Johana Sáez fue asesinada por su ex pareja el 15 de enero de 2024 cuando se presentó en su vivienda en Trevelin y le asestó varias puñaladas en el cuerpo. Ella estaba acompañada por dos personas quienes vieron todo y avisaron a la policía, que lo detuvo a 100 metros del lugar. A partir de este martes un jurado popular decidirá si lo condena o no.
En el inicio de los alegatos, la fiscal Rafaella Riccono abrió sus palabras con la frase “la voy a cagar matando” dicha por el imputado previo a cometer el femicidio, y expuso con detalles la violencia extrema y la decisión con que se cometió el crimen. La Defensa dijo que eso no está en discusión ya que el propio Víctor Abel González admitió que él la mató. La Defensa intentará convencer al jurado de que no aplique las agravantes que prevé el Código Penal para los crímenes cometidos por una expareja, como en este caso, ni los cometidos por un hombre en perjuicio de una mujer.
En su relato, la fiscal detalló que, en la madrugada del 15 de enero de 2024, González ingresó intempestivamente a la vivienda de Johana. La encontró acostada en un sofá, él iba decidido a matarla y ella se aterró al verlo, trató de evitar que la atacara, pero no pudo lograrlo. Johana no estaba sola, un amigo suyo estaba en la vivienda, sentado en la punta de la mesa. El imputado no lo había visto hasta ese momento, el notar su presencia fue contra él, pero no lo pudo alcanzar. Otro amigo de la joven ingresó a la vivienda con un palo con el que logró golpear al imputado en la cabeza. González salió a correr al joven por la calle. Johana, seguía viva, logró llegar a la puerta de la casa donde se desplomó. González la vio y se aseguró de matarla, dándole treinta puñaladas más.
Luego se fue, tirando el cuchillo en un arbusto. Llegó a su casa, juntó ropa para irse, pero no pudo huir porque llegó la policía a detenerlo.
La fiscal expuso al jurado que Johana vivió el calvario de la violencia de género durante el último año y medio. Nunca había contado todo lo que estaba padeciendo, sólo comentó alguna vez con su gente más cercana, pequeños fragmentos. Vivió violencia física, amenazas con cuchillo, apariciones “de prepo” en la casa cuando estaba sola, las agresiones de González a sus amigos. El último año y medio el control y agresiones se agudizaron. González se anotó en la misma carrera que cursaba Johana y alquiló una vivienda a una cuadra de la casa de la víctima.
“Vamos a poder acreditar que su muerte fue la expresión máxima de la violencia de género que ella venía sufriendo. Vamos a poder mostrarles que González la mató porque no la podía controlar más, porque no era su dueño, porque no quería que Johana hiciera su propia vida, porque la prefería muerta antes que verla con otro”, expuso Riccono al jurado.
El alcohol como defensa
Por su parte la defensora del imputado, abogada Carolina García, afirmó en su alegato que “Víctor González mató a Johana Sáez”, y que no va discutir esto, “lo que pasó fue un hecho grave, violento y trágico”.
La defensora procurará exponer otra “versión de la historia, lo que le pasó a Víctor para hacer lo que hizo”. Uno de los pilares del caso de la Defensa es el excesivo consumo de alcohol y la influencia que este tuvo en lo que sucedió “perdió la cabeza, perdió los estribos”, dijo García.
“Esto fue una situación del momento, algo pasó por la cabeza de Víctor esa noche, que lo llevó a cometer un hecho de estas características, algo que para él y para la gente que lo conoce sería un hecho impensado”, sostuvo.
Luego de los alegatos de apertura, González dio su versión de lo sucedido y a continuación comenzaron las declaraciones testimoniales que se prolongarán por al menos tres jornadas.
Johana Sáez fue asesinada por su ex pareja el 15 de enero de 2024 cuando se presentó en su vivienda en Trevelin y le asestó varias puñaladas en el cuerpo. Ella estaba acompañada por dos personas quienes vieron todo y avisaron a la policía, que lo detuvo a 100 metros del lugar. A partir de este martes un jurado popular decidirá si lo condena o no.
En el inicio de los alegatos, la fiscal Rafaella Riccono abrió sus palabras con la frase “la voy a cagar matando” dicha por el imputado previo a cometer el femicidio, y expuso con detalles la violencia extrema y la decisión con que se cometió el crimen. La Defensa dijo que eso no está en discusión ya que el propio Víctor Abel González admitió que él la mató. La Defensa intentará convencer al jurado de que no aplique las agravantes que prevé el Código Penal para los crímenes cometidos por una expareja, como en este caso, ni los cometidos por un hombre en perjuicio de una mujer.
En su relato, la fiscal detalló que, en la madrugada del 15 de enero de 2024, González ingresó intempestivamente a la vivienda de Johana. La encontró acostada en un sofá, él iba decidido a matarla y ella se aterró al verlo, trató de evitar que la atacara, pero no pudo lograrlo. Johana no estaba sola, un amigo suyo estaba en la vivienda, sentado en la punta de la mesa. El imputado no lo había visto hasta ese momento, el notar su presencia fue contra él, pero no lo pudo alcanzar. Otro amigo de la joven ingresó a la vivienda con un palo con el que logró golpear al imputado en la cabeza. González salió a correr al joven por la calle. Johana, seguía viva, logró llegar a la puerta de la casa donde se desplomó. González la vio y se aseguró de matarla, dándole treinta puñaladas más.
Luego se fue, tirando el cuchillo en un arbusto. Llegó a su casa, juntó ropa para irse, pero no pudo huir porque llegó la policía a detenerlo.
La fiscal expuso al jurado que Johana vivió el calvario de la violencia de género durante el último año y medio. Nunca había contado todo lo que estaba padeciendo, sólo comentó alguna vez con su gente más cercana, pequeños fragmentos. Vivió violencia física, amenazas con cuchillo, apariciones “de prepo” en la casa cuando estaba sola, las agresiones de González a sus amigos. El último año y medio el control y agresiones se agudizaron. González se anotó en la misma carrera que cursaba Johana y alquiló una vivienda a una cuadra de la casa de la víctima.
“Vamos a poder acreditar que su muerte fue la expresión máxima de la violencia de género que ella venía sufriendo. Vamos a poder mostrarles que González la mató porque no la podía controlar más, porque no era su dueño, porque no quería que Johana hiciera su propia vida, porque la prefería muerta antes que verla con otro”, expuso Riccono al jurado.
El alcohol como defensa
Por su parte la defensora del imputado, abogada Carolina García, afirmó en su alegato que “Víctor González mató a Johana Sáez”, y que no va discutir esto, “lo que pasó fue un hecho grave, violento y trágico”.
La defensora procurará exponer otra “versión de la historia, lo que le pasó a Víctor para hacer lo que hizo”. Uno de los pilares del caso de la Defensa es el excesivo consumo de alcohol y la influencia que este tuvo en lo que sucedió “perdió la cabeza, perdió los estribos”, dijo García.
“Esto fue una situación del momento, algo pasó por la cabeza de Víctor esa noche, que lo llevó a cometer un hecho de estas características, algo que para él y para la gente que lo conoce sería un hecho impensado”, sostuvo.
Luego de los alegatos de apertura, González dio su versión de lo sucedido y a continuación comenzaron las declaraciones testimoniales que se prolongarán por al menos tres jornadas.