Hay 491 bolsas de alimento para mascotas de Royal Canin que se enviaron pero nunca llegaron a Comodoro Rivadavia. Ocurrió en 2017, en el marco de un tremendo temporal que golpeó a esa ciudad como nunca antes. El juicio oral y público tuvo tres suspensiones y finalmente arrancó ayer en Rawson. No hace falta prejuzgar a nadie para concluir que el episodio es institucionalmente gravísimo.
Y es que aunque todavía no se sabe quiénes fueron los responsables del desvío o del liso y llano robo, sí ya existe la certeza del descontrol que fue el manejo de las donaciones. “Era caótico”, reveló ayer una de las responsables del depósito del Ministerio de Familia. Supongamos por un segundo que el alimento simplemente se perdió. Si tal cosa hubiese sucedido también hubiese sido una tragedia para miles de personas que necesitaban esa ayuda. El Estado estaba obligado a proteger cada paquete de ayuda para las familias necesitadas del sur petrolero. En cambio, no se sabía quién sacaba qué cosa de los hangares. Y si se sabía, se ocultaba. Y si se registraba, esa documentación se extraviaba en cualquier cajón.
No hay excusas. El temporal fue rápido y furioso, pero para eso están los funcionarios públicos. Si no eran capaces de gestionar en la catástrofe debían irse. Pero si además, como cree Fiscalía, gestionaron pero en su provecho personal, merecen una pena durísima. Y si actuaron para quedarse con comida para perros y lucrar con ella, la condena social será inapelable.
Hay 491 bolsas de alimento para mascotas de Royal Canin que se enviaron pero nunca llegaron a Comodoro Rivadavia. Ocurrió en 2017, en el marco de un tremendo temporal que golpeó a esa ciudad como nunca antes. El juicio oral y público tuvo tres suspensiones y finalmente arrancó ayer en Rawson. No hace falta prejuzgar a nadie para concluir que el episodio es institucionalmente gravísimo.
Y es que aunque todavía no se sabe quiénes fueron los responsables del desvío o del liso y llano robo, sí ya existe la certeza del descontrol que fue el manejo de las donaciones. “Era caótico”, reveló ayer una de las responsables del depósito del Ministerio de Familia. Supongamos por un segundo que el alimento simplemente se perdió. Si tal cosa hubiese sucedido también hubiese sido una tragedia para miles de personas que necesitaban esa ayuda. El Estado estaba obligado a proteger cada paquete de ayuda para las familias necesitadas del sur petrolero. En cambio, no se sabía quién sacaba qué cosa de los hangares. Y si se sabía, se ocultaba. Y si se registraba, esa documentación se extraviaba en cualquier cajón.
No hay excusas. El temporal fue rápido y furioso, pero para eso están los funcionarios públicos. Si no eran capaces de gestionar en la catástrofe debían irse. Pero si además, como cree Fiscalía, gestionaron pero en su provecho personal, merecen una pena durísima. Y si actuaron para quedarse con comida para perros y lucrar con ella, la condena social será inapelable.