Editorial / Un pacto con el Diablo

Una realidad paralela. Militantes libertarios celebrando a las puertas del Congreso el discurso del presidente Milei, el viernes por la noche.
02 MAR 2024 - 19:17 | Actualizado 02 MAR 2024 - 23:50

Javier Milei volvió a demostrar que no entiende nada de política y que apela a “las fuerzas del cielo” para llevar adelante un gobierno que de ninguna manera puede terminar bien. Fue al Congreso y desde un atril les descerrajó a los diputados y senadores un balance plagado de datos incomprobables sobre lo que podría haber pasada si no ganaba él.

Parado sobre un pomposo atril en la Casa de las Leyes, el presidente volvió a marcar una línea entre él y “la casta”, logrando el aplauso desorbitado de una corte de adulones libertarios que coparon las barras, además de conspicuos integrantes de la “familia” política argentina. Cuando las cámaras enfocaron a Zulemita Menem y a su primo Martín, el presidente de la Cámara de Diputados, aplaudiendo a rabiar los embates contra “la casta”, se rompió la Matrix.

“Cuando nos encontramos con un obstáculo, no vamos a dar marcha atrás, vamos a seguir acelerando”, dijo en una parte de su discurso Milei, confirmando -por si hiciera falta- que la templanza, la mesura política y la capacidad de diálogo no son atributos que le hayan sido dados. Ni siquiera en dosis mínimas.

Milei fue el viernes a la noche al Congreso a orinar desde su atril a buena parte de la clase política. Les marcó las tres o cuatro verdades sobre los habituales despilfarros de los que viven de la política, que la gente ama escuchar pero que no son ni por asomo las cosas que verdaderamente van a cambiar los destinos del país.

Habló como un populista de ultraderecha que le hace creer a la gente que le está pisando la cabeza a “la casta”, mientras presiona con firmeza la nuca de las clases media y baja, los únicos que de verdad están pagando las consecuencias nefastas de un gobierno que dice una cosa pero hace otra.

Lo peor, tal vez, es que una parte de esa clase política a la que Milei destrata sistemáticamente le haya tomado casi sin filtro el convite al “Pacto de Mayo”, que es tan poco serio que hasta fue “escrito” sobre un presunto papiro y en tinta china con un inaceptable error de ortografía (rediscusión siempre se escribió con S, Presidente). Más cartón pintado no se consigue.

Córdoba oWashington

El “Pacto de Mayo” que propone firmar Milei en Córdoba en menos de tres meses, luego de que la oposición le apruebe la Ley Bases (Ómnibus) y el DNU 70, parece un decálogo del fundamentalismo del mercado:
1. La inviolabilidad de la propiedad privada.
2. El equilibrio fiscal innegociable.
3. La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno.
4. Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.
5. La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual.
6. Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.
7. Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal.
8. Una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación.
9. Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados.
10. La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global.

El “Pacto” es una copia burda del “Consenso de Washington”, un paquete de reformas escritas en 1989 por el economista inglés John Williamson para que los organismos internacionales basados en la capital norteamericana (FMI, Banco Mundial, entre otros) aplicaran en los países en desarrollo con crisis económicas crónicas.

Casi que no es necesario decir que el “Consenso” no era otra cosa que una instigación al libre mercado en beneficio de las grandes potencias y una pena de muerte para las regulaciones del Estado. Por supuesto, su implementación fracasó por completo. El “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” del liberalismo norteamericano es una receta antigua que ahora Milei intenta vender como novedad.

Guanacos rebeldes

Uno de los primeros que salió a aceptar la invitación al “Pacto de Mayo” fue el gobernador de Chubut, Nacho Torres, que se alineó con celeridad a otros gobernadores del PRO y al siempre listo Mauricio Macri, que parecía alejarse de Milei pero volvió rápidamente a posicionarse cerca del poder.

Esta semana, en la cumbre de gobernadores patagónicos que se realizará el jueves en Puerto Madryn, el tema estará a la orden del día. Por ahora, ninguno de los otros gobernadores patagónicos que salieron a bancar a Chubut en su cruzada contra Nación se expresaron -ni a favor, ni en contra- sobre el convite de Milei.

Atrás quedó una semana agitada y algunas actitudes que despertaron el entusiasmo de muchos en la Patagonia. Nadie creyó que se venía la “independencia”, pero la forma en la que Chubut se plantó casi sin fisuras ante el atropello de Milei y “Toto” Caputo generó reacciones colectivas y demostró que todavía corre sangre por las venas de muchos patagónicos. Hasta los guanacos se sumaron a la movida después de otra desopilante declaración de la ministra Patricia Bullrich y se convirtieron en un símbolo de la resistencia.

Fue bueno mientras duró. Pero duró poco.#

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Una realidad paralela. Militantes libertarios celebrando a las puertas del Congreso el discurso del presidente Milei, el viernes por la noche.
02 MAR 2024 - 19:17

Javier Milei volvió a demostrar que no entiende nada de política y que apela a “las fuerzas del cielo” para llevar adelante un gobierno que de ninguna manera puede terminar bien. Fue al Congreso y desde un atril les descerrajó a los diputados y senadores un balance plagado de datos incomprobables sobre lo que podría haber pasada si no ganaba él.

Parado sobre un pomposo atril en la Casa de las Leyes, el presidente volvió a marcar una línea entre él y “la casta”, logrando el aplauso desorbitado de una corte de adulones libertarios que coparon las barras, además de conspicuos integrantes de la “familia” política argentina. Cuando las cámaras enfocaron a Zulemita Menem y a su primo Martín, el presidente de la Cámara de Diputados, aplaudiendo a rabiar los embates contra “la casta”, se rompió la Matrix.

“Cuando nos encontramos con un obstáculo, no vamos a dar marcha atrás, vamos a seguir acelerando”, dijo en una parte de su discurso Milei, confirmando -por si hiciera falta- que la templanza, la mesura política y la capacidad de diálogo no son atributos que le hayan sido dados. Ni siquiera en dosis mínimas.

Milei fue el viernes a la noche al Congreso a orinar desde su atril a buena parte de la clase política. Les marcó las tres o cuatro verdades sobre los habituales despilfarros de los que viven de la política, que la gente ama escuchar pero que no son ni por asomo las cosas que verdaderamente van a cambiar los destinos del país.

Habló como un populista de ultraderecha que le hace creer a la gente que le está pisando la cabeza a “la casta”, mientras presiona con firmeza la nuca de las clases media y baja, los únicos que de verdad están pagando las consecuencias nefastas de un gobierno que dice una cosa pero hace otra.

Lo peor, tal vez, es que una parte de esa clase política a la que Milei destrata sistemáticamente le haya tomado casi sin filtro el convite al “Pacto de Mayo”, que es tan poco serio que hasta fue “escrito” sobre un presunto papiro y en tinta china con un inaceptable error de ortografía (rediscusión siempre se escribió con S, Presidente). Más cartón pintado no se consigue.

Córdoba oWashington

El “Pacto de Mayo” que propone firmar Milei en Córdoba en menos de tres meses, luego de que la oposición le apruebe la Ley Bases (Ómnibus) y el DNU 70, parece un decálogo del fundamentalismo del mercado:
1. La inviolabilidad de la propiedad privada.
2. El equilibrio fiscal innegociable.
3. La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno.
4. Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.
5. La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual.
6. Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.
7. Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal.
8. Una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación.
9. Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados.
10. La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global.

El “Pacto” es una copia burda del “Consenso de Washington”, un paquete de reformas escritas en 1989 por el economista inglés John Williamson para que los organismos internacionales basados en la capital norteamericana (FMI, Banco Mundial, entre otros) aplicaran en los países en desarrollo con crisis económicas crónicas.

Casi que no es necesario decir que el “Consenso” no era otra cosa que una instigación al libre mercado en beneficio de las grandes potencias y una pena de muerte para las regulaciones del Estado. Por supuesto, su implementación fracasó por completo. El “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” del liberalismo norteamericano es una receta antigua que ahora Milei intenta vender como novedad.

Guanacos rebeldes

Uno de los primeros que salió a aceptar la invitación al “Pacto de Mayo” fue el gobernador de Chubut, Nacho Torres, que se alineó con celeridad a otros gobernadores del PRO y al siempre listo Mauricio Macri, que parecía alejarse de Milei pero volvió rápidamente a posicionarse cerca del poder.

Esta semana, en la cumbre de gobernadores patagónicos que se realizará el jueves en Puerto Madryn, el tema estará a la orden del día. Por ahora, ninguno de los otros gobernadores patagónicos que salieron a bancar a Chubut en su cruzada contra Nación se expresaron -ni a favor, ni en contra- sobre el convite de Milei.

Atrás quedó una semana agitada y algunas actitudes que despertaron el entusiasmo de muchos en la Patagonia. Nadie creyó que se venía la “independencia”, pero la forma en la que Chubut se plantó casi sin fisuras ante el atropello de Milei y “Toto” Caputo generó reacciones colectivas y demostró que todavía corre sangre por las venas de muchos patagónicos. Hasta los guanacos se sumaron a la movida después de otra desopilante declaración de la ministra Patricia Bullrich y se convirtieron en un símbolo de la resistencia.

Fue bueno mientras duró. Pero duró poco.#


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