A las 7:30 se realizó la Rogativa Mapuche Tehuelche (Nguillatun) en Punta Cuevas, organizada por la Comunidad Pu Fotum Mapu. Se trata de una propuesta que comenzó a desarrollarse hace 25 años y que en esta edición tuvo la carga emotiva muy importante dado que permitió rendir homenaje a Ángel Ñanco, lonco de la comunidad recientemente fallecido.
La rogativa es una de las expresiones máximas del sentir espiritual mapuche, ceremonia que da comienzo al amanecer, con los participantes formados en semicírculo, orientados al este de la tierra (puelmapu), donde nace el sol, generando la luz que mostrara al “padre grande” (Futachao) a un pueblo rindiéndole culto y expectante por su presencia, marcando así el comienzo de un nuevo día para toda criatura viviente que habita la “madre tierra” (ñuke mapu).
La historia, que refleja la vida del pueblo mapuche como así también del tehuelche, pueblos que tuvieron también su rol protagónico durante el arribo de los colonos galeses a estas tierras, como así también durante su afianzamiento, dado que los tehuelches habitaban centro y costa de Patagonia y los mapuches zona oeste y centro de nuestra provincia manteniendo un contacto directo con la colonia galesa dado que la misma se extendió desde nuestras costas a la cordillera.
La ceremonia se desarrolla en lengua mapuche en aproximadamente media hora en honor y memoria a los protagonistas de la colonización los galeses y el pueblo tehuelche
La ceremonia comienza con el encendido de un fuego sobre el cual será esparcido el mossay (un preparado de trigo y maiz) a cada momento en que se efectúa un pedido. Luego las personas participantes se ubican en semicírculo al fuego y delante del cual están ubicadas banderas estandarte con cañas – una por cada mes del año transcurrido –, siempre mirando al este. El que coordina la rogativa a partir de esto da la orden para iniciar la celebración el Nguellipun (la rogativa).
A las 7:30 se realizó la Rogativa Mapuche Tehuelche (Nguillatun) en Punta Cuevas, organizada por la Comunidad Pu Fotum Mapu. Se trata de una propuesta que comenzó a desarrollarse hace 25 años y que en esta edición tuvo la carga emotiva muy importante dado que permitió rendir homenaje a Ángel Ñanco, lonco de la comunidad recientemente fallecido.
La rogativa es una de las expresiones máximas del sentir espiritual mapuche, ceremonia que da comienzo al amanecer, con los participantes formados en semicírculo, orientados al este de la tierra (puelmapu), donde nace el sol, generando la luz que mostrara al “padre grande” (Futachao) a un pueblo rindiéndole culto y expectante por su presencia, marcando así el comienzo de un nuevo día para toda criatura viviente que habita la “madre tierra” (ñuke mapu).
La historia, que refleja la vida del pueblo mapuche como así también del tehuelche, pueblos que tuvieron también su rol protagónico durante el arribo de los colonos galeses a estas tierras, como así también durante su afianzamiento, dado que los tehuelches habitaban centro y costa de Patagonia y los mapuches zona oeste y centro de nuestra provincia manteniendo un contacto directo con la colonia galesa dado que la misma se extendió desde nuestras costas a la cordillera.
La ceremonia se desarrolla en lengua mapuche en aproximadamente media hora en honor y memoria a los protagonistas de la colonización los galeses y el pueblo tehuelche
La ceremonia comienza con el encendido de un fuego sobre el cual será esparcido el mossay (un preparado de trigo y maiz) a cada momento en que se efectúa un pedido. Luego las personas participantes se ubican en semicírculo al fuego y delante del cual están ubicadas banderas estandarte con cañas – una por cada mes del año transcurrido –, siempre mirando al este. El que coordina la rogativa a partir de esto da la orden para iniciar la celebración el Nguellipun (la rogativa).