Bullying: “El silencio y la indiferencia son nocivos”

El bullying es un fenómeno social complejo y grave. “Se tiene que ir trabajando para eliminar estas situaciones”, señaló Luis Amarfil, abogado del Servicio de Asistencia.

18 MAY 2014 - 22:57 | Actualizado

Luis Amarfil y Martín Caprino Cocos, abogado y psicólogo del Servicio de Asistencia a la Víctima de Delito respectivamente, abordaron el bullying como fenómeno social, complejo, y grave. “Nosotros lo conocemos, lo han conocido nuestro padres, ya sea porque hemos sido víctimas o testigos mudos de este tipo de ataques”, afirmó Amarfil, quien agregó “bullying viene de bull, que es matón o matonismo, y se hace referencia a los abusos que viven los niños durante la época escolar”.

Los profesionales coincidieron en que es un tema complejo porque tiene connotaciones psicológicas severas a futuro. Si bien se circunscribe al ámbito escolar “en mi opinión, también se cometen este tipo de hechos porque en definitiva la escuela no termina siendo más que un reflejo de lo que es el barrio. Entonces estos chicos que sufren este tipo de conductas en el colegio, también la sufren en el barrio”, expresó Amarfil.

El abogado destacó la necesidad de instalar el tema en la sociedad: “No se trata simplemente de generar una ley, por ejemplo a nivel nacional hay una del año pasado que detalla cómo hay que dirigirse, que trata de encaminar la cuestión legal de una forma ordenatoria y no represiva, que da pautas de cómo trabajar”.

El bullying es una problemática social severa, por las consecuencias psicológicas que genera, y además “porque tiene otra connotación: va preparando chicos para que en una edad madura sean vulnerables. Puede ser que un chico víctima de bullying luego sea víctima de mooving, que es acoso laboral, es decir, que se tratan de personas vulnerables en situación de riesgo que tienen problemas de autoestima baja”, sostuvo.

El silencio, un enemigo

La proliferación de leyes no puede solucionar un tema que pasa por la situación de una familia, o por eliminar algo nocivo como el silencio. “El silencio, la indiferencia ante los casos de bullying, que es una responsabilidad exclusiva de los adultos. Las victimas siempre están muy solas, entonces el silencio ayuda a que estén cada vez más aisladas y siempre terminan ganando los acosadores”, afirmó Amarfil.

Desde el SAVD señalaron que cuando el bullying sobrepasa la cuestión administrativa, y la situación del adulto, se convierte en un delito. “Ahí tomamos intervención para trabajar con personas que han sido víctimas de un delito, bullying o mooving”.

“Hay que trabajar desde las escuelas con los adultos responsables y con los acosadores. Puede haber un acosador, pero también un instigador, y también con los que son testigos de los hechos”, mencionó Amarfil.

Por su parte Caprino Cocos aclaró: “Nosotros no tenemos un caso de bullying, tenemos un niño con un nombre apellido, un contexto familiar, una red de contención, de amigos, y a partir del caso por caso se direcciona la intervención terapeútica”.

Y aclaró: “No tenemos que perder de vista que cada caso es particular y pretender una generalización nos puede incurrir en algún error”.

18 MAY 2014 - 22:57

Luis Amarfil y Martín Caprino Cocos, abogado y psicólogo del Servicio de Asistencia a la Víctima de Delito respectivamente, abordaron el bullying como fenómeno social, complejo, y grave. “Nosotros lo conocemos, lo han conocido nuestro padres, ya sea porque hemos sido víctimas o testigos mudos de este tipo de ataques”, afirmó Amarfil, quien agregó “bullying viene de bull, que es matón o matonismo, y se hace referencia a los abusos que viven los niños durante la época escolar”.

Los profesionales coincidieron en que es un tema complejo porque tiene connotaciones psicológicas severas a futuro. Si bien se circunscribe al ámbito escolar “en mi opinión, también se cometen este tipo de hechos porque en definitiva la escuela no termina siendo más que un reflejo de lo que es el barrio. Entonces estos chicos que sufren este tipo de conductas en el colegio, también la sufren en el barrio”, expresó Amarfil.

El abogado destacó la necesidad de instalar el tema en la sociedad: “No se trata simplemente de generar una ley, por ejemplo a nivel nacional hay una del año pasado que detalla cómo hay que dirigirse, que trata de encaminar la cuestión legal de una forma ordenatoria y no represiva, que da pautas de cómo trabajar”.

El bullying es una problemática social severa, por las consecuencias psicológicas que genera, y además “porque tiene otra connotación: va preparando chicos para que en una edad madura sean vulnerables. Puede ser que un chico víctima de bullying luego sea víctima de mooving, que es acoso laboral, es decir, que se tratan de personas vulnerables en situación de riesgo que tienen problemas de autoestima baja”, sostuvo.

El silencio, un enemigo

La proliferación de leyes no puede solucionar un tema que pasa por la situación de una familia, o por eliminar algo nocivo como el silencio. “El silencio, la indiferencia ante los casos de bullying, que es una responsabilidad exclusiva de los adultos. Las victimas siempre están muy solas, entonces el silencio ayuda a que estén cada vez más aisladas y siempre terminan ganando los acosadores”, afirmó Amarfil.

Desde el SAVD señalaron que cuando el bullying sobrepasa la cuestión administrativa, y la situación del adulto, se convierte en un delito. “Ahí tomamos intervención para trabajar con personas que han sido víctimas de un delito, bullying o mooving”.

“Hay que trabajar desde las escuelas con los adultos responsables y con los acosadores. Puede haber un acosador, pero también un instigador, y también con los que son testigos de los hechos”, mencionó Amarfil.

Por su parte Caprino Cocos aclaró: “Nosotros no tenemos un caso de bullying, tenemos un niño con un nombre apellido, un contexto familiar, una red de contención, de amigos, y a partir del caso por caso se direcciona la intervención terapeútica”.

Y aclaró: “No tenemos que perder de vista que cada caso es particular y pretender una generalización nos puede incurrir en algún error”.