"El desempleo sigue acelerando y las mujeres, las más vulnerables"

La presidenta del Consejo Local de la Localidad PJ Trelew advierte que la crisis económica y social golpea con fuerza inédita a las mujeres de la región. Desempleo, endeudamiento, violencia y ausencia estatal marcan un panorama alarmante. En medio de este contexto, las redes comunitarias y el trabajo militante sostienen lo que las políticas públicas dejaron caer.

Sara Cuevas, presidenta PJ Trelew. Trabaja en terreno sobre la situación de las mujeres ante la crisis.
08 DIC 2025 - 8:16 | Actualizado 08 DIC 2025 - 8:37

Por Lorena Leeming / Redacción Jornada

Sara Cuevas describe un escenario que, lejos de estabilizarse, se profundiza día a día. La pérdida de empleos y la crisis generalizada en el país golpean con especial dureza a las mujeres, quienes conforman el sector más vulnerable y afectado: trabajadoras no registradas, empleadas domésticas, jefas de hogar que enfrentan la doble carga de sostener económicamente a sus familias y sobrevivir a violencias intrafamiliares. A este panorama se suma – alerta - un clima social deteriorado por discursos de odio instalados desde el Estado, que invisibilizan problemáticas urgentes.

Lo que antes parecía circunscribirse a los sectores más pobres hoy atraviesa también a la clase media, que se empobrece de manera acelerada. En Trelew y Rawson, donde la caída de la actividad económica es crítica, la situación se agravó durante el último año. Cuevas lo resume con crudeza: “Si no cuidamos a las mujeres, no cuidamos a las infancias, es un gran problema”. Y advierte que la respuesta gubernamental, en todos los niveles, es insuficiente o directamente inexistente.

Frente a ese vacío, las redes comunitarias se transforman en el sostén cotidiano. “Asistimos mediante redes y gestiones, según cada problemática. Estamos muy complicados, pero acompañamos desde nuestra convicción militante y nuestra ética ciudadana”, señala. Aunque el Consejo no tiene responsabilidad directa de gobierno, sus integrantes abren puertas, gestionan recursos, organizan ferias y capacitaciones, y habilitan espacios para que mujeres sin empleo puedan emprender y generar algún ingreso. Muchos de los talleres son brindados por vecinos que tampoco cuentan con un trabajo formal, pero encuentran allí un lugar para enseñar y sostenerse.

La crisis económica provincial suma otro componente estructural: más de seis mil despidos en el sector petrolero - empleos formales - derivaron en una caída masiva en la economía informal. La pesca también atraviesa un escenario complejo, y su deterioro arrastra a decenas de sectores conexos. En todos los casos, las mujeres vuelven a quedar al final de la fila: son las primeras en perder el empleo, las más expuestas a precarización y las que enfrentan mayores obstáculos para conservar sus derechos laborales.

En el día a día, Cuevas recibe consultas y pedidos de ayuda que evidencian el derrumbe del poder adquisitivo. Cada vez más familias recurren a la tarjeta de crédito para comprar alimentos, en un sistema financiero que se sostiene a costa del endeudamiento de la clase media. La dirigente no duda en señalar responsabilidades: las decisiones del gobierno nacional aceleraron la inflación, dispararon el dólar y desencadenaron consecuencias que hoy se sienten en miles de hogares.

A esto se suma otro fenómeno angustiante: el aumento de la violencia de género. Las denuncias crecen, pero la respuesta estatal se retrae. Cuevas denuncia una política de indiferencia frente a femicidios y violencias que ocurren en todo el país. “Es muy complicada la situación. Muy, muy complicada”, insiste, aunque no renuncia a la esperanza de que llegue un gobierno mejor.

Desde el Consejo Local trabajan para ofrecer acompañamiento, asesoramiento y espacios donde las mujeres puedan informarse, encontrar contención y proyectar alternativas. No se trata solo de asistencia inmediata, sino de sostener redes que permitan sobrevivir a una crisis que no distingue edad, barrio ni clase social.

“Siempre que una persona golpea la puerta con hambre, vamos a responder”, afirma Cuevas. Con esa premisa, y a pesar de no ser gobierno, ella y su equipo buscan fortalecer la trama comunitaria que hoy evita que muchas mujeres - y sus familias - queden completamente a la deriva. Entre gestiones, proyectos y solidaridad, mantienen vivo un horizonte: reconstruir, entre todos, un futuro mejor para Trelew.

Sara Cuevas, presidenta PJ Trelew. Trabaja en terreno sobre la situación de las mujeres ante la crisis.
08 DIC 2025 - 8:16

Por Lorena Leeming / Redacción Jornada

Sara Cuevas describe un escenario que, lejos de estabilizarse, se profundiza día a día. La pérdida de empleos y la crisis generalizada en el país golpean con especial dureza a las mujeres, quienes conforman el sector más vulnerable y afectado: trabajadoras no registradas, empleadas domésticas, jefas de hogar que enfrentan la doble carga de sostener económicamente a sus familias y sobrevivir a violencias intrafamiliares. A este panorama se suma – alerta - un clima social deteriorado por discursos de odio instalados desde el Estado, que invisibilizan problemáticas urgentes.

Lo que antes parecía circunscribirse a los sectores más pobres hoy atraviesa también a la clase media, que se empobrece de manera acelerada. En Trelew y Rawson, donde la caída de la actividad económica es crítica, la situación se agravó durante el último año. Cuevas lo resume con crudeza: “Si no cuidamos a las mujeres, no cuidamos a las infancias, es un gran problema”. Y advierte que la respuesta gubernamental, en todos los niveles, es insuficiente o directamente inexistente.

Frente a ese vacío, las redes comunitarias se transforman en el sostén cotidiano. “Asistimos mediante redes y gestiones, según cada problemática. Estamos muy complicados, pero acompañamos desde nuestra convicción militante y nuestra ética ciudadana”, señala. Aunque el Consejo no tiene responsabilidad directa de gobierno, sus integrantes abren puertas, gestionan recursos, organizan ferias y capacitaciones, y habilitan espacios para que mujeres sin empleo puedan emprender y generar algún ingreso. Muchos de los talleres son brindados por vecinos que tampoco cuentan con un trabajo formal, pero encuentran allí un lugar para enseñar y sostenerse.

La crisis económica provincial suma otro componente estructural: más de seis mil despidos en el sector petrolero - empleos formales - derivaron en una caída masiva en la economía informal. La pesca también atraviesa un escenario complejo, y su deterioro arrastra a decenas de sectores conexos. En todos los casos, las mujeres vuelven a quedar al final de la fila: son las primeras en perder el empleo, las más expuestas a precarización y las que enfrentan mayores obstáculos para conservar sus derechos laborales.

En el día a día, Cuevas recibe consultas y pedidos de ayuda que evidencian el derrumbe del poder adquisitivo. Cada vez más familias recurren a la tarjeta de crédito para comprar alimentos, en un sistema financiero que se sostiene a costa del endeudamiento de la clase media. La dirigente no duda en señalar responsabilidades: las decisiones del gobierno nacional aceleraron la inflación, dispararon el dólar y desencadenaron consecuencias que hoy se sienten en miles de hogares.

A esto se suma otro fenómeno angustiante: el aumento de la violencia de género. Las denuncias crecen, pero la respuesta estatal se retrae. Cuevas denuncia una política de indiferencia frente a femicidios y violencias que ocurren en todo el país. “Es muy complicada la situación. Muy, muy complicada”, insiste, aunque no renuncia a la esperanza de que llegue un gobierno mejor.

Desde el Consejo Local trabajan para ofrecer acompañamiento, asesoramiento y espacios donde las mujeres puedan informarse, encontrar contención y proyectar alternativas. No se trata solo de asistencia inmediata, sino de sostener redes que permitan sobrevivir a una crisis que no distingue edad, barrio ni clase social.

“Siempre que una persona golpea la puerta con hambre, vamos a responder”, afirma Cuevas. Con esa premisa, y a pesar de no ser gobierno, ella y su equipo buscan fortalecer la trama comunitaria que hoy evita que muchas mujeres - y sus familias - queden completamente a la deriva. Entre gestiones, proyectos y solidaridad, mantienen vivo un horizonte: reconstruir, entre todos, un futuro mejor para Trelew.