“Colaborador, muy comunicativo, locuaz y seguro de sí mismo”. Así definió la forense Vanina Botta a Hernán Solvas, el femicida de Tamara Silva en Puerto Madryn, que será condenado a prisión perpetua, única pena posible para este delito.
La médica examinó al criminal el 31 de mayo de 2023, 22 días después del crimen. Ya estaba preso en el Instituto Penitenciario Provincial de ruta 3.
Solvas nació en Buenos Aires pero desde sus 4 años lo criaron en Madryn su madre, su padre y dos hermanos mayores. Al momento del examen mental, un hermano vivía en Buenos Aires y el otro en México.
El condenado no terminó la secundaria y paseó por diferentes trabajos. En la época del femicidio trabajaba en mecánica en un lubricentro y como patovica en un bar. Alguna vez fue bombero.
Solvas tuvo tres parejas y 8 hijos, con quienes sostuvo muy poca relación.
Consumía alcohol y cocaína con frecuencia. Y jugó al fútbol hasta una lesión en su rodilla izquierda. Nunca realizó tratamientos psiquiátrico ni psicológico.
Mide 1.82 y al ser examinado pesaba poco más de 80 kilos, lo que se dice un físico atlético. “Impresiona con buen estado de salud en general”, dice el informe, aunque a Solvas le faltaban dientes.
En la entrevista se mantuvo lúcido y orientado, con un ánimo estable. “Presenta un nivel intelectual de término medio, con buen nivel de entendimiento y comprensión. Su conciencia reflexiva no muestra desmedros, diferencia lo licito de lo ilícito. Su razonamiento es normal”.
El informe concluyó que Solvas podía enfrentar un juicio. Y que no tuvo excusas: siempre entendió su feroz conducta de aquella madrugada de mayo.
Ante el jurado, el sujeto aseguró que en su trabajo estuvo tres días sin hablarle a nadie, afectado por el crimen que había cometido y que aún era un secreto. Mintió: los testigos dijeron que en esas jornadas posteriores Solvas actuó como en cualquier jornada normal. No generó sospechas.
En diálogo con Jornada Radio, Gladys Olavarría, querellante por parte de la familia, describió: “Tengo muchos años en el Poder Judicial y la verdad que nunca había visto una persona con este perfil; sus instintos naturales afloran por encima de lo racional y la forma en que se comportaba con las mujeres daba a entender que eran un objeto para desahogar sus necesidades básicas. Pocas veces se puede ver esto en los estrados judiciales”.
Todo dicho.
“Colaborador, muy comunicativo, locuaz y seguro de sí mismo”. Así definió la forense Vanina Botta a Hernán Solvas, el femicida de Tamara Silva en Puerto Madryn, que será condenado a prisión perpetua, única pena posible para este delito.
La médica examinó al criminal el 31 de mayo de 2023, 22 días después del crimen. Ya estaba preso en el Instituto Penitenciario Provincial de ruta 3.
Solvas nació en Buenos Aires pero desde sus 4 años lo criaron en Madryn su madre, su padre y dos hermanos mayores. Al momento del examen mental, un hermano vivía en Buenos Aires y el otro en México.
El condenado no terminó la secundaria y paseó por diferentes trabajos. En la época del femicidio trabajaba en mecánica en un lubricentro y como patovica en un bar. Alguna vez fue bombero.
Solvas tuvo tres parejas y 8 hijos, con quienes sostuvo muy poca relación.
Consumía alcohol y cocaína con frecuencia. Y jugó al fútbol hasta una lesión en su rodilla izquierda. Nunca realizó tratamientos psiquiátrico ni psicológico.
Mide 1.82 y al ser examinado pesaba poco más de 80 kilos, lo que se dice un físico atlético. “Impresiona con buen estado de salud en general”, dice el informe, aunque a Solvas le faltaban dientes.
En la entrevista se mantuvo lúcido y orientado, con un ánimo estable. “Presenta un nivel intelectual de término medio, con buen nivel de entendimiento y comprensión. Su conciencia reflexiva no muestra desmedros, diferencia lo licito de lo ilícito. Su razonamiento es normal”.
El informe concluyó que Solvas podía enfrentar un juicio. Y que no tuvo excusas: siempre entendió su feroz conducta de aquella madrugada de mayo.
Ante el jurado, el sujeto aseguró que en su trabajo estuvo tres días sin hablarle a nadie, afectado por el crimen que había cometido y que aún era un secreto. Mintió: los testigos dijeron que en esas jornadas posteriores Solvas actuó como en cualquier jornada normal. No generó sospechas.
En diálogo con Jornada Radio, Gladys Olavarría, querellante por parte de la familia, describió: “Tengo muchos años en el Poder Judicial y la verdad que nunca había visto una persona con este perfil; sus instintos naturales afloran por encima de lo racional y la forma en que se comportaba con las mujeres daba a entender que eran un objeto para desahogar sus necesidades básicas. Pocas veces se puede ver esto en los estrados judiciales”.
Todo dicho.