Editorial / La reencarnación de las patillas
Leé La Columna del Domingo, el tradicional editorial de la edición impresa de Jornada.
Dentro de una semana, Argentina tendrá nuevo presidente y Chubut, nuevo gobernador. Las expectativas seguirán estando al tope hasta las asunciones de Javier Milei e Ignacio Torres, pero hay algo que no se puede soslayar: los dos –cada uno en su medida- vienen advirtiendo sin medias tintas que lo que vendrá desde el lunes 11 de diciembre no será un camino sencillo de transitar.
El futuro presidente lo dice casi con pasión porque de verdad tiene pensado concretar la mayor parte de los ajustes brutales que prometió. Su falta de estructura y de muñeca política pareció en los primeros días de la transición hacerlo caer en las redes de Mauricio Macri. Pero ahora parece confirmarse que detrás de Milei no había carmelitas descalzas que iban a dejarse someter fácilmente por el expresidente y, en cambio, lo que viene es una especie de menemismo recargado, con sectores empresarios poderosos tomando el control de lugares estratégicos y dándole el volumen que el libertario sólo parece tener hasta ahora en su alocada cabellera.
¡Síganme!
Sin una hoja de ruta clara pero con objetivos nítidos, el futuro Gobierno de Milei se encamina a ser una especie de nuevo “menemato” pero sin siquiera tener que derrochar tiempo en prometer “salariazo” o “revolución productiva”. Milei parece querer ir rápidamente a la Argentina de 1991, desregulando la economía, abriendo las importaciones, basando casi todo el ajuste sobre los sectores más desprotegidos y tratando de vender todos los activos del Estado que pueda. ¿Y la casta? Bien, gracias.
“El jefe” seguirá siendo su hermana Karina y “Conan” comandará la “asesoría espiritual”, pero el hombre fuerte del Gobierno de Milei será Guillermo Francos, un menemista de la primera hora, con fuertes contactos con el peronismo no kirchnerista, hombre del empresario más poderoso de Armenia, que curiosamente es argentino, Eduardo Eurnekian, y exrepresentante argentino en el BID del gobierno de Alberto Fernández hasta hace pocos meses. Tanto eclecticismo tuvo su premio.
La presencia de Francos es, tal vez, una de las pocas buenas señales para los gobernadores. Si la relación con la gestión Milei va a ser tirante, de tira y afloje, de toma y daca, lo mejor es que el CEO del gobierno libertario sea un especialista de la rosca como Francos.
Aguinaldos asegurados
El próximo gobernador chubutense se anotó esta semana su primer triunfo político antes de asumir: consiguió los fondos para pagar el aguinaldo sin necesidad de endeudarse mediante una compleja trama financiera, tal como viene haciendo Mariano Arcioni desde hace varios años para poder cumplir con todas las obligaciones de la Provincia. No lo hacía porque le gustara sino porque era la única manera de que cerraran los números. Era eso o el pago escalonado que casi lo termina sacando del poder.
Astuto, Torres tiró el domingo pasado una frase que primero pareció dejarlo en off-side y luego terminó demostrando que aunque le falte rodaje político le sobra audacia: “En estas condiciones las provincias no podemos pagar los aguinaldos”, dijo en una entrevista en una radio porteña, despertando incertidumbre dentro y fuera de Chubut. Aunque algunos gobernadores y hasta algunos intendentes chubutenses salieron a desmarcarse y dijeron que iban a pagar los aguinaldos, la jugada terminó desembocando en una reunión con el ministro Sergio Massa en la que Torres, Arcioni y el resto de los gobernadores actuales y electos de casi todas las provincias escucharon lo que estaban esperando: el Ministerio de Economía transferiría a las provincias los fondos para hacer frente a sueldos y aguinaldos. Massa, al que muchos de los gobernadores tiraron a las vías del tren en el balotaje, les tiró una soga antes de que desbarranquen.
Pero no sólo eso, los mandatarios provinciales fueron más allá y firmaron un acuerdo para que el Gobierno nacional empiece a coparticipar el 50% del impuesto al cheque, con lo que las provincias tendrían asegurada en 2024 la compensación por lo que perdieron de ingresos ante la eliminación de la cuarta categoría de Ganancias y la devolución del IVA.
Contrarreloj, el todavía Gobierno nacional debe presentar el proyecto de ley y los gobernadores poner los votos para sacarla. Dicen que el texto lo escribió Rogelio Frigerio, electo en Entre Ríos; que lo corrigió Axel Kicillof, reelecto de Provincia de Buenos Aires; y fue firmado por todos los gobernadores, incluido Torres. Una enorme marcada de cancha para Milei que termina de confirmar con esta jugada que el contrapeso de poder a su gobierno va a estar en los gobernadores de Juntos por el Cambio y de Unión por la Patria, que tienen los votos en el Congreso que él necesitará para intentar gobernar sin que las llamas le pasen de los pies.
A ajustarse los cinturones.#
Dentro de una semana, Argentina tendrá nuevo presidente y Chubut, nuevo gobernador. Las expectativas seguirán estando al tope hasta las asunciones de Javier Milei e Ignacio Torres, pero hay algo que no se puede soslayar: los dos –cada uno en su medida- vienen advirtiendo sin medias tintas que lo que vendrá desde el lunes 11 de diciembre no será un camino sencillo de transitar.
El futuro presidente lo dice casi con pasión porque de verdad tiene pensado concretar la mayor parte de los ajustes brutales que prometió. Su falta de estructura y de muñeca política pareció en los primeros días de la transición hacerlo caer en las redes de Mauricio Macri. Pero ahora parece confirmarse que detrás de Milei no había carmelitas descalzas que iban a dejarse someter fácilmente por el expresidente y, en cambio, lo que viene es una especie de menemismo recargado, con sectores empresarios poderosos tomando el control de lugares estratégicos y dándole el volumen que el libertario sólo parece tener hasta ahora en su alocada cabellera.
¡Síganme!
Sin una hoja de ruta clara pero con objetivos nítidos, el futuro Gobierno de Milei se encamina a ser una especie de nuevo “menemato” pero sin siquiera tener que derrochar tiempo en prometer “salariazo” o “revolución productiva”. Milei parece querer ir rápidamente a la Argentina de 1991, desregulando la economía, abriendo las importaciones, basando casi todo el ajuste sobre los sectores más desprotegidos y tratando de vender todos los activos del Estado que pueda. ¿Y la casta? Bien, gracias.
“El jefe” seguirá siendo su hermana Karina y “Conan” comandará la “asesoría espiritual”, pero el hombre fuerte del Gobierno de Milei será Guillermo Francos, un menemista de la primera hora, con fuertes contactos con el peronismo no kirchnerista, hombre del empresario más poderoso de Armenia, que curiosamente es argentino, Eduardo Eurnekian, y exrepresentante argentino en el BID del gobierno de Alberto Fernández hasta hace pocos meses. Tanto eclecticismo tuvo su premio.
La presencia de Francos es, tal vez, una de las pocas buenas señales para los gobernadores. Si la relación con la gestión Milei va a ser tirante, de tira y afloje, de toma y daca, lo mejor es que el CEO del gobierno libertario sea un especialista de la rosca como Francos.
Aguinaldos asegurados
El próximo gobernador chubutense se anotó esta semana su primer triunfo político antes de asumir: consiguió los fondos para pagar el aguinaldo sin necesidad de endeudarse mediante una compleja trama financiera, tal como viene haciendo Mariano Arcioni desde hace varios años para poder cumplir con todas las obligaciones de la Provincia. No lo hacía porque le gustara sino porque era la única manera de que cerraran los números. Era eso o el pago escalonado que casi lo termina sacando del poder.
Astuto, Torres tiró el domingo pasado una frase que primero pareció dejarlo en off-side y luego terminó demostrando que aunque le falte rodaje político le sobra audacia: “En estas condiciones las provincias no podemos pagar los aguinaldos”, dijo en una entrevista en una radio porteña, despertando incertidumbre dentro y fuera de Chubut. Aunque algunos gobernadores y hasta algunos intendentes chubutenses salieron a desmarcarse y dijeron que iban a pagar los aguinaldos, la jugada terminó desembocando en una reunión con el ministro Sergio Massa en la que Torres, Arcioni y el resto de los gobernadores actuales y electos de casi todas las provincias escucharon lo que estaban esperando: el Ministerio de Economía transferiría a las provincias los fondos para hacer frente a sueldos y aguinaldos. Massa, al que muchos de los gobernadores tiraron a las vías del tren en el balotaje, les tiró una soga antes de que desbarranquen.
Pero no sólo eso, los mandatarios provinciales fueron más allá y firmaron un acuerdo para que el Gobierno nacional empiece a coparticipar el 50% del impuesto al cheque, con lo que las provincias tendrían asegurada en 2024 la compensación por lo que perdieron de ingresos ante la eliminación de la cuarta categoría de Ganancias y la devolución del IVA.
Contrarreloj, el todavía Gobierno nacional debe presentar el proyecto de ley y los gobernadores poner los votos para sacarla. Dicen que el texto lo escribió Rogelio Frigerio, electo en Entre Ríos; que lo corrigió Axel Kicillof, reelecto de Provincia de Buenos Aires; y fue firmado por todos los gobernadores, incluido Torres. Una enorme marcada de cancha para Milei que termina de confirmar con esta jugada que el contrapeso de poder a su gobierno va a estar en los gobernadores de Juntos por el Cambio y de Unión por la Patria, que tienen los votos en el Congreso que él necesitará para intentar gobernar sin que las llamas le pasen de los pies.
A ajustarse los cinturones.#