Lo que esconde Milei detrás de sus vetos

19 SEP 2024 - 10:59 | Actualizado 19 SEP 2024 - 12:29

- Por Esteban Gallo

La Federación Universitaria Argentina, rectores y docentes universitarios harán un paro total de actividades en las universidades de todo el país el próximo jueves 26 de septiembre como respuesta al veto del presidente Javier Milei a la ley de financiación educativa que aprobó el Senado la semana pasada.

El proyecto de ley aprobado aumenta los fondos destinados a las universidades nacionales, tanto para gastos de funcionamiento como para salarios de profesores y personal no docente, tomando en consideración el índice de inflación e impulsando un mecanismo para la recomposición de los sueldos.

Con ese objetivo, establece la actualización por inflación del presupuesto universitario con retroactividad al 1° de diciembre del año pasado y fija que, hacia el futuro, el mismo mecanismo deberá aplicarse de manera mensual para actualizar los fondos que el Estado debe destinar a las 60 casas de altos estudios de todo el país.


Lo dijo a este medio la rectora de la Universidad de la Patagonia, Lidia Blanco. En primer lugar, la ley es un paliativo para cubrir las necesidades de este año aciago y después, aporta una cuota de previsibilidad para el 2025 en la medida en que garantiza el funcionamiento de las casas de estudio, las actividades de investigación y la recomposición salarial de docentes y no docentes que hoy están 30% por ciento por debajo de las actualizaciones que han tenido los otros trabajadores del Estado.

Hasta acá está todo bien. El problema es que del otro lado está Milei que rápidamente anunció en las redes sociales que vetará la ley, en nombre del maldito equilibrio fiscal.

Hay mucha incertidumbre en el mundo universitario y la preocupación tiene lógica. Estamos hablando del mismo presidente que no se puso colorado cuando vetó la ley de movilidad de los jubilados y del mismo individuo que reprimió a los adultos mayores que protestaban por sus derechos en el Congreso.

Estamos en presencia de un gobierno deshumanizado e insensible que se jacta de serlo y que se regodea de su perversidad.

Tanto es así, que, como si no alcanzara con los golpes que le asestó a los jubilados, (morales y físicos), se juntó a festejar y a comer un asado con los diputados a los que calificó de héroes, porque ayudaron a cambiar el voto que dinamitó la ley de movilidad jubilatoria.

Hay que ser muy perverso y muy cínico para reírse en la cara de nuestros viejos.

Claro que no todo es culpa del desalmado que nos gobierna.

Milei vetó la ley de movilidad jubilatoria porque un grupo de legisladores inverecundos cambiaron su voto. Y ahora, con la ley de financiación universitaria nos encontramos con una situación parecida.

El senado aprobó la ley con 57 votos a favor, 10 en contra y una abstención. Parece ser una diferencia lo suficientemente amplia como para poner freno a un posible veto presidencial.
Pero después de lo que pasó con los jubilados, ¿quién puede asegurar que dentro de un mes el presidente no esté comiendo achuras con un grupo de nuevos héroes?
Veremos que hacen los legisladores radicales. La Mesa directiva nacional de la UCR los suspendió por veletas. Tal vez sea un mensaje ejemplificador para que no se repitan los papelones.

Habrá que seguir de cerca el comportamiento de los gobernadores, tan propensos algunos a agachar la cabeza y obedecer las tropelías del Jefe de Estado, a cambio de las migajas que el presidente les otorga.

Y habrá que colocar el ojo en nuestros legisladores, sobre todo a los que se borran cada vez que hay que poner los cojones o los ovarios para defender los intereses del pueblo.

Se estima que el impacto presupuestario que va a generar la nueva ley de financiamiento universitario es equivalente al 0,14% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, unos $738.595 millones.

Con eso se mitigan gran parte de los problemas de las universidades públicas. Las necesidades de los edificios, los salarios de los profesores, de los trabajadores no docentes y el bienestar de los alumnos.

Es muy grande el beneficio y muy poca la inversión como para decir que la ley pone en jaque el equilibrio fiscal de la Argentina.

Milei habla de plata, pero no se trata solo de dinero. Hay una cuestión política e ideológica que es la que define las prioridades de este gobierno. En la misma semana que anunció que va a vetar la ley de financiamiento universitario le asignó a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), el doble del presupuesto que tiene actualmente.

No hay plata para los jubilados ni para las universidades, pero si hay fondos para la SIDE, que de una asignación de 102 millones de pesos pasará a recibir 197 millones para el año próximo, lo que representa un aumento del 94%.

Esas son las prioridades del presidente. Y ahí no hay antihéroes, ni desequilibrio fiscal ni degenerados fiscales.

Tampoco hay vergüenza. Porque los infames no saben lo que es la vergüenza.

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19 SEP 2024 - 10:59

- Por Esteban Gallo

La Federación Universitaria Argentina, rectores y docentes universitarios harán un paro total de actividades en las universidades de todo el país el próximo jueves 26 de septiembre como respuesta al veto del presidente Javier Milei a la ley de financiación educativa que aprobó el Senado la semana pasada.

El proyecto de ley aprobado aumenta los fondos destinados a las universidades nacionales, tanto para gastos de funcionamiento como para salarios de profesores y personal no docente, tomando en consideración el índice de inflación e impulsando un mecanismo para la recomposición de los sueldos.

Con ese objetivo, establece la actualización por inflación del presupuesto universitario con retroactividad al 1° de diciembre del año pasado y fija que, hacia el futuro, el mismo mecanismo deberá aplicarse de manera mensual para actualizar los fondos que el Estado debe destinar a las 60 casas de altos estudios de todo el país.


Lo dijo a este medio la rectora de la Universidad de la Patagonia, Lidia Blanco. En primer lugar, la ley es un paliativo para cubrir las necesidades de este año aciago y después, aporta una cuota de previsibilidad para el 2025 en la medida en que garantiza el funcionamiento de las casas de estudio, las actividades de investigación y la recomposición salarial de docentes y no docentes que hoy están 30% por ciento por debajo de las actualizaciones que han tenido los otros trabajadores del Estado.

Hasta acá está todo bien. El problema es que del otro lado está Milei que rápidamente anunció en las redes sociales que vetará la ley, en nombre del maldito equilibrio fiscal.

Hay mucha incertidumbre en el mundo universitario y la preocupación tiene lógica. Estamos hablando del mismo presidente que no se puso colorado cuando vetó la ley de movilidad de los jubilados y del mismo individuo que reprimió a los adultos mayores que protestaban por sus derechos en el Congreso.

Estamos en presencia de un gobierno deshumanizado e insensible que se jacta de serlo y que se regodea de su perversidad.

Tanto es así, que, como si no alcanzara con los golpes que le asestó a los jubilados, (morales y físicos), se juntó a festejar y a comer un asado con los diputados a los que calificó de héroes, porque ayudaron a cambiar el voto que dinamitó la ley de movilidad jubilatoria.

Hay que ser muy perverso y muy cínico para reírse en la cara de nuestros viejos.

Claro que no todo es culpa del desalmado que nos gobierna.

Milei vetó la ley de movilidad jubilatoria porque un grupo de legisladores inverecundos cambiaron su voto. Y ahora, con la ley de financiación universitaria nos encontramos con una situación parecida.

El senado aprobó la ley con 57 votos a favor, 10 en contra y una abstención. Parece ser una diferencia lo suficientemente amplia como para poner freno a un posible veto presidencial.
Pero después de lo que pasó con los jubilados, ¿quién puede asegurar que dentro de un mes el presidente no esté comiendo achuras con un grupo de nuevos héroes?
Veremos que hacen los legisladores radicales. La Mesa directiva nacional de la UCR los suspendió por veletas. Tal vez sea un mensaje ejemplificador para que no se repitan los papelones.

Habrá que seguir de cerca el comportamiento de los gobernadores, tan propensos algunos a agachar la cabeza y obedecer las tropelías del Jefe de Estado, a cambio de las migajas que el presidente les otorga.

Y habrá que colocar el ojo en nuestros legisladores, sobre todo a los que se borran cada vez que hay que poner los cojones o los ovarios para defender los intereses del pueblo.

Se estima que el impacto presupuestario que va a generar la nueva ley de financiamiento universitario es equivalente al 0,14% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, unos $738.595 millones.

Con eso se mitigan gran parte de los problemas de las universidades públicas. Las necesidades de los edificios, los salarios de los profesores, de los trabajadores no docentes y el bienestar de los alumnos.

Es muy grande el beneficio y muy poca la inversión como para decir que la ley pone en jaque el equilibrio fiscal de la Argentina.

Milei habla de plata, pero no se trata solo de dinero. Hay una cuestión política e ideológica que es la que define las prioridades de este gobierno. En la misma semana que anunció que va a vetar la ley de financiamiento universitario le asignó a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), el doble del presupuesto que tiene actualmente.

No hay plata para los jubilados ni para las universidades, pero si hay fondos para la SIDE, que de una asignación de 102 millones de pesos pasará a recibir 197 millones para el año próximo, lo que representa un aumento del 94%.

Esas son las prioridades del presidente. Y ahí no hay antihéroes, ni desequilibrio fiscal ni degenerados fiscales.

Tampoco hay vergüenza. Porque los infames no saben lo que es la vergüenza.


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