- Dejó la vida
La ovación con la que el público local despidió al equipo del Tano Gracián fue la manera más justa de reconocer el enorme esfuerzo del Aurinegro. Madryn hizo méritos como para quedarse con una victoria más holgada, pero careció de precisión en los metros finales de la cancha. En el segundo tiempo, con mucha garra, se llevó por delante al equipo mendocino y dispuso de algunas situaciones netas de gol, que podrían haberle dado la clasificación. El Depo dejó la vida en la cancha y frente a esa actitud, solo caben la admiración y el respeto.
- Un gran rival
A pesar de la desdibujada imagen que dejó en el Abel Sastre, Gimnasia es un gran equipo. Tiene un gran arquero, marcadores centrales con experiencia, laterales con proyección, volantes versátiles y delanteros de calidad. No pudo haberle tocado a Madryn un rival más complicado en esta instancia del torneo. Claramente, la diferencia la sacó en Mendoza. En la revancha, luchó más de lo que peleó, pero se llevó el premio para su casa.
- Barraza, el insoportable
Cada vez que dirige Julio Barraza, cualquier cosa puede pasar. Su mala reputación es archiconocida a lo largo y ancho del país. Para este partido definitorio vino con la idea de dejar pegar y así fue que ignoró infracciones claras, cometidas en cualquier lugar de la cancha. Esta vez, y a favor suyo, no mostró intenciones de ayudar o perjudicar a algún equipo. Pero no dejó de gesticular, de discutir con los jugadores, con los entrenadores y hasta con la hinchada. Es insólito que un mediocre como Barraza, se crea tan importante.
- Un león en el Coliseo
Madryn mostró agallas durante todo el partido y varios jugadores se pusieron el equipo al hombro. Ferreyra marcó el gol y fue un baluarte de principio a final, pero la actuación de Federico Recalde fue otra vez descomunal. Como siempre, marcó el ritmo de la presión aurinegra, condujo a su equipo desde la mitad de la cancha y se encargó él solo de la recuperación de la pelota, sobre todo en el segundo tiempo, cuando la necesidad obligaba al Aurinegro a atacar. Pensando en la próxima temporada, retener al volante central, debería ser la gran prioridad de la dirigencia local.
- Una campaña inolvidable
A pesar del traspié ante los mendocinos, Deportivo Madryn jugó un torneo brillante, con resultados magníficos, que lo ubicaron entre los mejores de la categoría, en su segunda temporada. Estuvo a un gol de jugar la finalísima contra San Martín de Tucumán. Después de un arranque para el olvido, con la llegada del Tano Gracian apareció el equipo, que jugó de igual a igual contra cualquiera, de local o de visitante. Pensando en el próximo año, la base de jugadores está, el entrenador está, la hinchada está, la dirigencia está. Solo pueden venir tiempos buenos para el Aurinegro.
- Dejó la vida
La ovación con la que el público local despidió al equipo del Tano Gracián fue la manera más justa de reconocer el enorme esfuerzo del Aurinegro. Madryn hizo méritos como para quedarse con una victoria más holgada, pero careció de precisión en los metros finales de la cancha. En el segundo tiempo, con mucha garra, se llevó por delante al equipo mendocino y dispuso de algunas situaciones netas de gol, que podrían haberle dado la clasificación. El Depo dejó la vida en la cancha y frente a esa actitud, solo caben la admiración y el respeto.
- Un gran rival
A pesar de la desdibujada imagen que dejó en el Abel Sastre, Gimnasia es un gran equipo. Tiene un gran arquero, marcadores centrales con experiencia, laterales con proyección, volantes versátiles y delanteros de calidad. No pudo haberle tocado a Madryn un rival más complicado en esta instancia del torneo. Claramente, la diferencia la sacó en Mendoza. En la revancha, luchó más de lo que peleó, pero se llevó el premio para su casa.
- Barraza, el insoportable
Cada vez que dirige Julio Barraza, cualquier cosa puede pasar. Su mala reputación es archiconocida a lo largo y ancho del país. Para este partido definitorio vino con la idea de dejar pegar y así fue que ignoró infracciones claras, cometidas en cualquier lugar de la cancha. Esta vez, y a favor suyo, no mostró intenciones de ayudar o perjudicar a algún equipo. Pero no dejó de gesticular, de discutir con los jugadores, con los entrenadores y hasta con la hinchada. Es insólito que un mediocre como Barraza, se crea tan importante.
- Un león en el Coliseo
Madryn mostró agallas durante todo el partido y varios jugadores se pusieron el equipo al hombro. Ferreyra marcó el gol y fue un baluarte de principio a final, pero la actuación de Federico Recalde fue otra vez descomunal. Como siempre, marcó el ritmo de la presión aurinegra, condujo a su equipo desde la mitad de la cancha y se encargó él solo de la recuperación de la pelota, sobre todo en el segundo tiempo, cuando la necesidad obligaba al Aurinegro a atacar. Pensando en la próxima temporada, retener al volante central, debería ser la gran prioridad de la dirigencia local.
- Una campaña inolvidable
A pesar del traspié ante los mendocinos, Deportivo Madryn jugó un torneo brillante, con resultados magníficos, que lo ubicaron entre los mejores de la categoría, en su segunda temporada. Estuvo a un gol de jugar la finalísima contra San Martín de Tucumán. Después de un arranque para el olvido, con la llegada del Tano Gracian apareció el equipo, que jugó de igual a igual contra cualquiera, de local o de visitante. Pensando en el próximo año, la base de jugadores está, el entrenador está, la hinchada está, la dirigencia está. Solo pueden venir tiempos buenos para el Aurinegro.