Julieta Zylberberg encabeza el unipersonal “Prima Facie”, una obra teatral escrita por la dramaturga australiana Suzie Miller y con adaptación de Andrea Garrote que se presenta los viernes y sábados en el Teatro Picadero y que deja al espectador en una profunda reflexión, ya que aborda una temática que toca de cerca a más personas de lo que todos pensamos.
La actriz interpreta a una joven abogada que construye su exitosa carrera como defensora de acusados de delitos sexuales. Conoce a la perfección cada una de las reglas del juego judicial.
Disfruta cada una de las absoluciones que consigue. Sabe que en su trabajo no hay nada personal: no es más que un engranaje necesario para que el sistema funcione.
Pero todo eso cambia cuando ella es abusada y ve la situación desde otra perspectiva.
- Es un papel bastante difícil el que te toca interpretar y me imagino que como mujer estás parada como en la vereda opuesta de esta abogada que defiende abusadores. ¿Cómo hiciste para preparar este personaje?
El personaje es bien contradictorio, bien ambiguo, como todo buen personaje. Hacia el comienzo de la obra, sí se muestra como una abogada arrogante, exitosa, que defiende a abusadores, escudándose en las reglas de la Justicia, de la ley y cuáles son los pasos a seguir y por qué están cubiertos, digamos, éticamente o moralmente, según esta visión.
Y en la segunda parte de la obra, algo le pasa al personaje, es abusada ella. Y entonces, a partir de su propia experiencia, revisa esos preconceptos que tenía como abogada y se encuentra con lo que al parecer es una Justicia injusta.
El sistema judicial hace agua y hay un vacío que queda referido a las víctimas de violencia sexual. El que ve la obra queda dado vuelta. La obra es de excelencia, además de ser muy buena, la gente queda dada vuelta, igual yo cuando la leí les pedí por favor que me esperaran porque yo estaba recién parida y le dije la obra la quiero hacer yo.
- ¿Qué te pasó cuando la leíste?
Me quedé muy conmovida, la verdad es que es una partitura perfecta dramatúrgicamente, es perfecta, pero de lo que habla la obra y en este momento de nuestro país en el que cualquier política de género está totalmente vapuleada, la verdad es que la obra es una maravilla que esté ahora, como si el teatro y el arte cobraran un valor político discursivo muy importante con esta obra. Lleva al espectador a la reflexión y también han venido un montón de abogados, abogadas fiscales, jueces...
Es importante porque yo creo que hay ciertas profesiones que están bien desvinculadas de lo emotivo, ¿no? De las emociones, como el arte entra por otro canal realmente y salen muy conmovidos y pasan cosas, se me acercan a hablar. Una jueza me esperó y llorando me dijo ‘te felicito, me encantó la obra, yo soy jueza, yo dejé libres muchos abusadores y no lo voy a hacer más’. Yo no sé si lo va a hacer o no lo va a hacer, pero solamente con que la interpele a ese nivel de decir eso, la verdad es que me doy por hecha.
- Me imagino que estás al tanto de la resolución de la justicia en el caso de Thelma Fardín, ¿es un caso que vos seguiste? ¿Pensás que va a sentar un precedente?
Ojalá, obviamente a partir de la obra estuve en contacto con un montón de abogados que me comentaban cómo es el proceso judicial, es terriblemente abandónico para con las víctimas, terriblemente perverso, porque son años y años y en general un porcentaje muy pequeño de esas denuncias llega a buen puerto, muy poco, entonces la gente no denuncia porque es como una tortura.
Y para salir negativo el fallo, es muy duro y es muy cruel con las víctimas el sistema judicial, así que me alegra y festejo que una haya salido bien.
- Al interiorizarte vos en este tema, ¿qué cambios pensás que son necesarios en la Justicia y que se puedan llegar a dar, como para que todo se agilice un poco?
Es extraño hablar desde mi visión de actriz, es un poco utópico las cosas que yo puedo decir y lo que tiene que cambiar. No soy yo quien puede determinar qué es lo que tiene que cambiar en la Justicia, sería muy incompleto mi razonamiento, pero básicamente es que las bases están sentadas sobre ejes que no tienen que ver con el crimen de la violencia sexual, que es, digamos, contra una persona.
En la obra se plantea que la ley debería ser dictaminada y definida por personas que hayan atravesado la experiencia de un abuso, también todos deberían tener más formación en el tema. Mi sensación como ciudadana y como mujer es que todo el sistema está absolutamente pervertido, tocado, que te toca un juez choto y cagaste, que no tenés los suficientes recursos y cagaste, que si no tenés plata no tenés a nadie que te defienda bien, o que agilicen las cuestiones.
Me ocupo de lo que a mí me compete, que es un costado artístico del tema y la verdad es que la obra es maravillosa. Se hace en todo el mundo, lo cual es bastante estremecedor darse cuenta que nos interpela a todos la misma obra.
- Que la hayan escrito en Australia (Suzzie Miller, en 2019), que uno tal vez se ve tan lejano y que la hagan en tantos países, habla de algo, tal vez más común de lo que uno piensa.
La verdad que sí, es terrible, la obra dice que una de cada tres mujeres es agredida sexualmente, y me atrevo a decir que más de una cada tres.
- Una de cada tres es un montón
Es un montón, pero me atrevo a pensar que en nuestras vidas las mujeres sin llegar a ser violadas, es muy delgado el límite, también habla de eso la obra. Invito a todos a verla, para mí fue obligatorio hacerla y creo obligatoria y necesaria verla.
Su opinión sobre el Gobierno de Javier Milei
"Me parece deprimente, me parece absolutamente violento. No me gustaría decir que me asusta porque el miedo nos lleva a lo peor, siempre es un mal conductor de todo, pero es primero decadente, que personas en el gobierno se dirijan a ciertos ciudadanos en puntual, que los nombren, que hablen mal de esa gente, que acusen, me parece terrible.
Es terrible, además de que están desmantelando a una Nación, por supuesto, que están desmantelando a la cultura. Es muy amenazante que dirigentes políticos mencionen a artistas. De otra época".
Julieta Zylberberg encabeza el unipersonal “Prima Facie”, una obra teatral escrita por la dramaturga australiana Suzie Miller y con adaptación de Andrea Garrote que se presenta los viernes y sábados en el Teatro Picadero y que deja al espectador en una profunda reflexión, ya que aborda una temática que toca de cerca a más personas de lo que todos pensamos.
La actriz interpreta a una joven abogada que construye su exitosa carrera como defensora de acusados de delitos sexuales. Conoce a la perfección cada una de las reglas del juego judicial.
Disfruta cada una de las absoluciones que consigue. Sabe que en su trabajo no hay nada personal: no es más que un engranaje necesario para que el sistema funcione.
Pero todo eso cambia cuando ella es abusada y ve la situación desde otra perspectiva.
- Es un papel bastante difícil el que te toca interpretar y me imagino que como mujer estás parada como en la vereda opuesta de esta abogada que defiende abusadores. ¿Cómo hiciste para preparar este personaje?
El personaje es bien contradictorio, bien ambiguo, como todo buen personaje. Hacia el comienzo de la obra, sí se muestra como una abogada arrogante, exitosa, que defiende a abusadores, escudándose en las reglas de la Justicia, de la ley y cuáles son los pasos a seguir y por qué están cubiertos, digamos, éticamente o moralmente, según esta visión.
Y en la segunda parte de la obra, algo le pasa al personaje, es abusada ella. Y entonces, a partir de su propia experiencia, revisa esos preconceptos que tenía como abogada y se encuentra con lo que al parecer es una Justicia injusta.
El sistema judicial hace agua y hay un vacío que queda referido a las víctimas de violencia sexual. El que ve la obra queda dado vuelta. La obra es de excelencia, además de ser muy buena, la gente queda dada vuelta, igual yo cuando la leí les pedí por favor que me esperaran porque yo estaba recién parida y le dije la obra la quiero hacer yo.
- ¿Qué te pasó cuando la leíste?
Me quedé muy conmovida, la verdad es que es una partitura perfecta dramatúrgicamente, es perfecta, pero de lo que habla la obra y en este momento de nuestro país en el que cualquier política de género está totalmente vapuleada, la verdad es que la obra es una maravilla que esté ahora, como si el teatro y el arte cobraran un valor político discursivo muy importante con esta obra. Lleva al espectador a la reflexión y también han venido un montón de abogados, abogadas fiscales, jueces...
Es importante porque yo creo que hay ciertas profesiones que están bien desvinculadas de lo emotivo, ¿no? De las emociones, como el arte entra por otro canal realmente y salen muy conmovidos y pasan cosas, se me acercan a hablar. Una jueza me esperó y llorando me dijo ‘te felicito, me encantó la obra, yo soy jueza, yo dejé libres muchos abusadores y no lo voy a hacer más’. Yo no sé si lo va a hacer o no lo va a hacer, pero solamente con que la interpele a ese nivel de decir eso, la verdad es que me doy por hecha.
- Me imagino que estás al tanto de la resolución de la justicia en el caso de Thelma Fardín, ¿es un caso que vos seguiste? ¿Pensás que va a sentar un precedente?
Ojalá, obviamente a partir de la obra estuve en contacto con un montón de abogados que me comentaban cómo es el proceso judicial, es terriblemente abandónico para con las víctimas, terriblemente perverso, porque son años y años y en general un porcentaje muy pequeño de esas denuncias llega a buen puerto, muy poco, entonces la gente no denuncia porque es como una tortura.
Y para salir negativo el fallo, es muy duro y es muy cruel con las víctimas el sistema judicial, así que me alegra y festejo que una haya salido bien.
- Al interiorizarte vos en este tema, ¿qué cambios pensás que son necesarios en la Justicia y que se puedan llegar a dar, como para que todo se agilice un poco?
Es extraño hablar desde mi visión de actriz, es un poco utópico las cosas que yo puedo decir y lo que tiene que cambiar. No soy yo quien puede determinar qué es lo que tiene que cambiar en la Justicia, sería muy incompleto mi razonamiento, pero básicamente es que las bases están sentadas sobre ejes que no tienen que ver con el crimen de la violencia sexual, que es, digamos, contra una persona.
En la obra se plantea que la ley debería ser dictaminada y definida por personas que hayan atravesado la experiencia de un abuso, también todos deberían tener más formación en el tema. Mi sensación como ciudadana y como mujer es que todo el sistema está absolutamente pervertido, tocado, que te toca un juez choto y cagaste, que no tenés los suficientes recursos y cagaste, que si no tenés plata no tenés a nadie que te defienda bien, o que agilicen las cuestiones.
Me ocupo de lo que a mí me compete, que es un costado artístico del tema y la verdad es que la obra es maravillosa. Se hace en todo el mundo, lo cual es bastante estremecedor darse cuenta que nos interpela a todos la misma obra.
- Que la hayan escrito en Australia (Suzzie Miller, en 2019), que uno tal vez se ve tan lejano y que la hagan en tantos países, habla de algo, tal vez más común de lo que uno piensa.
La verdad que sí, es terrible, la obra dice que una de cada tres mujeres es agredida sexualmente, y me atrevo a decir que más de una cada tres.
- Una de cada tres es un montón
Es un montón, pero me atrevo a pensar que en nuestras vidas las mujeres sin llegar a ser violadas, es muy delgado el límite, también habla de eso la obra. Invito a todos a verla, para mí fue obligatorio hacerla y creo obligatoria y necesaria verla.
Su opinión sobre el Gobierno de Javier Milei
"Me parece deprimente, me parece absolutamente violento. No me gustaría decir que me asusta porque el miedo nos lleva a lo peor, siempre es un mal conductor de todo, pero es primero decadente, que personas en el gobierno se dirijan a ciertos ciudadanos en puntual, que los nombren, que hablen mal de esa gente, que acusen, me parece terrible.
Es terrible, además de que están desmantelando a una Nación, por supuesto, que están desmantelando a la cultura. Es muy amenazante que dirigentes políticos mencionen a artistas. De otra época".