Por Lorena Leeming / Redacción Jornada
Ian Rubey es papá de Manuel y Yanay. Hace tres años y medio que gestó y dio a luz a sus hijos y, desde entonces, su experiencia de paternidad trans se convirtió en una herramienta de acompañamiento, militancia y construcción colectiva. En pocos días viajará desde Chubut al Congreso Latinoamericano de Estudios Feministas del Sur, donde presentará dos ponencias: una sobre paternidades trans y otra sobre el impacto de los discursos de odio en la provincia.
“El escenario actual es de mucho retroceso. Hay más miedos y eso hace que muchas personas no quieran visibilizarse por temor a la violencia”, explica Ian. Según observa, en los últimos años reaparecieron expresiones que se creían erradicadas: “El chiste fácil volvió a ser odiante. Palabras que pensábamos desterradas hace veinte años reaparecieron con fuerza, avaladas por discursos públicos que fomentan estas violencias”.

Paternar desde la diversidad
Rubey es cofundador la Red Nacional de Paternidades Trans Argentina, un espacio que reúne distintas experiencias de paternidades: gestantes, por adopción, por donación de óvulos o en parejas diversas. “Para mí fue clave encontrar referentes. Máximo Toledo, con quien presentaré la ponencia, fue un acompañamiento enorme para pensar mis opciones y mis propios caminos de paternar”, cuenta.
Su propuesta en el Congreso busca mostrar esa diversidad: “Se trata de reconstruir y renombrar filiaciones que crean familias diversas, pero igualmente deseadas y sostenidas por amor”.
Además de esa presentación conjunta, Ian dará una segunda ponencia en la que expondrá el panorama actual de Chubut: “Queremos visibilizar las realidades que atraviesa la comunidad travesti-trans: el miedo a asistir a ciertos espacios, la violencia cotidiana y el retroceso en derechos”.
Discursos de odio y violencia cotidiana
En Chubut -provincia que históricamente fue pionera en leyes de género, como el cupo laboral trans - la realidad se modificó en los últimos años. Las redes sociales, la viralización de desinformación y el crecimiento de discursos de odio tuvieron un impacto directo en la vida diaria.
“La violencia aumentó, especialmente en instituciones educativas. Las infancias quedan muy expuestas”, señala. Según explica, esa violencia no distingue clase social, ni sector público o privado: “Es generalizada. A muchas familias diversas se las desplaza o se las hace sentir incómodas”.

Ian mismo vivió situaciones de desconocimiento durante su embarazo. “La mirada social está educada para asumir que el mundo es cisgénero. Incluso con una panza de ocho meses, la gente pensaba que era simplemente un varón con sobrepeso. Culturalmente no estamos preparados para pensar identidades fuera de la cisnorma”.
Como docente, intenta responder con pedagogía, aunque reconoce que no siempre es fácil: “No todo el mundo tiene las herramientas ni las ganas de estar enseñando en cada interacción. Y está bien que así sea”.
Uruguay y la importancia de ocupar espacios
Consultado por la situación en Uruguay, Ian destaca avances importantes, como la Ley Trans, aunque señala que es más reciente que la legislación argentina. “Es valioso que en un congreso de estudios feministas podamos llevar voces trans en primera persona. Muchas veces se habla de identidades trans desde la medicina, como objetos de estudio, y no desde quienes somos sujetos de derecho y además tenemos formación académica”.
En Montevideo, además, la delegación argentina se conectará con la Escuelita Trans, un espacio de formación y acompañamiento local.
Una colecta para poder viajar
Para concretar el viaje, Ian y su compañero de ponencia están vendiendo rifas. “Llegar desde Chubut a Uruguay tiene un costo grande, y cualquier colaboración suma”, cuenta.
Quienes quieran ayudar pueden contactarse con la Fundación Transformar Futuro, en Chubut, o escribirle directamente a Ian en su Instagram: @ianrubey.
“Estas experiencias son fundamentales para fortalecer lo regional, lo federal y lo internacional. Y para recordar que nuestras voces deben estar presentes”, concluye.

Por Lorena Leeming / Redacción Jornada
Ian Rubey es papá de Manuel y Yanay. Hace tres años y medio que gestó y dio a luz a sus hijos y, desde entonces, su experiencia de paternidad trans se convirtió en una herramienta de acompañamiento, militancia y construcción colectiva. En pocos días viajará desde Chubut al Congreso Latinoamericano de Estudios Feministas del Sur, donde presentará dos ponencias: una sobre paternidades trans y otra sobre el impacto de los discursos de odio en la provincia.
“El escenario actual es de mucho retroceso. Hay más miedos y eso hace que muchas personas no quieran visibilizarse por temor a la violencia”, explica Ian. Según observa, en los últimos años reaparecieron expresiones que se creían erradicadas: “El chiste fácil volvió a ser odiante. Palabras que pensábamos desterradas hace veinte años reaparecieron con fuerza, avaladas por discursos públicos que fomentan estas violencias”.

Paternar desde la diversidad
Rubey es cofundador la Red Nacional de Paternidades Trans Argentina, un espacio que reúne distintas experiencias de paternidades: gestantes, por adopción, por donación de óvulos o en parejas diversas. “Para mí fue clave encontrar referentes. Máximo Toledo, con quien presentaré la ponencia, fue un acompañamiento enorme para pensar mis opciones y mis propios caminos de paternar”, cuenta.
Su propuesta en el Congreso busca mostrar esa diversidad: “Se trata de reconstruir y renombrar filiaciones que crean familias diversas, pero igualmente deseadas y sostenidas por amor”.
Además de esa presentación conjunta, Ian dará una segunda ponencia en la que expondrá el panorama actual de Chubut: “Queremos visibilizar las realidades que atraviesa la comunidad travesti-trans: el miedo a asistir a ciertos espacios, la violencia cotidiana y el retroceso en derechos”.
Discursos de odio y violencia cotidiana
En Chubut -provincia que históricamente fue pionera en leyes de género, como el cupo laboral trans - la realidad se modificó en los últimos años. Las redes sociales, la viralización de desinformación y el crecimiento de discursos de odio tuvieron un impacto directo en la vida diaria.
“La violencia aumentó, especialmente en instituciones educativas. Las infancias quedan muy expuestas”, señala. Según explica, esa violencia no distingue clase social, ni sector público o privado: “Es generalizada. A muchas familias diversas se las desplaza o se las hace sentir incómodas”.

Ian mismo vivió situaciones de desconocimiento durante su embarazo. “La mirada social está educada para asumir que el mundo es cisgénero. Incluso con una panza de ocho meses, la gente pensaba que era simplemente un varón con sobrepeso. Culturalmente no estamos preparados para pensar identidades fuera de la cisnorma”.
Como docente, intenta responder con pedagogía, aunque reconoce que no siempre es fácil: “No todo el mundo tiene las herramientas ni las ganas de estar enseñando en cada interacción. Y está bien que así sea”.
Uruguay y la importancia de ocupar espacios
Consultado por la situación en Uruguay, Ian destaca avances importantes, como la Ley Trans, aunque señala que es más reciente que la legislación argentina. “Es valioso que en un congreso de estudios feministas podamos llevar voces trans en primera persona. Muchas veces se habla de identidades trans desde la medicina, como objetos de estudio, y no desde quienes somos sujetos de derecho y además tenemos formación académica”.
En Montevideo, además, la delegación argentina se conectará con la Escuelita Trans, un espacio de formación y acompañamiento local.
Una colecta para poder viajar
Para concretar el viaje, Ian y su compañero de ponencia están vendiendo rifas. “Llegar desde Chubut a Uruguay tiene un costo grande, y cualquier colaboración suma”, cuenta.
Quienes quieran ayudar pueden contactarse con la Fundación Transformar Futuro, en Chubut, o escribirle directamente a Ian en su Instagram: @ianrubey.
“Estas experiencias son fundamentales para fortalecer lo regional, lo federal y lo internacional. Y para recordar que nuestras voces deben estar presentes”, concluye.