Un inversor quiere ganar plata durante el máximo tiempo posible al menor costo que pueda. No es pecado: es el juego del capitalismo. Desde el inicio de su gestión el gobernador Nacho Torres salió a la caza de empresas que traigan capital a Chubut pero con acuerdos equilibrados. No se trata de entregar todo a cambio de poco. Debe ser win win: que el negocio les convenga a todos.
En este escenario, sobresale el dato de la visita a Rawson del embajador de la República Popular de China en Argentina, Wang Wei. Vino con referentes de empresas y bancos del gigante asiático.
¿Qué pide un empresario para arriesgarse a poner un pie en la provincia? Seguridad jurídica, que las leyes no cambien con cada gestión; sindicatos razonables a la hora de negociar; energía suficiente y sustentable; un mercado que valga la pena; poca burocracia y estabilidad política.
¿Y que necesita una provincia como Chubut para que el esfuerzo sea recíproco? Seriedad, responsabilidad social empresaria y proyección a largo plazo. La historia contemporánea de este distrito marca paracaidistas por montones, que pidieron todo, se les entregó eso y más y dejaron un tendal de promesas y desempleo. Nadie se hizo cargo, por supuesto. Hubo desde criadores de chinchillas hasta liofilizadoras.
Si alguna de estas patas es renga, no habrá estrategia posible con socio alguno.
La agenda habitual chubutense eran la pesca, el turismo, la agricultura y la ganadería. Ahora se sumaron el hidrógeno verde y la energía eólica, que de apuestas incipientes pasaron a sectores que van rumbo a un fortalecimiento.
Todo es oportunidad: cuatro aeropuertos, terminales marítimas, terrenos fértiles sin explotar, mano de obra, una cordillera increíble y Chile ahí nomás.
El camino tampoco es vender por vender. Chubut necesita una espiral de especialización, una matriz productiva donde el valor agregado sea el fundamento para difundir lo que nuestra gente tiene para ofrecer. Y un esforzado trabajo para identificar dónde arrojar el anzuelo. Como se dijo alguna vez: de granero del mundo a góndola global.
Al recibir al embajador, Torres también pidió enfocar los esfuerzos para que “dentro de las mesas de vinculación estén los gremios. Hay que animarse a dar esas discusiones incómodas. La gran mayoría de los gremios entienden que el mundo está cambiando, que cada vez es más dinámico y que si no nos adaptamos vamos a perder oportunidades muy importantes”.
Fue un modo elegante de advertir que no se necesitan más fotos de cubiertas quemadas y rutas cortadas a la primera de cambio. Hay paracaidista que se llevan la rentabilidad en pala sin derramar lo que debe, es cierto y repudiable, pero otros necesitan paciencia para hacer girar un círculo vicioso. Deben primar el sentido común y el diálogo, sin ir al choque al primer desacuerdo.
Es inimaginable el impacto en términos de industria y de aprendizaje comercial que en este caso podría tener la llegada de capitales chinos a Chubut. Pero en rigor, cualquier inversión directa contribuye a un crecimiento distinto de la economía, que trascienda los sectores de siempre.
Ahora bien: lo que será inaceptable es la conducta de los jugadores que no cumplen con la palabra firmada. Algo así sucede con Red Chamber: un empresario que explota al máximo lo que el Estado le cede pero que una década después, se “distrae” con su parte.
Oportunidad
En otro orden, mientras buena parte del patrimonio natural de Chubut se prende fuego, el gabinete se instala en la Comarca Andina y los brigadistas pelean mano a mano con las llamas, el secretario de Bosques, Tegid Evans, viajó a España para un foro. No es chiste, o es un mal chiste.
La conducta es tan burda que el gobernador Torres ya avisó: “Cuando vuelva vamos a evaluar su situación. No hay vacaciones y por más que haya sido un viaje de trabajo y capacitación, en medio de semejante situación no tendría que haberse ido. Somos grandes y tendrá consecuencias”.
“Tiene que estar al pie del cañón –remarcó molesto el mandatario-, nadie tiene coronita. Todos tenemos que estar como estuvo todo el Gabinete haciendo base en Epuyén desde el día uno, ayudando a esas familias, acompañando a brigadistas, y es fundamental que quien conduce dé el ejemplo, y en este caso no ocurrió”.
“Ver que alguien no tiene el mismo compromiso es triste, pero lejos de hacer leña del árbol caído se tomará una decisión cuando vuelva”.
Un dato aún más comprometedor: Evans tampoco estuvo en la firma de un acuerdo salarial con los brigadistas que el Gobierno se esforzó en trabajar. Lo esperable es que tras su excursión europea, Evans baje del avión renuncia en mano y ensaye una disculpa sin esconderse. Y si tal cosa no ocurre, debería ser reemplazado.
En política los gestos son centrales y este incidente es una oportunidad ideal para demostrar que ya es insoportable la presencia en el Estado de funcionarios ya no sin capacidad sino sin compromiso con los vecinos.
Un inversor quiere ganar plata durante el máximo tiempo posible al menor costo que pueda. No es pecado: es el juego del capitalismo. Desde el inicio de su gestión el gobernador Nacho Torres salió a la caza de empresas que traigan capital a Chubut pero con acuerdos equilibrados. No se trata de entregar todo a cambio de poco. Debe ser win win: que el negocio les convenga a todos.
En este escenario, sobresale el dato de la visita a Rawson del embajador de la República Popular de China en Argentina, Wang Wei. Vino con referentes de empresas y bancos del gigante asiático.
¿Qué pide un empresario para arriesgarse a poner un pie en la provincia? Seguridad jurídica, que las leyes no cambien con cada gestión; sindicatos razonables a la hora de negociar; energía suficiente y sustentable; un mercado que valga la pena; poca burocracia y estabilidad política.
¿Y que necesita una provincia como Chubut para que el esfuerzo sea recíproco? Seriedad, responsabilidad social empresaria y proyección a largo plazo. La historia contemporánea de este distrito marca paracaidistas por montones, que pidieron todo, se les entregó eso y más y dejaron un tendal de promesas y desempleo. Nadie se hizo cargo, por supuesto. Hubo desde criadores de chinchillas hasta liofilizadoras.
Si alguna de estas patas es renga, no habrá estrategia posible con socio alguno.
La agenda habitual chubutense eran la pesca, el turismo, la agricultura y la ganadería. Ahora se sumaron el hidrógeno verde y la energía eólica, que de apuestas incipientes pasaron a sectores que van rumbo a un fortalecimiento.
Todo es oportunidad: cuatro aeropuertos, terminales marítimas, terrenos fértiles sin explotar, mano de obra, una cordillera increíble y Chile ahí nomás.
El camino tampoco es vender por vender. Chubut necesita una espiral de especialización, una matriz productiva donde el valor agregado sea el fundamento para difundir lo que nuestra gente tiene para ofrecer. Y un esforzado trabajo para identificar dónde arrojar el anzuelo. Como se dijo alguna vez: de granero del mundo a góndola global.
Al recibir al embajador, Torres también pidió enfocar los esfuerzos para que “dentro de las mesas de vinculación estén los gremios. Hay que animarse a dar esas discusiones incómodas. La gran mayoría de los gremios entienden que el mundo está cambiando, que cada vez es más dinámico y que si no nos adaptamos vamos a perder oportunidades muy importantes”.
Fue un modo elegante de advertir que no se necesitan más fotos de cubiertas quemadas y rutas cortadas a la primera de cambio. Hay paracaidista que se llevan la rentabilidad en pala sin derramar lo que debe, es cierto y repudiable, pero otros necesitan paciencia para hacer girar un círculo vicioso. Deben primar el sentido común y el diálogo, sin ir al choque al primer desacuerdo.
Es inimaginable el impacto en términos de industria y de aprendizaje comercial que en este caso podría tener la llegada de capitales chinos a Chubut. Pero en rigor, cualquier inversión directa contribuye a un crecimiento distinto de la economía, que trascienda los sectores de siempre.
Ahora bien: lo que será inaceptable es la conducta de los jugadores que no cumplen con la palabra firmada. Algo así sucede con Red Chamber: un empresario que explota al máximo lo que el Estado le cede pero que una década después, se “distrae” con su parte.
Oportunidad
En otro orden, mientras buena parte del patrimonio natural de Chubut se prende fuego, el gabinete se instala en la Comarca Andina y los brigadistas pelean mano a mano con las llamas, el secretario de Bosques, Tegid Evans, viajó a España para un foro. No es chiste, o es un mal chiste.
La conducta es tan burda que el gobernador Torres ya avisó: “Cuando vuelva vamos a evaluar su situación. No hay vacaciones y por más que haya sido un viaje de trabajo y capacitación, en medio de semejante situación no tendría que haberse ido. Somos grandes y tendrá consecuencias”.
“Tiene que estar al pie del cañón –remarcó molesto el mandatario-, nadie tiene coronita. Todos tenemos que estar como estuvo todo el Gabinete haciendo base en Epuyén desde el día uno, ayudando a esas familias, acompañando a brigadistas, y es fundamental que quien conduce dé el ejemplo, y en este caso no ocurrió”.
“Ver que alguien no tiene el mismo compromiso es triste, pero lejos de hacer leña del árbol caído se tomará una decisión cuando vuelva”.
Un dato aún más comprometedor: Evans tampoco estuvo en la firma de un acuerdo salarial con los brigadistas que el Gobierno se esforzó en trabajar. Lo esperable es que tras su excursión europea, Evans baje del avión renuncia en mano y ensaye una disculpa sin esconderse. Y si tal cosa no ocurre, debería ser reemplazado.
En política los gestos son centrales y este incidente es una oportunidad ideal para demostrar que ya es insoportable la presencia en el Estado de funcionarios ya no sin capacidad sino sin compromiso con los vecinos.