En medio de los tironeos políticos que caracterizan a los momentos preelectorales, durante los cuales cualquier situación o especulación es posible, la política chubutense se debate por estos días entre discutir los temas importantes y o seguir dando vueltas sobre su propio eje, siempre tratando de acomodar las fichas para las próximas elecciones. La cuestión se salda sin medias tintas: girar sobre su propio eje es el deporte favorito de la gran mayoría.
En medio de ese esquema crónico, las cuestiones relevantes siempre quedan para más adelante. A veces, por cuestiones de agenda; otras –la gran mayoría- porque debatir implica juntarse, ampliar la mesa, consensuar y decidir lo que más le conviene a la mayoría de los chubutenses.
Por ejemplo, hace dos semanas se intentó aprobar sin discusión una ley de “renta hídrica” que era una norma a medida de la empresa Aluar. A último momento, el gobernador Mariano Arcioni amenazó con vetarla y el proyecto, con dictamen de comisión aprobado, quedó en la gatera.
Los impulsores, los diputados provinciales Rafael Williams y Carlos Mantegna; y el ideólogo, el exministro de Economía Ricardo Bestene, masticaron bronca pero siguieron tejiendo por abajo con el objetivo de hacer una una nueva intentona en octubre, antes de que el controvertido proyecto pierda de una vez por todas el estado parlamentario que nunca debería haber tenido porque el texto de la ley es poco menos que una afrenta al derecho constitucional.
La semana pasada, el quincho de Bestene en Esquel fue sede de un nuevo encuentro para intentar explicar a algunos actores locales los porqués de lo que ya casi todos denominan “Ley Aluar”. No le fue muy bien porque a esta altura ya nadie duda de lo que realmente hay detrás.
Números que hablan
Lo que ninguno de ellos jamás explicó son los números detrás de la generación y el consumo de energía de Chubut. Por ejemplo, los grandes consumidores y agentes autogeneradores consumieron el año pasado en la provincia 2,9 millones de megas. De ese total, 2,6 millones (el 90%) los consumió la planta de Aluar en Puerto Madryn. El segundo consumidor, muy lejos de la productora de aluminio, fue la petrolera estatal YPF, que entre sus operaciones en Manatiales Behr, El Tordillo y El Trébol consumió 150 mil megas. En el mismo período, todas las cooperativas de Chubut que le dan energía a cientos de miles de habitantes, consumieron 1,4 millones de megas, casi la mitad de Aluar. Claro que las cooperativas de servicios públicos (o sea, los consumidores de a pie) pagaron por esa energía el equivalente entre 80 y 90 dólares el mega, mientras Aluar tiene un contrato subsidiado desde hace casi 30 años y paga ese mismo mega a 16 dólares.
Pero hay más: el año pasado, la generación de energía en Chubut (entre hidráulica, eólica y térmica) supero los 7,2 millones de megas. Es decir, los ciudadanos de Chubut consumieron la quinta parte de lo que se produce en la provincia pero pagan cinco veces más de lo que paga Aluar por la que consume. Además, a través de Hidroeléctrica Futaleufú y sus parques eólicos, Aluar se convirtió en un jugador central del negocio energético. Todo, mientras la Provincia de Chubut, dueña del 33,51% de la presa cordillerana, la ve pasar casi sin ningún beneficio.
Encima, todavía hay miles de habitantes de pueblos y pequeñas comunidades rurales que esperan que no se rompan los equipos generadores o que las rutas estén transitables para que llegue el camión con gasoil para alimentar la generación aislada que, además de contaminante, cuesta una fortuna y la pagamos todos los chubutenses.
Son cifras duras pero elocuentes. Entonces, ¿a quién se le ocurre tratar de sacar una ley de presunta “renta hídrica” sin analizar estos números? ¿O disfrazar esto de “beneficio” para la zona cordillerana? ¿O peor, abrir la puerta para (mal)vender las acciones que el Estado tiene en la mayor generadora provincial, que es Hidroeléctrica Futaleufú, que por si algunos no se enteraron es propiedad de Aluar? Williams, Mantegna y Bestene no deberían ofenderse sino dar explicaciones claras del objetivo que los impulsa.
De Rawson a Vigo
Otra ley de peso que anda dando vueltas por la Legislatura y que por ahora quedó trabada es la nueva norma que regirá la actividad pesquera. Estuvo a punto de salir en un pase de magia hace dos semanas, inclusive con canje de votos con aquellos que impulsaban la “Ley Aluar”, pero todo volvió a foja cero.
Son tantos los intereses que existen sobre la tercera actividad económica más importante de Chubut que una ley tratada de apuro no alcanzó para acomodar los intereses de todos los jugadores fuertes que tiene el sector, desde las empresas hasta los sindicatos de trabajadores de la pesca, cuyos intereses –de manera bastante inusual- más de una vez son coincidentes.
Pero hay otro tema irresuelto: cuánto, cuándo y cómo van a pagar las empresas en concepto de Fondo Ambiental Pesquero (FAP), que aunque ya fue derogado para tranquilidad de muchos dejó un saldo pendiente que nadie –ni en las empresas ni el Gobierno provincial- dice cómo se va a poner en caja.
Para ello habrá que sentarse a discutir, tanto por la nueva ley como por el FAP. Pero no será sino hasta mediados de octubre porque unos y otros coincidirán en los próximos días en un lugar lejano a Chubut: la bellísima ciudad de Vigo, en la región de Galicia, España, en donde tendrá cita la Conxemar 2022, una especie de “Mundial” de la pesca, que se desarrollará entre el 4 y el 6 de octubre.
El próximo martes, el gobernador Arcioni traspasará el mando al vice Ricardo Sastre, pero antes de su viaje a España tendrá agenda oficial en Brasil (de donde acaba de volver Sastre), y a su regreso emprenderá una segunda gira, esta vez por tierras españolas, junto a varios funcionarios y empresarios de la pesca.
La actividad legislativa quedará virtualmente paralizada hasta mediados de octubre. Es de esperar que a nadie le agarre el apuro entonces para sacar rápido leyes que merecen discusiones abiertas con todos los sectores involucrados y que sirvan para mejorar la vida de todos y cada uno de los habitantes de Chubut. No solamente la de algunos vivos.#
En medio de los tironeos políticos que caracterizan a los momentos preelectorales, durante los cuales cualquier situación o especulación es posible, la política chubutense se debate por estos días entre discutir los temas importantes y o seguir dando vueltas sobre su propio eje, siempre tratando de acomodar las fichas para las próximas elecciones. La cuestión se salda sin medias tintas: girar sobre su propio eje es el deporte favorito de la gran mayoría.
En medio de ese esquema crónico, las cuestiones relevantes siempre quedan para más adelante. A veces, por cuestiones de agenda; otras –la gran mayoría- porque debatir implica juntarse, ampliar la mesa, consensuar y decidir lo que más le conviene a la mayoría de los chubutenses.
Por ejemplo, hace dos semanas se intentó aprobar sin discusión una ley de “renta hídrica” que era una norma a medida de la empresa Aluar. A último momento, el gobernador Mariano Arcioni amenazó con vetarla y el proyecto, con dictamen de comisión aprobado, quedó en la gatera.
Los impulsores, los diputados provinciales Rafael Williams y Carlos Mantegna; y el ideólogo, el exministro de Economía Ricardo Bestene, masticaron bronca pero siguieron tejiendo por abajo con el objetivo de hacer una una nueva intentona en octubre, antes de que el controvertido proyecto pierda de una vez por todas el estado parlamentario que nunca debería haber tenido porque el texto de la ley es poco menos que una afrenta al derecho constitucional.
La semana pasada, el quincho de Bestene en Esquel fue sede de un nuevo encuentro para intentar explicar a algunos actores locales los porqués de lo que ya casi todos denominan “Ley Aluar”. No le fue muy bien porque a esta altura ya nadie duda de lo que realmente hay detrás.
Números que hablan
Lo que ninguno de ellos jamás explicó son los números detrás de la generación y el consumo de energía de Chubut. Por ejemplo, los grandes consumidores y agentes autogeneradores consumieron el año pasado en la provincia 2,9 millones de megas. De ese total, 2,6 millones (el 90%) los consumió la planta de Aluar en Puerto Madryn. El segundo consumidor, muy lejos de la productora de aluminio, fue la petrolera estatal YPF, que entre sus operaciones en Manatiales Behr, El Tordillo y El Trébol consumió 150 mil megas. En el mismo período, todas las cooperativas de Chubut que le dan energía a cientos de miles de habitantes, consumieron 1,4 millones de megas, casi la mitad de Aluar. Claro que las cooperativas de servicios públicos (o sea, los consumidores de a pie) pagaron por esa energía el equivalente entre 80 y 90 dólares el mega, mientras Aluar tiene un contrato subsidiado desde hace casi 30 años y paga ese mismo mega a 16 dólares.
Pero hay más: el año pasado, la generación de energía en Chubut (entre hidráulica, eólica y térmica) supero los 7,2 millones de megas. Es decir, los ciudadanos de Chubut consumieron la quinta parte de lo que se produce en la provincia pero pagan cinco veces más de lo que paga Aluar por la que consume. Además, a través de Hidroeléctrica Futaleufú y sus parques eólicos, Aluar se convirtió en un jugador central del negocio energético. Todo, mientras la Provincia de Chubut, dueña del 33,51% de la presa cordillerana, la ve pasar casi sin ningún beneficio.
Encima, todavía hay miles de habitantes de pueblos y pequeñas comunidades rurales que esperan que no se rompan los equipos generadores o que las rutas estén transitables para que llegue el camión con gasoil para alimentar la generación aislada que, además de contaminante, cuesta una fortuna y la pagamos todos los chubutenses.
Son cifras duras pero elocuentes. Entonces, ¿a quién se le ocurre tratar de sacar una ley de presunta “renta hídrica” sin analizar estos números? ¿O disfrazar esto de “beneficio” para la zona cordillerana? ¿O peor, abrir la puerta para (mal)vender las acciones que el Estado tiene en la mayor generadora provincial, que es Hidroeléctrica Futaleufú, que por si algunos no se enteraron es propiedad de Aluar? Williams, Mantegna y Bestene no deberían ofenderse sino dar explicaciones claras del objetivo que los impulsa.
De Rawson a Vigo
Otra ley de peso que anda dando vueltas por la Legislatura y que por ahora quedó trabada es la nueva norma que regirá la actividad pesquera. Estuvo a punto de salir en un pase de magia hace dos semanas, inclusive con canje de votos con aquellos que impulsaban la “Ley Aluar”, pero todo volvió a foja cero.
Son tantos los intereses que existen sobre la tercera actividad económica más importante de Chubut que una ley tratada de apuro no alcanzó para acomodar los intereses de todos los jugadores fuertes que tiene el sector, desde las empresas hasta los sindicatos de trabajadores de la pesca, cuyos intereses –de manera bastante inusual- más de una vez son coincidentes.
Pero hay otro tema irresuelto: cuánto, cuándo y cómo van a pagar las empresas en concepto de Fondo Ambiental Pesquero (FAP), que aunque ya fue derogado para tranquilidad de muchos dejó un saldo pendiente que nadie –ni en las empresas ni el Gobierno provincial- dice cómo se va a poner en caja.
Para ello habrá que sentarse a discutir, tanto por la nueva ley como por el FAP. Pero no será sino hasta mediados de octubre porque unos y otros coincidirán en los próximos días en un lugar lejano a Chubut: la bellísima ciudad de Vigo, en la región de Galicia, España, en donde tendrá cita la Conxemar 2022, una especie de “Mundial” de la pesca, que se desarrollará entre el 4 y el 6 de octubre.
El próximo martes, el gobernador Arcioni traspasará el mando al vice Ricardo Sastre, pero antes de su viaje a España tendrá agenda oficial en Brasil (de donde acaba de volver Sastre), y a su regreso emprenderá una segunda gira, esta vez por tierras españolas, junto a varios funcionarios y empresarios de la pesca.
La actividad legislativa quedará virtualmente paralizada hasta mediados de octubre. Es de esperar que a nadie le agarre el apuro entonces para sacar rápido leyes que merecen discusiones abiertas con todos los sectores involucrados y que sirvan para mejorar la vida de todos y cada uno de los habitantes de Chubut. No solamente la de algunos vivos.#