Operativo Andina: la banda internacional que traía cocaína peruana a Madryn

Una red narco de paraguayos, bolivianos, peruanos y colombianos vendía en la ciudad del Golfo usando casas y ferreterías y hasta con delivery. Las escuchas fueron claves para desmantelar la organización. Quedaron a un paso del juicio oral y público.

30 MAR 2025 - 9:37 | Actualizado 31 MAR 2025 - 11:16

Por Rolando Tobarez/Redacción Jornada

Se lo llamóOperativo Andina: una banda de paraguayos, bolivianos, peruanos y colombianos que bajaban cocaína peruana desde provincia de Buenos Aires y CABA para venderla al menudeo en Puerto Madryn.

Los acusados son el constructor paraguayo Sandalio Escobar; el comerciante boliviano Isidro Marino Coro, preso en la Unidad 6 de Rawson; la comerciante peruana María Elsa Limaco, alojada en el Instituto Penitenciario Provincial N° 1 de Trelew; el colombiano César Agustín García Méndez, detenido en la Alcaidía del Aeroparque Jorge Newbery, y el empleado textil boliviano Tiofilo Guillermo Paco Rivera, alojado en la U-6 de Rawson.

El fiscal federal Fernando Gélvez pidió que vayan a juicio oral y público por comercio agravado de estupefacientes.

La banda operó entre junio de 2023 y el 5 de octubre de 2024. Coro habría sido proveedor y comercializador de droga en Madryn. Se abasteció de dos líneas: Limaco, de La Matanza; y el dúo Méndez, de CABA, y Rivera, también de La Matanza.

Coro vendía las dosis desde sus dos ferreterías de los barrios San Miguel y Nueva Chubut, y desde una casa de barrio Las Bardas.

A su vez le suministraba droga a Escobar, que usaba dos viviendas y ofrecía delivery en su Renault Sandero.

El principio

El caso se inició con una denuncia anónima por teléfono a la Policía Federal. Una voz “mandó al frente” a Escobar. Fue filmado y fotografiado moviendo paquetes. Sus teléfonos fueron intervenidos: charlaba diariamente pactando pasamanos. Pedía que entren directamente a su casa para evitar operar en plena vía pública. Terminó detenido en el Aeropuerto “El Tehuelche” cuando llegaba de Capital Federal.

-NN: ¿Podés pasar?
-Escobar: Un ratito más porque estoy ocupado.
-Quiero dos, estoy yendo al Carrefour de acá del oeste a buscar la plata ¿cuánto es?
-Siete quinientos cada una.
-Dale, ahí te digo cuántas.

-NN: Conseguí 5.000 mil pesos ¿me podés hacer un cuarto barato? acá en la loma están parando por todos lados, terrible control hay atrás de la terminal, ¿quieres que te vaya a la Juan Muzio?
-Escobar: Claro, tienes que venir a las ocho y media, recién salgo para allá.
-¿Estás?
-Estoy llegando acá al San Miguel a la casa.
-¿Pero tenés un chiquito por ahí no?
-No traje nada chiquito, loco.
-Na boludo, no tengo otro, vos tenés que traer un chico siempre boludo. Cortá uno a la mitad ahí en tu casa.
-Bueno, voy a ver cómo hago.

-NN: ¿Ahí puedo pasar?
-Sandalio: ¿Otra vez loco?
-La última, si ya entro a laburar.
-Pero no, déjate de joder, ya son tres veces ya te dije ¿por qué no comprás de un viaje? qué boludo, por qué no compran si ya sabiendo que van a tomar más, no quiero que lleguen un montón de veces a la casa.
-Dale, paso ahora y no paso más.
-Vení pero no hagas estas cosas loco.

Vecinos de sustancia

El seguimiento a Escobar llevó hasta Coro. Charlaban seguido por abastecimiento y rendición de cuentas, o para buscar rutas seguras.
Escobar lo trataba de “vecino” ya que vivía frente a su ferretería. Hasta discutían las quejas por la calidad de la droga, camuflada en la conversación como “cemento”:

-Coro: ¿Cómo está vecino?
-Escobar: Ahí estamos che, es muy mala el cemento loco.
-Hacelo ver bien.
-Sí, ya lo estamos probando bien.
-Por eso, que lo pruebe bien y después me avisas porque recién abrí eso ¿viste?
-Ah dale, porque nada que ver con la otra.

En las escuchas a Coro había reclamos por el no envío de droga y acuerdos por visitas, cantidades y modos de pago. También su necesidad de “levantar” deudas para que le provean droga.
También era exigente. Una charla se calienta y muestra su rol de proveedor y la mecánica semanal de recupero del dinero.

-NN: Te hablo bien, fíjate como me hablás y la mano que yo te he dado haciéndote vender falopa con otro.
-Coro: Dejá de hablar boludeces.
-No, dejá de hablar boludeces no porque vamos hablar claro.
-Te estoy diciendo que vos me has prometido una cosa.
-A mí la plata no me la trajeron, entonces no me digas que me hago el boludo, no me quedo con la plata porque no tengo necesidad amigo.
-Y cuánto tiempo más, no te estoy jodiendo, te estoy haciendo acordar que no te das cuenta que han pasado dos meses.
-Dentro de dos días va a hacer un mes.
-Pero vos sabés que tenés que pagar por semana
-Yo sé que tengo que pagar.
-Y por eso te estoy diciendo, eh no te hagas el boludo viejo,
-Te di una mano y ahora te haces el malo.

En las casas de Coro y Escobar hallaron celulares, balanzas de precisión, sustancia de corte, sobres cerrados, cocaína, libretas con anotaciones, casi $1.500.000 y una notebook. Se sospecha que tenían un depósito de acopio distinto.

La jefa Limaco

A Policía le llamó la atención un contacto de Coro con una voz femenina con timbre extranjero que lo llamaba desde Buenos Aires. Era Limaco, que bajaba la pasta base desde Perú.
La mujer debía cumplir con su propio proveedor y le reclamaba al madrynense deudas por cargas. En tres semanas hubo hasta 30 llamadas que el hombre no respondió porque no tenía dinero. Llegaría a entregar automóviles en parte de pago.

-Limaco: Me dijo que me iba a llamar, como no me llamo, lo estaba llamando.
-Coro: Yo mañana voy a salir a ver ¿dale?
-Ya los dos me están llamando ahora; mira, no es así señor.
-Pero es que yo hace mucho que no hago, ahí tengo las cosas.
-Sí, pero no tiene que ser así, como hemos hablado tiene que ser.
-Pero aparte no es tan buena, no está bien cocinada. Me rechazaron a mí la gente, me lo devolvieron. Por eso voy a salir a cobrar.
-Por favor, tiene que mandar porque está tocando la puerta, debemos ya hace un año, tienen que ponerse su mano al pecho y tienen que tratar de juntar para pagar. Mañana lo llamo y contéstame por favor.

Coro tuvo problemas de recaudación por allanamientos en su zona que afectaron a sus punteros:

-Coro: Ando renegando mucho por eso. La verdad que no se puede doña, han agarrado a todos los changos.
-Limaco: Y cómo miércoles trabaja esa gente de mierda, yo tantos años acá ni un problema.
-Pasa que es pueblo chiquito y se enteran rápido, por eso los agarran.
-Sí pues… nosotros estamos acá con el señor, vino a cobrar.
-Ya me imaginaba, por eso hoy te iba a llamar. Anoche he ido a ver alguna parca a ver sí puedo juntar algo más, me entero antes de ayer han agarrado a todos, han hecho un allanamiento mal, a tres me han metido presos.

En la casa de la mujer en La Matanza hallaron muchos ladrillos de droga envueltos en cinta adhesiva amarilla, la más cara y de máxima pureza; también verde, de baja calidad y devuelta por los punteros constantemente.
Secuestraron una balanza de precisión, talonario con pagarés a nombre de Coro, $ 19.000, USD 100, libretas con anotaciones de interés y 7 celulares.

Limaco alquilaba un departamento vacío y sucio como depósito. Iba cada dos semanas: había casi tres kilos de cocaína, envoltorios de papel metálico recubierto con nylon transparente y una prensa hidráulica. Había droga en el patio, debajo de la mesada y en el ropero. Todo estaba sucio, sin camas, inhabitado.

En otro chat de WhatsApp, Limaco muy preocupada reenvía un mensaje de un tercero que la amenaza por una deuda:

“Mira brother escúchame, pensé que te ibas a comunicar conmigo pero se ve que se la están tirando de más vivos que yo. Te dije que me resolvieran eso, te estoy dando chance y ni siquiera me respondiste nada, entonces hermano te lo voy a agradecer, resuelve lo mío ya, quiero lo mío. Ofrecieron dos y me dieron uno solo, falta uno, no sé, búscalo, págalo, lo que te dé la gana, y si tú crees que estoy jugando vas a ver que te tengo ubicada, así que resuelve, llama al que tengas que llamar, cuadra con el que tengas que cuadrar, pero a mí me resuelves lo mío. Yo no te voy a llamar ni te voy a volver a escribir, voy a esperar que tú me digas si me resuelves o no, me los voy a levantar a toditos, los tengo listo, ubicaditos, esperando porque sé que las cosas se hacen así primero, así que me respondes por lo mío brother. Para hablarte claro, te tengo ubicadísimo, Ugarte puerta negra tu PH, yo sé todo”.

Otros dos proveedores

Coro acudió a proveedores alternativos cuando Limaco ya no lo abasteció. Entonces apareció Rivera, que enviaba cocaína desde provincia de Buenos Aires vía terrestre. Una hipótesis de la causa es que la droga también viajó camuflada dentro de mercadería del rubro ferretería.

Rivera estuvo al menos tres veces en Madryn. Lo filmaron las cámaras de seguridad de la terminal. El dealer bonaerense se reunía en la ferretería de Coro en barrio Pujol y lo vieron en su Ford Ka. Siempre atento y desconfiado mirando a su alrededor.
En esos lapsos crecían los contactos de Coro con su puntero Escobar, lo que muestra la coincidencia entre la llegada de la cocaína y su puesta en venta inmediata, especialmente los fines de semana.

Al revisar el vínculo Rivera-Coro, apareció Méndez también unas horas en la terminal: volvía a Buenos Aires con un bolso con la recaudación. Sería el real proveedor y jefe de Rivera. Su charla por la calidad con un cliente que reclamaba devolución de plata mostró su poder de decisión dentro de la organización:

-NN: Mañana quiero mi plata o mis cosas. Quiero la solución, no quiero ningún tiro de nada.
-Méndez: Tranquilo mi hermano, claro que sí, dígame una cosa, ¿qué es lo que no sirvió?
-Nada, uno peor que el otro, encima son los dos diferentes. El del muchacho lo vamos a hablar después, me trajo y le digo loco cómo me vas a traer esto, mira, harina en polvo, los dedos todo blanco, un desastre loco, no sabés lo que es.
-¿Pero están intactos? ¿no están desbaratados no?
-Lo único que está cortado nomás pero está tal cual me lo trajiste vos y ya venía cortada, ya habían visto lo que era.

Rivera le dio a Coro una cuenta para recibir depósitos en efectivo y transferencias por un total de $2.500.000. Pero en septiembre de 2024 el madrynense no volvió a enviarle dinero ni a responderle las llamadas. Por eso Méndez pregunta “si le cumplió el del sur, hijo de puta que le está tomando el pelo” y Rivera responde: “Todavía no me habló”.

Coro termino disculpándose con tres transferencias de $3.400.000 y el 4 de octubre de 2024, un día antes de los allanamientos, otros $ 2.000.000.

Rivera vivía en La Matanza: hallaron 10 ladrillos recubiertos en aceite negro con más de 2 kilos y medio de cocaína, además de 2 balanzas de precisión, 20 bolívares, $ 19.600 y un cuaderno con anotaciones. En su habitación, un hueco en la pared para guardar cosas. Y ropa con costuras preparadas para llevar cocaína sin ser detectado. En su celular, Coro figuraba como “Puto”.

En total se incautaron más de 6 kilos de cocaína, equivalente a $ 120 millones. Un tal “Víctor” fue el contador que lavó el dinero narco hasta que el grupo cayó.

El fiscal Gélvez pidió que el grupo sea enjuiciado.

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30 MAR 2025 - 9:37

Por Rolando Tobarez/Redacción Jornada

Se lo llamóOperativo Andina: una banda de paraguayos, bolivianos, peruanos y colombianos que bajaban cocaína peruana desde provincia de Buenos Aires y CABA para venderla al menudeo en Puerto Madryn.

Los acusados son el constructor paraguayo Sandalio Escobar; el comerciante boliviano Isidro Marino Coro, preso en la Unidad 6 de Rawson; la comerciante peruana María Elsa Limaco, alojada en el Instituto Penitenciario Provincial N° 1 de Trelew; el colombiano César Agustín García Méndez, detenido en la Alcaidía del Aeroparque Jorge Newbery, y el empleado textil boliviano Tiofilo Guillermo Paco Rivera, alojado en la U-6 de Rawson.

El fiscal federal Fernando Gélvez pidió que vayan a juicio oral y público por comercio agravado de estupefacientes.

La banda operó entre junio de 2023 y el 5 de octubre de 2024. Coro habría sido proveedor y comercializador de droga en Madryn. Se abasteció de dos líneas: Limaco, de La Matanza; y el dúo Méndez, de CABA, y Rivera, también de La Matanza.

Coro vendía las dosis desde sus dos ferreterías de los barrios San Miguel y Nueva Chubut, y desde una casa de barrio Las Bardas.

A su vez le suministraba droga a Escobar, que usaba dos viviendas y ofrecía delivery en su Renault Sandero.

El principio

El caso se inició con una denuncia anónima por teléfono a la Policía Federal. Una voz “mandó al frente” a Escobar. Fue filmado y fotografiado moviendo paquetes. Sus teléfonos fueron intervenidos: charlaba diariamente pactando pasamanos. Pedía que entren directamente a su casa para evitar operar en plena vía pública. Terminó detenido en el Aeropuerto “El Tehuelche” cuando llegaba de Capital Federal.

-NN: ¿Podés pasar?
-Escobar: Un ratito más porque estoy ocupado.
-Quiero dos, estoy yendo al Carrefour de acá del oeste a buscar la plata ¿cuánto es?
-Siete quinientos cada una.
-Dale, ahí te digo cuántas.

-NN: Conseguí 5.000 mil pesos ¿me podés hacer un cuarto barato? acá en la loma están parando por todos lados, terrible control hay atrás de la terminal, ¿quieres que te vaya a la Juan Muzio?
-Escobar: Claro, tienes que venir a las ocho y media, recién salgo para allá.
-¿Estás?
-Estoy llegando acá al San Miguel a la casa.
-¿Pero tenés un chiquito por ahí no?
-No traje nada chiquito, loco.
-Na boludo, no tengo otro, vos tenés que traer un chico siempre boludo. Cortá uno a la mitad ahí en tu casa.
-Bueno, voy a ver cómo hago.

-NN: ¿Ahí puedo pasar?
-Sandalio: ¿Otra vez loco?
-La última, si ya entro a laburar.
-Pero no, déjate de joder, ya son tres veces ya te dije ¿por qué no comprás de un viaje? qué boludo, por qué no compran si ya sabiendo que van a tomar más, no quiero que lleguen un montón de veces a la casa.
-Dale, paso ahora y no paso más.
-Vení pero no hagas estas cosas loco.

Vecinos de sustancia

El seguimiento a Escobar llevó hasta Coro. Charlaban seguido por abastecimiento y rendición de cuentas, o para buscar rutas seguras.
Escobar lo trataba de “vecino” ya que vivía frente a su ferretería. Hasta discutían las quejas por la calidad de la droga, camuflada en la conversación como “cemento”:

-Coro: ¿Cómo está vecino?
-Escobar: Ahí estamos che, es muy mala el cemento loco.
-Hacelo ver bien.
-Sí, ya lo estamos probando bien.
-Por eso, que lo pruebe bien y después me avisas porque recién abrí eso ¿viste?
-Ah dale, porque nada que ver con la otra.

En las escuchas a Coro había reclamos por el no envío de droga y acuerdos por visitas, cantidades y modos de pago. También su necesidad de “levantar” deudas para que le provean droga.
También era exigente. Una charla se calienta y muestra su rol de proveedor y la mecánica semanal de recupero del dinero.

-NN: Te hablo bien, fíjate como me hablás y la mano que yo te he dado haciéndote vender falopa con otro.
-Coro: Dejá de hablar boludeces.
-No, dejá de hablar boludeces no porque vamos hablar claro.
-Te estoy diciendo que vos me has prometido una cosa.
-A mí la plata no me la trajeron, entonces no me digas que me hago el boludo, no me quedo con la plata porque no tengo necesidad amigo.
-Y cuánto tiempo más, no te estoy jodiendo, te estoy haciendo acordar que no te das cuenta que han pasado dos meses.
-Dentro de dos días va a hacer un mes.
-Pero vos sabés que tenés que pagar por semana
-Yo sé que tengo que pagar.
-Y por eso te estoy diciendo, eh no te hagas el boludo viejo,
-Te di una mano y ahora te haces el malo.

En las casas de Coro y Escobar hallaron celulares, balanzas de precisión, sustancia de corte, sobres cerrados, cocaína, libretas con anotaciones, casi $1.500.000 y una notebook. Se sospecha que tenían un depósito de acopio distinto.

La jefa Limaco

A Policía le llamó la atención un contacto de Coro con una voz femenina con timbre extranjero que lo llamaba desde Buenos Aires. Era Limaco, que bajaba la pasta base desde Perú.
La mujer debía cumplir con su propio proveedor y le reclamaba al madrynense deudas por cargas. En tres semanas hubo hasta 30 llamadas que el hombre no respondió porque no tenía dinero. Llegaría a entregar automóviles en parte de pago.

-Limaco: Me dijo que me iba a llamar, como no me llamo, lo estaba llamando.
-Coro: Yo mañana voy a salir a ver ¿dale?
-Ya los dos me están llamando ahora; mira, no es así señor.
-Pero es que yo hace mucho que no hago, ahí tengo las cosas.
-Sí, pero no tiene que ser así, como hemos hablado tiene que ser.
-Pero aparte no es tan buena, no está bien cocinada. Me rechazaron a mí la gente, me lo devolvieron. Por eso voy a salir a cobrar.
-Por favor, tiene que mandar porque está tocando la puerta, debemos ya hace un año, tienen que ponerse su mano al pecho y tienen que tratar de juntar para pagar. Mañana lo llamo y contéstame por favor.

Coro tuvo problemas de recaudación por allanamientos en su zona que afectaron a sus punteros:

-Coro: Ando renegando mucho por eso. La verdad que no se puede doña, han agarrado a todos los changos.
-Limaco: Y cómo miércoles trabaja esa gente de mierda, yo tantos años acá ni un problema.
-Pasa que es pueblo chiquito y se enteran rápido, por eso los agarran.
-Sí pues… nosotros estamos acá con el señor, vino a cobrar.
-Ya me imaginaba, por eso hoy te iba a llamar. Anoche he ido a ver alguna parca a ver sí puedo juntar algo más, me entero antes de ayer han agarrado a todos, han hecho un allanamiento mal, a tres me han metido presos.

En la casa de la mujer en La Matanza hallaron muchos ladrillos de droga envueltos en cinta adhesiva amarilla, la más cara y de máxima pureza; también verde, de baja calidad y devuelta por los punteros constantemente.
Secuestraron una balanza de precisión, talonario con pagarés a nombre de Coro, $ 19.000, USD 100, libretas con anotaciones de interés y 7 celulares.

Limaco alquilaba un departamento vacío y sucio como depósito. Iba cada dos semanas: había casi tres kilos de cocaína, envoltorios de papel metálico recubierto con nylon transparente y una prensa hidráulica. Había droga en el patio, debajo de la mesada y en el ropero. Todo estaba sucio, sin camas, inhabitado.

En otro chat de WhatsApp, Limaco muy preocupada reenvía un mensaje de un tercero que la amenaza por una deuda:

“Mira brother escúchame, pensé que te ibas a comunicar conmigo pero se ve que se la están tirando de más vivos que yo. Te dije que me resolvieran eso, te estoy dando chance y ni siquiera me respondiste nada, entonces hermano te lo voy a agradecer, resuelve lo mío ya, quiero lo mío. Ofrecieron dos y me dieron uno solo, falta uno, no sé, búscalo, págalo, lo que te dé la gana, y si tú crees que estoy jugando vas a ver que te tengo ubicada, así que resuelve, llama al que tengas que llamar, cuadra con el que tengas que cuadrar, pero a mí me resuelves lo mío. Yo no te voy a llamar ni te voy a volver a escribir, voy a esperar que tú me digas si me resuelves o no, me los voy a levantar a toditos, los tengo listo, ubicaditos, esperando porque sé que las cosas se hacen así primero, así que me respondes por lo mío brother. Para hablarte claro, te tengo ubicadísimo, Ugarte puerta negra tu PH, yo sé todo”.

Otros dos proveedores

Coro acudió a proveedores alternativos cuando Limaco ya no lo abasteció. Entonces apareció Rivera, que enviaba cocaína desde provincia de Buenos Aires vía terrestre. Una hipótesis de la causa es que la droga también viajó camuflada dentro de mercadería del rubro ferretería.

Rivera estuvo al menos tres veces en Madryn. Lo filmaron las cámaras de seguridad de la terminal. El dealer bonaerense se reunía en la ferretería de Coro en barrio Pujol y lo vieron en su Ford Ka. Siempre atento y desconfiado mirando a su alrededor.
En esos lapsos crecían los contactos de Coro con su puntero Escobar, lo que muestra la coincidencia entre la llegada de la cocaína y su puesta en venta inmediata, especialmente los fines de semana.

Al revisar el vínculo Rivera-Coro, apareció Méndez también unas horas en la terminal: volvía a Buenos Aires con un bolso con la recaudación. Sería el real proveedor y jefe de Rivera. Su charla por la calidad con un cliente que reclamaba devolución de plata mostró su poder de decisión dentro de la organización:

-NN: Mañana quiero mi plata o mis cosas. Quiero la solución, no quiero ningún tiro de nada.
-Méndez: Tranquilo mi hermano, claro que sí, dígame una cosa, ¿qué es lo que no sirvió?
-Nada, uno peor que el otro, encima son los dos diferentes. El del muchacho lo vamos a hablar después, me trajo y le digo loco cómo me vas a traer esto, mira, harina en polvo, los dedos todo blanco, un desastre loco, no sabés lo que es.
-¿Pero están intactos? ¿no están desbaratados no?
-Lo único que está cortado nomás pero está tal cual me lo trajiste vos y ya venía cortada, ya habían visto lo que era.

Rivera le dio a Coro una cuenta para recibir depósitos en efectivo y transferencias por un total de $2.500.000. Pero en septiembre de 2024 el madrynense no volvió a enviarle dinero ni a responderle las llamadas. Por eso Méndez pregunta “si le cumplió el del sur, hijo de puta que le está tomando el pelo” y Rivera responde: “Todavía no me habló”.

Coro termino disculpándose con tres transferencias de $3.400.000 y el 4 de octubre de 2024, un día antes de los allanamientos, otros $ 2.000.000.

Rivera vivía en La Matanza: hallaron 10 ladrillos recubiertos en aceite negro con más de 2 kilos y medio de cocaína, además de 2 balanzas de precisión, 20 bolívares, $ 19.600 y un cuaderno con anotaciones. En su habitación, un hueco en la pared para guardar cosas. Y ropa con costuras preparadas para llevar cocaína sin ser detectado. En su celular, Coro figuraba como “Puto”.

En total se incautaron más de 6 kilos de cocaína, equivalente a $ 120 millones. Un tal “Víctor” fue el contador que lavó el dinero narco hasta que el grupo cayó.

El fiscal Gélvez pidió que el grupo sea enjuiciado.