Tenían que aproximarse demasiado, cerca del alcance del “Exocet”, y mientras aguardaban la orden para abrir fuego, se protegían de los radares detrás de la isla East.
En tanto, en tierra, el equipo argentino del ITB (Instalación de Tiro Berreta) transcurría las noches en medio de una tensa espera por su presa. De alguna manera, los buques británicos comenzaban a cubrir un trayecto errático y, en general, ingresaban dentro del alcance del radar RASIT, pero no en el del ITB.
En esta oportunidad, la presa era el destructor británico HMS “Glamorgan” cuando se estaba alejando de la costa, luego de finalizar su misión de apoyo de fuego naval contra posiciones terrestres argentinas.
En la sala de control del buque, se detectó un contacto de radar aproximándose. Inicialmente parecía, de acuerdo al tamaño y velocidad del eco, un proyectil de artillería de los que habían detectado con anterioridad. Pero, cuando el eco se encontraba a unas 10 millas al norte del “Glamorgan”, fue reconocido como un “Exocet”.
El jefe de Navegación, el Lieutenant-Commander, Ian Inskip, vio en la pantalla del radar un pequeño “blip” que se desplazaba a gran velocidad hacia el buque. Interpretando correctamente que se trataba de un “Exocet”, ordenó virar violentamente, de modo de reducir el eco del blanco. Gracias a este rápido razonamiento, hubo una brecha de 40 segundos en la cual el buque pudo virar y presentar su popa hacia el misil.
El destructor retuvo el fuego hasta que el misil se encontraba a una milla, para entonces disparar un misil “Sea Cat” que erró su blanco. A las 02.37 horas, impactó sobre el borde de la cubierta superior de babor, entrando con un eje diagonal a través de la cubierta hacia el hangar, en donde explotó.
Puerto Argentino se había iluminado con el resplandor del lanzamiento. La explosión pudo ser observada sobre el horizonte en el mar abierto desde varios puntos en las islas por las tropas argentinas y británicas que aún combatían en las colinas. Pero, a pesar de la efectividad del disparo, este último impacto fue ocultado a la respectiva inteligencia del adversario y a la opinión pública.
En la mañana del 14 de junio, cuando en las posiciones argentinas se avizoraba el final del conflicto, el Jefe de Equipo se acercó apresuradamente con granadas de mano para volar el lanzador. Cuando estaba por arrojar los explosivos, el Jefe del Componente Naval le preguntó si los británicos tenían misiles “Exocet” en su inventario. Ante la respuesta afirmativa, expresó: No lo vuele; no van a aprender nada nuevo sobre el Exocet, pero cuando vean con qué le pegamos a uno de sus buques, sabrán de la habilidad de la Armada Argentina.
Fuente: Alejandro Amendolara.
Tenían que aproximarse demasiado, cerca del alcance del “Exocet”, y mientras aguardaban la orden para abrir fuego, se protegían de los radares detrás de la isla East.
En tanto, en tierra, el equipo argentino del ITB (Instalación de Tiro Berreta) transcurría las noches en medio de una tensa espera por su presa. De alguna manera, los buques británicos comenzaban a cubrir un trayecto errático y, en general, ingresaban dentro del alcance del radar RASIT, pero no en el del ITB.
En esta oportunidad, la presa era el destructor británico HMS “Glamorgan” cuando se estaba alejando de la costa, luego de finalizar su misión de apoyo de fuego naval contra posiciones terrestres argentinas.
En la sala de control del buque, se detectó un contacto de radar aproximándose. Inicialmente parecía, de acuerdo al tamaño y velocidad del eco, un proyectil de artillería de los que habían detectado con anterioridad. Pero, cuando el eco se encontraba a unas 10 millas al norte del “Glamorgan”, fue reconocido como un “Exocet”.
El jefe de Navegación, el Lieutenant-Commander, Ian Inskip, vio en la pantalla del radar un pequeño “blip” que se desplazaba a gran velocidad hacia el buque. Interpretando correctamente que se trataba de un “Exocet”, ordenó virar violentamente, de modo de reducir el eco del blanco. Gracias a este rápido razonamiento, hubo una brecha de 40 segundos en la cual el buque pudo virar y presentar su popa hacia el misil.
El destructor retuvo el fuego hasta que el misil se encontraba a una milla, para entonces disparar un misil “Sea Cat” que erró su blanco. A las 02.37 horas, impactó sobre el borde de la cubierta superior de babor, entrando con un eje diagonal a través de la cubierta hacia el hangar, en donde explotó.
Puerto Argentino se había iluminado con el resplandor del lanzamiento. La explosión pudo ser observada sobre el horizonte en el mar abierto desde varios puntos en las islas por las tropas argentinas y británicas que aún combatían en las colinas. Pero, a pesar de la efectividad del disparo, este último impacto fue ocultado a la respectiva inteligencia del adversario y a la opinión pública.
En la mañana del 14 de junio, cuando en las posiciones argentinas se avizoraba el final del conflicto, el Jefe de Equipo se acercó apresuradamente con granadas de mano para volar el lanzador. Cuando estaba por arrojar los explosivos, el Jefe del Componente Naval le preguntó si los británicos tenían misiles “Exocet” en su inventario. Ante la respuesta afirmativa, expresó: No lo vuele; no van a aprender nada nuevo sobre el Exocet, pero cuando vean con qué le pegamos a uno de sus buques, sabrán de la habilidad de la Armada Argentina.
Fuente: Alejandro Amendolara.