Por Edgardo Lillo.
Guillermo Brown e Independiente de Trelew definirán este jueves desde las 15 en la cancha auxiliar de la Banda el título del torneo Apertura de la Liga de Fútbol Valle del Chubut, en medio de un clima que se caldeó en la primera final en el "Estadio Nacional '72" el jueves pasado, cuando el Rojinegro ganó 1-0 con un gol de penal de Mauricio Barriga y en el que hubo tres expulsados, dos en el visitante (Juan Pablo Silva y Samuel Velàzquez)y el delantero Martín Rodríguez en el local. El árbitro de esta segunda final será Ángel Díaz.
En la seman alos ánimos se enrarecieron un poco más con la ratificación de Guillermo Brown de seguir utilizando su cancha auxiliar de espacios reducidos e instalaciones insuficientes y prescindir del Estadio "Raùl Conti", en beneficio del público y del espectáculo.
Además, con el argumento de las cuestiones de seguridad, se decidió acreditar a la prensa y limitar el ingreso por medio de comunicación, lo que ocurrirá por primera vez en el último día del torneo.
Todo esto, respaldado por laLiga de Fútbol Valle del Chubut, que funciona cada vez más como la Escribanía Valle del Chubut dejando el libre albedrío para la decisión de los delegados, algo más parecido a una Asociación de Clubes que a una institución que tiene una Comisión Directiva que no solamente debe fiscalizar, sino ademàs tomar decisiones.
Ni hablar de lo que representa para la gente futbolera que una final se juegue un día de semana. El fútbol del Valle se olvidó hace bastante tiempo de jugar los domingos, ya sea por la Primera Nacional en la zona y el apego de la dirigencia por el fútbol televisado, el argentino o de las otras numerosas ligas del mundo.
Y ahora también se juega cada vez menos los sábados. El argumento, bastante inconsistente para una definición de torneo, es el reglamento que respalda a los clubes con participación federal de jugar durante la semana.
Pero la incongruencia viene de hace un buen rato: nadie se dio cuenta que la desproporción en el agrupamiento de equipos por zonas iba a generar una diferencia de partidos y de fechas y que los equipos de una zona iban a estar parados 50 días, en dos tramos, uno de 20 y otro de 30 días, respecto del otro. Como resultados, los equipos del grupo "B", con más rodaje y continuidad, fueron los cuatro semifinalistas.
Y en otra idea de un planeta lejano se decidió que los cruces de cuartos de final y semifinales se jugaran a un sólo partido, con ventaja deportiva para los mejores clasificados de la fase de grupos.
En cambio, la final se decidió a una serie de dos encuentros, pero con el sorteo de la localía. Ydio la casualidad que al partido definitorio llegó no sólo el último campeón, sino que además Independiente fueel mejor equipo de la fase regular. Sin embargo, cerrará el torneo de visitante ante el equipo que fue cuarto en su grupo. O sea que el Rojinegro se metió la ventaja deportiva, por haber sido el mejor de la fase regular, en el bolsillo.
La Liga no sólo debió haber salvado estos desatinos reglamentarios, que incluso vienen de otro campeonato, sino que debió haber seguido el criterio de fases anteriores con una final única en terreno neutral -Racing o la Villa Deportiva-, manejando los costos del alquiler, de las entradas, la distribución en la cantidad de hinchas de un equipo y otro, de neutrales también, el operativo de seguridad, la premiación, la sponzorización de un partido final y hasta porque no, la televisión local. ¿Por qué y para què? Para jerarquizar alguna vez el torneo local. Para darle otro marco, para volver a jugar un domingo con mucha gente en la cancha.
Pero nada de eso hace la dirigencia de la Liga que conduce ahora un referente del Consejo Federal como Javier Treuque. Ni se les ocurre, ni lo piensan y da la sensación que ni siquiera les interesa. Y por si fuera poco la culpa es de algún entrenador que se queja, pero nunca presenta un proyecto de un torneo, como si lo debiera hacer, o de los periodistas que critican sin trabajar en los clubes, como si no pudiéramos criticar.
En cambio, son los clubes los que resuelven, y aunque los que juegan torneos nacionales utilizan estructuras totalmente diferenciadas en el torneo local, evocan el reglamento para actuar a conveniencia. Incluso en cualquier competencia, la localía no sólo implica el uso del propio campo de juego, sino la posibilidad de elegir también día y horario. Pero Independiente ya tuvo que jugar la primera final un jueves, sin quererlo, y ahora lo deberá hacer de nuevo entre semana, bajo las condiciones que establece Brown, en un campo donde ya se registraron incidentes en la fase de grupos.
Y sobre llovido, mojado. La Liga incluso informó que no hará la premiación del torneo en el campo de juego, quizás previendo o temiendo que haya incidentes y que el desenlace tenga tanta tensión que no sea conveniente entregar el trofeo de campeón, de subcampeón, y las medallas respectivas que los jugadores debieran recibir.
Cuando a veces nos quejamos de las cosas que nos pasan, porque no crecemos, porque tenemos que mirar a otros lados para hablar de mejores organizaciones, la respuesta siempre va a ser simple: Porque allá hacen lo que tienen que hacer, no lo que se les canta...
Por Edgardo Lillo.
Guillermo Brown e Independiente de Trelew definirán este jueves desde las 15 en la cancha auxiliar de la Banda el título del torneo Apertura de la Liga de Fútbol Valle del Chubut, en medio de un clima que se caldeó en la primera final en el "Estadio Nacional '72" el jueves pasado, cuando el Rojinegro ganó 1-0 con un gol de penal de Mauricio Barriga y en el que hubo tres expulsados, dos en el visitante (Juan Pablo Silva y Samuel Velàzquez)y el delantero Martín Rodríguez en el local. El árbitro de esta segunda final será Ángel Díaz.
En la seman alos ánimos se enrarecieron un poco más con la ratificación de Guillermo Brown de seguir utilizando su cancha auxiliar de espacios reducidos e instalaciones insuficientes y prescindir del Estadio "Raùl Conti", en beneficio del público y del espectáculo.
Además, con el argumento de las cuestiones de seguridad, se decidió acreditar a la prensa y limitar el ingreso por medio de comunicación, lo que ocurrirá por primera vez en el último día del torneo.
Todo esto, respaldado por laLiga de Fútbol Valle del Chubut, que funciona cada vez más como la Escribanía Valle del Chubut dejando el libre albedrío para la decisión de los delegados, algo más parecido a una Asociación de Clubes que a una institución que tiene una Comisión Directiva que no solamente debe fiscalizar, sino ademàs tomar decisiones.
Ni hablar de lo que representa para la gente futbolera que una final se juegue un día de semana. El fútbol del Valle se olvidó hace bastante tiempo de jugar los domingos, ya sea por la Primera Nacional en la zona y el apego de la dirigencia por el fútbol televisado, el argentino o de las otras numerosas ligas del mundo.
Y ahora también se juega cada vez menos los sábados. El argumento, bastante inconsistente para una definición de torneo, es el reglamento que respalda a los clubes con participación federal de jugar durante la semana.
Pero la incongruencia viene de hace un buen rato: nadie se dio cuenta que la desproporción en el agrupamiento de equipos por zonas iba a generar una diferencia de partidos y de fechas y que los equipos de una zona iban a estar parados 50 días, en dos tramos, uno de 20 y otro de 30 días, respecto del otro. Como resultados, los equipos del grupo "B", con más rodaje y continuidad, fueron los cuatro semifinalistas.
Y en otra idea de un planeta lejano se decidió que los cruces de cuartos de final y semifinales se jugaran a un sólo partido, con ventaja deportiva para los mejores clasificados de la fase de grupos.
En cambio, la final se decidió a una serie de dos encuentros, pero con el sorteo de la localía. Ydio la casualidad que al partido definitorio llegó no sólo el último campeón, sino que además Independiente fueel mejor equipo de la fase regular. Sin embargo, cerrará el torneo de visitante ante el equipo que fue cuarto en su grupo. O sea que el Rojinegro se metió la ventaja deportiva, por haber sido el mejor de la fase regular, en el bolsillo.
La Liga no sólo debió haber salvado estos desatinos reglamentarios, que incluso vienen de otro campeonato, sino que debió haber seguido el criterio de fases anteriores con una final única en terreno neutral -Racing o la Villa Deportiva-, manejando los costos del alquiler, de las entradas, la distribución en la cantidad de hinchas de un equipo y otro, de neutrales también, el operativo de seguridad, la premiación, la sponzorización de un partido final y hasta porque no, la televisión local. ¿Por qué y para què? Para jerarquizar alguna vez el torneo local. Para darle otro marco, para volver a jugar un domingo con mucha gente en la cancha.
Pero nada de eso hace la dirigencia de la Liga que conduce ahora un referente del Consejo Federal como Javier Treuque. Ni se les ocurre, ni lo piensan y da la sensación que ni siquiera les interesa. Y por si fuera poco la culpa es de algún entrenador que se queja, pero nunca presenta un proyecto de un torneo, como si lo debiera hacer, o de los periodistas que critican sin trabajar en los clubes, como si no pudiéramos criticar.
En cambio, son los clubes los que resuelven, y aunque los que juegan torneos nacionales utilizan estructuras totalmente diferenciadas en el torneo local, evocan el reglamento para actuar a conveniencia. Incluso en cualquier competencia, la localía no sólo implica el uso del propio campo de juego, sino la posibilidad de elegir también día y horario. Pero Independiente ya tuvo que jugar la primera final un jueves, sin quererlo, y ahora lo deberá hacer de nuevo entre semana, bajo las condiciones que establece Brown, en un campo donde ya se registraron incidentes en la fase de grupos.
Y sobre llovido, mojado. La Liga incluso informó que no hará la premiación del torneo en el campo de juego, quizás previendo o temiendo que haya incidentes y que el desenlace tenga tanta tensión que no sea conveniente entregar el trofeo de campeón, de subcampeón, y las medallas respectivas que los jugadores debieran recibir.
Cuando a veces nos quejamos de las cosas que nos pasan, porque no crecemos, porque tenemos que mirar a otros lados para hablar de mejores organizaciones, la respuesta siempre va a ser simple: Porque allá hacen lo que tienen que hacer, no lo que se les canta...