Las Islas Galápagos, desde el lente de Luis Burgueño

“Llegar a Galápagos es pisar el sitio mejor conservado en el mundo”, dice el documentalista afincado en Trelew. Como fotógrafo vio extinguirse especies y nacer otras. La mirada de alguien que lo ve todo a través de su cámara.

22 ABR 2024 - 18:20 | Actualizado 22 ABR 2024 - 18:57

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

El fotógrafo Luis Burgueño, documentalista de naturaleza, volvió a las Islas Galápagos, paraíso natural del mundo. Viaja a este destino desde los 17 años y ya es como su segunda casa. Desde allá cuenta qué significa estar en uno de los sitios mejor preservados del planeta.

Desde 2010, Burgueño organiza tours para viajeros que quieren conocer las islas. “Los viajes los comencé de manera natural, la gente veía mis viajes y me pedía que los lleve. Las islas son como mi casa, me manejo bien acá, la gente es maravillosa y la fauna es increíble, muy diferente a lo que podemos ver en cualquier otra parte”.


Hay un hecho increíble: en las Islas Galápagoslos animales no le tienen miedo a los seres humanos. “Uno si quisiera podría acercarse y tocar a los animales”, dice. “Es increíble la cercanía que se puede tener con la fauna. Los únicos animales que toman distancia son las aves migratorias”.

Tortugas diezmadas

Desde su primer viaje en 1982 hasta la actualidad, fue testigo del horror que han vivido muchas tortugas. De casi un millón que había, quedaron unas pocas producto de la caza y la población se está restableciendo desde los últimos 50 años con el trabajo que realiza la Estación Científica Darwin.


“Hay lugares que son inaccesibles y no tengo un número justo, pero la matanza ha sido de 700.000 tortugas más o menos”, destaca. Prácticamente la matanza acabó cuando dejaron de encontrarlas. Las que quedan habitan las zonas más altas de las islas.

Quizás la tortuga más famosa es la que se conoce como “Solitario George”, una especie de tortuga gigante que murió a la edad de 102 años. “George, una tortuga que estaba en la Isla Pinta, quedó solo y era el último de su especie. Yo lo fotografié vivo y hoy puedo decir que entre mis fotografías tengo animales que ya están extintos”.

Se conoce la existencia de otra tortuga que apareció sola en una isla y que sobrevivió entre dos murallones de lava. “Vaya a saber hace cuántas décadas está ahí. Tiene comida y puede sobrevivir, pero es la última de su especie. Van a ver si la pueden reproducir con alguna que tenga mezcla genética que se asemeje a su especie”.


A la aventura

En sus tours, Burgueño lleva turistas dispuestos a la aventura, a veces fotógrafos, generalmente extranjeros. “Es gente que viene a disfrutar Galápagos de una manera diferente. Son viajes de autor, nos manejamos en dos camionetas privadas y los grupos no sobrepasan las 7 personas. A veces traigo fotógrafos individuales y hago dos o tres grupos al año”.

Permanecen 9 días allí y recorren las islas principales. Suelen andar por sitios que no están saturados por el turismo, para disfrutar mejor de los paisajes, de la fauna y de la naturaleza en su máximo estado de conservación, sin la contaminación del ser humano.

La conexión no es sólo con la naturaleza, sino también con los lugareños que habitan las islas. “Lejos del circuito turístico vemos otras Galápagos”, dice. “Nos conectamos con la gente ycomemos donde comen los habitantes del pueblo”.

Las Galápagos están bastante pobladas. Sus habitantes son mayoritariamente ecuatorianos. Se habla español y la moneda corriente es el dólar. En Isla Isabel viven aproximadamente 3.000 personas. Puerto Ayora, cabecera de Isla Santa Cruz, tiene alrededor de 22.000 habitantes, mientras que en San Cristóbal residen unas 12.000 personas.

La isla Floreana, la sexta más grande del archipiélago, tiene apenas un centenar de habitantes y visitar sus tierras para Burgueño “es como viajar 40 años al pasado”.


La huella de Darwin

Burgueño asegura que “llegar a Galápagos es pisar el sitio mejor conservado en el mundo". Se vive un gran compromiso con la naturaleza. "Todos los esfuerzos de conservación están acá. Esto es un laboratorio viviente. Yo he visto extinguirse una especie y he visto nacer otra, como los pinzones de los manglares, que es una especie que tiene pocos años”.

En Galápagos, el naturalista inglés Charles Darwin hizo sus primeras armas para idear su Teoría de la Evolución en el libro “El origen de las especies”, en 1859.

“Darwin tenía 25 años cuando vino acá. Era un muchacho muy inquieto que le gustaba la naturaleza. Con los pinzones y las tortugas que se adaptaron a cada isla que son diferentes, de acuerdo a lo que comen es la forma del caparazón de la tortuga, y con todo eso él pudo entrever que había una adaptación al medio”.


Las leyes de la naturaleza son diferentes en Galápagos al compararse con otros lugares del mundo. “En África, el que triunfa es el más fuerte o el más inteligente. En Galápagos no triunfa ni el más fuerte ni el más inteligente, sino el que mejor se adapta. Son tierras muy hostiles y el que no se adapta muere”.

No se puede andar por donde uno quiere. El peligro más grande es perderse. “Muchos turistas no han aparecido porque se han aventurado. No es aconsejable. Pero hay lugares sin sendero y sin riesgo donde podemos hacer por la libre. Llevo a la gente a los lugares más salvajes que van quedando”.

Y la fauna, por supuesto, es fabulosa. Allí puede encontrarse, por ejemplo, la única iguana marina que existe en el mundo. “Parece prehistórica”, dice Burgueño, quien andando por las islas sabe cualquier cosa puede suceder. “Te podes encontrar con una tortuga, un grupo de tiburones o mantarrayas, o aves de todos los colores. Acá la naturaleza siempre te sorprende”.

22 ABR 2024 - 18:20

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

El fotógrafo Luis Burgueño, documentalista de naturaleza, volvió a las Islas Galápagos, paraíso natural del mundo. Viaja a este destino desde los 17 años y ya es como su segunda casa. Desde allá cuenta qué significa estar en uno de los sitios mejor preservados del planeta.

Desde 2010, Burgueño organiza tours para viajeros que quieren conocer las islas. “Los viajes los comencé de manera natural, la gente veía mis viajes y me pedía que los lleve. Las islas son como mi casa, me manejo bien acá, la gente es maravillosa y la fauna es increíble, muy diferente a lo que podemos ver en cualquier otra parte”.


Hay un hecho increíble: en las Islas Galápagoslos animales no le tienen miedo a los seres humanos. “Uno si quisiera podría acercarse y tocar a los animales”, dice. “Es increíble la cercanía que se puede tener con la fauna. Los únicos animales que toman distancia son las aves migratorias”.

Tortugas diezmadas

Desde su primer viaje en 1982 hasta la actualidad, fue testigo del horror que han vivido muchas tortugas. De casi un millón que había, quedaron unas pocas producto de la caza y la población se está restableciendo desde los últimos 50 años con el trabajo que realiza la Estación Científica Darwin.


“Hay lugares que son inaccesibles y no tengo un número justo, pero la matanza ha sido de 700.000 tortugas más o menos”, destaca. Prácticamente la matanza acabó cuando dejaron de encontrarlas. Las que quedan habitan las zonas más altas de las islas.

Quizás la tortuga más famosa es la que se conoce como “Solitario George”, una especie de tortuga gigante que murió a la edad de 102 años. “George, una tortuga que estaba en la Isla Pinta, quedó solo y era el último de su especie. Yo lo fotografié vivo y hoy puedo decir que entre mis fotografías tengo animales que ya están extintos”.

Se conoce la existencia de otra tortuga que apareció sola en una isla y que sobrevivió entre dos murallones de lava. “Vaya a saber hace cuántas décadas está ahí. Tiene comida y puede sobrevivir, pero es la última de su especie. Van a ver si la pueden reproducir con alguna que tenga mezcla genética que se asemeje a su especie”.


A la aventura

En sus tours, Burgueño lleva turistas dispuestos a la aventura, a veces fotógrafos, generalmente extranjeros. “Es gente que viene a disfrutar Galápagos de una manera diferente. Son viajes de autor, nos manejamos en dos camionetas privadas y los grupos no sobrepasan las 7 personas. A veces traigo fotógrafos individuales y hago dos o tres grupos al año”.

Permanecen 9 días allí y recorren las islas principales. Suelen andar por sitios que no están saturados por el turismo, para disfrutar mejor de los paisajes, de la fauna y de la naturaleza en su máximo estado de conservación, sin la contaminación del ser humano.

La conexión no es sólo con la naturaleza, sino también con los lugareños que habitan las islas. “Lejos del circuito turístico vemos otras Galápagos”, dice. “Nos conectamos con la gente ycomemos donde comen los habitantes del pueblo”.

Las Galápagos están bastante pobladas. Sus habitantes son mayoritariamente ecuatorianos. Se habla español y la moneda corriente es el dólar. En Isla Isabel viven aproximadamente 3.000 personas. Puerto Ayora, cabecera de Isla Santa Cruz, tiene alrededor de 22.000 habitantes, mientras que en San Cristóbal residen unas 12.000 personas.

La isla Floreana, la sexta más grande del archipiélago, tiene apenas un centenar de habitantes y visitar sus tierras para Burgueño “es como viajar 40 años al pasado”.


La huella de Darwin

Burgueño asegura que “llegar a Galápagos es pisar el sitio mejor conservado en el mundo". Se vive un gran compromiso con la naturaleza. "Todos los esfuerzos de conservación están acá. Esto es un laboratorio viviente. Yo he visto extinguirse una especie y he visto nacer otra, como los pinzones de los manglares, que es una especie que tiene pocos años”.

En Galápagos, el naturalista inglés Charles Darwin hizo sus primeras armas para idear su Teoría de la Evolución en el libro “El origen de las especies”, en 1859.

“Darwin tenía 25 años cuando vino acá. Era un muchacho muy inquieto que le gustaba la naturaleza. Con los pinzones y las tortugas que se adaptaron a cada isla que son diferentes, de acuerdo a lo que comen es la forma del caparazón de la tortuga, y con todo eso él pudo entrever que había una adaptación al medio”.


Las leyes de la naturaleza son diferentes en Galápagos al compararse con otros lugares del mundo. “En África, el que triunfa es el más fuerte o el más inteligente. En Galápagos no triunfa ni el más fuerte ni el más inteligente, sino el que mejor se adapta. Son tierras muy hostiles y el que no se adapta muere”.

No se puede andar por donde uno quiere. El peligro más grande es perderse. “Muchos turistas no han aparecido porque se han aventurado. No es aconsejable. Pero hay lugares sin sendero y sin riesgo donde podemos hacer por la libre. Llevo a la gente a los lugares más salvajes que van quedando”.

Y la fauna, por supuesto, es fabulosa. Allí puede encontrarse, por ejemplo, la única iguana marina que existe en el mundo. “Parece prehistórica”, dice Burgueño, quien andando por las islas sabe cualquier cosa puede suceder. “Te podes encontrar con una tortuga, un grupo de tiburones o mantarrayas, o aves de todos los colores. Acá la naturaleza siempre te sorprende”.


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