Ley bases: Dios nos libre de los topos y de los monos

13 JUN 2024 - 11:41 | Actualizado 13 JUN 2024 - 11:51

- Por Esteban Gallo

Finalmente, la no tan bien ponderada Ley Bases llegó al Senado y después de un mes y medio de intensas negociaciones, fue aprobada por los legisladores.

Para evitar otro papelón, el gobierno tuvo que modificar el proyecto original renunciando a premisas que hace unos días atrás eran innegociables.

Esto permitió que se eliminara por completo el capítulo previsional y bajó a Aerolíneas Argentinas del plan de privatizaciones. El gobierno también se vio obligado a hacer algunas concesiones cuando le tocó defender el punto referido a las facultades delegadas. Al final, el gobierno no podrá disponer de la disolución de los organismos vinculados con la cultura ni intervenir en organismos como el CONICET, el INTI, el SENASA, la ANMAT, y la Comision Nacional de Energía Atómica.

También quedaron a salvo, el Correo Argentino y los medios públicos.


De la misma manera, se produjo el rechazo a la restitución de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias que mantenía en vilo a varias organizaciones sindicales. La preocupación tenía razón de ser.

El salario no es ganancia, es remuneración, es el pago por el trabajo y el esfuerzo que hace cada trabajador, y es vergonzoso que en un país donde se promueve el empleo, los trabajadores paguen impuesto a las ganancias. Ningún asalariado debería pagar ganancia y desde todos los sectores deberían alentarse el pago de sueldos altos, porque es la manera de que los que cobran emolumentos bajos, también reciban remuneraciones adecuadas.

Lo que sí fue aprobado por los senadores fue el polémico Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, considerado un tema central del proyecto libertario y que otorga a los grupos extranjeros que se radiquen en la provincia, un conjunto de ventajas impositivas, aduaneras y cambiarias absolutamente desmedidas.

Se hicieron algunas modificaciones.

La primera variante apunta al artículo 165, la que establece que el régimen ya no será para “cualquier sector”, sino para “foresto industria, infraestructura, minería, energía y tecnología” que cumplan con los requisitos previstos.

La segunda modificación es la que obliga a los inversores a presentar un plan de proveedores locales estableciendo que un 20 por ciento de empresas locales sean tenidas en cuenta para la producción y operación de sus proyectos.

Otros puntos, que son inaceptables, no se tocaron.

Por ejemplo, el que establece que las importaciones de bienes de capital y mercaderías que realicen las empresas estarán “exentas de derechos de importación y de todo régimen de percepción, recaudación, anticipo o retención de tributos nacionales y/o locales”.

Eso y la pulverización de la producción local es lo mismo.

Eso y el industricidio nacional es lo mismo.

No está muy errada la CGT del Valle cuando dice que todo parece encaminado a facilitar la entrega y sometimiento del país al poder extranjero.

Tampoco se produjeron cambios con respecto a la pérdida de las autonomías provinciales en relación a las futuras inversiones.

Es gravísimo que la selección de los proyectos quede en manos exclusivas del Estado nacional y que los chubutenses quedemos “pintados” mientras Milei negocia con los grupos extranjeros el manejo de nuestros recursos.

Tienen razón los grupos antimineros cuando pegan el grito en el cielo. Lo expresa un comunicador que no milita en la vereda anti minera pero que es lo suficientemente serio y honesto como para reconocer que, mayoritariamente, los chubutenses se han expresado en contra de la minería a gran escala.

En estas condiciones, si mañana Milei abrocha el negocio con un grupo minero para explotar nuestros yacimientos de plata u oro, Chubut “se la va a tener que comer doblada”, porque Rigi mata autonomía y Rigi mata federalismo también.

Por último, mucho se habló por estas horas de las herramientas que Milei necesitaba para mejorar el funcionamiento del Estado.

Es una burla. El tipo que ama ser el topo del Estado para destruirlo, pide herramientas para mejorarlo.

Es como darle al mono más navajas para que rompa todo.

Dios nos libre de los topos y de los monos.

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13 JUN 2024 - 11:41

- Por Esteban Gallo

Finalmente, la no tan bien ponderada Ley Bases llegó al Senado y después de un mes y medio de intensas negociaciones, fue aprobada por los legisladores.

Para evitar otro papelón, el gobierno tuvo que modificar el proyecto original renunciando a premisas que hace unos días atrás eran innegociables.

Esto permitió que se eliminara por completo el capítulo previsional y bajó a Aerolíneas Argentinas del plan de privatizaciones. El gobierno también se vio obligado a hacer algunas concesiones cuando le tocó defender el punto referido a las facultades delegadas. Al final, el gobierno no podrá disponer de la disolución de los organismos vinculados con la cultura ni intervenir en organismos como el CONICET, el INTI, el SENASA, la ANMAT, y la Comision Nacional de Energía Atómica.

También quedaron a salvo, el Correo Argentino y los medios públicos.


De la misma manera, se produjo el rechazo a la restitución de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias que mantenía en vilo a varias organizaciones sindicales. La preocupación tenía razón de ser.

El salario no es ganancia, es remuneración, es el pago por el trabajo y el esfuerzo que hace cada trabajador, y es vergonzoso que en un país donde se promueve el empleo, los trabajadores paguen impuesto a las ganancias. Ningún asalariado debería pagar ganancia y desde todos los sectores deberían alentarse el pago de sueldos altos, porque es la manera de que los que cobran emolumentos bajos, también reciban remuneraciones adecuadas.

Lo que sí fue aprobado por los senadores fue el polémico Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, considerado un tema central del proyecto libertario y que otorga a los grupos extranjeros que se radiquen en la provincia, un conjunto de ventajas impositivas, aduaneras y cambiarias absolutamente desmedidas.

Se hicieron algunas modificaciones.

La primera variante apunta al artículo 165, la que establece que el régimen ya no será para “cualquier sector”, sino para “foresto industria, infraestructura, minería, energía y tecnología” que cumplan con los requisitos previstos.

La segunda modificación es la que obliga a los inversores a presentar un plan de proveedores locales estableciendo que un 20 por ciento de empresas locales sean tenidas en cuenta para la producción y operación de sus proyectos.

Otros puntos, que son inaceptables, no se tocaron.

Por ejemplo, el que establece que las importaciones de bienes de capital y mercaderías que realicen las empresas estarán “exentas de derechos de importación y de todo régimen de percepción, recaudación, anticipo o retención de tributos nacionales y/o locales”.

Eso y la pulverización de la producción local es lo mismo.

Eso y el industricidio nacional es lo mismo.

No está muy errada la CGT del Valle cuando dice que todo parece encaminado a facilitar la entrega y sometimiento del país al poder extranjero.

Tampoco se produjeron cambios con respecto a la pérdida de las autonomías provinciales en relación a las futuras inversiones.

Es gravísimo que la selección de los proyectos quede en manos exclusivas del Estado nacional y que los chubutenses quedemos “pintados” mientras Milei negocia con los grupos extranjeros el manejo de nuestros recursos.

Tienen razón los grupos antimineros cuando pegan el grito en el cielo. Lo expresa un comunicador que no milita en la vereda anti minera pero que es lo suficientemente serio y honesto como para reconocer que, mayoritariamente, los chubutenses se han expresado en contra de la minería a gran escala.

En estas condiciones, si mañana Milei abrocha el negocio con un grupo minero para explotar nuestros yacimientos de plata u oro, Chubut “se la va a tener que comer doblada”, porque Rigi mata autonomía y Rigi mata federalismo también.

Por último, mucho se habló por estas horas de las herramientas que Milei necesitaba para mejorar el funcionamiento del Estado.

Es una burla. El tipo que ama ser el topo del Estado para destruirlo, pide herramientas para mejorarlo.

Es como darle al mono más navajas para que rompa todo.

Dios nos libre de los topos y de los monos.


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