. ¿Qué piensa al respecto?

Escribir, puede escribir cualquiera. Pero para ser escritor se necesitan dos premisas. La primera es tener la inspiración. Es ese espíritu creativo el que nos lleva a crear y desarrollar una idea a partir de una hoja en blanco.

Para poder escribir necesitamos haber transitado por la lectura en forma amplia. De esa manera podremos desarrollar un estilo propio.
El escritor nace con esa facultad innata. Y también se hace a través del trabajo continuo, en la tarea de taller que uno debe realizar sobre su obra. Es necesaria la crítica constructiva, propia y de otros.

Ser escritor es estar recorriendo un camino largo, muchas veces tedioso, que tiene como fin el éxito de la obra terminada. Esa obra nos permite sentirnos plenos porque hemos logrado sintetizar y plasmar un pensamiento, un sentimiento, una mirada. Todo con la intención de que el lector pueda percibir y transformarse a través de ese escrito.

Escribir constantemente te hace escritor, aunque no publiques. Pero publicar y que alguien te lea completa el propósito. ¿Es así?

Escribir y publicar es el objetivo de todo escritor. Cuando la obra ya está escrita, tenerla en las manos es una sensación muy especial. Es un placer íntimo. Y lo es mucho más cuando uno ve el libro en manos de otra persona. Y es muy significativo para el escritor, cuando las personas que leen la obra se acercan para comentar lo que les pareció el libro. Para dar su opinión de lo que le gustó o no le gustó. Lo que entendió o lo que no entendió. Eso ayuda a crecer a un escritor. La devolución de un lector es tan emocionante como el hecho de tener el libro recién publicado, en las manos.

Has escrito y publicado muchos libros de distintos estilos. A esta altura del tiempo ¿Cómo te sentís al respecto?

Siento que he sembrado mi grano de arena en una playa inmensa, para que la playa siga formándose. La literatura es la que me ha cautivado, me ha formado y me ha motivado.
Por eso digo que, es necesario que todos los escritores no cesen en su tarea. Hay que seguir adelante. La obra en algún momento será leída. Y no importa si nos enteramos o no. Lo importante es que el libro llegue a un lector. Ese es el mejor premio que podamos recibir.


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