Legislatura: los diablillos siguen metiendo la cola
Por Esteban Gallo
Gustavo Menna anunció el inicio de un proceso de investigación sumarial para investigar las razones por las cuales el Boletin Oficial de la provincia publicó la lista de más de 50 recategorizaciones en el ámbito de la Legislatura Provincial, sin el aval de la Presidencia ni de los diputados que integran el cuerpo deliberativo.
La decisión tiene razón de ser, porque hablamos de un instrumento público que fue truchado, tergiversado, violentado, por alguien que, violando las reglas establecidas, eludió los filtros orgánicos que tiene la Casa de las Leyes.
Si hay algo que quedó en claro hasta ahora, es que ni las autoridades actuales ni las anteriores tuvieron nada que ver con el asunto. Y aunque una fe de erratas ayudará a formalizar la invalidez de la publicación, el desliz debe ser investigado hasta las últimas consecuencias. En este escenario de transparencia, establecido por el nuevo gobierno, es clave que se sepa de qué mente retorcida surgió la aviesa maniobra y quien fue el empleado influenciable que cayó en la trampa como un “chorlito”.
El ardid también puso en evidencia la endeblez del funcionamiento de la Dirección de Registro y del Boletin Oficial. ¿Cómo es posible que una Oficina que solo debería publicar leyes aprobadas por la Legislatura, decretos aprobados por el Poder Ejecutivo, resoluciones dictadas por ministros, edictos judiciales y otros instrumentos legales genuinos, sea permeable a la solicitud de un pillo que logró que le publicaran algo que no correspondía?
Infiero que quien hizo el pedido no es un cuatro de copas y que quien realizó la publicación es muy caído del catre o se hace el caído del catre para pasarla bien.
Una investigación profunda del caso nos ayudará a entender lo que realmente pasó.
Al mismo tiempo, serán los actuales diputados y las autoridades de la Legislatura, encabezadas por el Dr. Gustavo Menna, las que establecerán las pautas que regirán los ascensos, recategorizaciones y nombramientos en el poder legislativo.
Daniel Hollman, presidente del bloque de Juntos por el Cambio señaló que a partir de ahora los cargos o las recategorizaciones se tienen que hacer por concurso.
En buena hora que sea así. La Legislatura ha sido siempre un lugar al que llega un selecto grupo de personas. No cualquier hijo de vecino accede a un trabajo en ese lugar.
Sin querer ofender a nadie, debo expresar que, históricamente, las personas que consiguieron ingresar como empleados al parlamento provincial, salvo contadas excepciones, lo hicieron por acomodo, no por sus cualidades técnicas. En Chubut nos conocemos todos. Han llegado por afiliación política o gremial, no como consecuencia de sesudos y exhaustivos exámenes.
Esto no quiere decir que no haya buenos empleados en la Casa de las Leyes. De hecho, algunos son muy calificados. Pero deberían ser justamente los conocimientos, la eficiencia y la trayectoria, los elementos a tener en cuenta para conceder recategorizaciones. Y el método de calificación más efectivo es el concurso.
Justamente, en los pasillos de la Legislatura lo que sale de la boca de muchos empleados de carrera es que este listado trucho que apareció en el Boletin Oficial no repara en órdenes de mérito.
Del mismo Boletín Oficial se desprenden situaciones que llaman poderosamente la atención.
Por ejemplo, que entre los beneficiados con los ascensos estén familiares de ex diputados provinciales. O la hija del secretario general de APEL, Angel Sierra.
Eso está mal, aunque para Sierra esté bien que su esposa y su hija sean empleados legislativos, mientras el maneja el sindicato.
Es lo que sucede con algunos personajes que están mucho tiempo en el Estado. Empiezan a creer que son medio dueños de los lugares que ocupan, que pueden hacer lo que quieran y van perdiendo el sentido de conciencia y de vergüenza.
Volviendo al tema de las recategorizaciones, otra cosa que queda en evidencia es la situación de empleados que se ocupan de una tarea y pasan a desempeñarse en otro sector de la Legislatura.
Por ejemplo, empleados de seguridad que se convierten en auxiliares administrativos o mozos que se transforman en telefonistas.
No estamos en contra de que un mozo o un guardia crezcan y se jerarquicen laboralmente. Tal vez estén preparados para ocupar otro cargo y pueden ser empleados eficientes que merezcan un ascenso. Ese tipo de consideraciones se hacen en cualquier ámbito laboral, pero lo que corresponde, porque así lo marca la ley, es que esas cualidades se diriman en un concurso del que puedan participar aspirantes que tienen el mismo derecho.
No se trata solo de una cuestión ética o moral. Se trata de cumplir con una norma legal y con lo que establece el Convenio Colectivo de Trabajo.
Por fin, pareciera que ahora vamos por ese camino.
A pesar de los diablillos que no se rinden y siguen metiendo la cola
Por Esteban Gallo
Gustavo Menna anunció el inicio de un proceso de investigación sumarial para investigar las razones por las cuales el Boletin Oficial de la provincia publicó la lista de más de 50 recategorizaciones en el ámbito de la Legislatura Provincial, sin el aval de la Presidencia ni de los diputados que integran el cuerpo deliberativo.
La decisión tiene razón de ser, porque hablamos de un instrumento público que fue truchado, tergiversado, violentado, por alguien que, violando las reglas establecidas, eludió los filtros orgánicos que tiene la Casa de las Leyes.
Si hay algo que quedó en claro hasta ahora, es que ni las autoridades actuales ni las anteriores tuvieron nada que ver con el asunto. Y aunque una fe de erratas ayudará a formalizar la invalidez de la publicación, el desliz debe ser investigado hasta las últimas consecuencias. En este escenario de transparencia, establecido por el nuevo gobierno, es clave que se sepa de qué mente retorcida surgió la aviesa maniobra y quien fue el empleado influenciable que cayó en la trampa como un “chorlito”.
El ardid también puso en evidencia la endeblez del funcionamiento de la Dirección de Registro y del Boletin Oficial. ¿Cómo es posible que una Oficina que solo debería publicar leyes aprobadas por la Legislatura, decretos aprobados por el Poder Ejecutivo, resoluciones dictadas por ministros, edictos judiciales y otros instrumentos legales genuinos, sea permeable a la solicitud de un pillo que logró que le publicaran algo que no correspondía?
Infiero que quien hizo el pedido no es un cuatro de copas y que quien realizó la publicación es muy caído del catre o se hace el caído del catre para pasarla bien.
Una investigación profunda del caso nos ayudará a entender lo que realmente pasó.
Al mismo tiempo, serán los actuales diputados y las autoridades de la Legislatura, encabezadas por el Dr. Gustavo Menna, las que establecerán las pautas que regirán los ascensos, recategorizaciones y nombramientos en el poder legislativo.
Daniel Hollman, presidente del bloque de Juntos por el Cambio señaló que a partir de ahora los cargos o las recategorizaciones se tienen que hacer por concurso.
En buena hora que sea así. La Legislatura ha sido siempre un lugar al que llega un selecto grupo de personas. No cualquier hijo de vecino accede a un trabajo en ese lugar.
Sin querer ofender a nadie, debo expresar que, históricamente, las personas que consiguieron ingresar como empleados al parlamento provincial, salvo contadas excepciones, lo hicieron por acomodo, no por sus cualidades técnicas. En Chubut nos conocemos todos. Han llegado por afiliación política o gremial, no como consecuencia de sesudos y exhaustivos exámenes.
Esto no quiere decir que no haya buenos empleados en la Casa de las Leyes. De hecho, algunos son muy calificados. Pero deberían ser justamente los conocimientos, la eficiencia y la trayectoria, los elementos a tener en cuenta para conceder recategorizaciones. Y el método de calificación más efectivo es el concurso.
Justamente, en los pasillos de la Legislatura lo que sale de la boca de muchos empleados de carrera es que este listado trucho que apareció en el Boletin Oficial no repara en órdenes de mérito.
Del mismo Boletín Oficial se desprenden situaciones que llaman poderosamente la atención.
Por ejemplo, que entre los beneficiados con los ascensos estén familiares de ex diputados provinciales. O la hija del secretario general de APEL, Angel Sierra.
Eso está mal, aunque para Sierra esté bien que su esposa y su hija sean empleados legislativos, mientras el maneja el sindicato.
Es lo que sucede con algunos personajes que están mucho tiempo en el Estado. Empiezan a creer que son medio dueños de los lugares que ocupan, que pueden hacer lo que quieran y van perdiendo el sentido de conciencia y de vergüenza.
Volviendo al tema de las recategorizaciones, otra cosa que queda en evidencia es la situación de empleados que se ocupan de una tarea y pasan a desempeñarse en otro sector de la Legislatura.
Por ejemplo, empleados de seguridad que se convierten en auxiliares administrativos o mozos que se transforman en telefonistas.
No estamos en contra de que un mozo o un guardia crezcan y se jerarquicen laboralmente. Tal vez estén preparados para ocupar otro cargo y pueden ser empleados eficientes que merezcan un ascenso. Ese tipo de consideraciones se hacen en cualquier ámbito laboral, pero lo que corresponde, porque así lo marca la ley, es que esas cualidades se diriman en un concurso del que puedan participar aspirantes que tienen el mismo derecho.
No se trata solo de una cuestión ética o moral. Se trata de cumplir con una norma legal y con lo que establece el Convenio Colectivo de Trabajo.
Por fin, pareciera que ahora vamos por ese camino.
A pesar de los diablillos que no se rinden y siguen metiendo la cola