En medio de los tironeos políticos y empresarios que se comenzaron a dar luego de que el gobernador Nacho Torres dijera que relicitará y hasta que no descartaba denunciar ante la Justicia provincial los siete permisos otorgados de manera “espuria” (según las propias palabras del gobernador) por la nueva Ley de Pesca votada entre gallos y medianoche a finales de 2022, algunos conocedores del sector pesquero de Chubut empezaron a alertar sobre la necesidad de aclarar también qué pasó con los cinco permisos de pesca denominados VACOPA (por Variedad Costera Patagónica), que venían siendo explotados desde hace más de una década de manera irregular y que en la nueva Ley de Pesca fueron blanqueados como permisos de la Flota Amarilla de Puerto Rawson.
Por ese motivo, no son pocos los que sostienen que, en realidad, no deberían ser siete los permisos bajo sospecha o apuntados por el Gobierno provincial, sino doce. Un adelanto de esa situación por lo menos sospechosa fue publicada el lunes por Jornada a partir de una entrevista con el periodista especializado en el sector pesquero Nelson Saldivia, que aportó datos sobre el tema en el programa "Mañana G".
Los cinco VACOPA que pasaron de un plumazo de la irregularidad a la legalidad sin que nadie levantara el avispero, están manos de empresarios muy conocidos de la pesca en Puerto Rawson.
El más beneficiado es Gustavo González, el expresidente de la Cámara de la Flota Amarilla (CAFACh) -aunque sigue manejando esa entidad en los hechos-, que tiene un permiso a título personal con el barco “Carlos Luis”, y otro a través de la empresa Aquellos Tres S.A., con el barco
“Siempre María Elena” (una reformulación de uno anterior, el “Valeria Alejandra”).
González es el presidente de Aquellos Tres S.A. y comparte el paquete accionario con el empresario marplatense Guillermo González Lemmi. Fuentes del sector le adjudican intereses en este permiso a otro conocido de Rawson: Luis “Zorro” Bastida.
Otro beneficiado por la Ley de Pesca fue Raúl “Tato” Cereseto, socio en otros negocios de González, pero en este caso asociado a Sergio Pantano con el barco “Nuevo Anave”.
Cereseto es un contador de Trelew que hace algunos años empezó a incursionar en el negocio de la pesca en Rawson y, además de propietario de barcos, es también accionista de empresas de estibaje, que en los últimos tiempos lo dejaron en el centro de la escena luego de denunciar a la comisión directiva del SUPA, el gremio de estibadores, por un presunto pedido de coimas.
Cereseto se muestra en las redes sociales como “CEO del grupo Be Fish”, es el titular de la Fundación Latinoamericana de Sustentabilidad Pesquera, y hasta escribió un libro sobre la pesca.
Otro de los VACOPA reconvertidos a permisos legales de la Flota Amarilla está en manos de Mateo Mariscal, a través de su barco “Camilo S”.
Y el quinto permiso pertenece a Marcelo Ferrari, un viejo pescador de Puerto Rawson, con el barco “Mirta R”.
En la Ley de Pesca aprobada en 2022 se creó un sexto VACOPA que quedó en manos de otro conocido del negocio de la pesca: Eduardo Del Río, dueño de la empresa Cabo Vírgenes, con el barco “El Espartano”.
Entre gallos y medianoche
La Ley IX N° 157, aprobada en la madrugada del 23 de diciembre de 2022, en su Artículo 34° cambió la cantidad de permisos existentes en la pesca de Chubut, creando tres nuevos de la Flota Amarilla, otros tres de la Flota Artesanal y un sexto VACOPA, que se sumaba a los cinco que venían prorrogándose de manera irregular desde 2012, cuando la Secretaría de Pesca de Chubut de aquel entonces emitió una resolución dándolos de baja.
Los VACOPA habían surgido en 2006, durante el primer mandato de gobernador de Mario Das Neves, con Norberto Yauhar como ministro Coordinador y con Juan Carlos Berón como secretario de Pesca, y fueron presentados comouna “licencia experimental” para estudiar el“Variado Costero Patagónico”, cuya combinación de palabras terminó definiendo a los “VACOPA”.
El “Plan Experimental de Investigación de Variado Costero Patagónico (VACOPA)” se lo impulsó en aquel momento para atender concretamente la problemática de un solo buque: el “Nuevo Buenos Aires Querido” que, al finalizar el Plan Nacional de Anchoíta creado por el Consejo Federal Pesquero, sólo contaba con permiso nacional.
Sin embargo, ese barco ni ninguno de los otros que se fueron sumando a lo largo de los años se dedicaron a lo que indicaba el plan, por lo cual sus resultados siempre fueron nulos.
Hasta 2012 el “Nuevo Buenos Aires Querido” y los nuevos buques incorporados al plan nunca cumplieron con los cometidos de los VACOPA y sólo se dedicaron a pescar langostino. Ese mismo año, el entonces secretario de Pesca de Chubut, Hugo Stecconi, firmó la Resolución N° 80/12 en la que se admitía que el plan en cuestión, desde un punto de vista técnico o de investigación, ya no tenía fundamentos para continuar.
Sin embargo, constituyendo una irregularidad grave que continuó a lo largo de los años con distintas prórrogas firmadas por las autoridades de Pesca de las distintas gestiones provinciales, los VACOPA siguieron existiendo de hecho.
¿La Justicia?, bien gracias
Ahora, entre los nuevos permisos que están bajo la lupa de la actual administración provincial se incluye al sexto VACOPA y a los otros seis permisos creados y que no le significaron a sus beneficiarios ningún tipo de erogación a cambio de semejante beneficio. Sin embargo, las mismas dudas deberían correr para los cinco VACOPA ya existentes, que se convirtieron de buenas a primera en permisos legales de Flota Amarilla sin que sus actuales propietarios hayan pagado un peso al Estado.
Según diversas fuentes del sector consultadas por Jornada, esos permisos cuestan actualmente en el mercado no menos de 3,5 millones de dólares cada uno.
Si las adjudicaciones de estos doce permisos tienen sospechas de ser “espurias”, si desde varios sectores políticos y empresarios se viene señalando por lo bajo lo que está ocurriendo, e inclusive que haya habido presentaciones judiciales en contra la Ley de Pesca en su momento, no deja de llamar la atención que por ahora no haya habido ningún fiscal interesado en actuar de oficio.
En medio de los tironeos políticos y empresarios que se comenzaron a dar luego de que el gobernador Nacho Torres dijera que relicitará y hasta que no descartaba denunciar ante la Justicia provincial los siete permisos otorgados de manera “espuria” (según las propias palabras del gobernador) por la nueva Ley de Pesca votada entre gallos y medianoche a finales de 2022, algunos conocedores del sector pesquero de Chubut empezaron a alertar sobre la necesidad de aclarar también qué pasó con los cinco permisos de pesca denominados VACOPA (por Variedad Costera Patagónica), que venían siendo explotados desde hace más de una década de manera irregular y que en la nueva Ley de Pesca fueron blanqueados como permisos de la Flota Amarilla de Puerto Rawson.
Por ese motivo, no son pocos los que sostienen que, en realidad, no deberían ser siete los permisos bajo sospecha o apuntados por el Gobierno provincial, sino doce. Un adelanto de esa situación por lo menos sospechosa fue publicada el lunes por Jornada a partir de una entrevista con el periodista especializado en el sector pesquero Nelson Saldivia, que aportó datos sobre el tema en el programa "Mañana G".
Los cinco VACOPA que pasaron de un plumazo de la irregularidad a la legalidad sin que nadie levantara el avispero, están manos de empresarios muy conocidos de la pesca en Puerto Rawson.
El más beneficiado es Gustavo González, el expresidente de la Cámara de la Flota Amarilla (CAFACh) -aunque sigue manejando esa entidad en los hechos-, que tiene un permiso a título personal con el barco “Carlos Luis”, y otro a través de la empresa Aquellos Tres S.A., con el barco
“Siempre María Elena” (una reformulación de uno anterior, el “Valeria Alejandra”).
González es el presidente de Aquellos Tres S.A. y comparte el paquete accionario con el empresario marplatense Guillermo González Lemmi. Fuentes del sector le adjudican intereses en este permiso a otro conocido de Rawson: Luis “Zorro” Bastida.
Otro beneficiado por la Ley de Pesca fue Raúl “Tato” Cereseto, socio en otros negocios de González, pero en este caso asociado a Sergio Pantano con el barco “Nuevo Anave”.
Cereseto es un contador de Trelew que hace algunos años empezó a incursionar en el negocio de la pesca en Rawson y, además de propietario de barcos, es también accionista de empresas de estibaje, que en los últimos tiempos lo dejaron en el centro de la escena luego de denunciar a la comisión directiva del SUPA, el gremio de estibadores, por un presunto pedido de coimas.
Cereseto se muestra en las redes sociales como “CEO del grupo Be Fish”, es el titular de la Fundación Latinoamericana de Sustentabilidad Pesquera, y hasta escribió un libro sobre la pesca.
Otro de los VACOPA reconvertidos a permisos legales de la Flota Amarilla está en manos de Mateo Mariscal, a través de su barco “Camilo S”.
Y el quinto permiso pertenece a Marcelo Ferrari, un viejo pescador de Puerto Rawson, con el barco “Mirta R”.
En la Ley de Pesca aprobada en 2022 se creó un sexto VACOPA que quedó en manos de otro conocido del negocio de la pesca: Eduardo Del Río, dueño de la empresa Cabo Vírgenes, con el barco “El Espartano”.
Entre gallos y medianoche
La Ley IX N° 157, aprobada en la madrugada del 23 de diciembre de 2022, en su Artículo 34° cambió la cantidad de permisos existentes en la pesca de Chubut, creando tres nuevos de la Flota Amarilla, otros tres de la Flota Artesanal y un sexto VACOPA, que se sumaba a los cinco que venían prorrogándose de manera irregular desde 2012, cuando la Secretaría de Pesca de Chubut de aquel entonces emitió una resolución dándolos de baja.
Los VACOPA habían surgido en 2006, durante el primer mandato de gobernador de Mario Das Neves, con Norberto Yauhar como ministro Coordinador y con Juan Carlos Berón como secretario de Pesca, y fueron presentados comouna “licencia experimental” para estudiar el“Variado Costero Patagónico”, cuya combinación de palabras terminó definiendo a los “VACOPA”.
El “Plan Experimental de Investigación de Variado Costero Patagónico (VACOPA)” se lo impulsó en aquel momento para atender concretamente la problemática de un solo buque: el “Nuevo Buenos Aires Querido” que, al finalizar el Plan Nacional de Anchoíta creado por el Consejo Federal Pesquero, sólo contaba con permiso nacional.
Sin embargo, ese barco ni ninguno de los otros que se fueron sumando a lo largo de los años se dedicaron a lo que indicaba el plan, por lo cual sus resultados siempre fueron nulos.
Hasta 2012 el “Nuevo Buenos Aires Querido” y los nuevos buques incorporados al plan nunca cumplieron con los cometidos de los VACOPA y sólo se dedicaron a pescar langostino. Ese mismo año, el entonces secretario de Pesca de Chubut, Hugo Stecconi, firmó la Resolución N° 80/12 en la que se admitía que el plan en cuestión, desde un punto de vista técnico o de investigación, ya no tenía fundamentos para continuar.
Sin embargo, constituyendo una irregularidad grave que continuó a lo largo de los años con distintas prórrogas firmadas por las autoridades de Pesca de las distintas gestiones provinciales, los VACOPA siguieron existiendo de hecho.
¿La Justicia?, bien gracias
Ahora, entre los nuevos permisos que están bajo la lupa de la actual administración provincial se incluye al sexto VACOPA y a los otros seis permisos creados y que no le significaron a sus beneficiarios ningún tipo de erogación a cambio de semejante beneficio. Sin embargo, las mismas dudas deberían correr para los cinco VACOPA ya existentes, que se convirtieron de buenas a primera en permisos legales de Flota Amarilla sin que sus actuales propietarios hayan pagado un peso al Estado.
Según diversas fuentes del sector consultadas por Jornada, esos permisos cuestan actualmente en el mercado no menos de 3,5 millones de dólares cada uno.
Si las adjudicaciones de estos doce permisos tienen sospechas de ser “espurias”, si desde varios sectores políticos y empresarios se viene señalando por lo bajo lo que está ocurriendo, e inclusive que haya habido presentaciones judiciales en contra la Ley de Pesca en su momento, no deja de llamar la atención que por ahora no haya habido ningún fiscal interesado en actuar de oficio.