El plan de Milei se queda sin energía y sin industria
El consumo de energía en la industria se desplomó un 18% en enero. "La luz al final del túnel es un tren que viene de frente", reconoció un industrial argentino, que se preocupa por la desindustrialización del país y la falta de un programa energético serio.
El sistema energético argentino no tiene capacidad para abastecer la demanda ante el pico de consumo en medio de la suba de temperaturas y la supuesta reactivación de los sectores productivos. Así justifica el Gobierno la masiva importación de energía de Brasil.
Pero esa narrativa se choca de frente con los datos oficiales de consumo eléctrico. Según publicó el portal La Política On Line (LPO), los números son elocuentes: el consumo de energía del entramado productivo se derrumbó en promedio un 13,6% en lo que va de enero respecto a diciembre, cuando se comparan los picos de consumo.
En la industria la caída fue aún más aguda: el consumo se desplomó un 18%, mientras que en comercios y servicios cayó un 7,3%.
Ahora, lo llamativo es que en los sectores estrella del modelo de Milei, como son la minería y los hidrocarburos, el consumo de energía también cayó un 2,3%, según un relevamiento en base a datos oficiales al que accedió LPO.
Si se compara con enero del año pasado la caída es aún más dramática: el consumo de energía de la industria cayó un 27,5%. Y si se mira al interior del sector queda claro cuales son las ramas más afectadas por el modelo de Milei y Caputo, pese a la propaganda oficial.
La opinión de un experto
A un año de la asunción de Javier Milei, el panorama para 2025 se presenta confuso, sobre todo en materia energética. “La causa de los cortes para este verano -de acuerdo a los estudios técnicos- es la imposibilidad de parque generador de abastecer una demanda del orden de los 31.000 MW que se podría producir en estos meses si la temperatura media de los días superara los 35° C”, señala Jorge Lapeña, un de los mayores expertos del país en temas energéticos.
En una columna publicada esta semana en el diario Clarín, Lapeña alerta que “el meollo del asunto es que los cortes, en caso de producirse, tendrían epicentro en la zona del AMBA; allí existe un parque generador obsoleto con muchos equipos fuera de servicio. La solución de fondo se basa en inversiones: habría que instalar unos 2.500 MW en centrales ciclo combinado cuya construcción demandaría 48 meses”.
Según Lapeña, “es necesario realizar inversiones en la red de distribución en media y baja tensión que nos tiene acostumbrados a los cortes barriales de larga duración tanto en CABA como en GBA. El déficit de inversión diagnosticado incluye la Red Nacional Interconexión de 500 KV; columna vertebral del sistema eléctrico. En vez de abordar el problema de la nueva inversión, el Gobierno optó por un conjunto de políticas integradas en un discurso oficial confuso, provocativo; y la vez paralizante tanto para el Estado como para los inversores privados”, dispara Lapeña.
“El Gobierno anunció: a) que no cree en el rol del Estado en la inversión energética; b) que cree innecesaria la Transición Energética mundial; c) que no cree en la causas antropogénicas del cambio climático; d) manifestó interés por retirarse del Acuerdo de Paris de 2015; y e) el país no concurrió a la Cumbre Climática (COP 29) de Azerbaiyán. En este marco discursivo oficial tan simple, es obvio que no surjan proyectos de inversión en una infraestructura tan compleja. El Gobierno hasta ahora logró que todo se reduzca a un gran entusiasmo por la explotación y exportación de productos primarios de Vaca Muerta”.
Y agrega Lapeña: “En 2025 el Gobierno sigue sin definir la política en Energía Hidroeléctrica continuando la indefinición kirchnerista de los últimos años. Las concesiones están vencidas; algunas centrales han cumplido ya su vida útil. Y no hay indicios de un plan de obras. Tampoco ha intervenido para transparentar precios de competencia de los productos energéticos tanto en los segmentos libres como en los regulados. El Estado es, en 2025, una institución pasiva en la construcción de nueva infraestructura y carece de planes. Ignotos funcionarios –asumiendo roles de ministros sin serlo- anuncian obras gigantescas que van a alimentar el debate público y parlamentario en los próximos meses o años”.
Lapeña concluye su opinión destacando que “el Gobierno prevé para este año eliminar subsidios al consumo electricidad en las categorías N2 y N3 que abarca a la pobreza. Ello tendrá un altísimo costo político si no se reduce paralelamente la pobreza a un dígito. Un gobierno comprometido con su pueblo podría implementar un suministro eléctrico para esa demanda si asignara para el mismo la hidroelectricidad –de muy bajo costo- al abastecimiento de esa franja de la población; teniendo en cuenta que muchas de esas centrales están amortizadas y el combustible no tiene costo. El Gobierno carece de una política hidroeléctrica. ¡Igual que el kirchnerismo!”, se queja Lapeña ex secretario de Energía y presidente del IAE “General Mosconi”.
El sistema energético argentino no tiene capacidad para abastecer la demanda ante el pico de consumo en medio de la suba de temperaturas y la supuesta reactivación de los sectores productivos. Así justifica el Gobierno la masiva importación de energía de Brasil.
Pero esa narrativa se choca de frente con los datos oficiales de consumo eléctrico. Según publicó el portal La Política On Line (LPO), los números son elocuentes: el consumo de energía del entramado productivo se derrumbó en promedio un 13,6% en lo que va de enero respecto a diciembre, cuando se comparan los picos de consumo.
En la industria la caída fue aún más aguda: el consumo se desplomó un 18%, mientras que en comercios y servicios cayó un 7,3%.
Ahora, lo llamativo es que en los sectores estrella del modelo de Milei, como son la minería y los hidrocarburos, el consumo de energía también cayó un 2,3%, según un relevamiento en base a datos oficiales al que accedió LPO.
Si se compara con enero del año pasado la caída es aún más dramática: el consumo de energía de la industria cayó un 27,5%. Y si se mira al interior del sector queda claro cuales son las ramas más afectadas por el modelo de Milei y Caputo, pese a la propaganda oficial.
La opinión de un experto
A un año de la asunción de Javier Milei, el panorama para 2025 se presenta confuso, sobre todo en materia energética. “La causa de los cortes para este verano -de acuerdo a los estudios técnicos- es la imposibilidad de parque generador de abastecer una demanda del orden de los 31.000 MW que se podría producir en estos meses si la temperatura media de los días superara los 35° C”, señala Jorge Lapeña, un de los mayores expertos del país en temas energéticos.
En una columna publicada esta semana en el diario Clarín, Lapeña alerta que “el meollo del asunto es que los cortes, en caso de producirse, tendrían epicentro en la zona del AMBA; allí existe un parque generador obsoleto con muchos equipos fuera de servicio. La solución de fondo se basa en inversiones: habría que instalar unos 2.500 MW en centrales ciclo combinado cuya construcción demandaría 48 meses”.
Según Lapeña, “es necesario realizar inversiones en la red de distribución en media y baja tensión que nos tiene acostumbrados a los cortes barriales de larga duración tanto en CABA como en GBA. El déficit de inversión diagnosticado incluye la Red Nacional Interconexión de 500 KV; columna vertebral del sistema eléctrico. En vez de abordar el problema de la nueva inversión, el Gobierno optó por un conjunto de políticas integradas en un discurso oficial confuso, provocativo; y la vez paralizante tanto para el Estado como para los inversores privados”, dispara Lapeña.
“El Gobierno anunció: a) que no cree en el rol del Estado en la inversión energética; b) que cree innecesaria la Transición Energética mundial; c) que no cree en la causas antropogénicas del cambio climático; d) manifestó interés por retirarse del Acuerdo de Paris de 2015; y e) el país no concurrió a la Cumbre Climática (COP 29) de Azerbaiyán. En este marco discursivo oficial tan simple, es obvio que no surjan proyectos de inversión en una infraestructura tan compleja. El Gobierno hasta ahora logró que todo se reduzca a un gran entusiasmo por la explotación y exportación de productos primarios de Vaca Muerta”.
Y agrega Lapeña: “En 2025 el Gobierno sigue sin definir la política en Energía Hidroeléctrica continuando la indefinición kirchnerista de los últimos años. Las concesiones están vencidas; algunas centrales han cumplido ya su vida útil. Y no hay indicios de un plan de obras. Tampoco ha intervenido para transparentar precios de competencia de los productos energéticos tanto en los segmentos libres como en los regulados. El Estado es, en 2025, una institución pasiva en la construcción de nueva infraestructura y carece de planes. Ignotos funcionarios –asumiendo roles de ministros sin serlo- anuncian obras gigantescas que van a alimentar el debate público y parlamentario en los próximos meses o años”.
Lapeña concluye su opinión destacando que “el Gobierno prevé para este año eliminar subsidios al consumo electricidad en las categorías N2 y N3 que abarca a la pobreza. Ello tendrá un altísimo costo político si no se reduce paralelamente la pobreza a un dígito. Un gobierno comprometido con su pueblo podría implementar un suministro eléctrico para esa demanda si asignara para el mismo la hidroelectricidad –de muy bajo costo- al abastecimiento de esa franja de la población; teniendo en cuenta que muchas de esas centrales están amortizadas y el combustible no tiene costo. El Gobierno carece de una política hidroeléctrica. ¡Igual que el kirchnerismo!”, se queja Lapeña ex secretario de Energía y presidente del IAE “General Mosconi”.