Investigadores del CONICET, junto con colegas de otras instituciones nacionales, hallaron en el departamento de Añelo, Provincia del Neuquén, los restos fósiles de un nuevo dinosaurio de la familia de los rebaquisáuridos, un grupo de dinosaurios saurópodos que habitó la región hace aproximadamente 95 millones de años.
Flavio Bellardini, becario posdoctoral del CONICET en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN) y primer autor del artículo comenta que es la primera vez que se descubre la parte posterior del esqueleto de dinosaurios rebaquisáuridos, con ambos miembros traseros, la cadera y la mitad anterior de la cola perfectamente preservados, permitiendo así aclarar parte de la anatomía aún poco conocida.
Además, los investigadores encontraron que algunas vértebras de la cola presentan patologías y una particular osificación de los tendones, que indicaría una edad avanzada del individuo al momento de su muerte. Hallazgo y excavación “En 2017, una denuncia de hallazgo fortuito realizada por petroleros del yacimiento GASNOC YPF de El Orejano permitió descubrir el esqueleto casi completo y articulado de este dinosaurio procedente de los niveles inferiores de la Formación Huincul.
Estos niveles arenosos y arcillosos, donde se encontraron los huesos fosilizados, correspondían a un sector de un río de tipo meandroso, que presentaba una trayectoria sinuosa o curvada, en forma de serpiente, que indica que los restos, transportados por una corriente de baja energía, se encallaron en una de las tantas barras arenosas que se formaban a lo largo de su cauce. Con el tiempo, el cuello, espalda, miembros anteriores y el extremo de la cola fueron arrasados por la corriente y no se fosilizaron.
Para trasladar adecuadamente los huesos se armaron ocho bochones de yeso y arpillera, de los cuales, los más livianos fueron cargados en camionetas mediante un trípode y un malacate, mientras que, para los más pesados, algunos más de una tonelada, se necesitó la intervención de una máquina retroexcavadora y dos camiones.
El paleontólogo del CONICET indica que “en 2023, el último bochón de yeso, fue recuperado del sitio de hallazgo y trasladado al Museo Municipal “Argentino Urquiza” de Rincón de los Sauces. Allí, empezaron las tareas de preparación y limpieza del material, las cuales requirieron meses de trabajo de laboratorio para liberar los frágiles huesos fosilizados de la dura roca portadora. Finalmente, se prepararon 20 vértebras caudales, 19 arcos hemales, ambos isquiones, pubis, parte de los iliones, 2 fémures, 2 tibias, 2 fíbulas, 2 astrágalos y ambos pies casi completos”.
Una vez realizado el estudio anatómico de los huesos recuperados y su comparación con otras especies ya conocidas, el equipo de investigadores no solo encontró semejanzas con otros dinosaurios saurópodos rebaquisáuridos, sino también una serie de características morfológicas únicas que justificaron la formalización de la nueva especie.
El nombre del género, Astigmasaura, (del latín a- + stigma, “sin signos”) hace referencia al lugar del hallazgo, El Orejano, una expresión popular que significa “animal sin signos de identificación, sin dueño”. El nombre de la especie genuflexa (del latín genus, “rodilla”, y flectere, “doblar”) alude a la posición en la que se halló el espécimen: arrodillada, con ambas patas traseras dobladas.
Investigadores del CONICET, junto con colegas de otras instituciones nacionales, hallaron en el departamento de Añelo, Provincia del Neuquén, los restos fósiles de un nuevo dinosaurio de la familia de los rebaquisáuridos, un grupo de dinosaurios saurópodos que habitó la región hace aproximadamente 95 millones de años.
Flavio Bellardini, becario posdoctoral del CONICET en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN) y primer autor del artículo comenta que es la primera vez que se descubre la parte posterior del esqueleto de dinosaurios rebaquisáuridos, con ambos miembros traseros, la cadera y la mitad anterior de la cola perfectamente preservados, permitiendo así aclarar parte de la anatomía aún poco conocida.
Además, los investigadores encontraron que algunas vértebras de la cola presentan patologías y una particular osificación de los tendones, que indicaría una edad avanzada del individuo al momento de su muerte. Hallazgo y excavación “En 2017, una denuncia de hallazgo fortuito realizada por petroleros del yacimiento GASNOC YPF de El Orejano permitió descubrir el esqueleto casi completo y articulado de este dinosaurio procedente de los niveles inferiores de la Formación Huincul.
Estos niveles arenosos y arcillosos, donde se encontraron los huesos fosilizados, correspondían a un sector de un río de tipo meandroso, que presentaba una trayectoria sinuosa o curvada, en forma de serpiente, que indica que los restos, transportados por una corriente de baja energía, se encallaron en una de las tantas barras arenosas que se formaban a lo largo de su cauce. Con el tiempo, el cuello, espalda, miembros anteriores y el extremo de la cola fueron arrasados por la corriente y no se fosilizaron.
Para trasladar adecuadamente los huesos se armaron ocho bochones de yeso y arpillera, de los cuales, los más livianos fueron cargados en camionetas mediante un trípode y un malacate, mientras que, para los más pesados, algunos más de una tonelada, se necesitó la intervención de una máquina retroexcavadora y dos camiones.
El paleontólogo del CONICET indica que “en 2023, el último bochón de yeso, fue recuperado del sitio de hallazgo y trasladado al Museo Municipal “Argentino Urquiza” de Rincón de los Sauces. Allí, empezaron las tareas de preparación y limpieza del material, las cuales requirieron meses de trabajo de laboratorio para liberar los frágiles huesos fosilizados de la dura roca portadora. Finalmente, se prepararon 20 vértebras caudales, 19 arcos hemales, ambos isquiones, pubis, parte de los iliones, 2 fémures, 2 tibias, 2 fíbulas, 2 astrágalos y ambos pies casi completos”.
Una vez realizado el estudio anatómico de los huesos recuperados y su comparación con otras especies ya conocidas, el equipo de investigadores no solo encontró semejanzas con otros dinosaurios saurópodos rebaquisáuridos, sino también una serie de características morfológicas únicas que justificaron la formalización de la nueva especie.
El nombre del género, Astigmasaura, (del latín a- + stigma, “sin signos”) hace referencia al lugar del hallazgo, El Orejano, una expresión popular que significa “animal sin signos de identificación, sin dueño”. El nombre de la especie genuflexa (del latín genus, “rodilla”, y flectere, “doblar”) alude a la posición en la que se halló el espécimen: arrodillada, con ambas patas traseras dobladas.