“El gobierno está aplicando una política de expulsión masiva de trabajadores del sistema científico nacional”, explicó a Jornada Radio, Gonzalo Sanz Cerbino, investigador del CONICET y delegado de ATE-CONICET Capital. Y detalló que el recorte presupuestario afecta a todos los sectores del organismo, incluso a aquellos que el gobierno declara como prioritarios: “En el discurso se ataca a las ciencias sociales y humanidades, pero en la práctica están desfinanciando todo: investigaciones en salud, vacunas, tratamientos, tecnología y hasta las áreas que dicen priorizar, como minería, agroindustria o inteligencia artificial”.
El dirigente gremial explicó que, desde la asunción del presidente Javier Milei, el CONICET perdió más de 1.500 trabajadores —lo que representa cerca del 5% de su planta— entre despidos, recortes en becas y renuncias por caída salarial. “Estamos frente a un proceso de expulsión. En 2024 hubo un 33% más de renuncias que el año anterior. La pérdida de poder adquisitivo ya roza el 40% y hay investigadores que se ven obligados a manejar un Uber o hacer changas para llegar a fin de mes”, expresó.
Sanz Serbino también se refirió a la reciente convocatoria de becas del CONICET, que destina el 60% de los cupos a áreas priorizadas por el Ejecutivo como energía, agroindustria y minería, excluyendo directamente a disciplinas como la historia. “Esto demuestra un modelo de país que renuncia a desarrollar tecnología propia y opta por seguir siendo un exportador de recursos naturales, sin capacidad de sostener a su población”, cuestionó.
Además, denunció que la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación fue intervenida, paralizando completamente la entrega de fondos: “Desde la nueva gestión no ha salido un solo peso para financiar proyectos científicos. Los equipos están paralizados, y muchos investigadores evalúan irse del país. Es una fuga de cerebros silenciosa pero acelerada”.
“El ajuste -reconoció- es tan brutal que pone en riesgo la existencia misma del CONICET. Si no se revierte esta política, vamos a ser testigos del cierre de una de las instituciones científicas más importantes de América Latina”.
“El gobierno está aplicando una política de expulsión masiva de trabajadores del sistema científico nacional”, explicó a Jornada Radio, Gonzalo Sanz Cerbino, investigador del CONICET y delegado de ATE-CONICET Capital. Y detalló que el recorte presupuestario afecta a todos los sectores del organismo, incluso a aquellos que el gobierno declara como prioritarios: “En el discurso se ataca a las ciencias sociales y humanidades, pero en la práctica están desfinanciando todo: investigaciones en salud, vacunas, tratamientos, tecnología y hasta las áreas que dicen priorizar, como minería, agroindustria o inteligencia artificial”.
El dirigente gremial explicó que, desde la asunción del presidente Javier Milei, el CONICET perdió más de 1.500 trabajadores —lo que representa cerca del 5% de su planta— entre despidos, recortes en becas y renuncias por caída salarial. “Estamos frente a un proceso de expulsión. En 2024 hubo un 33% más de renuncias que el año anterior. La pérdida de poder adquisitivo ya roza el 40% y hay investigadores que se ven obligados a manejar un Uber o hacer changas para llegar a fin de mes”, expresó.
Sanz Serbino también se refirió a la reciente convocatoria de becas del CONICET, que destina el 60% de los cupos a áreas priorizadas por el Ejecutivo como energía, agroindustria y minería, excluyendo directamente a disciplinas como la historia. “Esto demuestra un modelo de país que renuncia a desarrollar tecnología propia y opta por seguir siendo un exportador de recursos naturales, sin capacidad de sostener a su población”, cuestionó.
Además, denunció que la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación fue intervenida, paralizando completamente la entrega de fondos: “Desde la nueva gestión no ha salido un solo peso para financiar proyectos científicos. Los equipos están paralizados, y muchos investigadores evalúan irse del país. Es una fuga de cerebros silenciosa pero acelerada”.
“El ajuste -reconoció- es tan brutal que pone en riesgo la existencia misma del CONICET. Si no se revierte esta política, vamos a ser testigos del cierre de una de las instituciones científicas más importantes de América Latina”.