Por Víctor Tomaselli, Maestro Oleario en Patagonia; productor olivícola; asesora a distintos proyectos en marcha en Provincias de Buenos Aires, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
Epifanía quiere decir revelación. En realidad, si la tradujéramos directamente de su origen griego, la palabra quiere decir "aparecer por arriba, manifestarse".
La felicidad infinita que refleja el rostro de esta persona vale más que 1.000 palabras. Este hombre participó de la Iniciativa Olivos para la Libertad en la cárcel de Rawson, la Unidad 6 del Servicio Penitenciario Federal. Este hombre está cumpliendo al momento de la foto, 12 años de cárcel de una condena a 25 años. Su cara de felicidad, con el rastrillo en la mano y mostrando los frutos de la cosecha es más que elocuente.
Lo que aparece es una reflexión sobre parte del patrimonio de los habitantes de Rawson, que los trasciende y es en realidad patrimonio de todos los patagónicos. Nos referimos a los olivos que se encuentran desde 1947 en el predio de la cárcel de Rawson.
Nos hemos referido a este tema en otras notas, tanto de este valioso medio como de otros de la Patagonia. Pero sobre este tema se publicaron también notas en España, Italia y otros países. Porque pudimos en su momento poner en marcha una Iniciativa Olivos para la Libertad.
Esto llevó un trabajo de tres años, donde indentificamos este olivar que fue plantado en 1947 cuando estaba en construcción este edificio penal, que fue inaugurado como Colonia Penal por el insigne Roberto Petinatto, entonces Director Nacional de Penitenciarías de la Nación. Se pusieron en aquel momento 85 olivos, de los cuales encontramos sobrevivientes 65. Trabajamos con el personal del Servicio Penitenciario Federaly con personas privadas de su libertad. En tres años pudimos reacondicionar una parte del olivar, “poner en valor”, como se dice, y evaluar, cosechar y hacer aceite de oliva: la primera vez que se hacía aceite de oliva virgen extra de esos olivares.
Este trabajo tenía todo un significado: por un lado, es ir por la herencia, porque otros argentinos los habían plantado pensando en el porvenir, no sabían que se iba a abandonar el cultivo en 1955 y tampoco sabían que esos árboles iban a adaptarse a un suelo patagónico pedregoso, sobrevivir con 200 mm anuales de precipitación pluvial, resistir no ser atacados por ninguna plaga, soportar los vientos de la Patagonia y volver a sentir las cálidas manos de los cuidados que les prodigaban las personas privadas de su libertad.
De este modo se completó un círculo virtuoso: porque la Iiniciativatenía como objetivo hacer crecer la comunidad, a los que están privados de su libertad les da un horizonte, un futuro posible de alcanzar con trabajo, dedicación y capacitación. Nada mejor en la vida de un ser humano golpeado por distintas circunstancias de la vida.
Pero, además de eso, el trabajo se compartía codo a codo con los agentes penitenciarios, entonces se resolvía una contradicción entre carcelero-preso. Nada es igual luego de trabajar codo a codo en un objetivo común.
Hicimos aceite de oliva, pero no sólo eso: hicimos jabones y podamos los olivos, los cuidamos. Se firmó un convenio con el Ente Cooperador Penitenciario y...cuando estábamos entrando en el cuarto año desde la primera visita... todo se cerró. De la mano del cambio de gobierno, las puertas a una mejor sociedad se clausuraron. Se dejó de considerar a las personas privadas de su libertad como seres pasibles de mejorar, tener un horizonte libre, en fin.
Nada es casualidad y dos hechos pintan esto. Uno, el gobierno que plantó esos olivos como símbolo de esperanza en un mundo mejor, en 1947, ya había sancionado un año antes la Ley Nacional 12.916/46 que creaba la Corporación Nacional Olivícola, que entre la fecha de su creación, a los largo de nueve años, había plantado 70 chacras experimentales en todo el país y 160 lugares de cultivo demostrativo. Uno de esos lugares fue el predio de la cárcel de Rawson, la Unidad 6.
Dos, el gobierno que clausuró la experiencia institucional de la Iniciativa Olivos para la Libertad, también dispuso a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/23, en su artículo 65 que “Deróguese la Ley Nacional 12916/46 que creara la Corporación Nacional Olivícola”.
En el medio, el conjunto de la sociedad que es expoliada de bienes intangibles de inmenso valor. Despojarnos de la herencia es un acto torpe, vil, mañoso, malo en definitiva. No debemos permanecer inermes ante tales despojos. Es importante conocer estos hechos y tratar de llegar al corazón de los gobernantes para que se conmuevan con estas cosas. Es la tarea que la hora impone. Mantengamos la esperanza, somos lo que es ella.
Por Víctor Tomaselli, Maestro Oleario en Patagonia; productor olivícola; asesora a distintos proyectos en marcha en Provincias de Buenos Aires, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
Epifanía quiere decir revelación. En realidad, si la tradujéramos directamente de su origen griego, la palabra quiere decir "aparecer por arriba, manifestarse".
La felicidad infinita que refleja el rostro de esta persona vale más que 1.000 palabras. Este hombre participó de la Iniciativa Olivos para la Libertad en la cárcel de Rawson, la Unidad 6 del Servicio Penitenciario Federal. Este hombre está cumpliendo al momento de la foto, 12 años de cárcel de una condena a 25 años. Su cara de felicidad, con el rastrillo en la mano y mostrando los frutos de la cosecha es más que elocuente.
Lo que aparece es una reflexión sobre parte del patrimonio de los habitantes de Rawson, que los trasciende y es en realidad patrimonio de todos los patagónicos. Nos referimos a los olivos que se encuentran desde 1947 en el predio de la cárcel de Rawson.
Nos hemos referido a este tema en otras notas, tanto de este valioso medio como de otros de la Patagonia. Pero sobre este tema se publicaron también notas en España, Italia y otros países. Porque pudimos en su momento poner en marcha una Iniciativa Olivos para la Libertad.
Esto llevó un trabajo de tres años, donde indentificamos este olivar que fue plantado en 1947 cuando estaba en construcción este edificio penal, que fue inaugurado como Colonia Penal por el insigne Roberto Petinatto, entonces Director Nacional de Penitenciarías de la Nación. Se pusieron en aquel momento 85 olivos, de los cuales encontramos sobrevivientes 65. Trabajamos con el personal del Servicio Penitenciario Federaly con personas privadas de su libertad. En tres años pudimos reacondicionar una parte del olivar, “poner en valor”, como se dice, y evaluar, cosechar y hacer aceite de oliva: la primera vez que se hacía aceite de oliva virgen extra de esos olivares.
Este trabajo tenía todo un significado: por un lado, es ir por la herencia, porque otros argentinos los habían plantado pensando en el porvenir, no sabían que se iba a abandonar el cultivo en 1955 y tampoco sabían que esos árboles iban a adaptarse a un suelo patagónico pedregoso, sobrevivir con 200 mm anuales de precipitación pluvial, resistir no ser atacados por ninguna plaga, soportar los vientos de la Patagonia y volver a sentir las cálidas manos de los cuidados que les prodigaban las personas privadas de su libertad.
De este modo se completó un círculo virtuoso: porque la Iiniciativatenía como objetivo hacer crecer la comunidad, a los que están privados de su libertad les da un horizonte, un futuro posible de alcanzar con trabajo, dedicación y capacitación. Nada mejor en la vida de un ser humano golpeado por distintas circunstancias de la vida.
Pero, además de eso, el trabajo se compartía codo a codo con los agentes penitenciarios, entonces se resolvía una contradicción entre carcelero-preso. Nada es igual luego de trabajar codo a codo en un objetivo común.
Hicimos aceite de oliva, pero no sólo eso: hicimos jabones y podamos los olivos, los cuidamos. Se firmó un convenio con el Ente Cooperador Penitenciario y...cuando estábamos entrando en el cuarto año desde la primera visita... todo se cerró. De la mano del cambio de gobierno, las puertas a una mejor sociedad se clausuraron. Se dejó de considerar a las personas privadas de su libertad como seres pasibles de mejorar, tener un horizonte libre, en fin.
Nada es casualidad y dos hechos pintan esto. Uno, el gobierno que plantó esos olivos como símbolo de esperanza en un mundo mejor, en 1947, ya había sancionado un año antes la Ley Nacional 12.916/46 que creaba la Corporación Nacional Olivícola, que entre la fecha de su creación, a los largo de nueve años, había plantado 70 chacras experimentales en todo el país y 160 lugares de cultivo demostrativo. Uno de esos lugares fue el predio de la cárcel de Rawson, la Unidad 6.
Dos, el gobierno que clausuró la experiencia institucional de la Iniciativa Olivos para la Libertad, también dispuso a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/23, en su artículo 65 que “Deróguese la Ley Nacional 12916/46 que creara la Corporación Nacional Olivícola”.
En el medio, el conjunto de la sociedad que es expoliada de bienes intangibles de inmenso valor. Despojarnos de la herencia es un acto torpe, vil, mañoso, malo en definitiva. No debemos permanecer inermes ante tales despojos. Es importante conocer estos hechos y tratar de llegar al corazón de los gobernantes para que se conmuevan con estas cosas. Es la tarea que la hora impone. Mantengamos la esperanza, somos lo que es ella.