Juan Carlos Verdeal: de Puerto Madryn a Génova

Nació en Puerto Madryn cuando Chubut era territorio nacional. Jugó en Huracán de Comodoro, Estudiantes de La Plata, Fluminense y Juventude (Brasil). Jugó también en Venezuela, Francia y Argelia, pero su paso más trascendente fue en el Génova italiano a mediados de los ´40. También fue técnico de Racing de Avellaneda.

20 MAR 2024 - 21:02 | Actualizado 20 MAR 2024 - 21:21

Juan Carlos Verdeal fue el primer jugador de fútbol profesional nacido en Chubut. El hombre, nacido en Puerto Madryn, cuando la provincia aún era territorio nacional tuvo una dilatada y extraordinaria carrera que arrancó en Comodoro Rivadavia y finalizó en Argelia, pasando por Buenos Aires, Brasil, Venezuela, Italia y Francia hasta radicarse definitivamente en Río de Janeiro donde falleció a los 81 años de edad.



Asimismo, fue orientador táctico de Racing de Avellaneda y Almagro en la década del ´60 y fue confundador de la Asociación Argentina de Entrenadores, también en el mismo decenio del siglo pasado.


Nació un 29 de mayo de 1918, en la incipiente ciudad de Puerto Madryn en lo que era el territorio nacional de Chubut y con un distrito militar que correspondía a Comodoro Rivadavia. Precisamente a esa ciudad se dirigió para ser jugador de fútbol a los efectos de desempañarse en el primer equipo de Huracán. Su actuación en el mediocampo del “Globito” comodorense le permitió llegar al fútbol grande de la Argentina, cuando en 1938 fue contratado por Estudiantes de La Plata. En ese club jugó tres temporadas antes de dejar a Argentina y trasladarse a Brasil.


En el vecino país, Verdeal jugó en el Fluminense de Río de Janeiro (uno de los grandes del balompié carioca) y Juventude de Sao Paulo (por ese entonces un fuerte equipo). La experiencia brasileña duró cinco años, ya que abandonó el país y se trasladó a Venezuela. Allí jugó dos temporadas con el club Dos Caminos en Caracas, donde ganó un campeonato amateur en 1945.

Ídolo en Génova



A los 28 años, en 1946 (tras la culminación de la segunda guerra mundial), se dirigió a Génova en Italia. Allí llegó a convertirse en uno de los preferidos del Genoa Cricket & Football Club, aunque el vínculo con el equipo -que juega en la Serie A- duró sólo tres temporadas.


Independientemente de ello, en el conjunto azulgrana genovés aún se lo recuerda y se le rindió un homenaje, años atrás, con la presencia de familiares del mismísimo Verdeal y en donde se le entregó una camiseta del equipo portuario con las firmas de los actuales jugadores. Sin embargo, desde la primavera de 1949 queda fuera del fútbol durante más de un año, debido a una severa lesión que padeció, coincidentemente con la tragedia de Superga, cuando caso el plantel completo de Torino (el mejor conjunto trasalpino de la época) pereció en un accidente aéreo y que atentó con su participación del Mundial brasileño un año después.


Después de su parate profesional de 1949, Juan Carlos Verdeal se fue al Lille en Francia, club donde permaneció unos meses, y fue contratado en enero de 1951 por Valenciennes Football Club, un club perteneciente a la Ligue 2 gala (y en donde jugó el mundialista Jorge Luis Burruchaga, incluido en un presunto soborno en un juego con el Marsella con derivaciones escandalosas) donde permaneció tres años. En Valenciennes alcanzó una final histórica en la Copa de Francia en 1951, donde su equipo fue derrotado3 a 0 por Racing de Estrasburgo.


Después de salir de Francia se fue a jugar a Argelia (aún era un territorio de ultramar francés). En el norte de África se mantuvo hasta 1955, cuando estalló la guerra de independencia en aquella nación y decidió volver a la Argentina. Allí dejó de ser jugador profesional de futbol y comenzó su etapa de entrenador.

Entrenador

En Argentina, Verdeal fue técnico de Racing de Avellaneda en 1962 y en 1966 de Almagro con relativo éxito. No obstante ello, es recordado por ser uno de los fundadores de la Asociación de Entrenadores de Argentina en 1963.

Finalmente, en el transcurso de 1968 decidió dejar el mundo del fútbol y se trasladó a Río de Janeiro (Brasil) junto a su familia, donde falleció en octubre de 1999 a los 81 años.

Sin volver a Puerto Madryn donde había abierto sus ojos por primera vez y vivió su infancia, en aquellos días felices de imperdible olvido.

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20 MAR 2024 - 21:02

Juan Carlos Verdeal fue el primer jugador de fútbol profesional nacido en Chubut. El hombre, nacido en Puerto Madryn, cuando la provincia aún era territorio nacional tuvo una dilatada y extraordinaria carrera que arrancó en Comodoro Rivadavia y finalizó en Argelia, pasando por Buenos Aires, Brasil, Venezuela, Italia y Francia hasta radicarse definitivamente en Río de Janeiro donde falleció a los 81 años de edad.



Asimismo, fue orientador táctico de Racing de Avellaneda y Almagro en la década del ´60 y fue confundador de la Asociación Argentina de Entrenadores, también en el mismo decenio del siglo pasado.


Nació un 29 de mayo de 1918, en la incipiente ciudad de Puerto Madryn en lo que era el territorio nacional de Chubut y con un distrito militar que correspondía a Comodoro Rivadavia. Precisamente a esa ciudad se dirigió para ser jugador de fútbol a los efectos de desempañarse en el primer equipo de Huracán. Su actuación en el mediocampo del “Globito” comodorense le permitió llegar al fútbol grande de la Argentina, cuando en 1938 fue contratado por Estudiantes de La Plata. En ese club jugó tres temporadas antes de dejar a Argentina y trasladarse a Brasil.


En el vecino país, Verdeal jugó en el Fluminense de Río de Janeiro (uno de los grandes del balompié carioca) y Juventude de Sao Paulo (por ese entonces un fuerte equipo). La experiencia brasileña duró cinco años, ya que abandonó el país y se trasladó a Venezuela. Allí jugó dos temporadas con el club Dos Caminos en Caracas, donde ganó un campeonato amateur en 1945.

Ídolo en Génova



A los 28 años, en 1946 (tras la culminación de la segunda guerra mundial), se dirigió a Génova en Italia. Allí llegó a convertirse en uno de los preferidos del Genoa Cricket & Football Club, aunque el vínculo con el equipo -que juega en la Serie A- duró sólo tres temporadas.


Independientemente de ello, en el conjunto azulgrana genovés aún se lo recuerda y se le rindió un homenaje, años atrás, con la presencia de familiares del mismísimo Verdeal y en donde se le entregó una camiseta del equipo portuario con las firmas de los actuales jugadores. Sin embargo, desde la primavera de 1949 queda fuera del fútbol durante más de un año, debido a una severa lesión que padeció, coincidentemente con la tragedia de Superga, cuando caso el plantel completo de Torino (el mejor conjunto trasalpino de la época) pereció en un accidente aéreo y que atentó con su participación del Mundial brasileño un año después.


Después de su parate profesional de 1949, Juan Carlos Verdeal se fue al Lille en Francia, club donde permaneció unos meses, y fue contratado en enero de 1951 por Valenciennes Football Club, un club perteneciente a la Ligue 2 gala (y en donde jugó el mundialista Jorge Luis Burruchaga, incluido en un presunto soborno en un juego con el Marsella con derivaciones escandalosas) donde permaneció tres años. En Valenciennes alcanzó una final histórica en la Copa de Francia en 1951, donde su equipo fue derrotado3 a 0 por Racing de Estrasburgo.


Después de salir de Francia se fue a jugar a Argelia (aún era un territorio de ultramar francés). En el norte de África se mantuvo hasta 1955, cuando estalló la guerra de independencia en aquella nación y decidió volver a la Argentina. Allí dejó de ser jugador profesional de futbol y comenzó su etapa de entrenador.

Entrenador

En Argentina, Verdeal fue técnico de Racing de Avellaneda en 1962 y en 1966 de Almagro con relativo éxito. No obstante ello, es recordado por ser uno de los fundadores de la Asociación de Entrenadores de Argentina en 1963.

Finalmente, en el transcurso de 1968 decidió dejar el mundo del fútbol y se trasladó a Río de Janeiro (Brasil) junto a su familia, donde falleció en octubre de 1999 a los 81 años.

Sin volver a Puerto Madryn donde había abierto sus ojos por primera vez y vivió su infancia, en aquellos días felices de imperdible olvido.


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